Policía Acciona Aniano Sutil Pelayo.
A las dos de la madrugada del 27 de marzo de 1983 era asesinado en San Sebastián Aniano Sutil Pelayo, Tedax de la Policía Nacional que junto a su compañero, el cabo Juan Manuel Martínez Aguiriano, intentaban desactivar una bomba colocada por ETA en el barrio donostiarra de Gros.
El artificiero de la Policía Nacional resultaba muerto y otro compañero herido de gravedad, al explosionar un artefacto que se disponían a desactivar y que estaba colocado en el comercio Portobello, del barrio donostiarra de Gros. Sobre a una de la madrugada del día 27 se recibió una llamada en la Inspección Municipal de San Sebastián, informando de la colocación de un artefacto, que debía estallar en el mencionado comercio. La Policía Municipal y la Policía Nacional procedieron a cortar la circulación y a acordonar la zona, al tiempo que se desplazaba al lugar un equipo de artificieros de la Policía Nacional. Cuando los dos miembros del equipo procedían a desactivar el explosivo, éste estalló, alcanzando de lleno al cabo Juan Manuel Martínez Aguiriano que resultó gravemente herido, y a Aniano Sutil Pelayo, que murió prácticamente en el acto. El cabo Martínez Aguiriano fue trasladado a la residencia de Nuestra Señora de Aránzazu, donde fue intervenido quirúrgicamente. A las ocho de la mañana se facilitaba un parte médico sobre su estado, que decía: “Shock traumático hipovolémico. Contusión craneofacial. Amputación traumática miembro inferior izquierdo y ablación de partes blandas pierna derecha, extremidades superiores y cara. Pronóstico grave”.
La onda expansiva producida por el artefacto, al parecer un kilo de goma-2, destrozó la puerta del establecimiento, situado en el número 10 de la calle Carqulzano y afectó a los vehículos estacionados en la zona. Según fuentes policiales, en la mayoría de ocasiones los paquetes explosivos solían ser desactivados a distancia por los artificieros. Sin embargo, en esta ocasión, debido a la estrechez de la calle y a la posibilidad de que la explosión causase grandes daños materiales en locales y edificios, los dos artificieros, ambos voluntarios en este servicio de la Policía Nacional, intentaron desactivar el explosivo manualmente. Ya el día 17 de enero de ese año, un artefacto compuesto por tres kilos de goma-2 había sido colocado en ese mismo establecimiento, siendo desactivado por la policía.
La capilla ardiente con los restos de Aniano Sutil fue instalada en el Gobierno Civil donde tendría lugar una Misa en sufragio por el alma del Policía asesinado, con asistencia del ministro del Interior y del inspector jefe de la Policía Nacional.
Fuentes policiales señalaron a los medios de comunicación que era muy probable que los terroristas previeran la posibilidad de que la policía intentara desactivar el explosivo, por lo que colocaron una bomba trampa, cuyo objetivo era sorprender a los artificieros en el momento en que éstos comenzaran a manipularlo, como desgraciadamente sucedió.
Los funerales por el policía nacional se celebraron en la catedral del Buen Pastor, a las 11,30 horas. Además de la viuda estuvieron presentes el ministro del Interior, el consejero del Interior del Gobierno vasco, el delgado del Gobierno y otras autoridades civiles y militares. Por expreso deseo y prohibición del obispo de San Sebastián, José María Setien, un ser despreciable, que comparaba a victimas con verdugos, manifestando en más de una ocasión que el dolor causado por ETA era efecto de los asesinatos, los secuestros, las extorsiones o la falta de seguridad ciudadana; mientras que el "sufrido" por la organización terrorista era objeto de los asesinatos del GAL, las condenas a penas a muerte -ejecutadas o no-, las torturas policiales, los encarcelamientos y las dispersiones padecidas por los presos de ETA y por las personas más o menos allegadas a ellos", el féretro de Aniano Sutil entró en la catedral del Buen Pastor sin la Bandera Nacional. En mitad del funeral, indignado por el hecho, el coronel jefe del Acuartelamiento de Aldapeta de la Policía Nacional, se levantó a colocar la Bandera de España sobre el féretro, momento en que el oficiante interrumpió la ceremonia y lanzó una mirada inquisidora de odio hacia el ministro D. José Barrionuevo, el cual para evitar incidentes ordenó que la bandera fuese retirada. El obispado argumentó de forma cínica que en otras ocasiones, en funerales por asesinos etarras, no se dejó cubrir los ataúdes con la ikurriña.
Acabada la triste y bochornosa ceremonia religiosa, el comandante de la Policía Nacional en Guipúzcoa, Paulino García Díaz, obligó a callar a una señora de avanzada edad que gritó “ ETA asesina”, mientras esperaba la salida del féretro, lo que provocó airadas protestas de un nutrido grupo de personas contra el comandante.
El féretro, envuelto ya en la bandera de España, fue despedido en el exterior del templo con gran solemnidad y profunda emoción. El ministro por Barrionuevo dio gritos de Viva a España, Viva el Rey y Viva la Policía Nacional, que fueron coreados por todos los presentes
Un vez despedido el duelo que llevaba los restos mortales de Aniano Sutil hacia su localidad de origen, La Hiniesta en Zamora, donde sería cristianamente sepultado, el ministro y demás autoridades se dirigieron al lugar de los hechos, donde se rindió un homenaje a Aniano Sutil. En relación con el otro policía nacional herido en la misma acción, Juan Manuel Martínez Aguiriano, el equipo quirúrgico de la residencia sanitaria de San Sebastián, emitía un comunicado en el que afirmaba su pronóstico seguía siendo muy grave.
El ministro del Interior, José Barrionuevo, manifestó en la rueda de prensa celebrada en la capital donostiarra tras el funeral por el policía muerto al desactivar una bomba: “Ignoro qué medidas políticas se pueden adoptar, ya que existe una Constitución y un Estatuto de los que somos defensores”. En todo caso” añadió Barrionuevo, “las medidas políticas que cabe tomar son la movilización de toda la gente honrada contra los criminales”. Refiriéndose al Policía Nacional Aniano Sutil Pelayo, muerto al intentar desactivar la bomba, el ministro del Interior manifestó que “se trataba de uno de los mejores profesionales que había en España en materia de desactivación de explosivos”. “El se dio cuenta”, añadió Barrionuevo, “de que la bomba tenía una trampa y consiguió quitar uno de los elementos”. “En la segunda manipulación le explosionó el artefacto y quedó absolutamente destrozado”. Se trataba de un especialista que en 1981 desactivó 65 explosivos y en el presente año había ya tenido 13 intervenciones con éxito.
Aniano Sutil Pelayo tenía 27 años, estaba casado con Chelo, de 23 años, y tenía una hija, Tania, de 3 años. Había ingresado en el Cuerpo a los 18 años tras realizar los cursos de desactivación de explosivos, se había trasladado voluntario a San Sebastián.
Tras aquel vil atentado, el Ayuntamiento de La Hiniesta en Zamora, nombró hijo predilecto al joven policía nacional y en 2015 su memoria quedaba inmortalizada en el pueblo con el nombre de una calle.
A día de hoy ningún terrorista ha sido juzgado por el asesinato del TEDAX Aniano Sutil.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a Aniano la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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