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1973-1975. El F.R.A.P., en toda su extensión criminal y terrorista.


Logotipo del Frente Revolucionario Antifascista Patriótico.


En 1971, un siniestro personaje llamado Julio Álvarez del Vayo, socialista de la línea de Largo Caballero, luego lo traicionaría y se pasaría a Juan Negrín, otro ladrón y siniestro personaje del partido socialista, aquel que nos llevó a la guerra civil y que saqueó el oro de las cámaras del Banco de España, atracando incluso las cajas privadas del Monte de Piedad, robando los joyas, que como oro en paño, sobre todo por lo que tenían de recuerdo sentimental, habían empeñado, con intención de recuperarlas algún día, las clases más pobres de nuestra España.


Este ladrón y asesino marxista, -comisario general de Guerra-, fue el principal responsable del nombramiento de comunistas como comisarios políticos, que fueron los que acabaron de forma criminal, incluso con atroces torturas, con el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), del trotskista Andrés Nin, en la retaguardia del Frente popular, de la Barcelona de la primavera de 1937. Álvarez del Vayo dirigió personalmente el asalto a varias embajadas en Madrid, violando su extraterritorialidad, para detener a los refugiados en ellas, con la única intención de asesinarlos, como así fue.


A mayor abundamiento de su perversidad, este sujeto se empeñó, junto a Negrín, a mantener la guerra civil hasta el día uno de abril de 1939, tras el gran descalabro del ejército rojo, en la batalla del Ebro, de noviembre de 1938, que dejaba vista para sentencia, en favor del Ejército Nacional magistralmente dirigido por Francisco Franco, la guerra de Liberación Española, con la única y malévola intención de lograr, con su inútil resistencia, que prendiese una confrontación bélica a nivel de toda Europa.

Julio Álvarez del Vayo, fundador del F.R.A.P.


Aquel criminal empecinamiento, llevó incluso, a que el coronel Segismundo Casado diese un golpe de estado contra Negrín y Álvarez del Vayo, llenado las calles de Madrid, en los primeros días del mes de marzo de 1939, de miles de cadáveres, tras una batalla campal entre comunistas y socialistas de Julián Besteiro, apoyados por los anarquistas de Cipriano Mera. Aquel triunfo de Casado, Besteiro y Mera, propició que el ejército rojo se rindiese y permitiese que las tropas victoriosas de Franco, -las únicas que derrotaron al comunismo en toda su historia-, entrasen en Madrid el día 28 de marzo y con la lectura del ultimo parte oficial de guerra, cuatro días después, el uno de abril, se pusiese fin a la guerra española. Álvarez del Vayo, huiría como un cobarde, exiliándose a EEUU y México, de donde sería expulsado del PSOE por su radicalismo procomunista, yéndose posteriormente a vivir a Francia.

Pues bien, en enero de 1971, Del Vallo decide fundar en París, fruto de una escisión maoísta del oficial Partido Comunista de España, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), que se convertirá, a partir de 1973, en un grupo armado, terrorista y asesino. En Madrid se hacen eco de esa llamada, comenzado a militar en el incipiente FRAP, Enrique Aguilar, que se encargó de la secretaría de propaganda de la región madrileña; Esperanza Larren; Rafael Vallejo; José Luis Díaz; María del Carmen Sánchez Casas; los estudiantes Jesús Díaz, Jorge Díaz, Javier Iglesias, (padre de Pablo Iglesias), entre otros.


Su primera aparición en Madrid data de febrero de 1973, cuando promovieron una acción en el “Rastrillo” de la calle de Marqués de Viana, donde unos llamados “piquetes de defensa”. provistos de barras de hierro y armas blanca, actuaron de forma muy violenta, obligando, a un enérgico despliegue de las Fuerzas de la Policía Armada, que tuvieron que realizar algunos disparos para disolverlos, resultando herido en un brazo uno de los componentes del “piquete de defensa” al que se le ocupó un cuchillo de monte.


Igualmente provocaron distintas acciones, denominadas de “comando”, de gran violencia y peligrosidad, como roturas de lunas en la avenida de José Antonio, calle de Fuencarral y otros puntos céntricos de la capital, así como ataques con piedras o con botellas conteniendo líquidos inflamables contra entidades bancarias, cajas de ahorros y firmas extranjeras.


La Policía pudo comprobar que todos los elementos que intervenían en aquellas perturbaciones del orden público, con diferentes siglas como “Partido Comunista de España Marxista Leninista”, “Oposición Sindical Obrera”, “Unión Popular de Mujeres”, “Federación de Estudiantes de Enseñanza Media”, encuadrados todos ellos en el “F.R.A.P “Frente Revolucionario Antifascista y Patriota”, actuaban bajo la protección de grupos provistos de barras de hierro, cadenas, armas blancas, palos y otros objetos contundentes.

En abril de 1973, el FRAP reaparece de nuevo en Madrid, con el reparto de propaganda que incitaba a participar en una manifestación ilegal con motivo del 1 de mayo festividad de San José Obrero, conocido también como el día del trabajo. En sus textos, el FRAP llamaba a la rebelión popular, con toda clase de violencia, contra el régimen e indicaba que era una escisión maoísta del Partido Comunista de España, que dirigía, desde el exterior, Santiago Carrillo, al que acusaban de burgués y moderado.


En ese mes de abril, en una de las operaciones policiales contra ese grupo clandestino FRAP, que se convertiría en terrorista y asesino, era detenido, junto con otros jóvenes, Javier Iglesias, padre del que fue lamentable vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias Turrión, acusado de repartir propaganda clandestina y desordenes públicos, ingresando en la cárcel de Carabanchel.


El primero de mayo de 1973. Juan Antonio Fernández Gutiérrez, Subinspector de segunda del Cuerpo General de Policía, moría asesinado a puñaladas en la calle del Doctor Mata, esquina a la de Santa Isabel, en las proximidades de la calle de Atocha, de Madrid. Era la primera vez en la historia de España que iba a hacer acto de presencia pública, por medio de una acción violenta y terrorista, la siniestra banda marxista comunista FRAP. (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), asesinando a un funcionario de policía.


Organizaciones izquierdistas clandestinas, encabezadas por el FRAP, habían convocado con motivo del 1 de mayo, a una manifestación ilegal que tendría como escenario la plaza de Antón Martín y zonas aledañas. La Policía había montado un dispositivo de vigilancia y de protección. Minutos antes de la hora señalada, comenzaron a aparecer, en diversos puntos de la capital, grupos de manifestantes, en especial por las calles de Santa Isabel. Lope de Vega y glorieta de Embajadores, entre otros. Concretamente en la calle de Santa Isabel en su confluencia con la del Doctor Mata, alrededor de unos ochenta manifestantes, que portaban banderas rojas, con la hoz y el martillo, y daban gritos y consignas de corte subversivo, atrajeron la atención de varios inspectores de Policía, los cuales acudieron con la intención de dispersarlos. Lamentablemente los funcionarios cayeron en una emboscada, pues el grupo al que perseguían se diluyó, apareciendo de improviso otro grupo más reducido, que iba armado.

Juan Antonio Fernández Gutiérrez, Subinspector del Cuerpo General de Policía, asesinado por el F.R.A.P., el día uno de mayo de 1973 en Madrid.


El “piquete”, Integrado por gente muy joven, llevaba barras de hierro y cuchillos de monte, varios de los cuales iban atados, a modo de bayoneta, a uno de los extremos de las barras. Cuando los policías se encontraban a poca distancia, y sin que en ningún momento hicieran uso de sus armas, fueron agredidos con fatales consecuencias. El subinspector Juan Antonio Fernández Gutiérrez, fue derribado en el suelo y recibió una cuchillada en el hemi tórax izquierdo a la altura del corazón, mortal de necesidad, de la cual fallecía a los pocos minutos de su Ingreso en la Ciudad Sanitaria Provincial Francisco Franco. El señor Fernández Gutiérrez, de veintiún años de edad y uno y medio de permanencia en el Cuerpo, natural de León, hijo de un minero y estudiante de segundo curso de Medicina, fue atendido inmediatamente por el Jefe de guardia del Servicio de Cirugía del mencionado centro hospitalario y por su equipo. Pese al masaje cardíaco que se hizo sin pérdida de tiempo y a la traqueotomía que se practicó el servidor del orden, este falleció en la mesa de operaciones.


Tras el asesinato del Juan Antonio Fernández Gutiérrez, la Brigada Político Social de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, inicia una intensa labor de investigación y que da como resultado una amplia desarticulación de diversas organizaciones clandestinas comunistas encuadradas en el denominado “Frente Revolucionario Antifascista Patriótico”. Serán detenidos Julián Angosto Pérez y José Joaquín Arregul Mendía, estudiantes. El doctor José Luis Díaz y su esposa María del Carmen Sánchez Casas, de profesión enfermera; Enrique Aguilar Benítez de Lugo y los hermanos Díaz Gómez, entre otros.

Funeral y entierro con manifestación, por las calles de Madrid, del Sub Inspector José Antonio Fernández en mayo de 1973.


Tras aquella desarticulación, el FRAP se rearma poco a poco, y a él se vinculan personajes como Julio Manuel Fernández alias “Raúl Marco”, que se convertirá en vicepresidente del propio FRAP y responsable de la lucha armada; Vladimiro Fernández Tovar; el periodista donostiarra, Manuel Blanco Chivite, alias Alberto, secretario general del FRAP; Pablo Mayoral Rueda, alias “Eusebio”, mecánico de profesión; Nieves Moral Montero, alias “La China”, novia de Pablo Mayoral, encargada de propaganda; Fernando Proenza González, alias “Manolo” camarero de profesión, coordinador del FRAP en Madrid; Manuel Cañaveras de Gracias, alias Ramiro; María Jesús Dasca Penelas, alias “Berta”, dirigente de la juventudes comunistas (Marxista Leninista), encargada de recomponer los cuadros del FRAP, tras las primeras detenciones; José Fonfría Díaz, alias “Ricardo”, profesor de instituto; Concepción Tristán alias “Sonia”, enfermera;; Raquel López Navarro, alias “Libertad”, estudiante de magisterio; Fernando Sierra Marco; el vigués Humberto Baena Alonso alias “Daniel” y “el Bigotes”, así como el también natural de Vigo, José Luis Sánchez Bravo Sollas, alias “Hidalgo”, su gran amigo Ramón García Sanz alias “Pito”; Silvia Carretero alias “Andrea”, esposa de Sánchez Bravo y Vicky Sánchez Bravo Sollas, alias “La Larga”, hermana de “Hidalgo”. Baena y Sierra, habían sido reclutados para la siniestra organización a principios del año 1975 por Manuel Blanco Chivite y Vladimiro Fernández Tovar.


En enero de 1975, en el restaurante La Milagrosa, situado en la calle Artistas de Madrid, se reunieron por primera vez el vigués José Luis Sánchez Bravo Sollas, alias “Hidalgo” y quien se convertiría en su gran amigo, Ramón García Sanz, alias “Pito”.


Sánchez Bravo era hijo de un médico falangista, muerto en 1964, y su madre regentaba en Vigo una pensión para estudiantes. En el Instituto de El Calvario vigués, conecta con el MCE (Movimiento Comunista de España) a través de un joven, Antonio Reinoso, que lo introdujo en el PCE marxista-leninista, protagonizando con el alias de “Lume” varias acciones clandestinas de propaganda. Avisado por su compañero Reinoso, de que la Policía anda tras sus pasos, huyen de Vigo, presentando la madre de Sánchez Bravo, en la comisaría de Policía de la ciudad olívica, una denuncia por desaparición, el 24 de junio de 1974. Sánchez Bravo y Reinoso escapan a Paris, pero José Luis regresa a España, en julio de ese año, concretamente a Madrid, donde toma contacto con Fernando Proenza, camarero de profesión y, coordinador en Madrid del renovado FRAP. Sánchez Bravo deja su alias de “Lume” y adquiere el de “Hidalgo”, comenzando a acudir a las reuniones del FRAP y liderando el comité provincial madrileño. Sánchez Bravo será quien reclute a Ramón García Sanz, yéndose los dos a vivir a un piso, en la calle Iriarte de Madrid, donde instalarán el aparato clandestino del FRAP.


El día 28 de febrero de 1975, los militantes del FRAP, Blanco Chivite y Mayoral Rueda, realizaron un viaje a París, donde recibieron consignas de endurecer la lucha armada con la imperiosa necesidad de “ejecutar” a miembros de Cuerpo General de Policía, Policía Armada y Guardia Civil, con el único objeto de desestabilizar el régimen franquista. Sera precisamente Blanco Chivite, al que Vladimiro Fernández Tovar, nombrará jefe del comando, que se dedicaría a asesinar Policías Armados y Guardias Civiles, quien se emplea, en cuerpo y alma, a buscar individuos adecuados para conformar el comando, siendo seleccionados Mayoral Rueda, Baena Alonso y Sierra Marco.


Habría que esperar hasta el 14 de julio de 1975, para que el FRAP reaparecía de nuevo, con su escalada siniestra de muerte.

Policía Armado Lucio Rodríguez Martín (izquierda) y Teniente de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez,(derecha) asesinados por el F.R.A.P., en Madrid ,los días 14 de julio y 16 de agosto de 1975.


Ese día, el agente de la Policía Armada Lucio Rodríguez Martín, cumplía su turno de vigilancia frente a las oficinas de la compañía Iberia, situadas en el número 14 de la calle Alenza de Madrid. Su jornada concluía a las 22.00 horas, pero habían pasado ya veinte minutos y el compañero, que tenía que relevarlo, aún no había acudido. Fue entonces cuando un Seat 127 se estacionó en las cercanías de la mencionada calle. De él bajaron dos individuos, que abrieron fuego contra el agente. El policía, que tenía 23 años, había nacido en la localidad toledana de Villaluenga y planeaba casarse con su novia, en septiembre de ese mismo año. El joven agente, no llevaba ni un año en el cuerpo.


Los asesinos, habían robado un vehículo en la calle del Pez Volador y después de deambular por diferentes sitios de la capital, decidieron ejecutar al primer Policía Armado que encontrasen, en condiciones favorables, para llevar a cabo su vituperable acción. El comando estaba formado por los terroristas Pablo Mayoral Rueda, José Humberto Baena Alonso y Fernando Sierra Marco, que actuaría como conductor.


Al anochecer del día 10 de julio, Blanco Chivite entregó a Pablo Mayoral Rueda un revólver “Cádix”, con la numeración borrada, calibre 22 largo con tambor para nueve balas, así como abundante munición, Con la misma, acordaron, que el día 14 de julio a las cinco y media de la tarde, tendría que reunirse el comando en las cercanías del Hospital Gómez Ulla, para robar un vehículo y proceder al asesinato de algún policía.


A la reunión acudieron tan sólo Mayoral Rueda, Baena Alonso y Sierra Marco, puesto que ni Chivite ni Fernández Tovar-que eran los inductores y no quisieron mancharse de sangre- se presentaron en el lugar, alegando que se hallaban reunidos planeando otras acciones. Ante ello, los otros tres terroristas decidieron actuar y al no encontrar un vehículo fácil de sustraer en Carabanchel, se dirigieron en bus al barrio de la Estrella, donde vieron, en la calle del Pez Volador, un SEAT 127 con la llaves puestas en el contacto, apoderándose del mismo y emprendiendo veloz huida al comprobar que un individuo les seguía corriendo. Después de diferentes vueltas por numerosas calles de la capital, sobre las diez y cuarto de la noche, cuando circulaban por la calle Alenza, vieron en la puerta de las oficinas de IBERIA a un Policía Armado, que resultó ser Lucio Rodríguez Martín.


Al avistar al agente y después de dar varias vueltas con el coche para garantizarse bien la huida, decidieron volver sobre sus pasos y ejecutar al servidor del orden. Estacionaron su vehículo en las cercanías de la oficina de la compañía aérea, quedando al volante Sierra Marco y apeándose de vehículo Baena Alonso, que portaba el revólver y Mayoral Rueda, que llevaba una navaja automática para proteger la acción de su compañero y si fuera necesario emplearla contra el Policía.


Al cruzarse con Lucio Rodríguez y una vez el Policía les dio la espalda, Baena accionó el disparador de su revólver, no llegando a producirse el disparo, sin duda por deficiencias de la munición. Al intentar volverse el Policía, Baena, descargó sobre él, las ocho balas restantes que lo hirieron en la cabeza, cuello, hombro, brazo y abdomen. Con Lucio Rodríguez en el suelo, Baena intentó apoderarse del arma reglamentaria del agente, algo que no pudo lograr, al tener que huir de forma precipitada del lugar de los hechos. Los tres miembros del FRAP, dejarían abandonado el vehículo robado, en la calle Pedro de Valdivia. Lucio Rodríguez logró caminar hasta la calle Cristóbal Bordiú, donde finalmente se desplomó herido de muerte. Falleció en el Hospital Central de la Cruz Roja, adonde fue trasladado con urgencia.

El 19 de julio, el FRAP perpetró otro atentado, en esta ocasión, contra el Policía Armado Justo Pozo, quien recibió cinco impactos de bala, uno de ellos gravísimo que le atravesó el estómago y le afectó el pulmón. El atentado se produjo poco después de las 9 de la mañana, en la calle Gómez Ortega, próxima a la prolongación de General Mola. El Policía Armado, Justo Pozo Cuadrado, de 27 años de edad, nacido en Zalamea de la Serena (Badajoz) acababa de terminar su turno de servicio y de recoger su orden de vacaciones. Cuando se dirigía a pie, por la mencionada calle, a la altura del número 24, fue alcanzado por cinco disparos, hechos por dos hombres jóvenes, uno de ellos con barba y cómo de unos 24 años y otro, de más edad que vestía camisa negra.


Tras una extraordinaria operación policial, una semana después del asesinato del Policía Armada Lucio Rodríguez y el atentado fallido contra su compañero Justo Pozo, la Jefatura Superior de Policía de Madrid, informó de la detención de varios integrantes del FRAP, entre ellos, Pablo Mayoral Rueda y su novia Nieves Moral Montero, detenidos el día 15 de julio; Manuel Blanco Chivite, detenido el día 17, cuando intentaba trasladarse a San Sebastián, donde le esperaba su esposa Gloria Pons, que también sería detenida en la capital guipuzcoana. Caían posteriormente en la operación, el delineante José Gil y su novia Raquel López Navarro. El día 23 de julio, a las dos y media de la tarde, era detenido Vladimiro Fernández Tovar, responsable del grupo armado que mató al Policía Armado Lucio Rodríguez, siéndole ocupada una Pistola marca “Star”, calibre 7.65, sin número de fabricación, con una bala en la recámara y tres en el cargador, así como una bomba de mano y una navaja de grandes dimensiones.


Tras un minucioso examen del arma, esta coincidía con los cartuchos recogidos en la calle Gómez Ortega, tras el atentado contra el Policía Armado, Justo Pozo. Tovar confesaría ser el autor de los disparos contra Justo Pozo y también ser cooperador en el asesinato del servidor del orden Lucio Rodríguez.


Ocho horas más tarde, en las inmediaciones del cine madrileño, Barceló, era detenido José Humberto Baena Alonso, a quien acompañaban, Fernando Sierra Marco y José Félix Olaso. Baena admitiría en su declaración, ser el autor material del asesinato del Policía Lucio Rodríguez. Por su parte Sierra, declararía ser el conductor de los vehículos –se le intervendrían dos juegos de llaves para coche-, un SEAT 127, robado en la calle del Pez Volador, y utilizado para atentar contra el Policía Lucio Rodríguez, abandonado posteriormente en la calle Pedro de Valdivia, y otro, un SEAT 850, que se utilizaría para la comisión del delito de atentar contra el otro Policía Armado, Justo Pozo, en la calle Gómez Ortega y que sería abandonado en la avenida del General Perón. En la operación, dirigida por el Comisario Roberto Conesa, y en la que se distinguirían los inspectores González Pacheco y Domínguez, entre otros, también serían detenidos Justo Juan Santos Serrano, secretario general del F.R.A.P.


Tras aquellas detenciones, el miembro del FRAP, Ramón García Sanz, viajó a París en donde recibió instrucciones, sobre la circular ya emitida a finales de febrero, y que habían recibido Blanco Chivite y Mayoral Rueda, de que se aumentase de nuevo la violencia de las acciones, en respuesta a las detenciones de miembros del FRAP, poniendo especial interés en la ejecución de funcionarios del Cuerpo General de Policía, de miembros de la Policía Armada, Guardia Civil, jueces, militares y personas de relevancia social. Una vez de regreso a Madrid, le comunicó las órdenes recibidas en la capital francesa, a Sánchez Bravo.


Precisamente el 21 de julio de 1975, al regresar a su domicilio, en compañía de su mujer, Sánchez Bravo observó que en el número 1 de la calle Villavaliente entraba el Teniente de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez, que vestía uniforme. En sucesivos días sucesivos Sánchez Bravo observó que tal hecho era una costumbre del mencionado teniente, realizándola siempre a la misma hora. Esta observación le hizo concebir la idea de llevar a la práctica las consignas de aumento de la violencia de la circular del Partido Comunista y asesinar al miembro del Benemérito Instituto.


Conociendo esa información, y según se reflejaría en la sentencia que condenaría a Sánchez Bravo y García Sanz, “el día 1 de agosto de 1975 Sánchez-Bravo se entrevistó con Fernando Proenza, al que dio cuenta del plan elaborado, que mereció la conformidad de éste y accedió a participar en el mismo. Sánchez-Bravo dijo que si le daban autorización, él sería quien lo llevara a la práctica”, como de forma literal se reflejó en la sentencia que los condenaría.


El 2 de agosto, Sánchez-Bravo se entrevistó con Manuel Cañaveras de Gracia –el cual, en esas fechas, era el responsable de la secretaría de agitación y propaganda del Comité Provincial de Madrid. La entrevista la preparó Concepción Tristán López, militante también del Partido Comunista y responsable de la secretaría de agitación y propaganda de la Zona Norte de Madrid. En dicha entrevista Sánchez-Bravo indicó que se debía cortar el cañón del arma y que necesitaba de varias personas para realizar el plan, ofreciéndose el propio Cañaveras para ejecutarlo. Del plan de asesinato del Teniente Pose, fue informada María Jesús Dasca Penelas, máxima responsable de la infraestructura del grupo terrorista, quien dio su conformidad para la realización de la acción.


El día 15 se reunieron en una cafetería, Concepción Tristán, Sánchez Bravo y Cañaveras, manifestando la primera que la acción debía realizarse cuanto antes. Más tarde Cañaveras y Sánchez Bravo acudieron a una cita con Fonfría, que se encontraba en compañía de otro individuo llamado Pujol, que no fue nunca identificado. Dieron encargo a Fonfría de robar un coche, para preparar la huida, tras la muerte del teniente, quedando citados Cañaveras y Fonfría el 16 de agosto en un comercio. Asimismo se citaron, para la una de la tarde de dicho día 16, Sánchez Bravo, García Sanz, Cañaveras y Proenza en la confluencia de las calles Ortega y Gasset y Conde de Peñalver.


El mismo día 16 de agosto de 1975, según la sentencia del tribunal que les juzgó, “el integrante del FRAP Ramón García Sanz compró dos cajas de cartuchos del calibre 12, dirigiéndose con otro de los terroristas integrantes del comando, Manuel Cañaveras de Gracia -quien le había entregado el arma- a una vaguada cercana a la carretera de Fuencarral a El Pardo, para probar la escopeta contra un árbol. Regresaron a Madrid y se separaron.”


“A la una de la tarde se reunieron Cañaveras, Sánchez Bravo, Fonfría y Proenza, quedando algo apartado García Sanz. Sánchez Bravo distribuyó los lugares que debían ocupar cada uno durante el asesinato y la misión que tenían que desempeñar. En esta reunión dijo Fonfría que no había podido conseguir el coche, y le indicaron que les acompañara, pues para algo serviría. Se trasladaron a las inmediaciones de la víctima escogida, encontrándose en un bar Cañaveras, Fonfría, García Sanz y Proenza, al que llegaron sobre la una y media y permanecieron hasta las dos. Dieron una pequeña vuelta por los alrededores y se colocaron encima de la ropa que vestían otra camisa que llevaban preparada, explicando Cañaveras a Fonfría que iban a matar a un jefe de la Guardia Civil. García Sanz extrajo de una bolsa que llevaba la escopeta y los cartuchos, y unas octavillas atribuyendo el hecho al FRAP para que Proenza las arrojara al suelo tras cometido el asesinato.”


“Una vez ocupado cada uno de los integrantes del grupo el lugar asignado, García Sanz, se apostó con la escopeta tras un coche al lado del lugar donde solía estacionar el suyo el teniente de la Guardia Civil. Sobre las dos y media, Proenza dio una voz de “ahí viene” al ver que llegaba el señor Pose Rodríguez. Cuando apareció el automóvil, y estando fuera del mismo el citado teniente, Proenza hizo la señal convenida y García Sanz sacó la escopeta y apuntando al señor Pose cuando se encontraba a unos dos metros de distancia, completamente ajeno a lo que se tramaba y sin posibilidad de defensa, le disparó un solo tiro que le alcanzó en el hemitórax izquierdo y le produjo heridas gravísimas en pulmón y corazón, a consecuencia de las cuales falleció por muerte instantánea.”


“García Sanz recogió la bolsa en la que guardó el arma, salió corriendo, dejando abandonados tres cartuchos que no recogió por el apresuramiento, y huyendo a través del paso inferior del paseo de Extremadura, junto a Proenza. Los dos tomaron un taxi y fueron al otro extremo de Madrid, separándose luego. García Sanz se dirigió a su domicilio, en donde fue hallada la escopeta y cajas de cartuchos. Fonfria, al escuchar el disparo se marchó del lugar, dirigiéndose al domicilio de su suegra, donde estaba invitado a comer”.Posteriormente –sigue diciendo la sentencia- celebraron una serie de entrevistas entre ellos y con el denominado “Pujol”, al que dieron cuenta de lo realizado. El día 17 Sánchez Bravo dio cuenta a Concepción de la acción realizada, la cual le felicitó y le encargó trasmitiera la felicitación al resto del comando”.


El día 2 de septiembre, la Dirección General de Seguridad facilitaba la siguiente nota oficial sobre la detención de miembros del F. R. A. P., entre ellos los presuntos asesinos del teniente de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez: “El día 16 del pasado mes de agosto fue asesinado en Madrid el teniente de la Guardia Civil don Antonio Pose Rodríguez. El crimen fue reivindicado por los llamados «Grupos de Combate y Autodefensa del F.R.A.P.», organización clandestina controlada, dirigida e inspirada por el Partido Comunista de España marxista-leninista.

Tras activas gestiones funcionarios del Cuerpo General de Policía consiguieron identificar al “comando” autor de la muerte del señor Pose Rodríguez y, posteriormente, detener al ejecutor material del hecho, así como a otros dos elementos del F.R.A.P. que participaron en el mismo, uno de ellos como responsable del grupo y que fue, además, el que facilitó a la organización los informes que permitieron llevar a cabo el criminal atentado.”


Dicho “comando” estaba integrado por; José Luis Sánchez Bravo Solías, (sic), alias “Hidalgo”, ya detenido como responsable del grupo, convicto y confeso del hecho. Manuel Cañaveras de Gracia, alias “Ramiro”, también detenido como miembro del «comando» de asesinato y persona que proporcionó la escopeta homicida, que ha sido ocupada. También convicto y confeso de estos hechos. Ramón García Sanz, alias “Pito”, capturado y autor material del crimen, convicto y confeso del mismo.”

“La acción que llevaron a cabo los citados, así como las anteriores perpetradas contra miembros de las fuerzas armadas y de orden público, es consecuencia de la orden dada por el Partido Comunista (M.-L,), en marzo del corriente año y con carácter de urgencia, a toda su militancia para que ésta pasase, orgánicamente, información acerca de guardias civiles, policías armados, inspectores del Cuerpo General de Policía, militares o jueces para proceder de forma inmediata a la eliminación física, de los mismos!”.


“Sin embargo, las investigaciones practicadas y la acción policial subsiguiente han permitido desmantelar dichas organizaciones terroristas mediante la detención de los «cuadros» del partido y del F.R.A.P. y la ocupación de material diverso”. La brillante acción policial fue coordinada por el Comisario Roberto Conesa.


El tercer capítulo del historial sangriento y siniestro, de aquella banda de terroristas asesinos, sucedió en Barcelona. A las 15,30 horas del domingo día 14 de septiembre, cuando el Policía Armado Juan Ruiz Muñoz de 49 años de edad, se dirigía a su domicilio, vestido de paisano, a la altura del número 12 de la Vía Favencia, se le acercaron dos individuos jóvenes armados, quienes sin mediar palabra y apoyando uno de ellos su pistola en la cabeza del servidor del orden, le efectuaron a la vez dos disparos, rematando su vituperable acción, hiriéndole con una navaja y produciéndole una herida en la región occipital, otra el vientre y una tercera en el muslo izquierdo, cayendo fulminado al suelo, mientras los agresores emprendían veloz huida. El Policía Armada fue trasladado con urgencia a un centro sanitario donde nada se pudo hacer por salvarle la vida.


Policía Armado Juan Ruiz Muñoz, asesinado por el F.R.A.P., en Barcelona el 14 de septiembre de 1975.


Juan Ruiz Muñoz, que prestaba sus servicios con peluquero en el II Escuadrón de Caballería de la Policía Armada, siguiendo su costumbre dominical y una vez finalizada su labor de arreglo de peluquería en el cuartel, se dirigía vestido de paisano y completamente desarmado hacia su casa situada en la calle Bará nº9.


Entre los efectos personales que cayeron junto al cadáver del servidor del orden público se halló una bolsa que contenía churros y patatas fritas –que había comprado para su hija pequeña- así como los útiles de peluquero. Los asesinos llevaban merodeando por las cercanías de donde se produjo la agresión mortal del policía Armada, una media hora antes de perpetrarse el asesinato y debían de ser conocedores de las costumbres de Juan Ruiz Muñoz.


El día 29 de septiembre a las 8,45 de la mañana, el policía Diego del Río Martín prestaba servicio de vigilancia en las dependencias de la pagaduría de la Residencia de la Seguridad Social Francisco Franco, de Barcelona. Cinco miembros del grupo terrorista FRAP, tres hombres y dos mujeres, mezclados con el personal que guardaba cola para el cobro de sus haberes, vestidos con batas blancas y mascarillas, armado uno con una pistola y los restantes con metralletas, asaltaron las oficinas para robar los 21 millones de pesetas que había en ellas. Para lograrlo y sin mediar palabra abrieron fuego con pistolas y metralletas contra la pareja de Policías Armados que se encontraban en el local de vigilancia, alcanzado mortalmente al policía Diego del Río e hiriendo a su compañero, Enrique Camacho Jiménez, que prestaba servicio con él. Estos cayeron al suelo gravísimamente heridos y a continuación los asaltantes se apoderaron del dinero y huyeron del lugar de los hechos.


Diego del Río Martín recibió cinco impactos de bala en el estómago y un sexto en la cabeza, El funcionario de Policía fue trasladado al Hospital Militar donde fallecería; Diego del Río era natural de Algeciras, de veinticuatro años de edad, estaba destinado en la V compañía de la 45 Bandera Móvil, en cuyo acuartelamiento de la barriada de la Verneda, quedó instalada la capilla ardiente por la que pasaron para testimoniar sus condolencias gran número de personas.


Policía Armado Diego del Río Martín, la última víctima del siniestro F.R.A.P, asesinado en Barcelona el día 29 de septiembre de 1975.


El día tres de octubre del 1975, la Jefatura Superior de Policía de Barcelona enviaba a los medios de información, la siguiente nota: “Por funcionarios especializados afectos a la Jefatura Superior de Policía, tras laboriosas gestiones, han sido Identificados los presuntos autores del asesinato del Policía Armado don Juan Ruiz Muño, hecho sucedido el día 14 del pasado mes de septiembre. Parece ser que se ha comprobado la participación material en los hechos de: Miguel Sánchez Gómez, alias “José”, nacido en Sevilla el día 21 de enero de 1948, de 1,70 de estatura; y de los hermanos José María y Lorenzo Jurado Pérez, ambos nacidos en Lérida, el día 31 de enero de 1955, el primero de 1,64 y el segundo de 1,62 metros de estatura, siendo conocido este último con los alias de «Yunque» y «Luis». Se su- pone que los tres individuos mencionados vayan acompañados por Antonia López Quero, novia del «Yunque», nacida en Alcolea, Córdoba, el día 24 de junio de1955, de 1,67 metros de estatura, y de Francisca Molinos Barrios, alias “La Gallega”, nacida en Cenlle, Orense, el día 18 de agosto de 1955, novia de José Jurado. Se ruega a cualquier persona que pueda facilitar datos sobre el paradero de alguno de los cinco Individuos filiados, lo comunique inmediatamente a la Jefatura Superior de Policía de Barcelona”.


Catorce días después, el 17 de octubre de 1975, la Jefatura Superior de Policía de Barcelona daba a conocer la siguiente nota informativa: “La Jefatura Superior de Policía, en estrecha colaboración con miembros de la Guardia Civil, tras una exhaustiva y tenaz investigación, se ha logrado la detención de Lorenzo Jurado Pérez, alias “Yunque” y “Tanque”, autor material del asesinato del Policía Armado don Juan Ruiz Muñoz, hecho perpetrado sobre las 15 horas del día 14 del pasado mes de septiembre, cuando la víctima se dirigía a su domicilio. Asimismo han sido detenidos: José María Jurado Pérez, Francisca Molinos Barrio, alias “La Gallega”, Antonia López Quero, alias “Rodríguez”, Pedro Saúl Sánchez Vega y Vicente Aguedino Vidal Tuñón, Individuos todos estos que desde la publicación en los periódicos de sus fotografías y en los que se daba cuenta de su posible participación en el criminal atentado se habían refugiado en un piso sito en la avenida de José Antonio, núm.12, de San Adrián de Besós”.


Lorenzo Jurado el “Tanque”, se beneficiaria de la amnistía, aprobada por el congreso de los Diputados, en la mañana del viernes día de 14 de octubre de 1977, al igual que Blanco Chivite, Vladimiro Fernández Tovar, Pablo Mayoral Rueda y Fernando Proenza, entre otros.


Los tres miembros del F.R.A.P. José Luis Sánchez Bravo Sollas, Ramón García Sanz y José Humberto Baena Alonso, que serían condenados a muerte, en septiembre de 1975, por los asesinatos del Teniente de la Guardia Civil, Antonio Pose Rodríguez y del Policía Armado Lucio Rodríguez Martin.


El trabajo de la Policía contra el FRAP, había sido arduo y enormemente satisfactorio. Serían detenidos 37 miembros de la organización, que en su corta y criminal vida, había asesinado a cinco personas. Tras unos sumarísimos consejos de guerra, celebrados en el acuartelamiento de El Goloso, los días 11, 12 y 18 de septiembre de 1975, tres miembros del FRAP, José Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez-Bravo Sollas, y Ramón García Sanz, fueron condenados a muerte, el primero por el asesinato del Policía Armado Lucio Rodríguez Martin, y los otros dos por el asesinato del Teniente de la Guardia Civil, Antonio Pose Rodríguez. Los tres serían fusilados el día 27 de septiembre en Hoyo de Manzanares (Madrid). El Jefe del Estado, Generalísimo Franco, hizo uso del derecho de gracia y conmutó la pena de muerte por la de reclusión mayor, a la que habían sido también condenados los otros miembros del FRAP, Manuel Blanco Chivite, Vladimiro Fernández Tovar, Manuel Cañaveras de Gracia, Concepción Tristán López y María Jesús Dasca Penelas. Con los tres miembros del FRAP, serían condenados también a la pena capital, los miembros de ETA, Juan Paredes Manot, alias “Txiqui” por su participación en un atraco a mano armada a la sucursal urbana del Banco de Santander en Barcelona el 6 de junio de ese año 1975,del que resultó muerto el cabo primero de la Policía Armada, Ovidio Díaz López y Ángel Otaegui Echevarría alias “Cara Quemada”, por su participación directa, en el asesinato del cabo primero de la Guardia Civil, Gregorio Posadas Zurrón, en una calle de Azpeitia (Guipúzcoa), el 3 de abril de 1974.


Hasta aquí la siniestras y sangrientas acciones del F.R.A.P, del que se ha declarado ferviente partidario el indecente ex vicepresidente del gobierno, y que intentaron blanquear de forma ruin y miserable, unos impresentables lacayos del poder y dinero, que ocupan la mayoría de esas infumables y esperpénticas tertulias, llenas de maldad e ignorancia supina, -en enorme cantidad-, que pueblan TVE, Antena 3, la sexta, Cuatro, Telecinco y varias cadenas autonómicas. Y todo porque la entonces diputada y portavoz en el Congreso de los Diputados del Partido Popular, la valiente y cultísima Cayetana Álvarez de Toledo, en la sesión del Congreso de Diputados del día 27 de mayo de 2020, replicó al “machote”, ”al rey de la amenaza e insulto fácil”, e indecente en aquel momento vicepresidente del gobierno, de la forma siguiente: “Vamos a hablar de esto de la aristocracia. Ha hecho referencia a mi título de marquesa, a la clase social, a la aristocracia, una y otra vez, en definitiva. Como usted muy bien sabe, los hijos no somos responsables de nuestros padres, ni siquiera los padres somos responsables de los que vayan a hacer nuestros hijos. Por eso se lo voy a decir por primera y última vez: usted es el hijo de un terrorista. A esa aristocracia pertenece usted, a la del crimen político”.


Con inusitada cara dura, sinvergonzonería, falto de moral, matonismo barato y chulería, con voz ahuecada y frailuna, el de la coleta, aditamento que abandonaría al dejar el gobierno y ser derrotado estrepitosamente en las elecciones a la comunidad de Madrid en mayo de 2021, con los brazos en jarras, como si la tribuna del Congreso de Diputados, -donde está, salvo muy honrosas excepciones, tan lamentablemente representada la soberanía del pueblo español-, fuera un bar de carretera, al final de una noche crapulosa, con olor a tabaco, alcohol y sudor, incidiendo en el insulto, sintiéndose ultrajado, dirigiéndose nuevamente a la diputada popular como “señora marquesa”, amenazándola de haber cometido un delito, capaz de creerse con la impunidad de llamar terrorista a alguien, y que eso no le iba a salir gratis, manifestando que invitaría su padre a ejercer las acciones oportunas. Evidentemente Iglesias había sufrido un lapsus de memoria, pues con anterioridad,en su intervención en el primer pleno de la legislatura en el Congreso de los Diputados, convocado el 27 de septiembre de 2016, había pedido"memoria, dignidad y justicia" para los "fusilados por el franquismo", manchando el lema de las víctimas del terrorismo marxista de ETA, igualando así a víctimas con verdugos, atreviéndose a hacer una encendida defensa laudatoria de uno de aquellos asesinos del F.R.A.P., el grupo del que se pavonea orgulloso, en el que, según sus propias palabras, militó su padre, con estas palabras: “Cuando me fusilen mañana pediré que no me venden los ojos para mirar a la muerte de frente, se lo escribió Humberto Baena a su familia poco antes de ser asesinado. Hoy se cumplen cuarenta y un años de los últimos fusilamientos de la dictadura".


Con sus palabras de reconocimiento al asesino Baena Alonso, Iglesias Turrión, dejaba muy claro el orgullo que para él representaba, que su padre hubiese militado en un grupo terrorista y asesino como el F.R.A.P. Y evidentemente para ser terrorista, no es necesario ser un asesino. Lo hemos comprobado de forma clara y meridiana a través de este artículo. Sin embargo, como dijo aquel inolvidable español y gran patriota, Blas Piñar, con motivo de una impresionante manifestación contra el terrorismo y sus cómplices, celebrada en las calles de Madrid, el día 3 de noviembre de 1978, “sin cómplices no hay terrorismo”. “Hay terrorismo porque hay terroristas, y hay terroristas porque el Estado y el Gobierno no combaten en defensa de España y de los españoles”.


Y tan terrorista era el que apretaba el gatillo por la espalda, o ponía la bomba con una trampa, como aquel que informaba a través de una vigilancia, artera y cobarde, de los movimientos de la víctima; o aquellos que escondían en sus viviendas a los asesinos, para que quedasen impunes de sus fechorías; o los que repartían propaganda a su favor; o los niñatos de la Kale Borroca, que con sus quemas de autobuses y mobiliario urbano, intentaban mitificar las “heroicas acciones de sus gudaris”, en algún caso más que gudaris, “Cagaris”, como el asesino de Mondragón, Zabarte Arregui, que se cagó materialmente, el hijoputa, cuando fue detenido por fuerzas de la Guardia Civil en Hernani (Guipúzcoa) en junio de 1984; o las marcas blancas políticas, Herri Batasuna, Sortu, Euskal Herritarrok y demás canalla infecta, que en la actualidad, se llama Bildu, ese repugnante y malvado grupo, dirigido por “el gordo” etarra, Arnaldo Otegui, que intentó asesinar al diputado de UCD, -unos de los miembros de la comisión constitucional-, Gabriel Cisneros Laborda,

El Gordo y su siniestro grupo, de los que depende el traidor, profanador y psicópata presidente socialista Sánchez, para mantenerse en el poder. Ese malvado individuo, con obscena hipocresía y grandes dosis de maldad por parte de canallescos y trincones “periodistas” y tertulianos es presentado como un hombre de paz, a la vez que intentan por todos los medios hacer olvidar y blanquear la siniestra y sanguinaria historia de la organización ETA, que llenó las calles de toda España, de muerte, destrucción, terror y muchas lágrimas que aun –ni nunca- serán-enjuagadas. A día de hoy, más de trescientos asesinatos de la extorsionadora, asesina, secuestradora, marxista y anti española ETA, están sin resolver. Ni olvido ni perdón.


En el año de 2009 el siniestro Zapatero, que trajo de vuelta el socialismo comunista y guerra civilista, la memoria histórica que firmó el propio rey Juan Carlos I, al que esa ley lo declara ilegitimo, con los votos a favor de los estúpidos acomplejados del Partido Popular, conseguía que Julio Álvarez del Vayo, el fundador del F.R.A.P, el ladrón del oro del banco de España y de las cajas de seguridad de bancos y Monte de Piedad, fallecido en Ginebra en 1975, fuese reintegrado de forma póstuma, con todos los honores a las filas del PSOE, que es sin duda, desde el año 1909, fecha de su lamentable aparición en las Cortes españolas, amenazando de muerte, por medio de su diputado, Paulino Iglesias, al presidente del Gobierno Antonio Maura y hasta el golpe del 23-F de 1981 y los atentados de los trenes del 11 de marzo de 2004, de cuyo resultado, en ambas ocasiones, se benefició enormemente, pasando por la semana trágica de Barcelona en 1909; atentado con resultado de muerte, en 1912, contra el presidente del gobierno José Canalejas; huelga salvaje de 1917; atentado con muerte contra el presidente del Gobierno Eduardo Dato, en 1921; pacto de San Sebastián y sublevación de Jaca, contra la Monarquía de Alfonso XIII, en 1930; revolución marxista de Asturias en 1934 contra el gobierno legítimo de la II república; fraude, robo masivo de actas y violencia en las elecciones de febrero de 1936 para lograr el triunfo del Frente popular. Es sin duda el PSOE el partido más criminal, ladrón, golpista y corrupto de la historia de España y de prácticamente todos los países del mundo.


Carlois Fernández Barallobre.


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