1 DE FEBRERO DE 1980. ISPÁSTER (VIZCAYA) GUARDIAS CIVILES ALFREDO DÍEZ MARCOS, JOSÉ GÓMEZ MARTIÑÁN, JOSÉ GÓMEZ TRILLO, ANTONIO MARÍN GAMERO, JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ PÉREZ-CASTILLO Y VICTORINO VILLAMOR GONZÁLEZ.
Guardia Civil Alfredo Díez Marcos.
El 1 de febrero de 1980, varios comandos de ETA asesinaban en la localidad vizcaína de Ispaster a seis Guardias Civiles, destinados en Lequeitio y Ondarroa. Los seis agentes asesinados eran ALFREDO DÍEZ MARCOS, JOSÉ GÓMEZ MARTIÑÁN. JOSÉ GÓMEZ TRILLO, ANTONIO MARÍN GAMERO, JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ PÉREZ-CASTILLO y VICTORINO VILLAMOR GONZÁLEZ.
Guardia Civil José Gómez Martiñán.
Aproximadamente a la siete y media de la mañana salían de la fábrica de armamento “Esperanza y Cía” dos vehículos de la empresa, uno ocupado por técnicos y otro con armamento, con el propósito de dirigirse a la playa de Laga para probar las armas, concretamente dos morteros del 51 y uno del 60, así como numerosas granadas. Como era obligado en esos servicios, que se llevaban a cabo con frecuencia, dos tres veces semanales en algunos casos, dos vehículos de la Guardia Civil efectuaban la custodia del convoy. Eran tres miembros de la Benemérita adscritos al cuartel de Lequeitio, y otros tres de la localidad de Ondárroa, estos últimos especialistas artificieros.
Guardia Civil José Gómez Trillo.
Tras sobrepasar la localidad de Ispáster, ya superada la mitad del trayecto, serían las ocho y cuarto de la mañana, el convoy comenzó a cubrir un pequeño tramo de curvas y de espesa vegetación. En ese punto, y des de un pequeño monte, varios terroristas etarras, al menos seis, arrojaron un artefacto explosivo a, la carretera, al tiempo que abrían intenso y cruzado fuego de metralleta y fusil contra los vehículos oficiales.
Guardia Civil Antonio Marín Gamero.
En el Instante de producirse el atentado, el convoy estaba formado de la manera siguiente: en primer lugar, el furgón con los técnicos de la empresa y material de señalización para las pruebas del armamento. Seguidamente, aunque a unos metros de distancia, un «Land-Rover” de la Guardia Civil. Tras éste, el vehículo con el armamento, y finalmente el otro «Land-Rover» de custodia.
Guardia Civil José Antonio Martínez Pérez-Castillo.
Alcanzados por más de medio centenar de impactos cada uno, los vehículos oficiales quedaron parados en la orilla de la carretera, distanciados entre sí unos cuarenta metros. Instantes después, los miembros del comando se acercaron a los dos vehículos, abriendo sus puertas y arrojando en su interior granadas de mano. En esta operación, y concretamente en el segundo de los «Land-Rover», por un descuido, a uno de los integrantes del comando le explotó una granada en el momento en que la depositaba dentro del vehículo. El joven resultó alcanzado de lleno en el bajo vientre y su mano izquierda, arrancada del brazo.
Guardia Civil Victorino Villamor González.
Una hora más tarde del atentado, su cadáver fue encontrado en el asiento posterior del Simca 1200 furgón, de color blanco, estacionado frente al bar “Uñarte” sito en la plaza de Elejalde, del barrio de Nachitúa, término municipal de Ea y distante unos seis kilómetros de donde se había producido el atentado.
Vestía botas militares, pantalón vaquero, zamarra militar y un equipo de agua de color verde. Asimismo, llevaba un chaleco antl-balas de fabricación extranjera. Otro chaleco anti-bala, fue abandonado por los terroristas en el "caserío “Erdiko”, del municipio de Ea. El etarra muerto, que fue identificado por sus huellas dactilares era Gregorio Olabarría Bengoa, de 28 años, natural de Durango, miembro liberado de ETA Militar. Se encontraba en busca y captura por su participación en el ametrallamiento realizado el 20 de noviembre de 1978 en el campo de fútbol del cuartel de la Policía Nacional de Basauri (Vizcaya), en el que resultaron murtos los policías José Benito Sánchez Sánchez y Benjamín Sancho, así como heridos otros miembros del cuerpo. Otro miembro del Comando etarra que perpetró el atentado también resultaría muerto. Era Francisco Javier Gorrochategi.
El furgón con los técnicos de la empresa de armamentos, que en el momento de producirse el atentado, circulaba algo adelantado, no se apercibió de lo ocurrido hasta minutos después. Mientras tanto, el comando huía del lugar de los hechos llevándose consigo el vehículo con el armamento. Para esta operación se sirvieron de un turismo “Sinca-1200”, estacionado en las proximidades.
Hacia las diez y media de la mañana, a un kilómetro del lugar de los hechos, fue encontrado el vehículo “Lgnd Rover”, y en su Interior todo el material-de armamento que transportaba, pues el único objetivo del comando era asesinar a los guardias-civiles.
Hacia las nueve de' la mañana, y avisados por un vecino que escuchó las explosiones y disparos, se personaron en el lugar del atentado miembros de la Guardia Civil de Lequeitio, quienes nada pudieron hacer por sus compañeros, ya muertos. En el primero de los vehículos y en el asiento delantero estaban reclinados dos Guardias, mientras que en asiento posterior, tumbado, estaba el tercero. En semejante estado fueron encontrados los otros tres guardias civiles que ocupaban, el vehículo que cerraba el convoy.
Poco después al lugar del asesinato múltiple, llegaba el teniente coronel de la 541 Comandancia de Benemérita, oficiales y el jefe superior de Policía de Bilbao. Fueron recogidos numerosos casqulllos de metralleta calibre 9 mm. «Parabellum, marca «FN», así como munición tipo «Cetme». También, y entre los matorrales, fueron encontrados dos fusiles, tipo «Cetme», de fabricación belga, que los autores del atentado utilizaron para la masacre. Hacia la una de la tarde fueron trasladados en distintas ambulancias de la Guardia Civil los cadáveres de los seis muertos al Hospital Civil de Bilbao, donde se produjeron dramáticas escenas de dolor entre familiares y compañeros.
A las once de la mañana del día siguiente, se celebró en el Cuartel de La Salve, de Bilbao, el funeral por los seis miembros de la Guardia Civil asesinados en Ispaster.
Sobre las once menos cuarto llegaron al cuartel, en coche oficial, el ministro del Interior, Teniente General Ibáñez Freire, y el director general de Seguridad del Estado, Salazar Simpson. Al entrar, el coche fue golpeado con varios paraguas y con las manos, por parte de numerosas personas que se encontraban en la puerta del cuartel. Asimismo, les dirigieron insultos que hicieron extensivos al Gobierno presidido por Adolfo Suarez, con gritos como “traidores”, “Gobierno dimisión”. “Eta culpable, Gobierno responsable”, La. Policía Nacional y Guardia Civil, que vigilaban la zona, tuvieron que formar cordón para que pudiera pasar el coche oficial hasta la sede de la Comandancia.
El ministro del Interior, presidiría el funeral, acompañado por director general de la Seguridad del Estado, director general de la Guardia Civil, jefe de la zona de la Benemérita, gobernador civil de la provincia y otras autoridades civiles, militares y policiales. Asimismo, acudieron representantes de algunos partidos políticos. Al entrar en acuartelamiento varios miembros de «UCD» de Vascongadas, fueron increpados, insultados y abucheados por las personas que se habían concentrado delante del cuartel.
Los seis féretros, cubiertos banderas Nacionales, fueron situados ante el altar donde se ofició la ceremonia.
Tras la misa de funeral, los féretros fueron sacados, entre grandes aplausos, a hombros de compañeros y trasladados a furgones, con coronas de flores, que lo conducirían a los respectivos lugares de nacimiento de los Guardias Civiles asesinados. A la salida de las autoridades se reprodujeron los insultos contra ellos. Fue entonado el Cara al Sol por parte de gran cantidad de personas así como se dieron Vivas a España, a Franco y gritos de “Ejército y Guardia Civil a la calle” «Ejército al poder”, “ETA al paredón”, “que nos den armas y mataremos a los traidores” “Suárez traidor, ha dividido a España»
Por aquel brutal atentado, en 1984 la Audiencia Nacional condenó a Jaime Rementería Beotegui como cooperador y cómplice de la ejecución de asesinato de los seis miembros el Instituto Armado. También fue condenado por proporcionar la información necesaria para cometer el atentado Francisco Esquisabel Echevarría.
Tras ser detenido agosto de 1983, Rementería Beotegui salió en libertad en enero de 2004.
Por su parte Esquisabel Echevarría, tras cumplir 22 años de prisión, salió en libertad en agosto de 2002.
Otro etarra Ansola Larrañaga alias “Pello el Viejo” a quien el Fiscal jefe de la Audiencia, Eduardo Fungairiño, y la Asociación de Víctimas del Terrorismo, solicitaron para él 174 años de cárcel, en calidad de autor por cooperación necesaria de seis delitos de asesinato, seria absuelto por falta de pruebas.
Alfredo Díez Marcos era natural de Fermoselle (Zamora) y tenía 25 años. Estaba casado con María del Cármen Gómez y tenía un hijo de nueve meses.
José Gómez Martiñán, tenía 24 años. Había Ingresado en la Guardia Civil el 9 de septiembre de 1978.
José Gómez Trillo tenía 30 años y era natural de Xirivella (Valencia). Estaba casado y tenía un hijo.
Antonio Marín Gamero, natural de Oliva de la Frontera (Badajoz), tenía 27 años, estaba casado y tenía dos hijos.
José Antonio Martínez Pérez-Castillo era natural de Oria (Almería) y tenía 26 años. José Antonio estaba soltero y llevaba tres años en la Guardia Civil.
Victorino Villamor González había nacido en Quecedo de Valdivielso (Burgos) en 1938. Estaba soltero.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió a todos ellos la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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