13 DE OCTUBRE DE 1983 RENTERÍA (GUIPÚZCOA) GUARDIA CIVIL ÁNGEL FLORES JIMÉNEZ.
Guardia Civil Ángel Flores Jiménez.
El 13 de octubre de 1983, el Guardia Civil ÁNGEL FLORES JIMÉNEZ, destinado en el servicio de intervención fiscal de la estación del Norte de Irún, resultaba muerto en un atentado perpetrado en la localidad guipuzcoana de Rentería, por dos terroristas de ETA.
El atentado se produjo cuando Ángel Flores, vestido de paisano y desarmado, se apeaba de su vehículo., un «Simca 1200», que acababa de aparcar en la calle Norberto Almandoz, del barrio de Beraun. Sobre las dos y media de la tarde, el guardia civil regresaba a su domicilio, ubicado en este barrio, después de haber prestado sus servicios en las dependencias de la intervención fiscal en la estación del Norte de Irún, donde estaba destinado.
Flores fue abordado por dos jóvenes que le dispararon varias veces. Uno de los proyectiles le alcanzó en el cuello y le produjo la muerte, prácticamente en el acto. Los pistoleros huyeron a continuación en un vehículo estacionado en las inmediaciones, a cuyo volante esperaba, a cara descubierta, un tercer individuo. En el lugar de los hechos se recogieron tres casquillos del calibre 9 milímetros parabellum.
Los autores del atentado huyeron en un SEAT 131» de color blanco y matrícula SS-6323-L, que con anterioridad habían robado en Oyarzun, a punta de pistola a su propietario, a quien dejaron abandonado en las inmediaciones del lugar, atado a un árbol.
El propietario del turismo fue liberado más tarde por miembros de las «GAR» Grupos Antiterroristas Rurales de la Guardia Civil, a quienes declararía que había sido secuestrado a las 13:30 horas a la salida de su vivienda, en Oyarzun, por un joven armado que dijo pertenecer a ETA, al que luego se le sumaron dos o tres individuos más. Le sustrajeron el DNI, advirtiéndole de que no debía denunciar el hecho cuando fuese liberado. El vehículo robado fue también localizado después en las inmediaciones de la estación de Rentería.
El cadáver del guardia civil fallecido fue trasladado, después de que el juez ordenara su levanta miento, al cementerio de Polloe, en San Sebastián, donde le fue practicada la autopsia.
La capilla ardiente se instaló en el salón del trono del Gobierno Civil de Guipúzcoa.
Al mediodía del día siguiente, 14 de octubre, con la presencia de la familia, se celebró en Rentería el funeral por el alma de Ángel Flores con la asistencia de cientos de personas, en su mayoría vecinos del barrio. Presidido por el ministro del Interior José Barrionuevo a quien acompañaron el director general de la Guardia Civil, Aramburu Topete, el viceconsejero de Interior del Gobierno Vasco, Eli Galdós, el director general de la Policía, Rafael del Río, y mandos militares de los tres Ejércitos, Una compañía de la Policía Armada, otra de la Guardia Civil y una tercera de los Grupos Antiterroristas Rurales, junto a la unidad de música del regimiento de Infantería Sicilia, le rindieron honores al féretro que iba cubierto con la Bandera Nacional, interpretando la marcha “La Muerte no es el final” y el Himno de la Guardia Civil.
Terminada la ceremonia religiosa, el ministro Barrionuevo dio vivas a España, al Rey, al pueblo vasco, a la Constitución, a la Guardia Civil y a las Fuerzas de Seguridad del Estado, que fueron contestadas unánimemente por el numeroso público asistente.
El féretro con los restos mortales de Ángel Flores fue introducido en un furgón que le trasladaría al aeropuerto de Fuenterrabía con destino a Madrid. En la capital de España seguiría trayecto por carretera hasta la localidad abulense de San Martín del Pimpollar donde recibiría cristiana sepultura.
José Barrionuevo recorrería las calles del centro de la localidad acompañado por el delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui, y los gobernadores de Guipúzcoa y Vizcaya, Julen Elorriaga y Julián Sancristóbal. En su recorrido se dirigieron a pie al lugar del atentado, donde un sacerdote rezó un padre nuestro entre el silencio de los vecinos de Beraun, donde Ángel Flores era muy popular.
En 1985 la Audiencia Nacional condenó a Jesús María Zabarte Arregui, “el carnicero de Mondragón” jefe del grupo Donosti de ETA, a un total de 32 años de cárcel por el asesinato de Ángel Flores. Zabarte Arregui fue detenido en junio de 1984 en una operación en la que resultaron muertos los etarras Agustín Arregui Perurena, alias Txurrilla, y Juan Luis Elorriaga, Patxi.
Debido a la derogación de la doctrina Parot por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Zabarte Arreguí “el carnicero de Mondragón”, tras pasar 29 años y medio entre rejas, de una condena total de más de 620 años de cárcel por 17 asesinatos y una veintena de atentados terroristas, fue puesto en libertad en noviembre de 2013 abandonando la prisión de Jaén si arrepentirse de su cruel y malvada carrera de asesinatos.
Ángel Flores Jiménez era natural de la localidad abulense de San Martín del Pimpollar. Estaba casado y tenía cinco hijos, de edades comprendidas entre los 22 y los 10 años.
Desde abril del 83 prestaba sus servicios en la intervención fiscal de la estación del Norte de Irún. Con anterioridad había estado destinado en la localidad de Pasajes.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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