13 DE ENERO DE 1979. AZPEITIA (GUIPÚZCOA) GUARDIAS CIVILES FRANCISCO GÓMEZ GÓMEZ-JIMÉNEZ Y MIGUEL GARCÍA POYO.
Guardia Civil Francisco Gómez Gómez-Jiménez.
A las tres de la mañana del sábado 13 de enero de 1979, ETA asesinaba en Azpeitia (Guipúzcoa) a los Guardias Civiles FRANCISCO GÓMEZ GÓMEZ-JIMÉNEZ y MIGUEL GARCÍA POYO mediante la explosión de dos bombas. Un compañero de ambos, Francisco Mota Calvo, fallecería dos días después.
Guardia Civil Miguel García Poyo.
El primero de los atentados se registró hacia las tres y cinco de la madrugada, contra un "Land Rover" en el que viajaba una dotación de servicio del Benemérito Instituto En la carretera de Azpeitia a Azcoitia, a la entrada de esta última población, hizo explosión un artefacto que había sido adosado a un muro próximo a la carretera.
De resultas de la explosión contra el Land Rover, resultó muerto uno de los guardias civiles ocupantes, Francisco Gómez Gómez Jiménez y herido de gravedad otro de ellos Juan Muñiz Sánchez, de 27 años, natural de Baeza.
Posteriormente, y en la misma zona, cuando se procedía a las investigaciones por el primer atentado, fue hallado un paquete sospechoso, que se procedió a reconocer. Hacia las siete de la madrugada, el paquete sospechoso hizo explosión, alcanzando a algunos miembros de la Guardia Civil y resultando uno de ellos, Miguel García Poyo muerto, cuando intentaba desactivarlo y otro más herido con pronóstico gravísimo, el guardia civil Francisco Mota Calvo, de 29 años, natural de Palencia, casado y con dos hijos, que sufriría la amputación de su pierna izquierda y heridas muy graves en el pecho, debido a gran cantidad de metralla alojada en el mismo. Trasladado a la residencia de Nuestra Señora de Aránzazu de san Sebastián, donde seria intervenido quirúrgicamente.
La Comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián facilitaría una nota oficial sobre los dos atentados ocurridos en Azcoitia (Guipúzcoa), El texto de la nota era el siguiente: "Sobre las 3,05 horas del día de hoy, cuando un vehículo de servicio de protección y vigilancia del puesto de Azcoitia de la 522 Comandancia de la Guardia Civil circulaba por el kilómetro 55 de la carretera comarcal 6.317, en el sentido Azpeitia a Azcoitia, sufrió un atentado con carga explosiva, colocada en el margen derecho, según el sentido de su marcha y accionado a distancia con sistema eléctrico conectado a pilas, y conteniendo una carga de 5 a 10 kilos de explosivo y tornillos.
El accionamiento por individuos no identificados produjo la muerte instantánea del guardia segundo Francisco Gómez Gómez Jiménez, natural de Almería, casado y con dos hijos, y heridas graves al guardia segundo Juan Muñiz Sánchez, de Baeza (Jaén).
Con posterioridad a este atentado, sobre las 7,00 horas, y cuando por el equipo de desactivación se trataba de desactivar un artefacto trampa, localizado en las proximidades del primero, el mismo hizo explosión causando la muerte instantánea del guardia segundó Miguel García Poyo, natural de San Martín de Pedroso (Zamora) casado y con tres hijos. Y heridas muy graves, con amputación traumática de la pierna izquierda, al guardia segundo Francisco Mota Calvo, de Frechilla (Palencia), casado y con dos hijos”.
Los cadáveres fueron trasladados al Hospital Militar de San Sebastián, donde quedó instalada la capilla ardiente y donde al día siguiente se celebraron los funerales por sus almas.
Al funeral, además de los familiares de las dos víctimas asistieron las primeras autoridades civiles y militares. Los féretros cubiertos con banderas nacionales, fueron llevados a hombros por compañeros al patio del hospital militar donde se celebró el funeral de “corpore insepulto”. Finalizada la Misa, entre gritos de contra ETA, el gobierno y vivas a España y la Guardia Civil, el sacerdote oficiante rezó un responso. Tras ello se entonó el Himno de la guardia Civil y los féretros fueron introducidos en dos furgones funerarios que los trasladarían a sus lugares de origen donde serían cristianamente sepultados.
Por este atentado fueron condenados en 1995 los miembros de ETA Mercedes Galdós Arsuaga y Félix Ramón Gil Ostoaga a 29 años por la muerte de los tres agentes de la Guardia Civil, y a otros 22 años por el asesinato frustrado de Juan Muñiz Sánchez.
Francisco Gómez Gómez Jiménez, de 28 años, natural de Almería. Había nacido el 23 de julio de 1950, e Ingresado en la Guardia Civil el 1 de septiembre de 1975. Estaba casado y tenía dos hijos.
Miguel García Poyo de 29 años era natural de Zamora, estaba casado y tenía tres hijos.
Por este atentado fueron condenados en 1995 los miembros de ETA Mercedes Galdós Arsuaga y Félix Ramón Gil Ostoaga a 29 años por la muerte de los tres agentes de la Guardia Civil, y a otros 22 años por el asesinato frustrado de Juan Muñiz Sánchez.
En octubre de 2002 Gil Ostoaga salió en libertad. Sin embargo, un mes después de su puesta en libertad, apareció muerto con un disparo en el pecho en una campa de su localidad natal, Legazpia (Guipúzcoa), junto a una escopeta propiedad de su hermano.
En septiembre de 2005, la etarra Mercedes Galdós Arzuaga, la mujer que más atentados criminales ha cometido por orden de la banda, quedaba en libertad tras cumplir 19 años del límite máximo de 30 de cumplimiento efectivo de condena. Había ingresado en prisión el 9 de abril de 1986. Redimió de su condena más de 10 años gracias a sus estudios de pedagogía y sus actividades de limpieza, aerobic, mecanografía o fútbol sala. Galdós, fue condenada a 829 años de prisión, por su implicación directa en 17 asesinatos cometidos desde 1977.
Francisco Gómez Gómez-Jiménez, natural de Almería, tenía 29 años, estaba casado y dejaba huérfanos a dos hijos.
Miguel García Poyo, natural de la localidad de San Martín de Pedroso (Zamora), de 29 años de edad, estaba también casado y tenía tres hijos
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedió también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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