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1936. La checa de la casa del Pueblo socialista de la calle Piamonte de Madrid.

La Casa del Pueblo del partido socialista enclavada en la calle de Piamonte nº 2, fue inaugurada por el fundador del partido socialista obrero española (ninguna de estas cosas es en la actualidad), el tipógrafo ferrolano Pablo Iglesias Pose, el día 28 de noviembre de 1908. Con el inicio de la guerra de Liberación Española, fracasado el Alzamiento Nacional en la capital de España y con esta en poder de las hordas marxistas, la casa del pueblo de los socialistas se convertirá también en una conocida checa.

1936. La casa del pueblo del partido socialista en la calle de Piamonte de Madrid.

En aquel lugar, al igual que en otro de la calle de la Luna, también regido por socialistas, fueron detenidas y torturadas innumerables personas. Los buenos amigos, Alfonso Bullón de Mendoza y Ángel David Martín Rubio, en sus últimos trabajos, cifran en 345 las checas que hubo en la capital de España, 120 más de las que hasta la fecha estaban contabilizadas en la Causa General. El estudio de Bullón de Mendoza, revela que había cuatro checas por kilómetro cuadrado, concentrándose la inmensa mayoría de ellas en los barrios de Palacio, Latina, Universidad, Congreso, Hospital, Inclusa y Centro, el distrito al que pertenecía la calle Piamonte y donde funcionaron otras nueve checas más.

En ella, entre otras partidas de facinerosos operaba la Brigada de Investigación Criminal del tipógrafo socialista Agapito García Atadell. Esta Brigadilla también se encargó de la represión y crimen en su propia checa, situada en un hotel incautado en la calle de Martínez de la Rosa número 1. Atadell y sus brigadistas tenían una magnífica relación con otra partida de patibularios asesinos de la CNT, a quienes derivaban parte” del trabajo” de su latrocinio y crimen.

1936. De izquierda a derecha, en la fila de abajo: Ovidio Barba, Molero, Ortiz, Ángel Pedrero García, Agapito García Atadell, Jesús Luque López, desconocido, Fernando López, José Abelardo Barba, Joaquín Casariego y Félix Beltrán; en la segunda fila: Manuel Dueñas, Francisco Huete, Manuel Sanz y Florencio Sanz; en la fila de arriba: la novia de Manuel Dueñas y tres mujeres más.


En la casa del pueblo y en Martínez de la Rosa, la Brigada Atadell utilizó algunas técnicas de torturas sádicas y refinadas de clara inspiración sovietica. Como por ejemplo la del “submarino seco”, una técnica con la que se cubría la cabeza del detenido con una bolsa de plástico muy ajustada, con el fin de provocarle asfixia. O la del “Badajo que consistía en colgar la víctima con las manos atadas en la espalda. Pasaban una cuerda por una polea y se la ataban a las muñecas, luego tiraban de la cuerda hasta que la persona quedaba levantada del suelo, hasta romperle los omoplatos. O “La ducha fría”. El pobre detenido era introducido, completamente desnudo, en un pequeño cuarto en cuya parte exterior se hallaba instalada una manguera que introducía agua fría a gran presión con la que era regado violentamente la víctima. Y otras más crueles que relataremos cumplidamente en el capítulo dedicado a Agapito García Atadell y su cuadrilla de viles asesinos y ladrones, entre ellos, Luis Ortuño y Pedro Penabad.

La Brigada Atadell encontró una ayuda muy especial y significativa en los porteros de Madrid. Gracias a sus informaciones, sobre todo en lo concerniente a aristócratas, religiosos y militares y su posición económica, pudo la siniestra Brigada echar las redes encima de sus futuras víctimas, para cometer crimen y robo.

A aquella checa de la casa del pueblo de la calle Piamonte, iría a parar como detenido el Padre Pedro Poveda. El sacerdote, fundador de las Escuelas Teresianas, que sería canonizado por San Juan Pablo II en el transcurso de una inolvidable ceremonia, que reunió en la plaza de Colón de Madrid, el domingo cuatro de mayo de 2003, a más de un millón de personas. En aquella ceremonia religiosa el Santo Padre reconoció también la santidad del jesuita José María Rubio y las religiosas Genoveva Torres, Ángela de la Cruz y María Maravillas de Jesús.

Nacido el día 3 de diciembre de 1874 en Linares (Jaén) era hijo de José Poveda Montes y María Linarejos Castroverde Moreno. Desde muy niño Pedro, sintió la llamada de Dios y comunicó a s su padres que quería ordenarse sacerdote. En 1886, inicia sus estudios de bachillerato y tres años más tarde, entra el Seminario Diocesano de Jaén, finalizando sus estudios de bachiller en el instituto de Baeza (Jaén). Tras ello y por medio de su familiar el obispo de Guadix, Don Maximiano Fernández del Rincón, obtiene plaza en el seminario mayor de Guadix, donde, en 1887, sería ordenado presbítero, celebrando su primera Misa el día 21 de abril. Tras ello, será nombrado secretario particular del Obispo, se licenciará en Sevilla de Sagrada Teología y dirigirá el propio Seminario de Guadix donde impartirá clases de Física y Química, Ética e Historia de la Filosofía, Lógica, Patrología y Oratoria, y Lugares Teológicos y Lengua Hebrea. En 1901 será nombrado Prelado Doméstico por su Santidad el Papa León XIII.

1903. El Padre Pedro Poveda Castroverde, rodeado de niños de las cuevas de Guadix, donde realizó una asombrosa labor en la lucha contra la pobreza.


Es el momento en que inicia su gran labor pastoral, Su campo de acción una zona de cuevas cuyos habitantes vivian completamente en la pobreza, ignorados por los otros ciudadanos de Guadix. Allí creará escuelas para niños; impartirá clases de alfabetización para mayores; creará comedores sociales y talleres para mujeres; buscará dinero para ayuda de aquellas gentes. Igualmente reconstruirá la antigua ermita. Eso no gustará a los ricos hacendados de la zona y Pedro Poveda se verá obligado a abandonar Guadix en 1905.

Destinado a Asturias es nombrado en 1905 canónigo de la Basílica de Covadonga. En su estancia en el principado, además de volcarse en ayudas a los peregrinos que visitaban la cueva de la Santina, se interesó por los problemas de los asturianos, visitando en numerosas ocasiones Oviedo, Gijón y la zona minera. Comprobó la difícil situación en la que se encontraban los maestros y sobre todo las maestras. Fue cuando decide, en 1911, poner en marcha, ayudado por un puñado de jóvenes maestras, un centro para la formación de alumnas de Magisterio, que va a llamar Academia Teresiana al ponerlo bajo el patrocinio y la titularidad de Santa Teresa de Jesús. A esa primera academia nacida en Oviedo, seguirán otras muchas a lo largo y ancho de España, entre ellas, una en su pueblo Linares, acompañadas también con la creación de residencias universitarias, la primera inaugurada en Madrid en 1914; asociaciones de mujeres profesionales, publicaciones y una enorme labor cristiana, pedagógica, espiritual y educativa. Su ingente obra llegaría a Roma y a Chile donde fundaría una escuela normal de maestras.

En 1913 se traslada a Jaén donde ejercerá como canónigo de la catedral jienense, labor que compatibilizará con impartir clases en el Seminario y en sus escuelas Teresianas, Para ello contará con la inestimable ayuda de Josefa Segovia, una joven jienense maestra nacional y a punto de obtener su título como Inspectora de Primera Enseñanza y profesora de Normal, consolidando ya para siempre la academia Teresiana que será aprobada por la Santa Sede en 1924.

En 1921 Pedro Poveda es nombrado capellán Real, trasladando su residencia a la capital de España. En Madrid, su enorme actividad, la dirigió, con gran dedicación, a su residencia universitaria, que compatibilizaría con la organización de las juventudes universitarias católicas, la coordinación como conciliarlo de los padres de familia católicos, la fundación de la FAE (Federación de Amigos de la Enseñanza), la elaboración de un proyecto para una universidad católica en España, y otros muchos . Al mismo tiempo formó parte de la Hermandad del Refugio dedicada a la atención de los más pobres, mayores y niños abandonados.

Sacerdote D. Pedro Poveda Castroverde.

En julio de 91936 Pedro Poveda vivía en Madrid, junto a su hermano Carlos y familia, en un piso de la calle Alameda número 7, contiguo a la casa de la Academia Teresiana. Ante la gravísima situación de España, tras el alevoso asesinato del líder del Bloque Nacional José Calvo Sotelo, el día 13 de julio y la sublevación en Marruecos del Ejército en la tarde del 17, familiares y colaboradores le aconsejan a Pedro que se marche al extranjero, a lo que se negará en redondo. Con la caída el lunes 20 de julio del cuartel de la Montaña y con Madrid en manos de la turba roja, Pedro Poveda mantendrá su traje talar y seguirá celebrado diariamente, en el oratorio de su domicilio, el Santo sacrificio de la Misa.

En la mañana del día 27 de julio, un grupo de cuatro patibularios milicianos, fusil en mano, asaltaron su casa con orden del Ministerio de Instrucción pública de detenerle. “Venimos a buscar a un cura, una rata muy gordo, un medio obispo que has hecho mucho daño a los nuestros” dijeron los sinestros milicianos. Sin inmutarse y gallardamente Pedro Poveda contestó: “Ese que buscan soy yo; Soy ministro del Señor; Soy sacerdote de Jesucristo”.

Pedro Poveda fue llevado a dos centros sindicales del socialismo: el de la calle Luna y el de la calle Piamonte. En el coche, donde fue acompañado por su hermano Carlos, al que también detuvieron, uno de los milicianos dijo: “te detenemos porque la orden vine de muy arriba”. Los milicianos hicieron una parada, antes de entregar a Pedro Poveda, en una taberna de la calle de la Luna, donde tomaron unos vinos. Pedro Poveda no quiso beber nada. En el instante en que Pedro fue separado de su hermano Carlos, este le dijo:” Serenidad, Carlos, se ve, querido hermano, que Dios además de fundador, me quiere mártir”, entregándole de seguido su cartera y su pluma. San Pedro Poveda sufrió los interrogatorios en los centros socialistas de la casa del Pueblo de la calle Piamonte y en otro, también socialista, situado en la calle de la Luna. Ese mismo día con pedro ya detenido, otros pistoleros, en este caso comunistas asaltaron la casa de las universitarias que la Institución Teresiana tenía en la calle de Juan Álvarez Mendizábal y la ocuparon durante toda la guerra. También fueron ocupados y requisados el domicilio de Pedro y la contigua residencia de las Teresianas, apoderándose también de otro local que tenía la institución y que estaba situado en la Cuesta de Santo Domingo.

1936. Milicianos y milicianas tras un saqueo realizado en Madrid.


Un sacerdote, detenido también en aquellas dependencias socialistas de la calle de Piamonte, contaría con posterioridad que Pedro Poveda, a la espera de ser interrogado, le preguntó si era sacerdote. Al recibir un si por respuesta. Pedro pidió confesión. A pesar de ser maltratado físicamente, Pedro se limitó a contestar a cuantas preguntas le realizaron los sayones socialistas: Soy sacerdote de Jesucristo”. Mientras su hermano, que sería puesto en libertad, intentó interceder por él. En su condición de abogado del Tribunal de Menores, movió cuantos contactos tenía pero el resultado fue completamente inútil. Pedro ya estaba de antemano sentenciado.

En la madrugada del día 28 de julio, varios milicianos obligaron a Pedro Poveda a subir a un vehículo, que lleno de milicianos salió de la cala Piamonte con rapidez. A llegar a las cercanías del cementerio del Este o de la Almudena, Pedro fue obligado a empujones a bajar del coche. En instante recibió un balazo por la espalda; otro en la sien derecha y el tercero del mismo lado de la cabeza, detrás de la oreja. Pedro Poveda Castroverde, cuando le faltaban cuatro meses para cumplir 62 años, se convertía en mártir de Jesucristo.

A la mañana de ese día 28 y tras una búsqueda infatigable por parte de su familia y de numerosas hermanas teresianas, dos de ellas encontraron su cadáver junto a la capilla del cementerio de Nuestra Señora de La Almudena de Madrid. Sobre su pecho aparecía, atravesado por una bala y completamente lleno de sangre, un escapulario de la Virgen del Carmen que llevaba encima. Su hermano Carlos y dos miembros de la Institución Teresiana obtuvieron permiso de las autoridades frente populistas para trasladar su cadáver al cementerio de San Lorenzo donde recibió sepultura el día 29 de julio, junto a su madre que, tras largos años de vivir con él, había fallecido el año anterior.

En 1955 la institución Teresiana, ante la vida de santidad, su humanismo y pedagogía, que llevó de forma ejemplar Pedro Poveda, solicitó iniciar a la Santa Sede la instrucción de un expediente para su canonización.

2003. El Papa San Juan Pablo II canoniza en Madrid a los beatos Pedro Poveda, José María Rubio y las religiosas Genoveva Torres, Ángela de la Cruz y María Maravillas de Jesús.


Tras largos años, concluidos todos los procesos, el martirial y el de práctica heroica de la virtud, Pedro Poveda fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Roma el día 10 de octubre de 1993 por sus virtudes y su martirio, junto a Victoria Diez de Bustos de Molina, una joven maestra cordobesa perteneciente a la Institución Teresiana, fundada por el propio Pedro Poveda, y que fue vilmente asesinada en Hornachuelos (Córdoba), en la madrugada del día 12 de agosto de 1936, junto con 17 hombres, en las cercanías de la Mina del Rincón. Victoria, que presenciaría el asesinato de sus compañeros, fue la última en morir tras darle la opción los malvados y criminales asesinos marxistas de gritar ¡Viva el comunismo¡ y salvar así la vida. Victoria llena de fe, gallardía y heroísmo prefirió gritar ¡Viva Cristo Rey!

Con la inolvidable visita, la quinta a su querida España, del Papa San Juan Pablo II, el beato Pedro Poveda era elevado a su condición de Santo en aquella multitudinaria Misa que reunió en la madrileña plaza de Colón a más de un millón de fieles Los venerados restos de San Pedro Poveda se encuentran en la Casa de Espiritualidad “Santa María”, de la Institución Teresiana, en Los Negrales (Madrid).

En cuanto a la casa del pueblo del partido socialista de la calle de Piamonte, con la entrada de las tropas del ejército Nacional el día 28 de marzo de 1939 en Madrid y una vez finalizada la guerra de liberación Española, fue incautada. En 1953 sería derruida.


Carlos Fernández Barallobre.



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