14 DE FEBRERO DE 1996. MADRID. FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE EX PRESIDENTE DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Francisco Tomás y Valiente.
En la mañana del 14 de febrero de 1996, un terrorista de Ella, asesinaba en su despacho de la facultad de derecho al catedrático y antiguo presidente del Tribunal Constitucional FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE.
Francisco Tomás y Valiente aguardaba en su despacho el momento de iniciar un examen de Historia del Derecho a los alumnos de primer curso. Hablaba por teléfono con su amigo Elías Díaz de espaldas a la puerta de su despacho cuando un terrorista, que resultaría ser el sanguinario y peligroso Jon Bienzobas alias “Karanka”, uno de los seis etarras más buscados en esos instantes y cuyo rostro figuraba en los miles de carteles difundidos por el Ministerio del Interior en toda España desde finales de enero de ese año, le descerrajó tres disparos, uno de los cuales, mortal de necesidad, le alcanzó en la cabeza. El asesino esperó su momento en el pasillo, y cuando lo creyó oportuno irrumpió en el despacho del profesor, al que sorprendió sentado detrás de una mesa y hablando por teléfono y de espaldas a la puerta.
El antiguo presidente del Tribunal constitucional fue recogido inmediatamente por sus compañeros y alumnos quienes, lo sacaron al pasillo y lo metieron en un ascensor, falleciendo minutos después, en el garaje de la universidad, cuando trataban de reanimarle y conducirle a un hospital.
El terrorista, pistola en mano, y tras apuntar y amenazar a varios alumnos con los que se encontró en su huida, logro penetrar en un ascensor y salir posteriormente al campus universitario, introduciéndose en un FORD Orión de color rojo, donde le esperaban otros dos terroristas. Hora y media después, la Policía lo localizaba abandonado en la calle Isla de Java, en la zona norte de la capital de España, donde estallaría sin causar víctimas.
Los investigadores de la Policía Nacional dedujeron que el terrorista había tenido que preparar la acción y ensayar concienzudamente el recorrido que iba a seguir en su huida para salir de la facultad, ya que el edificio tenía muchos pasillos y era un auténtico laberinto para quien no lo conociese.
El hecho de que para salir del edificio utilizara un ascensor de uso restringido al personal de la facultad y apenas usado por los alumnos demostraba que conocía perfectamente el edificio.
El presidente del Gobierno, Felipe González, el ex-ministro de Justicia Enrique Múgica y numerosos representantes de las principales instituciones del Estado, de la judicatura y la política acudieron a la capilla ardiente de Francisco Tomás y Valiente, que quedó instalada en la sala de vistas del Tribunal Constitucional a las presidida por una bandera Nacional con un crespón negro junto al féretro, cubierto con la Bandera Nacional y rodeado de numerosas coronas de flores.ç
Al mediodía del día siguiente, el propio presidente González y representantes de todas las instituciones del Estado, desde el gobierno de la Nación a los tribunales Constitucional y Supremo, pasando las cúpulas de la Policía, Guardia Civil y del Estado Mayor del Ejército, políticos, líderes sindicales, miembros de la patronal, de las finanzas, del mudo universitario y ciudadanos anónimos dieron una dolida despedida al ex-presidente del Constitucional, llenando por completo la sal de vistas de tribunal, así como los alrededores del edificio.
Ofició el funeral el cardenal de Madrid Monseñor Rouco Varela, que en su homilía manifestó que “el asesinato de Francisco Tomás y Valiente sólo pretende provocar el odio y destruir la posibilidad de una convivencia basada en el respeto a la vida y al ser humano”.
Finalizada la Misa y cuando funcionarios del Constitucional condujeron el féretro hasta el coche funerario que aguardaba en la calle, decenas de ciudadanos rompieron a aplaudir y cuya salva de aplausos sólo fue interrumpida por un espontáneo minuto de silencio guardado en memoria de Tomás y Valiente.
La comitiva fúnebre se dirigió al cementerio de El Pardo. Tras el coche que transportaba el ataúd, una decena de vehículos cargados con los cientos de coronas de flores que durante toda la noche habían llegado al Constitucional.
El ataúd con los restos mortales de Tomás y Valiente fue introducido en una sencilla sepultura de la familia en presencia de sus cuatro hijos, a un lado del féretro, y el presidente del Gobierno y su esposa Carmen Romero, que no pudo reprimir las lágrimas cuando las primeras losas cubrieron la fosa.
La bandera Nacional, que en todo momento cubrió el féretro fue entregada a Carmen, una de las hijas de Tomás y Valiente, que muy emocionada se arrodilló a besar el ataúd, mientras sus hermanos se fundieron en un abrazo con el presidente González y su esposa, Carmen Romero.
En mayo de 2007 la Audiencia Nacional condenaría a Jon Bienzobas a 30 años por el asesinato de Francisco Tomás y Valiente. Detenido por la Policía francesa en Pau en septiembre de 1999, tras asaltar un polvorín en la localidad de Plevin, fue entregado temporalmente a España para ser juzgado en noviembre de 2006 por cinco causas, entre ellas el asesinato de Tomás y Valiente. Tras ser juzgado en España regresó a Francia, donde concluyó la pena en prisión impuesta por los tribunales franceses en enero de 2018, momento en que fue entregado a España para cumplir los 266 años de condena que tenía pendientes de la justicia española. En agosto de 2022, fue trasladado del Centro Penitenciario de Dueñas en Palencia a un centro penitenciario de Vascongadas.
Francisco Tomás y Valiente, había nacido en Valencia en 1932, Estaba casado y tenía cuatro hijos. Era catedrático de Historia del Derecho y miembro del Consejo de Estado y de la Real Academia de la Historia. En el 80 fue designado magistrado del Tribunal Constitucional por las Cortes Generales a propuesta del PSOE, puesto que renovó en el año 1983. Dos años después fue nombrado Académico de Número de la Real Academia de la Historia. En 1986 fue elegido presidente del Tribunal Constitucional y en 1989 fue reafirmado ese cargo. Tras la terminación de su mandato en 1992 retornó a la Universidad madrileña como Catedrático de Historia del Derecho. En 1995, poco antes de ser asesinado, fue nombrado miembro permanente del Consejo de Estado, el mismo año en que fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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