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¿Hay un PSOE «bueno» y un PSOE «malo»? Por Lorenzo Fernández-Navarro.

Articulo aparecido en El ESPAÑOL DIGITAL el 21 de junio de 2023. Publicado anteriormente en el mismo medio en 2020.


Hay un PSOE bueno y un PSOE malo?

La respuesta es No. Definitivamente no


El Partido Socialista Obrero Español ha sido, es y será una maldición bíblica para España. Desde su fundación hasta nuestros días.


Hizo inviable la Segunda República. Y está haciendo inviable la impropiamente llamada “Transición a la Democracia”


Lo cual no quiere decir que en España no haya socialistas honestos. Pero para contarlos, no es preciso disponer de un ábaco. Bastan y sobran los dedos de una mano. Tal vez sea necesario los dedos de las dos. Y se acabó el recuento. Rosa Díez, José Luís Corcuera, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo… incluso Barrionuevo.


Pero no se trata ahora de hacer tal relación para contraponerla a otra lista -de dimensiones oceánicas- formada por los arribistas, corruptos e impresentables. Bobos solemnes como Zapatero. O “miramelindos” narcisistas como el actual okupa de la Moncloa.


Tampoco se pretende (a semejanza de Abraham que preguntó a Yahveh si perdonaría a Sodoma y Gomorra en el caso de hallar diez justos) hacer lo propio con el PSOE para, en el caso de encontrar diez socialistas buenos, perdonar los yerros históricos del Partido. Se trata de poner en evidencia que aunque algún o algunos socialistas merezcan respeto, el PSOE como partido político, ha sido nefasto para España. Y en ello persiste actualmente de manera contumaz. En una alocada carrera por destruirla definitivamente. En lo que tal vez sea el sprint final para acabar con España siguiendo un proceso diseñado “entre columnas”


UN RECORDATORIO A MODO DE PRÓLOGO


Hagamos un somero recorrido histórico citando solamente algunos hitos. Huelga General Revolucionaria de 1917 -un fallido golpe de estado- mediante el cual trataba el PSOE -según sus propias declaraciones- de cambiar el régimen político vigente (la Monarquía Constitucional de la Restauración) por un Régimen similar al de la Rusia Soviética, cuya revolución se inició ¡¡¡qué curiosa coincidencia!!! ese mismo año. Un corto espacio de tiempo, en el que no era posible que el contagio revolucionario llegara a España desde la lejana Rusia. Ello pone en evidencia, que detrás de ambos procesos simultáneos, estaban las mismas fuerzas ocultas o “discretas” como a ellas les gusta denominarse.


Posteriormente, tras unos años de permanente agitación, una nueva intentona; la “Sublevación de Jaca” el 12 de diciembre de 1930, y un segundo intento, tres días después, el 15 de diciembre, con la sublevación de Cuatro Vientos. A continuación el Golpe de Estado del 14 de abril de 1931 en que mediante unas elecciones -cuyo objetivo no era determinar el régimen político o forma del Estado- sino la composición de las corporaciones municipales, y sin esperar el final del escrutinio, se proclamó la Segunda República por la vía de los hachos consumados. Un golpe de estado en toda regla, no militar sino civil, pero no por ello ajeno a la presión de las armas. Pues los partidos políticos -especialmente el PSOE- disponían de varios miles, tal vez más de cien mil, milicianos armados y entrenados militarmente (los batallones de Chíviris). Que con la amenaza de emplearlos, provocando un baño de sangre, consiguió forzar la deserción del Rey Alfonso XIII.

1931. Quema de Conventos.


Y si la Segunda República se proclamó el 14 de abril de 1931 mediante un golpe de estado -y por ello sin legitimidad de origen- de inmediato a esta ilegalidad de origen se sumó la ilegalidad de ejercicio. Pues el 11 de mayo, sin haber transcurrido un mes, tuvo lugar la primera “quema de conventos” con la pasividad de las autoridades reflejada en aquella frase de Azaña “Todas las iglesias y conventos de España no merecen la vida de un republicano”. Naturalmente esta dejación de autoridad -complicidad más bien- tendría funestas consecuencias. Así lo vieron y advirtieron algunos republicanos honestos (que entonces como ahora, pocos, pero algunos había) vaticinando que con aquella inaudita salvajada la República había firmado su sentencia de muerte. Como así fue, en efecto, tan sólo cinco años después.


Y es preciso resaltar que esta complicidad del Gobierno Provisional de la República en los desmanes contra la Iglesia, fue debida a que en el Gobierno Provisional tenían la mayor fuerza, y cohesión, los diputados pertenecientes a las diversas “obediencias” masónicas. Como se pondría en evidencia en la Constitución Republicana.


Tres años después tiene lugar otra insurrección armada del PSOE contra la legalidad. Ahora contra la misma “legalidad” de la República que los socialistas habían proclamado fraudulentamente. Es la llamada Revolución de Octubre de 1934 aprovechada de inmediato -como toda debilidad del Estado- por la Generalidad de Cataluña. Alianza de conveniencia entre enemigos, ante la posibilidad de alcanzar el objetivo común: La destrucción de España.

Para contrarrestar los ataques sufridos dentro y fuera de España, por haber sofocado la insurrección, la República se vio en la necesidad de editar este documento.


Sofocada la insurrección al precio de mucha sangre, la debilidad del Gobierno con los responsables -sucede siempre cuando el enemigo está dentro- dio lugar a que continuara imparable el proceso revolucionario y su lógica consecuencia; el “pucherazo” de febrero de 1936 que llevó al llamado “Frente Popular” al poder. Frente Popular, es preciso recordarlo, que entonces como ahora, es la “conjunción rojo-separatista”. Extraños compañeros de cama, pues “se empiltran” juntos representantes de la derecha más capitalista y reaccionaria, con los del más abyecto y sanguinario marxismo; en pos del objetivo común. Que como ya se ha dicho no es otro es la destrucción de España. La izquierda porque esa es su naturaleza. Y la “derecha” por su acreditada cobardía y estulticia históricas. Sin que falte también el cálculo interesado (el paradigma es la familia Pujol) pensando que “a río revuelto, ganancia de pescadores” y en la creencia de que luego serán capaces de encauzar la riada. Una riada que actualmente los puede arrastrar de nuevo a Paracuellos del Jarama.


Son pues esas “derechas autonómicas” que se acuestan con el rojerío, buscando llenar el cesto de sus ambiciones en el revuelto río autonómico, a las que es preciso recordar el viejo refrán: quien con niños se acuesta, excrementado alborea. Y aplicado a las “políticas de consenso” puede formularse así: “Quien con rojos se acuesta… sodomizado alborea”


Pues bien, desde que el Frente Popular detentó el poder merced al pucherazo de febrero del treinta y seis -establecido definitivamente para la historiografía por Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García en su libro: 1936 FRAUDE Y VIOLENCIA en las Elecciones del Frente Popular- el PSOE se dispuso a proseguir el proceso revolucionario que la propia República había abortado en 1934. Y así lo declaraba públicamente el socialista Largo Caballero “El Lenín Español” al manifestar que su objetivo era alcanzar el poder a cualquier precio. Dentro o fuera de la Ley.

Lo mismo que pretende actualmente “el coletas” si bien que en vez de formularlo de forma tan explícita, lo hace con el hortera eufemismo -muy de su gusto- de “asaltar los cielos” mientras Largo Caballero lo expresaba de forma mucho más directa, sin ambages, manifestando que si no alcanzaban todo el poder (recordemos aquello de “todo el poder para el Soviet”) tendrían que ir a la guerra civil. Y para ello se preparaba a conciencia el PSOE en 1936. Pero hete aquí que el 18 de julio -por días, semanas o meses- les “madrugaron” los Nacionales. Empleando una muy gráfica expresión de los mexicanos, cuyo significado es que se les adelantaron.


El resultado que buscaba con ahínco el PSOE -aunque obviamente soñando con otro resultado- fue una guerra civil. La sangrienta y devastadora Guerra de Liberación Nacional, que también fue Cruzada, puesto que además de la salvación de España pretendía -y logró- la salvación de La Cristiandad. Concluida pues la guerra, y gracias a la derrota de quienes habían querido acabar primero con la Monarquía, y luego con la República -en definitiva con España- (no olvidemos el ¡¡¡VIVA RUSIA!!! ¡¡¡MUERA ESPAÑA!!!) la media España victoriosa que no se resignaba a morir, se libró del exterminio. Si bien fue a costa de cuantiosa sangre, sudor y lágrimas.


COMO GANAR UNA GUERRA TREINTA Y SEIS AÑOS DESPUÉS DE HABERLA PERDIDO


Al ser la Victoria Nacional completa, el PSOE se vio obligado a “abatir columnas” y durante el Régimen de Franco se mantuvo durmiente. Sólo el Partido Comunista, apoyado y financiado desde la URSS, fue una oposición eficaz al Régimen intentando derrocarlo. Primero mediante el bandolerismo político de las guerrillas comunistas -el llamado maquis– al que la infame ley 52/2007 ha elevado a los altares laicos junto a los asesinos de ETA y grupos terroristas afines, santificándolos como “luchadores por la democracia”. Luego, a partir de 1965, mediante la infiltración en instituciones esenciales del Estado como la Iglesia, centros docentes, universidades y medios de comunicación. La infiltración en todos los ámbitos constituyó un rotundo éxito. Excepto en los ejércitos, donde hasta 1975 la fidelidad al juramente empeñado los hizo invulnerables, fracasando todos los intentos. Como fue el caso de la UMD. Pero esto también cambió a partir de 1975. Cuando los juramentos perdieron todo su valor.


A partir de esa fecha el PSOE “alza columnas” si bien es cierto que en las postrimerías del Régimen de Franco ya se había hecho notar. Pues como dice el gran experto Mauricio Carlavilla el que diga que la masonería no tiene poder, que pruebe atacarla. Y quien lea los artículos del libro Jakim Boor (no por casualidad el nombre de las dos columnas del Templo) o el “sueño” de Carrero Blanco, lo entenderá. (AQUÍ el profético sueño de Carrero Blanco)


El almirante Luis Carrero Blanco fue asesinado en Madrid el 23 de diciembre de 1973 mediante un atentado ejecutado por la mano de ETA, que su viuda, Carmen Pichot, siempre consideró un “crimen masónico” A Franco no pudieron matarlo, cumpliendo sobre él en vida la venganza hiramita. Pero ahora lo están fusilando a salivazos post mortem todos los días, de la forma más abyecta. Profanando su legado, su memoria y finalmente hasta su sepultura.


Y tras conseguirlo mediante la infame ley 52/2007, pretenden ahora con la nueva ley “de la memoria democrática” dar una nueva vuelta de tuerca al garrote vil con el que se quiere silenciar definitivamente la verdad histórica. Y ello no sólo para que se olvide el inmenso legado material, político y moral del Régimen de Franco, sino también para ocultar a las nuevas generaciones los crímenes del PSOE y su responsabilidad en la Guerra Civil. Con las inevitables consecuencias a su término. Con esta nueva ley de “la memoria democrática” que se está tramitando, se pretende impedir que pueda desmontarse, con pruebas irrefutables, las toneladas de estiércol con las que se quiere sepultar la verdadera memoria histórica de Franco y su Régimen.


Pero si llegara a salir adelante esta nueva infame ley, esperemos que el pueblo español demuestre que conserva su casta y virtudes históricas. Y que haga de ello “casus belli” Como cuando España fue entregada a Napoleón Bonaparte.


Porque muchos incautos creyeron en la reconciliación de la Transición. Unos por ingenuos. Y otros por cobardes. Pensaron los primeros que la izquierda en general, y el PSOE en particular, había cambiado. Los cobardes por su parte creyeron que metiendo la cabeza bajo el ala, al no verlos, conjuraban el peligro de los chacales que les acechaban. O que balando “libertad sin ira” iban a ahuyentar al lobo. Pero todos -incautos y cobardes- dando muestras de un suicida desconocimiento de la reciente historia de España. Que a partir de 1955 el Régimen había dejado de enseñar. Precisamente buscando en el olvido una verdadera reconciliación nacional.


DE NADA HAN SERVIDO LAS ADVERTENCIAS


Dese luego no es el caso de quien esto escribe, que conocedor de la historia, siempre ha advertido del peligro. Aunque haya sido “la voz que clama en el desierto”. Tal es el caso del informe reservado que elevó al Mando, por conducto reglamentario, nada más entrar en vigor la ley 52/2007 en donde alertaba de las consecuencias que tendría. Informe que en lugar de ser tenido en cuenta para acotar el desastre que se veía venir, sirvió para que se le impusiera una muy severa sanción disciplinaria. Por más que ahora oiga con frecuencia decir: ¡¡¡cuánta razón tenías!!! (AQUÍ el informe reservado)


Esta certeza sobre lo peligroso que era bajar la guardia ante los enemigos de España -y por ende ante nuestros enemigos- también está expuesto en “LA TRANSICIÓN: REFORMA O RUPTURA


Donde puede leerse: La pretendida concordia de la Transición fue un loable intento de conseguir la paz política. Tras haberse consolidado la convivencia y la paz social efectiva entre los contendientes de la guerra civil y ya había tenido lugar durante el Régimen de Franco. Pero los hechos posteriores han demostrado que una de las partes jamás quiso esa concordia, y trató por todos los medios de hacerla inviable, aunque al principio pareciera desear la reconciliación llevada del vil aforismo “lame la mano que no puedas morder”. Pero hoy se siente ya suficientemente fuerte como para morder esa mano que, de forma tan generosa como imprudente, se le tendió. Por ese motivo, de manera solapada al principio de la Transición, y a cara descubierta desde la promulgación de la infame ley 52/2007 pretende romper con lo pactado y acabar con la Constitución de 1978 y con la Corona. Dando cima a su propia idea de la “Transición” cuyo objetivo no es otro que proclamar la Tercera República volviendo en su revancha histórica a una pretendida “legalidad anterior al 18 de julio de 1936”. Por ello estamos asistiendo al intento de lograr su último objetivo. Y en este sentido, la profanación de la sepultura del Caudillo exhumando sus restos del Valle de los Caídos, tiene por finalidad, además de saciar un odio y rencor inextinguible, -eterno como corresponde a su carácter luciferino- enterrar en esa misma fosa, ahora vacía, a la Corona. Tal como ha dicho con gran acierto Jiménez Losantos. Que conoce muy bien a sus antiguos correligionarios. porque no hay mejor cuña que la de la propia madera.


Ya se ha dicho que a la muerte de Franco el PSOE alzó columnas, e inició sin prisa pero sin pausa, su particular proceso de revancha histórica. Pero, haciendo autocrítica mediante las llamadas lecciones aprendidas, comprendieron su error al intentar llevar adelante el proceso revolucionario en algunos meses o pocos años. Por ello decidieron que esta vez deberían ser más cautos, pautándolo para sustanciarlo en dos generaciones -cincuenta años- tiempo necesario para que desaparecieran quienes habían vivido el “Franquismo” al tiempo que dominaban los medios para, creando opinión, poder adoctrinar a las generaciones que no lo habían conocido. Y en ello están con herramientas tan eficaces como la serie “Cuéntame como pasó”


UN LARGO PROCESO QUE ESTÁ CULMINANDO


En 1982 el PSOE llega al poder… gracias al golpe interruptus de febrero de 1981. A partir de ese momento, aunque sigue con sus cautelas, se lanza ya decidido a materializar su proyecto. Resucitar la Segunda República. Para ello le es imprescindible desmontar previamente la “Transición” y su fruto, la Constitución de 1978. Pero el edificio creado es sólido, y se hace evidente que para lograrlo se hace necesaria una previa labor de zapa en sus cimientos. De esa manera se inicia el proceso para barrenar el legado de Franco. Y en esa labor de zapa colabora, de manera suicida, la Institución que todo se lo debe. Sin comprender que la ruina del edificio la sepultará bajos sus escombros.


Aunque buscando en las hemerotecas se podría encontrar decenas, tal vez centenares, de ejemplos que ponen de manifiesto la falsa voluntad de reconciliación de la izquierda, y de su obsesión por ganar ochenta y un años después la guerra que provocaron y perdieron, como para muestra vale un botón vamos a exponer algunos casos.


El 28 de octubre de 1982 el PSOE gana las elecciones y Felipe González llega al poder. Ni ellos mismos se lo creen, y con buen criterio deciden no dar pasos en falso. Guante de seda con el Ejército y con la Corona. Pues todavía perdura el susto del 23F. Pero se inicia, con inteligencia y decisión, el proceso para demoler los cimientos del Régimen Constitucional. Y se comienza por la “reorganización del Ejército” -que casi cuarenta años después continua en permanente reorganización- buscando el llamado ejército bonsay en el que mediante sucesivos y permanentes recortes, lo que se pretende es que no se salga del tiesto. También se utilizan las continuas “reorganizaciones” y “adaptaciones orgánicas” para implementar la llamada “teoría del saco de los ratones”. Si tienes un saco con ratones, roen el saco y se escapan. Pero si estás permanentemente moviendo el saco no tienen ocasión de hacerlo. Las permanentes reorganizaciones, cierres de unidades, creación de otras nuevas, traslados de UCOs, nuevas dependencias orgánicas, necesario acondicionamiento y reacondicionamiento de instalaciones y acuartelamientos, ruptura de estructuras morales de las unidades más señeras, además de los permanentes cambios de destino y ubicación de los cuadros de mando, consiguen una serie de “ventajas” para la intención: Toda la Estructura de Mando está involucrada en una eterna planificación. Fiel trasunto de lo que tejía Penélope por la mañana y deshacía de nuevo por la noche. Los cuadros de mando preocupados por los traslados familiares y sus consecuencias. Una ingente cantidad del presupuesto necesaria para el acondicionamiento a sus nuevas funciones de los establecimientos militares. Presupuestos que es necesario detraer de otras necesidades como son armas, vehículos, municiones y maniobras. Y en definitiva, hacer realidad el viejo sueño de Hazaña, “triturar el Ejército” con una serie de disposiciones “estelares” tales como la desaparición de la jurisdicción militar y de las Capitanías Generales… y con una medida estrella: todas las vacantes de mando o de alguna responsabilidad son de “libre designación”. Unido al antijurídico hecho de que “a libre designación, corresponde libre cese” convirtiendo con ello en agua de borrajas aquella sabia disposición de las Ordenanzas según la cual la justicia debe imperar en los ejércitos de modo que “nada debe esperarse del favor, ni temer de la arbitrariedad”


Y en definitiva, que aquella famosa advertencia de Alfonso Guerra, de que tras la llegada del PSOE al poder “España iba a ser pasada por la izquierda” y no la conocería ni la madre que la parió” se hizo realidad -como no podía ser de otra forma- también en los Ejércitos.


Recientemente el analista Jesús M. Pérez Triana ha hecho un lúcido -y demoledor- análisis de este permanente y siempre inacabado proceso de reorganización del ejército, cuyo título es revelador: Ejército de Tierra español: ¿alguien al volante? Aunque naturalmente sin relacionar la siempre inconclusa “reorganización” con la teoría del saco de los ratones.


Ya se ha dicho que para hundir el edificio de la Transición y poder destruir el Régimen Constitucional de 1978, tanto el PSOE, como la izquierda comunista y los separatismos -el nuevo Frente Ppopular- comprendieron que era preciso dinamitar primero sus cimientos; que no eran otros que el llamado “Franquismo”. Y a ello se aplicaron con decisión. Sabiendo que una vez conseguida la demolición de los cimientos, todo el edificio se vendría abajo como un castillo de naipes. Por ello volcaron todos sus esfuerzos en atacar la figura de Franco. Iniciando el proceso con la destrucción de las pruebas documentales que los señalaban como responsables del drama de la guerra civil. Para. en una segunda fase. poder reescribir a su conveniencia la sectaria y falsa memoria histórica de la Ley 52/2007. Habiendo hecho desaparecer previamente las pruebas de su responsabilidad.


Veamos algunos ejemplos de los pasos que se han ido dando hasta llegar a la actual situación.


SE HACE DESAPARECER LA “CAUSA GENERAL”


El 28 de octubre de 1982 Felipe González gana las elecciones generales y el PSOE llega al poder. El 17 de mayo de ese año me había incorporado a mi nuevo destino, el Regimiento de infantería Córdoba Nº 10 en Granada, haciéndome cargo del mando de su segunda compañía. No recuerdo si fue antes de finalizar el año 1982, o ya en la primavera de 1983 -en cualquier caso recién llegado el PSOE al poder- tiene lugar el hecho trascendental que voy a narrar. Un compañero de promoción, capitán de infantería como yo, Fernando Pérez Utrilla (he solicitado su autorización para citarlo con su nombre y apellidos) que se encontraba destinado en “la segunda bis” -información- de la Capitanía General de la 9ª Región Militar con sede en Granada, me refirió que habían recibido un escrito “clasificado” de Madrid para que se remitieran todos los ejemplares que hubiera de la Causa General, pero que el teniente coronel jefe de la sección, había ordenado que antes de cumplimentar la orden se microfilmara un ejemplar.


Naturalmente es de suponer que escritos de este tenor serían cursados a todas las Capitanías, y no solamente dentro de los Ejércitos, sino a todos los organismos civiles que tuvieran ejemplares de la Causa General entre sus fondos documentales. El motivo parece más que obvio. Se daba un primer paso para reescribir, cuando llegara el momento oportuno, la historia. Y para ello era preciso hacer desaparecer previamente los documentos que permitieran impunemente sustituir la verdad de los hechos por la infame y parcial “memoria histórica” que establece la Ley 52/2007.


El actual proyecto de ampliarla y complementarla con una nueva ley de “memoria democrática” tiene por finalidad el evitar, poniéndolo fuera de la ley, el que se puedan divulgar documentos como la Causa General o la verdad sobre la figura de Franco y su Régimen.


El dolo de la medida se hace evidente. Es de suponer que según se recibían en el organismo de Madrid encargado de su recepción, todos los ejemplares de un documento tan esencial para entender la reciente historia de España, serían destruidos. ¿Sino a que tanto interés para que todos los organismos militares y civiles, que tuvieran tal documento lo remitieran?


Afortunadamente gracias a la prevención de aquel T. Col que ordenó microfilmar el documento, y de algunas otras personas que incumpliendo la orden -con toda seguridad no fueron los militares- conservaron algún ejemplar, se evitó su desaparición y es posible hoy acceder a tal fondo documental evitando que sea borrado de la historia. Vemos pues como el PSOE, desde su llegada al poder, no ha dado “puntada sin hilo”. Pero con la finalidad de malograr su taimado designio, se incluye para los lectores de “El Español Digital” la Causa General que en pdf puede descargar AQUÍ.

ELIMINACIÓN VERGONZANTE DE LOS RETRATOS DE FRANCO


Hasta una fecha tan tardía como marzo de 1991 en todos, o en la inmensa mayoría de los despachos del ejército -de los ejércitos- coexistían el cuadro con el retrato de S.M. el Rey y el de Franco. Cuyo nombre además seguía figurando, a título honorífico, en los escalafones.


Naturalmente, y como era lo establecido, el cuadro del Rey figuraba en lugar principal, frente a la puerta de acceso al despacho, en la pared situada tras la mesa del jefe de la unidad. El cuadro de Franco se conservaba con el carácter de recuerdo afectivo en cualquier otro lienzo de la estancia. Generalmente en la pared de enfrente en un lugar claramente secundario, pero constituyendo sin duda un testimonio de recuerdo y afecto al anterior jefe supremo de los ejércitos. Y por ello de los propios mandos que la habían jurado lealtad y ocupaban esos despachos.


Pues bien, mediante la Orden Ministerial 24/1991 de 8 de marzo, el Ministro de Defensa, el aguerrido y viril José Bono Martínez -el que ordenara eliminar el lema “A España servir hasta morir” ordenó la desaparición de los retratos del Caudillo de los despachos de los jefes de unidad. Pero incluso entonces se hizo empleando la “táctica de la aproximación indirecta” como puede apreciarse leyendo el texto de la orden ministerial. Donde sin citar expresamente el retrato de Franco, se le engloba bajo el eufemismo de “fotografías o pinturas de carácter histórico”


Es preciso insistir en que el cuadro de Franco permanecía en la mayor parte de los despachos de los jefes de unidad, aunque se desconoce si también se conservaba en el despacho de S.M. el Rey Juan Carlos, y en el despacho de los de jefes y oficiales de su Guardia Real.


Era un primer paso para alejar del Ejército a quien había sido su primer jefe, y al que todos cuantos conservaban su recuerdo, mediante una foto o cuadro en el lugar de trabajo, habían jurado fidelidad y respeto. “Obedecer y respetar siempre a sus jefes y no abandonarlos nunca”

Que se sepa la medida no tuvo rechazo, en contra de lo que posiblemente preveían quienes la habían establecido. Como lo demuestra no solamente el que hacía casi diez años que el PSOE había llegado al poder, sino también el miramiento con el que se había redactado la orden ministerial.


Quien esto escribe era a la sazón comandante jefe del GOE VI “La Victoria” (Grupo de Operaciones Especiales ubicado en el Acuartelamiento de Atocha de La Coruña). Nada más llegar el Boletín Oficial de Defensa con la disposición, el jefe de acuartelamiento inquirió si iba a cumplir la disposición.


Naturalmente mi coronel -fue mi respuesta- pero se hace evidente que se trata de un primer paso para violentar la conciencia de quienes permanecemos fieles a la memoria del Caudillo. Y así lo puse de manifiesto públicamente. Primero mediante la remisión de una “Nota Informativa” al Cuartel General el Mando Regional del que dependía la unidad. Y a continuación sustituyendo la foto de franco, en el marco que la contenía, por una composición en la que junto a una copia de la orden ministerial y de mi nota informativa, manifestaba mi sentimiento por haber tenido que cumplir la orden.


Este cuadro con la composición quedó sustituyendo el retrato de Franco en la misma pared donde había permanecido su imagen. Y desde luego no pasaba desapercibido a cualquiera que entrara en el despacho provocando la lectura de sus textos las más variopintas reacciones, desde francas sonrisas a muestras de azoramiento. Pero nunca nadie me dijo nada de cuantos -compañeros, subordinados o superiores- entraron en el despacho. Y allí permaneció mi testimonio los seis años que duró mi mando de la unidad. Hoy, en la situación de retirado, lo conservo con melancolía en casa… hasta el punto de no haber querido desmontarlo para escanear sus documentos.

El cuadro


Parte superior del cuadro


Parte central del cuadro


Parte inferior del cuadro


EL SECUESTRO DE LA ESTATUA DEL CAUDILLO EN LA AGM


En el verano del 2006, concretamente el 24 de agosto, “con alevosía y estivalidad” fue retirada la estatua ecuestre del Caudillo que se encontraba en la entrada de la Academia General Militar. La que fuera su querida obra.


Para leer su crónica AQUÍ:

La “hazaña” fue promovida por un incalificable sujeto, del que más adelante se dará cumplida cuenta. La felonía tuvo pues lugar un año y medio antes de que con la entrada en vigor de la infame Ley 52/2007 la proscripción de Franco adquiriera rango legal. Es más, con independencia de que fuera Javier Fernández López el promotor de la infamia, estoy seguro de que quiso ser un “globo sonda” (combate de reconocimiento le llamamos en términos militares) para tantear la resistencia que podría encontrarse el PSOE en la última fase de su proyecto. Que no era otro que satanizar definitivamente la figura de Franco como paso previo para la demolición de su figura histórica y de su obra. Que es en definitiva la reconciliación nacional bajo el auspicio de la Corona. Y a la vista de la inaudita mansedumbre con la que el Ejército admitió la afrenta, se comprendió que el camino estaba despejado. Que no habría reacción cuando se promulgara la proyectada ley. Hablando en términos coloquiales; que se la podían “meter” al Ejército sin que se produjera ninguna queja.

Genial fotocomposición original del coronel de artillería Jesús Flores Thíes + alegoría de la mansedumbre con la que el Ejército consintió la afrenta


De todas formas, también tomaron algunas precauciones, y la estatua se retiró en verano cuando la Academia estaba prácticamente vacía. Sin alumnos y con la mayor parte del cuadro de profesorado disfrutando del permiso de verano. Pero además la retirada de la estatua ecuestre de Franco se hizo cuando no había General Director en el Centro. Se había ido el anterior director, el general de brigada Ignacio Martín Villalaín… y aún no se había presentado el nuevo, el general Juan Álvarez Jiménez. Se les evitaba con ello un amargo “trágala” a cualquiera de los dos. Lo dicho; se hizo con alevosía y estivalidad.


Ahora vamos a ocuparnos del heroico promotor de tal “hazaña bélica” y de su único laurel militar.

La eliminación de la estatua de Franco de la AGM fue promovida por el Delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández López. El idioma español es muy rico en injurias e insultos, pero parece más procedente que, en vez de consignar alguno, sea el lector quien lo elija. Una vez conozca la trayectoria del sujeto. Y sobre todo la anécdota que se consignará al final. Pues lo retrata mejor que el empleo de lo más florido de la injurias en lengua castellana.


Este sujeto, Javier Fernández López, aunque ingresó con la XXXII promoción de la AGM -arma de ingenieros- nunca fue militar. Aunque estuviera en el Ejército. Pues ya se sabe que la milicia es religión…


Fue profesor durante ocho años en la Academia (del 2004 al 2012) donde daba clase de transmisiones. Aprovechó su tiempo de profesorado para licenciarse en derecho, lo cual no es mérito ni demérito, pues depende de cómo cursara sus estudios. Es cierto que son muchos los militares que han hecho carreras civiles con un gran mérito. Robando tiempo al descanso, a la familia y al ocio. Pero también los hay que han empleado el tiempo que debieron dedicar a las obligaciones profesionales de su destino. Trabajo que unas veces recayó en subordinados o compañeros y otras detrayendo tiempo al servicio, lo que se traduce en un deficiente rendimiento profesional. Que es el caso al parecer de este individuo.

Javier Fernández López

Delegado del Gobierno en Aragón.


Lo que si debe ponerse de manifiesto es que, al entrar en la Academia con la XXXII promoción (a propio intento se elude decir que pertenece a la XXXII promoción) prestó el juramento de fidelidad a la bandera en diciembre de 1973 “jurando a Dios y prometiendo a España, besando con unción su bandera, obedecer y RESPETAR siempre a sus jefes (el primero de ellos era Franco) y no abandonarlos nunca”. Por ello resulta tan lesivo para su honor el que promoviera la retirada con escarnio de la estatua del que fuera su primer jefe y al que había jurado lealtad. Pero es más, ya una vez fuera del ejército manifestaba a quien quisiera escucharle “cuanto había sufrido” durante sus años de profesor en la Academia cada vez que pasaba por delante de la estatua del Caudillo. Es por ello que en cuanto se le presentó la ocasión, al salirse del ejército y verse como Delegado del Gobierno en Aragón (como miembro del PSOE, no haría falta decirlo) se vio impelido a desquitarse de tanto sufrimiento y amargos recuerdos.


Por cierto, que también se enorgullece de que como profesor de la Universidad de Zaragoza, muchos de sus antiguos alumnos se integraron en el movimiento 15M. No sabemos si además ha conseguido igual éxito entre los cadetes que también fueron sus alumnos.



Y es preciso decir que esta es también la trayectoria moral de otros individuos de similar calaña que pasaron por el ejército. Como es el caso de Julio Rodríguez, el hoy “machaca” del “chepas”

Pero como para muestra vale un botón, veamos el hecho que pone en evidencia la catadura moral del sujeto y a la que ya se ha hecho referencia. Lograda su gran victoria, al conseguir que se eliminara al estatua ecuestre de Franco en la entrada de la Academia General Militar, y sabiendo que ya se había incorporado el nuevo director, el general Juan Álvarez Jiménez, su petulancia patológica le impelió a subir a la Academia. No para comprobar el resultado de su épica gestión -que seguro ya había comprobado anteriormente con insano regodeo- sino para “saludar” al nuevo director y de paso vanagloriarse de que había sido precisamente él, quien había conseguido la histórica eliminación de la estatua haciendo la gestión ante el Ministerio de Defensa.


Pues bien, al finalizar la visita, el general director como deferencia y muestra de cortesía, lo acompañó hasta la entrada de la Academia. Y estando frente al lugar donde durante tantos años presidió Franco el desfile de los cadetes, el sujeto se permitió decirle la general en un orgasmo de jactanciosa petulancia…. ¡¡¡quien me iba a decir a mí que un día iba a venir a despedirme a la puerta de la academia el general director!!!


A lo que el general Álvarez Jiménez le replicó: no te confundas, no he venido a despedirte a ti, he venido a despedir al Delegado del Gobierno en Aragón.


No es posible hallar respuesta más hidalga para tamaña bellaquería. Ni para que en el lance quede más nítidamente en evidencia la categoría moral de un gran soldado como es el hoy Teniente General Álvarez Jiménez, frente a la ruindad de un sujeto que, tras haber pasado por el ejército, se pasó con ánimo de lucro al PSOE.

Tte. Gral. Villar Turrau


Finalmente también es preciso consignar la identidad del JEME en ese momento, el TG Carlos Villar Turrau, que nada hizo para impedir que se materializara el capricho de un don nadie. O que incluso lo apoyó, como parece sugerir su actuación cuando año y medio después se aprobó la infame Ley 52/2007. A la vista de la diligencia que puso en que se ejecutara la disposición. Ya que la Norma entraba en vigor el 28 de diciembre del 2007 y el 4 de enero del 2008 -descuéntese festivos- estaban llegando a las unidades el “MESINCET” para que se confeccionaran las relaciones de los “vestigios franquistas” que era obligado hacer desaparecer. Los escudos ornamentales de la que había sido bandera oficial de la España Una, Grande y Libre, ante la cual todos los cuadros de mando que habían entrado en el ejército antes del 18 de diciembre de 1981, habían prestado su juramento de fidelidad a la Patria. Entre ellos, por supuesto, el mismo TG Carlos Villar Turrau.

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Sirvan estos tres ejemplos para poner de manifiesto como el PSOE ha ido alcanzando, sin prisa pero sin pausa, paso a paso, los hitos de su proyecto. Cuyos últimos logros han sido la nefanda Ley 52/2007 y la profanación del sepulcro del Caudillo. Todo ello como paso previo e indispensable -ya se ha dicho- para conseguir que tras haber profanado la obra política de Franco, su memoria y hasta su sepultura, se elimine el último vestigio que resta de su obra. La Monarquía.

Y ahora, a modo de epílogo, dos consideraciones.


El PSOE, por su propia naturaleza, siempre ha sido arrastrado por los elementos más extremistas del partido. Y ha buscado la alianza con los representantes del marxismo más extremo. Que siempre han acabado fagocitándolo e imponiéndole su propia política. Tal es el caso de la actual alianza entre el PSOE y esa entelequia llamada “PODEMOS” cuya esencia es la ambición, sin límites ni escrúpulos, del “Marqués de Galapagar” también llamado “Sultán del Serrallo Rojo” o “Gallo del Gallinero Progre”


La otra consideración es sobre un posible desenlace en un futuro próximo.


En septiembre tendrá lugar, presentada por VOX, una moción de censura contra el actual Gobierno. Pero dadas las características de la actual partitocracia de España, solo tiene posibilidades de salir adelante si quien se postule como presidente del Gobierno es un socialista que debería ser propuesto por S.M. el Rey. Algo que si bien parece difícil, puede ser realidad con el apoyo del PP, de Ciudadanos y de VOX. Unidos a diputados socialistas que vean en esta posibilidad la única forma para detener un proceso, cuyo evidente final, es la “balcanización” de España. Pues solamente será posible que diputados del PSOE voten a favor de la moción de censura si tienen garantizado escaño y pesebre.


La situación es tan crítica que esta opción no se puede descartar. Pues se ha entrado en una batalla final. El actual Gobierno del nuevo Frente Popular está dispuesto a terminar con el Régimen de 1978 y con la Monarquía. Y la Corona se defiende como gato panza arriba.


Mediante esa proclamada -nada menos que por el Ministro de Justicia y en sede parlamentaria- “crisis constituyente” el PSOE se ha quitado definitivamente la careta y pretende cambiar la forma política del Estado para crear la Tercera República. Heredera moral de la segunda, pero mucho más peligrosa, porque pretende ser una “República Federal Asimétrica” que es tanto como reeditar las repúblicas balcánicas en España… y sus previsibles consecuencias. Naturalmente que el presidente de esa utópica III República sería ¡¡¡faltaría más!!! el apuesto, el sin par, el galano Narciso Sánchez Castejón. Algo con lo que también llegó a soñar, tiempo ha, otro sujeto audaz, ambicioso y miramelindo. Adolfo Suárez. Pero ya sabemos como terminó la cosa.


La pelota está en el tejado. Un prócer de la Segunda República, el Ministro de Hacienda Jaime Carner, dijo en sede parlamentaria: “o la República acaba con Juan March o Juan March acaba con la República”. Y también conocemos el final de aquella disyuntiva.


Parafraseando la famosa frase, hoy podríamos decir: “o el Régimen Constitucional (y con él la Corona) acaba con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias… o el dúo satánico acaba con la Corona”.

La pelota pues está en el tejado. Se avecinan “tiempos recios” en un otoño luctuoso. Y no solamente por el Covid-19 y la ruina económica.


¿Prosperará la moción de censura?


Un náufrago se agarra a un tablón que flota…. Aunque esté en llamas.


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