1 DE DICIEMBRE DE 1978. OÑATE (GUIPÚZCOA) GUARDIA CIVIL MANUEL LEÓN ORTEGA.
Guardia Civil Manuel León Ortega.
A las cuatro y veinte minutos de la tarde del viernes 1 de diciembre de 1978 la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Oñate (Guipúzcoa) al guardia civil MANUEL LEÓN ORTEGA mientras se encontraba tomando un café en el bar del centro deportivo Aloñamendi, acompañado del también Guardia Civil Luis Palomares, que resultaría ileso.
Para cometer el atentado los etarras habían secuestrado previamente a Pedro López Martínez, profesor de la Universidad a Distancia de Vergara y del Instituto de Enseñanza Media de la localidad, a fin de sustraerle su automóvil. Como quiera que a primeras horas de la tarde se había recibido en dichos centros avisos de colocación de bombas, se suspendieron las clases y el señor López Martínez, que residía en Oñate, optó por volver a esta villa para hacer unas reparaciones en el automóvil. Cuando se dirigía al garaje y al detenerse en un «stop» en pleno centro de Oñate, fue abordado por cuatro Jóvenes que, pistola en mano, le obligaron a pasar al asiento contiguo al del conductor e inmediatamente tomaron el camino en dirección al santuario de Aránzazu. Seguidamente fue obligado a pasar al portamaletas, donde quedó encerrado, regresando los asaltantes con el vehículo a Oñate, dejándolo aparcado en las Inmediaciones del bar donde tenían proyectado cometer el atentado.
Además de los dos guardias civiles—que eran los únicos que se encontraban en el mostrador— había en el bar unas quince personas, que, repartidas en varias mesas, estaban sentadas jugando a las cartas, además de la empleada de servicio que se encontraba en el momento del atentado detrás de la barra. Al abrir la puerta, uno de los integrantes del comando, formado por tres terroristas, gritó: “¡Cuerpo a tierra!”, y dirigiéndose a la chica del mostrador le dijo: “¡Bájate!”
Inmediatamente sonaron unos disparos. El miembro del Benemérito Instituto Manuel León fue alcanzado en un costado por los disparos de pistola de los jóvenes, presentando tres impactos en el tórax que le entraban por el lado derecho y le salían por el izquierdo.
Su compañero, Luis Palomares, se tiró inmediatamente al suelo, parapetándose tras el mostrador, lo cual le salvó la vida.
Una vez cometida la acción, los tres jóvenes corrieron hacia el vehículo que les estaba esperando, dándose a la fuga. A unos tres kilómetros del casco urbano de Oñate abandonaron dicho automóvil, en cuyo portamaletas se encontraba todavía su propietario, quien más tarde logró abrir la portezuela, presentando la correspondiente denuncia. Según declaró, pudo escuchar perfectamente el ruido de los disparos que hirieron de muerte al servidor del orden.
Desde el bar donde se produjo el atentado, Manuel León fue trasladado urgentemente al centro asistencial de Mondragón, ya que todavía se encontraba con vida. Sin embargo, cuando llegó a la clínica, ingresó cadáver. Sus restos mortales fueron trasladados al acuartelamiento de la Guardia Civil de esa localidad, donde al día siguiente, sábado 2 de diciembre, se celebraron los funerales por su alma.
Tan pronto como se tuvo conocimiento del atentado, fuerzas de la Guardia Civil, apoyadas por un helicóptero de este Cuerpo, rastrearon la zona hasta que anocheció, montándose, asimismo, numerosos controles de carretera.
El funeral por el alma de Manuel León, de carácter íntimo, se celebró en el patio del acuartelamiento de la Guardia Civil de Oñate. Acompañaron a la viuda del agente asesinado, Justa Merchán, el general de la V zona de la Guardia Civil; Gobernadores Civil y Militar de Guipúzcoa y otras autoridades civiles y militares, así como numerosos compañeros de la víctima, Policías Armados y miembros de las Fuerzas Armadas. La Misa fue oficiada por el capellán Castrense de la Policía Armada. Una vez finalizada la Misa y tras entonarse el himno de la Guardia Civil, los restos mortales del Manuel León, envueltos en la bandera Nacional, fueron introducidos en un furgón que los trasladaría a Constantina de la Sierra (Sevilla) donde fue cristianamente sepultado.
La banda terrorista reivindicó el asesinato de Manuel León en un comunicado distribuido por la agencia Euskadi Press en el que se reafirmaba en su decisión de seguir golpeando a los Cuerpos de la Policía Armada y Guardia Civil.
En septiembre de 1981 la Audiencia Nacional condenó a José Ramón Bidaburu Otaduy, Félix Bengoa Unzurrunzaga y Ramón Arzamendi Medinabeitia, miembros del grupo Besaide de ETA, a 26 años, ocho meses y un día de prisión mayor por el asesinato del guardia civil León Ortega.
José Ramón Bidaburu Otaduy, condenado a172 años de prisión, obtuvo el tercer grado penitenciario en julio de 1994, saliendo posteriormente en libertad.
El etarra Félix Bengoa Unzurrunzaga, condenado por diferentes delitos a 134 años de cárcel, paso en prisión 19, de 1980 a 1999, saliendo en libertad en octubre de ese año 99.
Manuel León Ortega tenía 35 años. Era natural de Constantina (Sevilla) estaba casado y tenía tres hijos. El Ayuntamiento de su localidad natal le dedicó una calle con su nombre en julio de 2009. Al acto asistieron la viuda y sus tres hijos, a los que el alcalde de Constantina, Mario Martínez, hizo entrega de un pergamino conmemorativo, tras lo cual se procedió al descubrimiento del nombre de la calle.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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