14 DE ENERO DE 1992. BILBAO, POLICÍA NACIONAL JOSÉ ANSEÁN CASTRO.
Policía Nacional José Anseán Castro.
El 14 de enero de 1992, el Policía Nacional JOSÉ ANSEÁN CASTRO era abatido a tiros en Bilbao, en torno a las 7:30 de la mañana, cuando se dirigía con su mujer a coger el autobús que debería haberlo llevado hasta su trabajo en el cuartel de la Policía Nacional de Basauri. Dos individuos descendieron de un taxi robado y realizaron un número indeterminado de disparos que acabaron con la vida del policía.
La víctima fue rematada en el suelo por uno de los terroristas. Las fuerzas de seguridad atribuyeron de inmediato el atentado al comando Vizcaya de ETA. El atentado fue cometido por dos personas que se aproximaron al policía por la espalda y le dispararon a bocajarro. Uno de los disparos le fue hecho en la sien, cuando se encontraba caído en el suelo. En el momento del atentado, José Anseán Castro se encontraba en compañía de su esposa y se dirigía a su puesto de trabajo, en una unidad polivalente del Cuerpo Nacional de Policía. Los terroristas utilizaron un taxi que habían robado sobre las 6 de la mañana en una parada situada en la plaza España, en pleno centro de Bilbao, obligando a su propietario a introducirse en el maletero y dirigiéndose a continuación a la avenida Miraflores, del barrio de Bolueta.
El cuerpo del policía fue trasladado desde el aeropuerto de Sondica hasta Lugo, donde se celebraron los funerales. La capilla ardiente, por expreso deseo de la familia, se instaló en la casa número 115 de la calle de San Roque, domicilio del suegro de la víctima.
Cerca de cuatro mil personas asistían en Lugo al funeral por el alma del Policía Nacional José Anseán. Entre los presentes se encontraban el delegado del Gobierno en Galicia, Domingo García Sabell; Conselleiro de la presidencia de la Xunta de Galicia, Dositeo Rodríguez; Presidente de Parlamento de Galicia, Victorino Núñez: Gobernadores civiles de Lugo y Vizcaya; Gobernador Militar de Lugo; presidente de la Diputación Provincial de Lugo, Francisco Cacharro; Jefe Superior de Policía de Galicia, Julián Negredo; los comisarios de Policía de Bilbao y Lugo, señores Carballeira y Vilaboy, así como otras autoridades militares, civiles y policiales.
Desde el número 115 de la calle de San Roque hasta la Iglesia de San Francisco Javier del barrio de Fingoi de la capital lucense, el féretro con los restos mortales de José Anseán fue trasladado, precedido de numerosas coronas y presidido por los padres, viuda e hijo del Policía Nacional asesinado, así como de las autoridades presentes.
En el atrio de la iglesia, el féretro, que iba envuelto en la Bandera Nacional, se detuvo unos instantes, dando lugar a uno de los momentos más dolorosos, al desvanecerse la viuda de la víctima, Ana María Pérez, lo que hizo que surgiesen voces en contra de las autoridades y contra los asesinos de Eta. La multitud, que ocupaba toda la Iglesia y sus alrededores, prorrumpió en una cerrada ovación en el instante en que el féretro entraba en el templo. La Misa fue oficiada por el obispo de Lugo Monseñor Fray José Gómez, que en su homilía recordó que “una vez más nos enfrentamos a una acción fruto de la obcecación que condenamos sin paliativos pues el policía José Anseán fue asesinado vil, traidora e inicuamente”.
Finalizada la Misa, la comitiva que acompañaba los restos del policía Nacional José Anseán se trasladó al cementerio parroquial de Vilar de San Lorenzo en el municipio de Baleira, donde la viuda de José Anseán volvió a desvanecerse. El padre del Policía asesinado por Eta, profundamente emocionado, vertió durante unos momentos duras críticas hacia el gobierno de la nación, al que culpó del asesinato de su hijo y llamó sinvergüenzas.
Por ese asesinato la Audiencia Nacional condenó a Juan Ramón Rojo González, Kepa Urra Guridi, Javier Martínez Izaguirre y María Paulina García Rodríguez a penas de 30 años de cárcel. La misma sentencia condenaba a Juan Manuel Tobalina Rodríguez a 20 años de prisión por cómplice. Todos debían indemnizar a los herederos con 25 millones de pesetas. El matrimonio formado por Juan Manuel Tobalina Rodríguez y María Paulina García Rodríguez fueron los que recabaron la información sobre los hábitos del Policía Nacional.
Posteriormente, en 2006, se condenó a Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias Gadafi, a 50 años de cárcel, además de a indemnizar a la viuda y al hijo del policía asesinado por los daños psicológicos ocasionados.
La prensa recogió esos días cómo la viuda de José Aseán, Ana María Pérez, contó los hechos de los que fue testigo durante el juicio. Entre sollozos, Ana María Pérez relató cómo "Gadafi" y su compañero del "comando Vizcaya" Juan Ramón Rojo se bajaron de un coche y se dirigieron corriendo hacia el policía y su esposa, apuntándoles con sus pistolas mientras éstos esperaban al autobús en una parada de Basauri. Entonces, los dos etarras dijeron que "iban a matar a su marido" y ella les pidió "que no lo hicieran". También narró cómo, tras disparar a su marido, pidió a "Gadafi" que no "le rematase", algo que el etarra hizo sin compasión. Tras perpetrar el atentado, los dos terroristas huyeron en el coche del que habían descendido.
Cuando el teniente fiscal Jesús Santos le preguntó si recordaba la cara del asesino de su marido, la mujer respondió: "Sí, por Dios, claro que sí. Es Gadafi". "¿Es la persona que se encuentra a su lado?", insistió el fiscal. "Si. Es él", confirmó la viuda tras mirar al acusado dos veces.
Gadafi, acusado de al menos 15 asesinatos, uno de los terroristas más sanguinarios de la historia de ETA y el que más veces había conseguido escapar de los tiroteos y cercos policiales a los que fue sometido, era detenido poco después del mediodía del 2 de febrero de 2000 por agentes de los Reinseignements Généraux (servicios de información franceses) en las inmediaciones del centro Carrefour, en Tarnos, cerca de Bayona. En 2005 Francia lo entregó a las autoridades españolas.
El etarra Martínez Izaguirre había sido detenido en mayo de 1992 cuando formaba parte del comando Bizkaia. Asesino del Policía Nacional Luis Achurra, asesinaría también al niño Fabio Moreno en noviembre de1991, tras colocar un artefacto explosivo bajo uno de los asientos del coche del guardia civil Antonio Moreno Chica, en Guecho, que causó la muerte del pequeño Fabio, así como heridas a su hermano Alexander y al propio agente de la benemérita. Sus penas sumaban casi 400 años de prisión.
En noviembre 2013 Francisco Javier Martínez Izaguirre, alias “Javi de Usánsolo, abandonaba la cárcel Jaén II a raíz de la anulación de la doctrina Parot, tras veintiún años encarcelado. Francisco Javier Martínez “Javi de Usansolo”, era recibido a su llegada a Galdacano (Vizcaya) con el lanzamiento de cohetes y vítores a favor de los presos de ETA. Un centenar de personas aguardaban su llegada y le dieron la bienvenida con el lanzamiento de cohetes e hicieron un pasillo de honor portando antorchas, ikurriñas y banderas a favor del acercamiento de los presos de ETA. Al bajarse del vehículo para dar las gracias por la acogida, Javi de Usansolo fue abrazado, aplaudido y jaleado por sus allegados.
En marzo de 2013 el Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional decidía por diez votos a ocho la excarcelación del etarra Juan Ramón Rojo González al entender que el licenciamiento definitivo de su condena estaba fijado previamente a la aplicación de la 'Doctrina Parot', lo que hubiese alargado su estancia en prisión. Detenido en enero de 1992, ese terrorista cumplió tan sólo 21 años de los al menos 57 a los que fue condenado por dos asesinatos.
Kepa Urra Guridi abandonaba la cárcel de Almería en abril de 2014. Había sido detenido en 1992.
En marzo de 2017 la asociación de familiares de presos de ETA Etxerat con el cinismo que les caracteriza, volvía a tener el altavoz de las instituciones vascas para denunciar la política de dispersión de presos etarras. El escenario era la Comisión de Derechos Humanos e Igualdad del Parlamento Vasco, donde comparecían tres representantes de ese organismo para denunciar que el Gobierno estaba poniendo en juego la “vida, la salud y la economía” de los allegados de los etarras encarcelados y reclamaba el apoyo de los grupos a su exigencia para el acercamiento de los reclusos a cárceles de Euskadi.
Los diferentes grupos respaldaron su petición, llegando a empatizar a nivel personal con el “sufrimiento” de las personas que habían ofrecido sus testimonios, a excepción de la portavoz del PP en la comisión, Juana Bengoechea, quien no dudó en emplear un discurso duro para responder. Se dirigió en particular a la hija de Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias “Gadafi”, uno de los etarras más sádicos de la historia de ETA, para replicarle con contundencia.
“De tu padre solo voy a decir que ha sido una de las personas más sanguinarias de la banda”, afirmó la diputada popular para depositar toda la culpabilidad en los presos de la banda terrorista. “Y pienso, ¿quién tiene la responsabilidad de ese sufrimiento? Y siento muchísimo deciros esto pero los responsables de este sufrimiento son vuestros familiares”. “Yo no voy a hacer un ojo por ojo, pero pienso que quien tiene la responsabilidad de esos sufrimientos son vuestros familiares que decidieron ser etarras”
Momentos antes de la intervención de la diputada popular Juana Bengoechea, Olatz Iglesias, una estudiante de 21 años, hija del sanguinario Juan Carlos Iglesias Chozas “Gadafi” había relatado el ritmo de vida que había padecido en primera persona durante largos años al “recorrer cada 15 días” junto a sus abuelos el “Estado francés” para poder visitar a sus padres. Su madre, Nagore Múgica, fue detenida y encarcelada en el país galo por pertenencia a ETA (estuvo en prisión de 1996 a 2011, aunque una parte de la condena la cumplió en España) cuando ella contaba con diez meses y su padre, el sanguinario Gadafi, fue arrestado casi cuatro años después, en febrero de 2000.
En julio de 2002 Gadafi fue trasladado del Centro Penitenciario de Dueñas, en Palencia, al Centro Penitenciario de Zaballa en Vascongadas donde sigue cumpliendo condena. En 2003 fue condenado a un total de 82 años de prisión por su participación en el atentado perpetrado por ETA el 7 de noviembre de 1991 en Erandio y que acabó con la vida del niño Fabio Moreno. En junio de 2006 fue condenado a 40 años de prisión por su relación con el atentado contra Ramón Bañuelos Echevarría. En 2006 también fue condenado a más de 1200 años de prisión por su participación en el atentado perpetrado el 2 de septiembre de 1990 en Bilbao y que acabó con la vida de José Manuel Alba Morales y Luis Alberto Sánchez García. Además, condenado a 35 años por su participación en el atentado que acabó con la vida del Policía Nacional Luis Alfredo Achurra Cianca el 14 de diciembre de 1990 en Amorebieta. Otra condena de 52 años de prisión por su participación en el atentado que acabó con la vida de José Manuel Cruz Martín el 8 de abril de 1991 en Baracaldo. En septiembre de 2006 fue condenado a 50 años de prisión por su participación en el atentado cometido el 14 de enero de 1992 en Bilbao que acabó con la vida de José Anseán Castro. En enero de 2007 fue condenado a 30 años de prisión por su participación en el atentado que acabó con la vida de Pedro Carbonero el 19 de noviembre de 1991 en Galdácano. También fue condenado a 29 años de prisión por su participación en el atentado que acabó con la vida de José San Martín Bretón. Tiene todavía algunas causas pendientes. Pero todo es dolor, violencia y sangre, se convertirán en 30 años de reclusión.
José Anseán Castro, de 38 años, era natural de Lugo, estaba casado con Ana María Pérez y tenía un hijo de 14 años. Llevaba doce años destinado en el País Vasco y, en el momento de su asesinato, prestaba servicio en la unidad polivalente del Cuerpo Nacional de Policía de Bilbao, encargada de la custodia de edificios y del traslado de reclusos. Como medida de autoprotección, los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado evitaban utilizar el coche privado y tenían órdenes de usar el transporte público. La vida de Ana María fue un auténtico calvario con terribles consecuencias en su único hijo, que estuvo en tratamiento psiquiátrico desde el asesinato del padre. Pocos días después de su asistencia al juicio contra Gadafi, José Manuel Anseán Pérez, de 29 años en esos momentos, se suicidó en su casa de Lugo. Fue al día siguiente de conocerse la sentencia condenatoria contra Gadafi. Del hecho se hizo eco el diario La Razón.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a José Anseán Castro la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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