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HOY 1 DE DICIEMBRE:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

1 DE DICIEMBRE DE 2007. CAPBRETON (LAS LANDAS) FRANCIA. GUARDIA CIVIL RAÚL CENTENO BAYÓN.

Guardia Civil Raúl Centeno Bayón.


A la mañana del sábado 1 de diciembre de 2007 tres miembros de la banda terrorista ETA, dos hombres y una mujer, asesinaban de sendos disparos en la cabeza a dos guardias civiles vestidos de paisano, RAÚL CENTENO BAYÓN y Fernando Trapero Blázquez, que fallecería el día 5 de diciembre.


Los hechos comenzaron hacia las nueve de la mañana en la cafetería Les Ecureuilles, anexa al centro comercial que la cadena de hipermercados Leclerc tenía en la localidad balnearia de Capbreton (Las Landas), a unos 25 kilómetros de Bayona. Los guardias civiles Raúl Centeno Bayón y Fernando Trapero Blázquez, se habían sentado a una mesa del establecimiento a tomar un café. Los dos agentes, adscritos al Grupo de Apoyo Operativo (GAO) de la Guardia Civil, unidad dedicada a las labores de información, vestían de paisano y no iban armados, Se encontraban en Francia realizando labores de información y seguimiento en cooperación con policías de la Direction Centrale des Renseignements Généraux (RG).


En una mesa cercana, a una distancia que permitía escuchar las conversaciones recíprocas, se encontraban dos hombres y una mujer tomando unas consumiciones.


Sobre las nueve y veinte, Raúl y Fernando abandonaron la cafetería y se disponían a subir a su automóvil, un coche camuflado con matrículas atribuidas al Ministerio del Interior francés, que se encontraba estacionado en un aparcamiento contiguo. Hasta él les siguieron los dos hombres sentados en la mesa contigua a la que habían usado los Guardias Civiles en la cafetería. Tras un intercambio de palabras, los dos asesinos varones dispararon una bala a bocajarro en la cabeza a cada uno de los dos agentes y acto seguido se dieron a la fuga en un vehículo que iba conducidopor la mujer.


Según fuentes de la Benemérita, los guardias civiles tuvieron tiempo de activar el micrófono de comunicación del vehículo policial francés en el que fueron asesinados, por lo que pudo oírse el intercambio de palabras que se produjo justo antes de que los asesinasen. En un momento de la conversación se oye como uno de los terroristas etarras grita que “son txakurras” (perro en euskera), De seguido se oye la voz de uno de los guardias civiles –al parecer Fernando Trapero– contestándoles "sois unos asesinos hijos de puta". A continuación, según estas fuentes, se escucha el ruido seco de varias detonaciones.


Los tiros no fueron escuchados por los demás agentes que participaban en el operativo ya que se encontraban desplegados a bastante distancia en otros puntos del sector sometido a vigilancia. Empleados y clientes de establecimientos del complejo comercial, alertados por el ruido de los disparos, vieron a los agresores huir a bordo de un Volkswagen Golf gris matriculado en el departamento de Gironda.


El turismo, robado en febrero en Burdeos, apareció abandonado con una gran cantidad de explosivo dentro, en la localidad de Saint-Sever (Las Landas), en cuyo casco urbano el comando se apoderó de otro automóvil, un Peugeot 307, a punta de pistola. La conductora, una mujer joven a la que obligaron a viajar con la cabeza oculta bajo una prenda de vestir, fue liberada unos kilómetros más hacia el norte. La dejaron atada a un árbol en un bosque perteneciente al término municipal de Saucats (Gironda), a una quincena de kilómetros al sur de Burdeos.


Ese sábado, el dispositivo de espionaje hispano-francés fue reactivado en torno al hipermercado Leclerc de Capbreton, donde se sospechaba que iba a tener lugar una importante cita al máximo nivel del aparato militar de ETA. Los agentes se desplegaron por diferentes puntos del sector con la misión de localizar un determinado vehículo por pensar que podía ser el hilo conductor que los llevara a detectar movimientos de los etarras.


En este contexto operativo se produjo la fatal coincidencia en una cafetería entre asesinos y víctimas, de manera fortuita según la versión oficial, entre ellas la del ministro del interior Alfredo Pérez Rubalcaca que manifestaría a los medios informativos: "No era, por supuesto, un lugar donde estuvieran habitualmente presentes los miembros de la Guardia Civil, sino un lugar escogido al azar". Sin embargo aquella versión fue puesta en duda por varios rotativos españoles que aseguraron que no era la primera vez que los guardias civiles iban a esa cafetería, como confirmó el encargado del local, destacando también en su información, que los etarras habían actuado con la completa seguridad de que no había más guardias civiles en las inmediaciones de la cafetería, y que, en vez de huir al sospechar que quienes estaban tomando un café en el local fuesen guardias civiles, como era habitual en sus comandos, esperaron a que los agentes salieran del bar para asesinarlos.


El domingo día 2 de diciembre, los Reyes y los Príncipes de Asturias presidieron en Madrid un emotivo y solemne funeral de Estado en memoria del joven guardia civil Raúl Centeno.


Los restos mortales del Guardia Civil asesinado llegaron poco antes de las once de la mañana a la base aérea de Getafe en un avión C-295 de las Fuerzas Armadas, donde fueron recibidos por los ministros del Interior y de Defensa, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Antonio Alonso, a los que acompañaron el secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho; el mando único de la Guardia Civil y la Policía Nacional, Joan Mesquida, y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Doscientos compañeros del asesinado le rindieron honores en la pista.


La comitiva fúnebre con escolta motorizada de la Agrupación de Trafico del benemérito Instituto, partió luego hacia la Dirección General la Guardia Civil en la calle Guzmán el Bueno de Madrid, donde se instaló la capilla ardiente. Los Reyes, acompañados por los Príncipes, llegaron allí pasada la una de la tarde, entre los aplausos del millar de asistentes. Los miembros de la Familia Real, visiblemente emocionados, saludaron y trataron de consolar a los padres, José y Blanca, y al hermano y a otros familiares del asesinado.


Al funeral acudieron también el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, varios de sus ministros, altas representaciones del Estado civiles y militares, presidenta de la Comunidad de Madrid, alcalde de Madrid, representaciones del Psoe y partido Popular, así como las cúpulas al completo del Instituto Armado, la Policía Nacional y los tres ejércitos, así como representantes de otros cuerpos policiales.


Uno de los momentos más emotivos fue la entrada en el patio central del féretro, cubierto por la bandera de España y, sobre ella, el tricornio del agente.


Fue portado a hombros por ocho de sus compañeros del Grupo de Apoyo Operativo (GAO), escoltados por otros seis agentes vestidos con uniforme de gran gala, mientras sonaba la marcha fúnebre de Chopin, hasta el lugar donde el vicario general castrense, monseñor Ángel Cordero, ofició la misa córpore insepulto. Este dijo que el “vil atentado” se había producido cuando “confiados esperábamos el final de la violencia”


Don Juan Carlos impuso al agente la Cruz de Oro de la Orden del Mérito de la Guardia Civil y la Medalla de Oro al Mérito Policial. Tras ello se interpretó la marcha “La Muerte no es el Final”, el toque de Oración, cerrado con una salva de fusilería de la compañía que le rindió honores De forma emotiva por todos los presentes, fue entonado el Himno de la Guardia Civil .


Los compañeros del GAO, mientras sonaba una vez más el himno Nacional, retiraron el ataúd, seguidos de medio centenar de familiares. La comitiva fúnebre se dirigió al cementerio de La Almudena, donde los restos mortales de Centeno fueron incinerados en una ceremonia íntima.


Tras la salida del féretro de Raúl Centeno del patio central de la Dirección General y aún en presencia de los Reyes y los Príncipes, numerosos asistentes al funeral, algunos desde las ventanas del edificio, profirieron gritos contra el jefe del gobierno Rodríguez Zapatero de “¡fuera, fuera, fuera!” y “¡no tienes huevos para acabar con ETA!”. Cuando Zapatero abandonaba el recinto, más de un centenar de personas, que lo esperaban a la salida, le despidieron con gritos de "cobarde","«sinvergüenza", "traidor" y "asesino".


El 5 de diciembre, en el macizo central de Francia, fuerzas de la Gendarmería francesa detenía a dos de los tres autores del atentado. Asier Bengoa López de Armentia y Saioa Sánchez Iturregui. Alias “Hintza” a quienes se le ocuparon En el momento de su detención un revólver 357 magnum, una pistola del calibre 9 milímetros, una fuerte suma de dinero en metálico, y documentos de identidad españoles y franceses falsificados, incluidos dos carnés policiales.


El tercer miembro de ETA que participó en el asesinato de Raúl Centeno y dejó gravísimamente herido a su compañero Fernando Trapero, que fallecería el día 5 de diciembre, fue el alto mando de la banda asesina Mikel Kabikoitz Karrera Sarobe, alias “Ata” que tras ser detenido en Francia en 2010, sería sentenciado en 2013, por un tribunal de París, a cadena perpetua por el asesinato de los dos miembros de la Guardia Civil.


Asier Bengoa López de Armentia sería condenado por un tribunal francés a 15 años de prisión, no por los asesinatos, sino por pertenencia a banda terrorista.Tras doce años de prisión en Francia, en febrero de 2019 fue entregado a las autoridades españolas para cumplir una condena de tres años. En 2022 alcanzaría la libertad


Saioa Sánchez Iturregui, fue condenada en 2013 por las autoridades judiciales francesas a 28 años de prisión por el asesinato cometido en 2007 en Capbreton, en Francia, de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero.


El asesinato de Raúl Centeno y de su compañero frenado Trapero fue el primer atentado con víctimas mortales cometido por ETA en Francia contra Guardias civiles. En abril de 1976 en territorio francés habían sido secuestrados, torturados y asesinados los inspectores de Policía Jesús María González Ituero y José Luis Martínez Martínez.


Raúl Centeno Bayón tenía 24 años y era natural de Madrid. Era hijo del subteniente de la Guardia Civil José Fernando Centeno y de Blanco Centeno. A los 20 años ingresó en el Cuerpo. Estaba destinado en Madrid en la Unidad Central Especial encargada de la lucha contra ETA.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

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