1 DE JUNIO DE 1986. SAN SEBASTIÁN. JUAN CABALLERO PORRAL.DECANO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE SAN SEBASTIÁN.
Juan Caballero Porral, decano del colegio de abogados de San Sebastián,
El domingo 1 de junio de 1986, el decano del colegio de abogados de san Sebastián, JUAN CABALLERO PORRAL era encontrado muerto apareció en su domicilio con las manos atadas con una cadena de bicicleta cerrada con un candado. Juan Caballero de 84 años de edad, al que se le había colocado hacía años un marcapasos, fue encontrado sin vida por la enfermera que le atendía, que descubrió lo ocurrido al no abrir la víctima la puerta de su casa.
Le habían atenazado las manos con cadenas de bicicleta a la altura de la muñecas, lo que le había dejado en ellas, unas hendiduras de medio centímetro.
En 1982, uno de los hijos de Juan Caballero, Francisco Javier, había sufrido un intento de secuestro por parte de la banda terrorista, lo que le haría abandonar Vascongadas. Francisco Javier se había negado a pagar el llamado “impuesto revolucionario” que le había exigido la banda extorsionadora y asesina. El propio Francisco Javier, su padre Juan y los otros miembros de la familia se conjuraron de que “si alguno de ellos llegaba a ser secuestrado por la banda no se pagaría rescate alguno para no alimentar las arcas de los terroristas".
El comando terrorista que actuó contra Juan Caballero, se había hecho con las llaves de la puerta del despacho del decano, que se encontraba contiguo a su domicilio, comunicados por una escalera interior y donde Juan vivía solo, atendido durante el día por una enfermera.
Los terroristas, tras acceder al despacho, entraron en el piso de Juan, al que sorprendieron en pijama en el baño. La intención de los etarras era secuestrar al otro hijo de Juan Caballero, Ignacio María, que ese día se encontraba fuera de San Sebastián. Juan Caballero, a pesar de sus 84 años, opuso fuerte resistencia a los asaltantes, logrando doblar el candado con el que cerraron las cadenas con que le ataron.
En el forcejeo Juan Caballero fallecería al fallarle su marcapasos. Los terroristas intentaron simular que Juan había fallecido de muerte natural, dejándole echado en su cama. Sin embargo, al conseguir Juan doblar el candado de sus cadenas, que los terroristas no lograrían sacarlo, abandonado en su huida, a Juan con las cadenas puestas en las manos, señal inequívoca de que alguien había intentado violentarle.
La instrucción del sumario del asesinato de Juan Caballero fue realizada de forma impresentable y lamentable, ante la negligencia y el desinterés del juez y la fiscalía que tuvo como resultado que el crimen haya quedado impune. A pesar del que el Juzgado de Instrucción nº 3 de San Sebastián abrió diligencias, a expensas del hijo de Juan Caballero, Francisco Javier, que ejerció como acusación particular, el Juzgado, con independencia de unas primeras declaraciones, no practicó prueba pericial alguna, obstaculizando en todo momento, junto al Ministerio Fiscal la investigación de aquel asesinato.
Por su parte, la Guardia Civil, que tampoco realizó pesquisas, remitió al juzgado un informe fechado el 1 de octubre de 1986, en el que señalaba textualmente “que teniendo en cuenta extremos como la metodología de entrada, la ausencia de otras lesiones secundarias en el cadáver, así como la no falta de ningún objeto de valor, que hacen descartar la atribución del mismo a delincuentes comunes, haya sido cometido, posiblemente, por individuos pertenecientes a la banda armada y terrorista ETA(M)".
La Brigada de Información de la Comisaría de Policía de San Sebastián, emitiría otra nota que decía " Nada más descubiertas las cadenas, así como el hecho de que el finado tenía las manos atadas con una, fue comunicado tal hecho a la Brigada Provincial de Información, y en concreto al Grupo I, dirigiéndose varios funcionarios adscritos a la misma, al lugar del suceso, toda vez que ciertas circunstancias que rodean los hechos permiten suponer y por ello no descartar, la participación de la Organización Revolucionaria Socialista Vasca de Revolución Nacional ETA, rama militar, en el hecho, habida cuenta de que debido a la personalidad del finado, su profesión y sus inclinaciones políticas, así como sus medios económicos, permiten presupuestar que la víctima podía haber sido objeto de un intento de secuestro”.
A mayor abundamiento, el entonces director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, Rafael Pastor Ridruejo, emparentado con la víctima, conocería que en un informe del CESID, sobre balance de la actividad terrorista figuraba el asesinato de Juan Caballero a manos de ETA.
El sumario se extravió varias veces. Fue sin duda una auténtica vergüenza y una de las mayores indefensiones que una familia tuvo que soportar, quedando por ello el crimen impune debido a la prescripción del delito.
La banda asesina ETA nunca reivindicaría ese atentado.
Juan Caballero Porral había nacido en Gibraltar en 1901, Era hijo del capitán de navío José María Caballero, profesor de táctica naval en la base de Marín y gobernador civil de Asturias durante el Gobierno del General Miguel de Primo de Rivera, y de María Porral, ciudadana británica. Estaba viudo desde dos años antes de su fallecimiento, y era padre de dos hijos. Vivía solo en el barrio donostiarra de Gros. En la guerra de liberación española (1936-1939) se unió al bando Nacional, tras salvarse de ser “paseado” por milicias del Frente popular en San Sebastián en los inicios de la guerra. Abogado muy conocido y respetado, especialista en derecho civil y procesal era el decano de los abogados donostiarras. Fue, además, fundador de El Diario Vasco,
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