1036. El Beato Jun Huguet y Cardona con sus padres y hermanos.
El encanallamiento, el odio y la maldad de los miembros que conforman actualmente el PSOE, el partido más ladrón y asesino de la historia de España, no tiene límites ni freno. Ensoberbecidos por un pretendido complejo de superioridad, a lo que ha ayudado en estos años, la actitud cobarde y complaciente de un partido popular impresentable, las fechorías que perpetran los socialistas, cada día, son mayores que las del día anterior.
Es el caso de la malvada, sectaria, anti española y villana llamada Francisca Lluc Armengol Socias, más conocida por Francina Armengol, presidente del Gobierno autonómico de las Islas Baleares. Su gobierno está elaborando un censo de víctimas y desaparecidos de la Guerra Civil en las Islas Baleares. Y con una maldad extrema, haciendo suya la teoría de la equidistancia, pretende equiparar a víctimas con verdugos.
El borrador que preparan los malvados socialistas mallorquines, deja fuera de la lista al Beato Juan Huguet y Cardona, asesinado en Ferrerías (Menorca), el 23 de julio de 1936, en la casa consistorial del mencionado pueblo. En cambio en la lista si figura como víctima, su asesino, el Brigada del Ejército, un sujeto despreciable llamado Pedro Marqués, juzgado, condenado y fusilado por aquel horrible e injustificado asesinato.
El sacerdote Juan Huguet había nacido el 20 de enero de 1913 en Alayor, Menorca en el seno una familia profundamente católica. Ya desde muy niño se acercó al Señor y decidió ordenarse como Sacerdote y dedicar su vida a Nuestro Señor Jesucristo, entrando en el Seminario cuando contaba once años de edad. Brillantísimo en sus estudios, se ganó, con su sencillez y cariño, el respeto y la amistad de muchos compañeros. El seis de junio de 1936 el Beato Juan era ordenado sacerdote por el Obispo de Barcelona Monseñor Irurita, a quien también por cierto también asesinarían los rojos.
El joven Juan Huguet, que contaba en ese momento 24 años de edad, regresa a su isla y se le asigna para su misión pastoral la parroquia menorquina de Ferrerías. Allí celebrará, el día 21 de junio, festividad del Sagrado Corazón de Jesús de ese fatídico año 36, su primer Misa. El joven Juan con su bondad, trabajo y sencillez, se fue ganando el corazón de todos los feligreses de la parroquia.
El Alzamiento Nacional del Ejército, Armada y la media España “que no se resignaba a morir”, no triunfó en Menorca, haciéndolo en cambio en las otras islas Baleares. El general Bosch Atienza, no tuvo el respaldo de la guarnición, sobre todo de los mandos subalternos, entre ellos el Brigada Pedro Marques, un tipo siniestro y radical, que tras la declaración del estado de guerra, se sublevó contra el mando y detuvo al General Bosch y a todos implicados en el Alzamiento, haciéndose, en defensa del frente popular, dueño de la situación e instaurando en la isla un poder revolucionario.
Fortaleza de la Mola donde se produjeron las indiscriminadas matanzas de indefensos patriotas en agosto de 1936.
Ante de seguir con la vicisitudes de Juan Huguet, es necesario recordar que el día 2 de agosto los principales mandos militares, que se habían adherido al Alzamiento Nacional del 19 de julio en Menorca y que sería sofocado por los frente populistas, entre ellos el General Bosch Atienza, el Comandante de Estado Mayor, Jacinto Dolz del Castellar, el Teniente Coronel de Infantería, Luis Martos González, el Coronel de Infantería retirado, Jaime Vidal Villalonga, los Comandantes de Artillería, Manuel Quintero Ramos y Jaime Sampol Mercadal, el Teniente de la Guardia Civil, Julio Riera Terrades, el Teniente de Carabineros, Miguel Vila Olaria, el de la Guardia de Asalto, Bernardo Monclús Durango, el Comandante de Infantería, Sebastián Rodríguez Vinent y el Capitán de Infantería, Claudio Gil Alós, serían fusilados en un lugar llamado “Es Freus”.
Al día siguiente, todo bajo el mando del Brigada Pedro Marqués, en la fortaleza de la Mola, donde se hallaban detenidos otros partidarios del alzamiento militar, entre ellos 75 militares, sacerdotes y ciudadanos que habían estado con anterioridad presos en el buque "Atlante, se produciría una enorme exterminio que se saldaría con el asesinato de 148 personas entre militares (algunos simples soldados) y civiles, salvándose sólo 14. En los instantes de producirse la masacre en que los presos se hallaban paseando por los patios aparecieron numerosos soldados, dirigidos por sargentos y cabos armados con fusiles, pistolas y ametralladoras que de forma indiscriminada y furibunda le ametrallaron.
Retomando al sacerdote Juan Huguet, el día 23 de julio, a la tarde, las autoridades del frente popular le detienen. El joven sacerdote había celebrado por la mañana el Santo Sacrificio de la Misa. Cuando se encontraba ya en su domicilio, dos milicianos y un guardia de asalto, detienen a Juan y los trasladan al ayuntamiento de Ferrerías. Antes de salir de su casa los milicianos conminaron a Juan a ponerse un sombrero, a lo que sacerdote se negó, colocándose en la cabezas su Bonete. Se despidió de sus padres y hermanos con un largo abrazo y con estas palabras: “Adiós, si no nos hemos de volver a ver”.
Brigada Pedro Marqués.
Al llegar al Concejo, acompañado de otros dos detenidos, el padre Jaime Mascaró y Jaume Febrer, presidente de los jóvenes de Acción Católica de Ferrerías, su siniestro verdugo, el Brigada Pedro Marqués le interroga. Le obliga de malas maneras a quitarse la sotana, Tras despojarse de la misma, apareció un objeto para la devoción llamado “Cuentafaltas” o “Santocristo” que el sacerdote Huguet llevaba consigo colgado al cuello y que servía para contar las faltas a la hora de realizar examen de conciencia y que iba provisto de una Cruz.
El verdugo rojo Marqués, muy cercano a la logias masónicas de la isla, que frecuentaba con asiduidad, con una chulería propia de un ser inferior, engallado porque era en es momento dueño de vidas y haciendas, le obliga a escupir a la Cruz. “Escupe o te mato ahora mismo” le dijo. El joven sacerdote, sin perder la calma, poseído por una mística incomparable y un inusitado valor, se negó en redondo por tres veces a hacer lo que le pedía el malvado sayón. Abrió los brazos y los colocó en cruz gritando ¡Viva Cristo Rey!
A quemarropa y sin mediar palabra, el indeseable brigada, que sería ascendido durante la guerra a comandante, le descerrajó dos disparos en la cabeza, dejándole moribundo. Todavía, con un hilo de vida, se colocó a Juan en una cama de la vivienda del conserje del ayuntamiento. Avisados sus padres, acudieron al ayuntamiento en compañía del médico Jaime Borrás. Se le administraron los Santos Oleos y Juan Huguet encontró la paz de Dios a las nueve de la noche de ese día 23. Su padre ayudado por varios amigos trasladó el cuerpo del asesinado a la casa familiar, donde sería revestido con los ornamentos sacerdotales que había llevado en su primera Misa, por su afligida madre. El miedo de la población obligó a un entierro casi clandestino del joven Juan, Al no haber sacerdotes en Ferrerias, unos jóvenes le llevaron con una Cruz al cementerio, adonde acudieron varios vecinos.
Juan fue asesinado por odio a la Fe, por un siniestro marxista, Nunca se había significado en política, ni había hecho enemigos, Fue salvajemente asesinado por tan solo su condición desde sacerdote. La revolución roja en Menorca tuvo una espantosa furia iconoclasta. Fueron destruidas todas las imágenes de las numerosas iglesias, capillas y oratorios de la isla. Derribadas todas las Cruces, También serían destrozadas las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, que adornaban las fachadas de numerosas casas de Ciudadela. Se profanaron tumbas de sacerdotes que descansaban en la cripta de la catedral, la cual sería saqueada en el 27 de julio, siendo profanada la Eucaristía.
El 10 de mayo de 2012 su Santidad el papa Benedicto XVI firmaba el decreto con el cual se reconocía el martirio del Siervo de Dios Juan Huguet y Cardona, lo cual permitió su Beatificación por parte del papa Francisco el 13 de octubre de 2013.
Por su parte el sayón asesino, cobarde y malvado, de Pedro Marqués, el que ahora pretende la incalificable Francina Armengol, convertir en víctima, fue detenido al finalizar la guerra de Liberación Española 1936-39, cuando estaba destinado en la Península. Fue juzgado por un tribunal militar en Menorca, que le condenó a muerte, siendo justamente fusilado.
Espero y deseo que algún día, no muy lejano, que ese odio tan despreciable, lleno de mentira y sectarismo que sienten los socialistas por los muertos que no pueden defenderse, sobre todo si se trata de Santos y Héroes de España, esa fechoría, la pague con creces la susodicha Francina Armengol.
Carlos Fernández Barallobre
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