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HOY 12 DE ABRIL:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

12 DE ABRIL DE 1989. LAS ARENAS DE GUECHO (VIZCAYA) SARGENTO DE LA GUARDIA CIVIL JOSÉ CALVO DE LA HOZ.


Sargento primero de la Guardia Civil José Calvo de la Hoz.


 El día 12 de abril de 1989, el sargento primero de la Guardia Civil JOSÉ CALVO DE LA HOZ, era asesinado en Las Arenas-Guecho (Vizcaya) al recibir el impacto de cuatro balas disparadas, a corta distancia, por tres jóvenes  miembros de un comando de ETA, cuando se encontraba en su automóvil camino de su trabajo en el puerto de Bilbao.


El atentado se produjo a las 8.37 horas, cuando el guardia civil, vestido de paisano, se encontraba solo en el interior de su coche, un Renault 11, esperando su turno para utilizar el puente colgante que une Las Arenas y Portugalete, muy cerca de la desembocadura de la ría de Bilbao. En ese momento se acercaron caminando tres jóvenes armados con pistolas —dos hombres y una mujer—, y dispararon varias veces a corta distancia contra el sargento José Calvo de la Hoz, a través de la ventanilla delantera izquierda del automóvil.


Alcanzado por cuatro impactos de bala en el cuello y en los brazos, el suboficial de la Guardia Civil fue trasladado en grave estado al hospital de Cruces-Baracaldo, donde falleció minutos después de las nueve y media de la mañana. El Sargento Calvo presentaba heridas por un disparo en la región latero-cervical izquierda, otro impacto en el antebrazo izquierdo, y dos heridas superficiales más en el lado izquierdo del cuello y en el brazo derecho.


En el lugar de los hechos, la Policía recogió tres casquillos de bala de la marca «SF» del año 1977. Los autores del atentado huyeron del lugar en un automóvil de la misma marca que el del guardia civil, de color gris metalizado y matrícula de Bilbao que había sido robado hora y media antes a su propietario, al que dejaron esposado a un árbol en un pinar de las inmediaciones de la Universidad del País Vasco, en Lejona. El automóvil aparecería abandonado en la zona de Deusto.

La capilla ardiente del sargento quedó instalada en la sede del Gobierno Civil de Vizcaya.


El funeral por el guardia civil José Calvo de la Hoz,  fue oficiado al día siguiente  en la iglesia de San José, de Bilbao, en medio de un clima de dolor y emoción. A las honras fúnebres asistieron el ministro del Interior, José Luis Corcuera, quien estuvo acompañado de altos cargos de su ministerio, representantes del Gobierno vasco y de la Administración del Estado en Vascongadas.


En su homilía, el oficiante, capellán de la Guardia Civil en Vizcaya, se dirigió al público que abarrotaba el templo indicando que “hoy nos volvemos a reunir ante la constatación, una vez más, de que el terror, la violencia y el fanatismo han vuelto a golpear a esta porción selecta que es la benemérita Guardia Civil”.


A la salida del féretro de la iglesia, y tras ser entonado el himno de la Guardia Civil, una parte del público que esperaba en el exterior de la parroquia prorrumpió en gritos de «cobardes», «asesinos», «que negocien ahora», dirigiendo también  insultos al ministro del Interior, tras lo cual lanzaron vivas a  España y a la Guardia Civil. El féretro abandonó la iglesia para ser trasladado a la localidad cántabra de Santoña, donde fue cristiamente sepultado.


El asesinato del Sargento Calvo de la Hoz continúa impune. Solamente, una etarra, Carmen Guisasola Solozábal, alias Lourdes, fue condenada en 2002 por la Audiencia Nacional a tres años de cárcel por encubridora del asesinato, al considerarse probado que ella fue la la encargada de guardar las armas con las que se asesinó al sargento, armas se encontraron en su poder  cuando fue arrestada en noviembre de 1990 en Francia.


Reclamada por las autoridades judiciales y policiales españolas por quince asesinatos, Francia permitió su extradición 2001. Solamente seria juzgada por cuatro asesinatos.


En 2014, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ordenaba la puesta en libertad de  Carmen Guisasola Solozabal,  en cumplimiento de la derogación de la doctrina Parot establecida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en octubre, tras 24 años en prisión. Fue expulsada de ETA en 2010, acusada de traidora por pedir que cesase la violencia.


El sargento José Calvo de la Hoz, tenía 51 años y era natural de Jarilla de los Matos (León). Estaba casado y tenía tres hijos con edades entre los 9 y 20 años. Prestaba sus servicios en la aduana del puerto de Bilbao y estaba destinado en Vizcaya desde 1980, año en que llegó procedente de San Sebastián, con el grado de cabo. Estaba condecorado con varias cruces al mérito y a la constancia.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

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