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1939. De Alicante al Escorial. El entierro de José Antonio. Días 21 y 22 de noviembre.


Bajo la noche clara y en lo alto las estrellas, los restos de José Antonio Primo de Rivera se dirigen de Alicante al Escorial por las tierras de España. Fotografía recogida de ABC.


A las dos de la madrugada del 21 de noviembre, la comitiva que trasportaba de Alicante al Monasterio de San Lorenzo del Escorial, los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera, a hombros de la delegación de Jaén, bajo el mando de su jefe provincial Francisco José Rodríguez Acosta, llegaba a Elda, que esperaba con un gran Cruz en honor a los caídos y sus calles se encontraban llenas de vecinos y con hogueras encendidas.

Con la carretera cubierta por una alfombra de flores y mirto, y llena de hogueras, el cortejo salló de Elda. El vecindario acompaño a la comitiva hasta más allá de cuatro kilómetros de la ciudad. Tres kilómetros antes de llegar al pueblo de Sax, portó el féretro la representación de Granada con su jefe provincial José León Arcas. A las 5,45 de la madrugada, el pueblo entero recibió a la comitiva con más de cuatrocientas antorchas que iluminaban las principales calles de la población.

A las once menos cuarto de la mañana el cortejo, a hombros de la delegación de Málaga, presidida por su jefe Provincial Francisco Prieto Moreno, llegaba a Villena, cubierta con crespones negros colocados en gran cantidad en balcones y ventanas, desde las que se lanzaron flores al paso de la comitiva. Miles de personas llenaron todas las calles y se escuchó constantemente la invocación de ¡José Antonio! “¡Presente!”. Las milicias falangistas de Villena y de pueblos de la comarca cubrieron la carrera en tres filas. Se celebró un funeral y se entonó un responso.

A las tres y diez de la tarde, el cortejo, escoltado por toda la población, abandonó Villena en dirección a La Encina.

A las seis menos cuarto de la tarde, la comitiva llegaba a La Encina, donde era esperada por un inmenso gentío y por las primeras autoridades de la provincia y jerarquías de Falange Española, que habían llegado desde la capital, a fin de despedir a la comitiva al dejar la provincia de Alicante.

A las diez de la noche de ese día 21, el cortejo abandonaba la provincia de Alicante y se introducía en la de Albacete, entre hachones encendidos, rezos y numerosas hogueras, que ardían a ambos lados de la carretera, en lomas, alcores y serranías. La Provincial de Cádiz entregaba en ese momento el féretro a la de Córdoba cuyo jefe provincial Rogelio Vignote lo recibía

A las seis menos cuarto de la mañana del día 22, el cortejo, a hombros de la representación de Sevilla, a cuyo mando iba el teniente coronel, jefe provincial de Milicias Juan del Castillo Ochoa, llegaba a Almansa. En una noche muy fría con escarcha, Almansa y lo pueblos limítrofes recibieron multitudinariamente al cortejo, que se dirigió a la iglesia de la Concepción, donde se celebró un funeral con gran solemnidad. Miembros de la Sección Femenina cantaron el salmo “De Profundís” y se rezó un responso. Durante el acto religioso dieron escolta al féretro media centuria de Yeste y la representación de Huelva.


El cortejo con los restos de José Antonio a su paso por Villena.


A las siete y veinte minutos, terminado el funeral, de nuevo se ponía en marcha el cortejo, entre el sonido de las salvas de fusilería, en el momento en que el cadáver de José Antonio abandonó el templo de la Concepción.

Con media hora de retraso del horario previsto, la comitiva abandonó Almansa, con un día espléndido, siendo acompañada por las autoridades de Almansa y centenares de vecinos, más allá de tres kilómetros del pueblo, donde se realizó un relevo, haciéndose cargo de las andas la representación de Huelva, al mando del delegado provincial de auxilio social Rafael Garzón, con un ritual que se repetiría muchas veces durante el trayecto de la comitiva y que era la delegación que cedía el féretro, invocaba. ¡José Antonio!, a lo que el Jefe de la delegación que lo recibía contestaba ¡Presente!

Tras ello se firmaba un acta de entrega que decía:” En el kilómetro ___ de la carretera de Alicante a Madrid el jefe provincial de _______ hace entrega al de la provincia de__________, de un féretro de ébano que contiene los restos de José Antonio, que por carretera se trasladan desde Alicante al Escorial. La Jefatura de _____________, se hace cargo del mismo, obligándose a velar fielmente por él, durante la etapa confiada a su custodia, al término de la cual hará la correspondiente entrega a la Jefatura de ___________________, de la próxima etapa. Para que conste debidamente se extiende la presente por duplicado a las ________ horas y __________ minutos del día_______ de Noviembre de 1939. “

En el kilómetro 102 y antes de llegar a la Venta de la Vega, se realizó otro relevo esta vez con la representación de Badajoz, siendo su jefe provincial Fernando Calzadilla, quien se hizo cargo de la custodia del féretro. Al cortejo se unieron numerosas personas, entre ellas muchos falangistas procedentes de Alpera. En el cruce de la carretera se unieron a la comitiva, falangistas y paisanos de los pueblos de Bonete, Fuente Álamo e Hígueruela y otros muchos vecinos de la comarca, que en caballerías y carros, acudieron a presenciar el paso de los restos de José Antonio.

A las seis y media de la tarde la comitiva, con el féretro a hombros de la delegación de Cáceres, que lo había recibido de la de Badajoz, llegaba a Bonete, donde fue recibida por las autoridades locales y comarcales, así como por gran cantidad de vecinos Entre las representaciones que acudieron figuraban más de doscientos niños y niñas, que portaban banderas Nacionales y del Movimiento.


Un niño saluda brazo en alto el paso del cortejo a la salida de Villena con los restos de José Antonio .


A la entrada del pueblo se había levantado un arco con la inscripción: "José Antonio, ¡Presente!”. Frente a la iglesia y ante la Cruz de los Caídos, revestida de verde y de seis metros de altura, se rezó un responso. Acto seguido el jefe provincial de Cáceres, José Luna Meléndez hizo entrega del féretro al de Castellón de la Plana. Los restos del Fundador fueron trasladados a la iglesia del pueblo donde se rezó el Santo Rosario, emprendiéndose, una vez finalizado el oficio religioso, de nuevo la marcha, con dirección hacia Chichilla.

Carlos Fernández Barallobre

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