26 DE MAYO DE 1977. MADRID. ATENTADO CAFETERIA CALIFORNIA-47. FRANCISCO DE JUAN; FERNANDO MANSO, ÁNGELES LÓPEZ DE BASSABÉ, ELISA DÍA ORDOÑEZ BAILLY, BENITO VÁZQUEZ, JOSÉ MARTÍNEZ ARGUELLES, MARÍA TERESA ALONSO DE CELIS.
El sábado 26 de mayo de 1979, mientras tenía lugar en Sevilla el Homenaje a la Bandera con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, en horario de máxima afluencia de clientes, activistas de la banda terrorista GRAPO hacía estallar un potente bomba en la Cafetería California 47, situada en la calle Goya de Madrid con intención de asesinar a numerosas personas, sobre todo a militantes de Fuerza Nueva, cuya organización tenía casi enfrente de la cafetería, en la cercana calle de Núñez de Balboa, su local y oficinas.
José María Sánchez Casas, dirigente de la banda dio orden a uno de sus subordinados, Alfonso Rodríguez García, de que en unión de la compañera de éste, María del Carmen López Anguita, colocaran una bomba de gran potencia en la cafetería California 47 de Madrid, el 26 de mayo de 1979.
La terrorista metió la bomba, envuelta en papel de regalo, en un armario de los servicios, en la planta inferior, y la conectó para que explosionara a las 18,50 horas. Fueron asesinadas 9 personas Victoria de la Cuesta y su marido, Francisco de Juan; Fernando Manso, Ángeles López de Bassabé, Elisa Día Ordoñez Bailly, Benito Vázquez, José Martínez Arguelles, María Teresa Alonso de Celis, y una mujer indocumentada y otras 61 fueron heridas, muchas de ellas de gravedad. Los daños materiales en el local fueron cuantiosos, quedando destruido y calcinado completamente su interior, elevándose a más de 35 millones de pesetas.
Tras la enorme explosión, los gritos de pánico y dolor, una confusión total, en la zona comenzaron a concentrarse vehículos de la Policía Nacional, Municipal, bomberos y numerosas ambulancias, así como varios miles de personas, visiblemente afectadas e indignadas, que se situaron en las proximidades de la cafetería
California-47, perteneciente a una reconocida cadena de establecimientos hosteleros, diseminados por varias zonas de la capital de España, era frecuentada diariamente por miembros y simpatizantes de Fuerza Nueva, cuya sede se encontraba en las proximidades, era también un importante lugar de reunión y encuentro. Los horas sábados a media tarde era muchas las señoras y familias que acudían a merendar.
Una hora después del atentado, los artificieros de la policía desactivaron un paquete explosivo, colocado también en el salón - sótano de la cafetería, y se desconectaba el servicio de gas, en el que se habían advertido, por efectos de la explosión, algunos escapes.
La Policía solicitó la colaboración de personas para donar sangre y trasladando a los centros sanitarios a los donantes y a los familiares de los heridos. El rescate de las víctimas fue muy dificultoso por la gran cantidad de escombros que produjo la explosión, por la humareda y, sobre todo, por el riesgo de que quedara aún por estallar algún otro artefacto y por un escape de gas que había provocado las explosiones. El último de los heridos, en un ambiente de gran tensión, fue rescatado a las ocho menos diez de la tarde, momento en que los artificieros trataban aún de localizar algún otro artefacto.
Mientras los varios miles de personas, de forma espontánea se concentraron ante la cafetería, prorrumpieron en gritos de “¡ETA, asesina!”, “Gobierno dimisión” “Gobierno asesino” “Contra Eta, metralleta” coreados por todos los presentes.
El ambiente se volvió de una enorme tensión, a medida que se sucedían las escenas de dolor y se mantenía la incertidumbre sobre la posibilidad de una nueva explosión. Las personas que asistían a los trabajos de rescate cantaron el «¡Cara al Sol!» y pidieron un alzamiento. El grito de "¡Venceremos, Alzamiento Nacional!” se repitieron incesantemente. Al mismo tiempo, grupos reducidos iniciaron una pequeña manifestación en las calles próximas a la de Goya al grito de "¡Contra ETA, queremos metralletas!” “La ETA al paredón”, seguidos de cerca por fuerzas antidisturbios. La noche fue de enorme conflictividad con graves enfrentamientos, entre la Policía, que hizo uso botes de humo y balas de goma y numerosos manifestantes, llenos de rabia e indignación por el brutal atentado, que incluso levantarían barricadas en la calle de Velázquez, en su confluencia con Goya y en otras del barrio de Salamanca, cruzando en la calzada bancos, mobiliario urbano, coches y vallas metálicas.
Más de 3000 personas asistieron a la una de la tarde del 30 de mayo a una misa, en sufragio por las víctimas del terrorismo asesinadas en la cafetera Califronia-47 abarrotando la parroquia de la Concepción, de Madrid y sus alrededores, situada en la calle Goya, enfrente de la cafetería destrozada por el criminal atentado terrorista. Al comenzar el ofertorio dos jóvenes depositaron junto al altar un ramo de flores con la bandera de España.
Al final de la ceremonia, los asistentes y el numeroso público que se había congregado en las inmediaciones entonaron varias en posición de firmes y brazo en alto el «Cara al sol”. También se entonó él “Oriamendi” y “Yo tenía un camarada” y sé profirieron gritos de “¡Muera ETA! ¡ETA al paredón! ¡Eta asesina! ¡Gobierno traidor! ¡Gobierno dimisión! ¡Contra Eta, metralleta! “Ea, ea, ea, Rosón se cabrea”, “Patria, Justicia y Revolución”,”Ejército, al poder”, dando también Arribas y Vivas a España, al Ejercito, a la Policía y a la Guardia Civil.
Los numerosos efectivos de la Policía Nacional antidisturbios, que llegaron poco antes de finalizar la misa, se retiraron cerca de las dos y media de la tarde, después de solicitar a los congregados en la calle de Goya y adyacentes se dispersaran, sin que se produjeran incidentes.
El 26 de julio, Carmen López Anguita y Alfonso Rodríguez García, miembros de los GRAPO y dos de los once terroristas de la organización más buscados por la Policía, fueron detenidos en la plaza de Santa Bárbara de Madrid.
En el verano de 1981 se celebró el juicio en la Audiencia Nacional. Los terroristas José María Sánchez Casas y Alfonso Rodríguez García fueron condenados a 270 años de cárcel por su implicación como autores del atentado. Fueron condenados por 9 homicidios, 22 delitos de lesiones graves, 10 de lesiones menos graves y 27 de lesiones leves. Asimismo fueron condenados a pagar 150 millones de pesetas en indemnizaciones. También fueron procesados 2 miembros más, Mercedes Herranz Arcones y Juan Manuel Pérez Hernández, siendo este último condenado a 8 años por colaboración.
Posteriormente también serían juzgados María del Carmen López Anguita y Ernesto Fernández Portillo, miembros de la organización terrorista y que en el juicio serían expulsados de la sala por desacato.López Anguita fue sentenciada a 280 años de reclusión. Carmen López Anguita abandonó la cárcel en 1999 tras cumplir 20 años de prisión. Una vez en libertad, se incorporó a la militancia del Partido Comunista de España reconstituido (PCE-r), considerado el brazo político de la banda terrorista GRAPO.
El principal dirigente del GRAPO Sánchez Casas salió de prisión desde 1997, tras ser condenado a 1000 años de cárcel y cumplir solamente 18. Falleció en Córdoba en Enero de 2001.
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