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El brutal atentado del 11 de Marzo de 2004. Una hipótesis de trabajo.Por Col. Lorenzo Fernández Navarro. Aparecido en El Español Digital 11-3-2024.



Hipótesis de trabajo: la que se establece provisionalmente como base de una investigación que puede confirmar o negar la validez de aquella. (Definición del Diccionario de la Lengua Española)



Jamal Zougam


Al cumplirse los veinte años del más sangriento atentado cometido, no ya en España, sino en la Unión europea, debería ser obligado formular una hipótesis de trabajo. Toda vez que el proceso judicial que se llevo a cabo en Madrid, entre el 15 de febrero del 2007 y el 2 de julio de ese año, dejó abiertas muchas incógnitas. Hubo cincuenta y siete sesiones y la Audiencia Nacional dictó sentencia el 31 de octubre del 2007 en la que consideró probado que los atentados que causaron 193 muertos y 1856 heridos, fueron llevados a término por una célula Yihadista, siete de cuyos miembros se suicidaron en Leganés el 3 de abril del 2004, además de Jamal Zougam, Othman el Gnaoui y otro yihadista no identificado, con la cooperación necesaria del minero José Emilio Suárez Trashorras quien facilitó el robo de los explosivos. Por otra parte Jamal Zougam es marroquí, nacido en Tánger (Marruecos) en 1973. Y al parecer también lo era el terrorista que escapó del piso antes de producirse la explosión en la que se “inmolaron” los otros siete yihadistas. Si exceptuamos el número de muertos y heridos, pocas certezas y muchas incertidumbres aporta la sentencia. Es más, esta sentencia dictada por la Audiencia Nacional, resulta algo así como si tras un gran robo, un alto tribunal sentenciara muy serio que ha sido cometido por ladrones.



Zouhier


Uno de los imputados por el confidente Zouhier, señaló a Lotfi Sabai como el traficante que facilitó armas a los terroristas, y este declaró que su padre había pertenecido a los Servicios Secretos de Marruecos, aunque hacía tiempo que se había retirado. Por otro lado solamente uno de los terroristas escapó del piso de Leganés cercado por los GEOs antes de que tuviera lugar la explosión que acabó con la vida de los otros siete terroristas. ¿Quién era? ¿Fue él quien antes de escapar de la vivienda inició el explosivo? ¿Con que procedimiento? ¿Mecha lenta o algún tipo de retardo? ¿Carga iniciada mediante una llamada desde un móvil al dispositivo? Se especuló que había escapado a Marruecos. Pero lo que parece no ofrecer dudas es que la explosión y la muerte de los siete terroristas, tenía por objeto la destrucción de las pruebas, y la desaparición de los autores mediante su eliminación física. Y si a esto le sumamos la profanación de la sepultura del GEO Francisco Javier Torronteras Gadea, muerto por la explosión el día 3 de abril cuando se iba a proceder al asalto del piso, donde estaban los terroristas (el número 40 de la calle Carmen Martín Gaite en Leganés) se incrementan las incógnitas.



GEO de la Policía Nacional Francisco Javier Torronteras


El dispositivo policial de vigilancia previo, en torno a la vivienda, se precipitó inesperadamente cuando los agentes observaron salir del edificio un ciudadano de raza árabe que bajaba a tirar la basura. Contaron muchos años después los compañeros de Javier Torronteras, el Inspector  que siendo el jefe de la operación, penetraba en primer lugar en el piso. Algo que honra su memoria.

En la madrugada del día 19 de abril unos desconocidos ¿Fue investigado? profanaron la tumba del Inspector Jefe que llevaba enterrado dieciséis días en un nicho del Cementerio Sur de Madrid en Carabanchel. La lápida que cerraba el nicho, no tenía aún puesto el nombre, por lo cual quienes la profanaron sabían que allí estaba enterrado.



Lugar del cementerio donde los profanadores quemaron los restos del GEO.


La profanación fue especialmente sórdida y realizada al menos por dos personas,  pues tras sacar el ataúd del nicho, situado en la altura de una segunda fila, fue transportado más de seiscientos metros hasta las proximidades del muro de cierre del camposanto. ¿Con ánimo de llevarse el cadáver?  Al cuerpo le habían clavado un pico en la cabeza, y una pala en el pecho. Además de mutilarlo pues le faltaba una mano. Luego lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego. El carro en el que se transportó el féretro desde el nicho hasta el lugar donde se profanaron y quemaron los restos mortales, desapareció de los depósitos judiciales donde se encontraba. Algo sin duda tan extraño como la destrucción de los trenes donde habían tenido lugar las explosiones. De cuyos vagones destrozados hubieran podido extraerse elementos esenciales para la investigación. Lo ya dicho: las investigaciones y la sentencia dejaron muchas incertidumbres. Y pocas o ninguna certeza.

Este pasado seis de marzo el Ministro del Interior Fernando Grande-Marlasca ha inaugurado la exposición “20 años del 11M, Memoria de dolor y solidaridad” organizada por la Fundación Víctimas del Terrorismo, y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, para conmemorar el vigésimo aniversario de la luctuosa fecha. La Galería de de las Colecciones Reales, al lado de la Plaza de la Armería, ha sido el escenario. La exposición estará abierta al público hasta el 21 de marzo y después hasta el 31, en la sala de exposiciones Maruja Mallo.


Sin duda es una buena iniciativa el pretender honrar la memoria de las víctimas de la tal explosición. Pero sería mucho más oportuno abrir una investigación para tratar de esclarecer tantos puntos oscuros de aquella masacre. Y no solamente por la incidencia que tuvo en el devenir político de España el aprovechamiento de aquella salvajada, sino por las implicaciones externas que pudo tener. Y para ello nada más oportuno que abrir una hipótesis de trabajo, con la finalidad de confirmar o negar la validez de ella. Algo que, lamentablemente, no se hizo en su día. Cuando se debió hacerlo.

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El 21 de marzo del 2002 tiene lugar la boda de Mohamed VI con Lalla Salma Bennani. Un hecho sin duda trascendente, no sólo para el Sultán o Rey Mohamed VI, sino también para Marruecos. Y tal vez queriendo el Rey dar muestras de su “real aprecio” hacia el pueblo marroquí, concibiera una acción que, aunque en miniatura, emulase a su padre Hasán II cuando pretendió -y consiguió- la anexión del Sahara Español a Marruecos. Como una primera pieza del soñado “Gran Magreb”

Y esta acción de Mohamed VI para emular a su padre, pudo ser la ocupación del islote de Perejil. Ciertamente no era comparable anexionarse 266.000 Km cuadrados, con un pequeño islote deshabitado, pero  lo importante era demostrar a su pueblo la voluntad de continuar la expansión de Marruecos a costa de los territorios de soberanía española.



Y así, el 11 de julio del 2002, cuatro meses después de la boda, una dotación de la Gendarmería Real ocupa el islote de Perejil izando la bandera de Marruecos. En nítida muestra de soberanía sobre un territorio español, sobre el que al igual que otros cercanos, pretendía demostrar su voluntad de incorporarlos a Marruecos. El resultado ya es conocido. Le sale el tiro por la culata de la espingarda. Algún tiempo después manifestó haberse sentido abofeteado y humillado. Y para entender  lo que quiso decir al sentirse abofeteado, es preciso saber que para un  musulmán el abofetear a un hombre casado es la mayor injuria que se le puede infligir. No debiendo olvidar que además, precisamente, el islote de perejil era el regalo a su pueblo ofrecido con motivo de la boda real.


Así pues el odio y el rencor anidó en su pecho. Y con ellos la voluntad de tomar cumplida venganza. De España y de Aznar, del Presidente del Gobierno que lo había derrotado. La primera idea fue provocar una acción terrorista que podría cometer la ETA. Era una forma de tirar la piedra y esconder  la mano, para que no se pudiera relacionar a Marruecos con la venganza. Nada nuevo bajo el sol: quienes necesitaban acabar con Carrero Blanco, tanto para finiquitar el Régimen del 18 de Julio como para cumplir su pena de muerte dictada entre columnas, también recurrieron a la ETA.



Miembros de ETA Gorka Vidal y Irkutz Badillo.


Pero resulta que el intento de que fuera la ETA la que cometiera el atentado, se malogró. Pues muy a su pesar, los Servicios Secretos de Marruecos comprobaron que la ETA estaba completamente infiltrada por la Guardia Civil. Y el 29 de febrero del 2004, de madrugada, la Guardia Civil interceptó en la carretera N-320 entre Albacete y Cuenca, a la altura de Cañaveras (Cuenca) una furgoneta que se dirigía a Madrid con 536 Kg. de explosivos. 506 Kg. de cloratita, 30 de dinamita y 90 m de cordón detonante. A esta furgoneta le precedía otra que actuaba de lanzadera pero había quedado averiada 60 Km. más atrás, en Pobeda de la Sierra (Guadalajara) La furgoneta de la muerte, con los explosivos, fue interceptada a la una de la madrugada. Al parecer ambos vehículos procedían de Francia y se dirigían a Madrid. Habían elegido, precisamente, vías secundarias por seguridad. Pero de nada les había servido a los dos terroristas, Gorka Vidal Álvaro y Irkutz Badillo Borde elegir aquella “ruta segura” pues indudablemente el servicio de información de la Benemérita había cumplido muy bien su misión. Y había hecho llegar oportunamente el “chivatazo”

Fracasado el intento, los servicios secretos ¿de Marruecos? decidieron ejecutar el atentado con medios propios. Los contactos previos para la organización del atentado, que habían tenido lugar entre etarras y traficantes de droga marroquíes en prisión, dieron lugar a que los indicios de tales contactos, unidos a un elaborado plan de decepción fueron la causa de que en un principio las fuerzas de seguridad pensaran que la acción terrorista había sido cometida por la ETA, trasladando a los responsables políticos el error de la autoría. Error que fue de inmediato explotado por quienes tuvieron puntual información fidedigna. Posiblemente por estar previsto así en el elaborado plan de decepción al que más adelante se hará referencia. Pero sin que ello suponga descartar, completamente, ciertos niveles la complicidad. Al menos en cuanto a no haber alertado previamente sobre lo que se estaba fraguando. Muy posiblemente, además de los Servicios Secretos de Marruecos, tuvo algún papel importante el de Francia. Donde tanto la ETA como las Logias masónicas siempre han tenido gran predicamento y apoyo. Sin olvidar, por supuesto, que los servicios secretos franceses y marroquíes, comparten habitualmente “información sensible” de posible utilidad para ambos.


Son infinidad los “puntos oscuros” que han quedado sin aclarar de aquel salvaje atentado. Terrible no solo por el número de víctimas; 193 muertos y 2084 heridos de los que 100 quedaron con alto grado de incapacidad física. Incluso falleciendo la última víctima en el 2014 tras diez años en coma. Si los familiares de todas las víctimas tienen derecho a que se aclare, quién o quienes, fueron los que urdieron la masacre, los de esta persona, que sufrieron durante diez años el terrible dolor de ver a su deudo en estado vegetativo, tienen doble derecho para conocer la verdad.

Las incógnitas que quedaron sin despejar son ingentes. Empezando por el explosivo utilizado ¿Igual el de todas las mochilas? ¿Dinamita goma 2 proporcionada por el minero Trashorras? ¿Titadine? ¿Cloratita? ¿Cordón detonante (pentrita)? (por relacionar alguno de los tipos de explosivos transportados en la furgoneta interceptada) ¿Una mezcla de ellos? ¿Cuál fue la cadencia de las explosiones? ¿Fueron simultáneas o sucesivas? El determinar estas cuestiones era sin duda de la mayor importancia.  Además de precisar el explosivo empleado: el arma del crimen. Algo esencial en cualquier investigación. También el determinar los dispositivos que dieron fuego a las cargas.


Y sin embargo todo ello no fue posible al haberse desguazado los vagones donde tuvieron lugar las explosiones. ¿Quién lo ordenó? ¿Quién lo autorizó y por qué razón? ¿Hay alguna relación entre esta desaparición de pruebas y la desaparición, nada menos que de un depósito judicial, del carro donde fue trasladado el féretro del Subinspector del GEO asesinado tras la profanación de su sepulcro? Demasiadas incógnitas, que por ser tantas no es posible relacionarlas todas. Incógnitas sin despejar en las que se unen, no sólo las relativas a la propia acción terrorista, sino también las surgidas en el proceso de investigación. Tales como posibles pistas falsas y falsas noticias, inducidas con la finalidad de dificultar o desviar la investigación. Debiendo quedar ello para una nueva investigación en la que no se eluda ninguna hipótesis de trabajo.


En relación con las incógnitas planteadas, es oportuno decir que los crímenes cometidos por “particulares” casi siempre se resuelven. Más difíciles resultan de resolver los cometidos por autores que pertenecen a una organización criminal, como es el caso de la ETA o las mafias, al contar con el apoyo de la organización. Pero los crímenes de estado los cometidos por los servicios secretos casi siempre quedan impunes y sin resolver. En primer lugar es preciso decir que son concebidos y preparados por especialistas. Son diseñados como una operación militar teniendo en cuenta hasta los menores detalles. Una vez diseñados, pasan a otro especialista ajeno a quien lo ha diseñado, que busca los posibles fallos de la operación y con sus observaciones se procede a corregir los posibles fallos, tanto en lo concerniente a la ejecución como en lo relativo a que no se pueda determinar la autoría. Algo parecido a como se plantea en táctica una organización defensiva. En la que tras tener en cuenta todos los puntos sensibles, que pueden ser vulnerados por el enemigo, se le pasa el dispositivo a otra persona, para que encuentre los posibles puntos débiles de la defensa  que pudiera encontrar y explotar el enemigo en su ofensiva.


Este mismo procedimiento lo utilizan los servicios secretos para organizar sus acciones clandestinas. Completándolas luego con un elaborado y completo “plan de decepción” en el que se incluye dejar pistas falsas para que la investigación tome un rumbo equivocado. Y al mismo tiempo filtrar a los medios de comunicación el “descubrimiento” de tales pistas falsas, para que desde un principio la “opinión pública” de por buenas esas falsas pistas descubiertas sabiendo lo difícil que resulta, una vez “mordido el anzuelo” aceptar otra posibilidad. Aunque se demuestre que es la verdadera. Es decir, desde un principio los servicios secretos buscan una explicación falsa de los hechos pero compatible con ellos. Dejando al mismo tiempo las pistas que conducen a hacerlos verosímiles y teniendo previsto también los canales por los que se van a difundir. Y por supuesto tener también prevista la desaparición de las pruebas, de los testigos… en incluso de los propios criminales. Un caso paradigmático de lo expuesto es el asesinato de John F Kennedy. Y dentro de ese plan de decepción, para desacreditar a quienes traten de buscar la verdad, poniendo en duda la versión oficial, está la acusación de conspiranoico. La más eficaz herramienta para evitar una investigación que tenga por finalidad buscar la verdad de los hechos obviando el plan de decepción. 


El 11 de marzo del 2005, en el primer aniversario del atentado, tuvo lugar a las doce de la mañana en “El Bosque de  los Ausentes” en el Parque del Retiro de Madrid, un homenaje a  las víctimas presidido por S.M. el Rey Juan Carlos. No asistieron, creo recordar, ningún Jefe del Estado o Presidente de Gobierno extranjero. Pero sorprendentemente si asistió el Rey de Marruecos Mohamed VI. Hubo comentarios sobre lo improcedente de su presencia. Habida cuenta, entre otras razones, por la falta de colaboración de Marruecos con España para localizar al único terrorista que escapó del piso de Leganés, antes de la explosión que acabó con la vida de los siete terroristas que se hallaban con él.


Es cierto que de tales comentarios se hicieron muy poco eco, y sólo algunos, medios de comunicación. Lo cual resulta clarificador.


Aquello me trae a  la memoria lo que dice Franco en su libro “El Diario de una Bandera” cuando al llegar a un aduar y ver los cadáveres salvajemente mutilados y profanados por los cabileños de Abd el Krim, impide que lo vean sus legionarios: Para que el deseo de venganza ante tanta infamia no estropee la política.    


Han pasado veinte años del 11 M y es cosa juzgada. No será posible imputar ya a nadie por aquella salvajada. Pero la dignidad de las víctimas, y la de España, exige que se siga investigando hasta descubrir a los responsables. Es el mejor homenaje que se puede hacer a  las víctimas.

Y una consideración final. Tras el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, el pueblo americano se unió como una piña con su Gobierno. Sin que aquella agresión y ofensa diera lugar a que demócratas y republicanos trataran de aprovecharlo en sus contiendas políticas. Es más, con los hierros retorcidos recuperados de los escombros, se hizo la proa de un nuevo barco de guerra, alegoría magnífica de la voluntad de lucha de un pueblo. Por el contrario en España, el atentado del 11 M, no solamente fue aprovechado por el PSOE para defenestrar con malas artes al Gobierno del PP, haciendo recaer sobre él la culpa del atentado. Sino que llegado al poder, no tuvo ninguna voluntad de descubrir a los responsables. Si es que no trataron por todos los medios de dificultar la investigación destruyendo pruebas. Y en definitiva colaborando con el “plan de decepción” de quienes habían provocado la masacre.


Esta diferencia de actitudes del pueblo español y el americano, ante un mismo drama, es una prueba palmaria del cáncer nacional que está a punto de acabar con España. Si es que Dios, compadecido de ella -y aún a pesar de su apostasía- no hace un nuevo milagro diciendo ¡¡¡Levántate y anda!!!


O permite el advenimiento de un cirujano de hierro, como profetizara Joaquín Costa.


Porque  frente a esa alegoría de un barco de guerra, el Gobierno se limitó a erigir el deprimente “Bosque de los Ausentes” de señalado cuño masónico, desprovisto de cualquier signo religioso. ¿Habrá entre las especies arbóreas del bosque alguna acacia?


Cuando lo genuinamente español hubiera sido, no el difuso recuerdo del  “Bosque de los Ausentes” sino un bosque de cruces con los nombres de las víctimas. O una gran cruz presidiendo la lápida donde figurasen los nombres de todas las víctimas y a cuyo pie se consignara: Víctimas del 11 de marzo del 2004  ¡¡¡PRESENTES!!!


Con el doble significado de recuerdo imperecedero y fe en la Resurrección.

Resurrección de los muertos el 11 M… y de España

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