14 DE MAYO DE 1975. GUERNICA (VIZCAYA) TENIENTE DE LA GUARDIA CIVIL DOMINGO SÁNCHEZ MUÑOZ.
Teniente de la Guardia Civil Domingo Sánchez Muñoz.
En la madrugada del 14 de mayo de 1975, el teniente de la Guardia Civil DOMINGO SÁNCHEZ MUÑOZ, resultaba muerto en la localidad vizcaína de Guernica, durante un tiroteo que se produjo cuando fuerzas de la Guardia Civil registraban un piso franco que la banda terrorista, marxista y antiespañola ETA, tenía en la localidad.
Los miembros del Benemérito Cuerpo realizaban una operación para localizar a los asesinos del Guardia Civil Andrés Segovia Peralta, suceso que había tenido lugar el día 8 de ese mismo mes en la propia Guernica. Recibieron la información de que podían hallarse escondidos en un piso situado en el número 47 de la calle Señorío de Vizcaya.
Alrededor de las seis de la mañana, tras rodear la zona, varios miembros de la Guardia Civil penetraron en el portal número 47 para proceder a un registro. Subieron primero al piso superior y, posteriormente, se dirigieron a la planta baja. Los agentes llamaron a la puerta identificándose " Abran a la Guardia Civil". Franqueada la puerta los miembros del Instituto armado identificaron a un matrimonio compuesto por Ignacio Garay Lejarreta, de 53 años, y su esposa Blanca Saralegui Allende, de 42. Cuando los estaban interrogando se escucharon varias detonaciones que procedían de una de las ventanas del piso por la que trataban de huir los dos jóvenes miembros de la organización.
Situado ante la ventana se encontraba el teniente de la Guardia Civil Domingo Sánchez Muñoz, que dio el alto a los dos etarras. Uno de ellos abrió fuego contra él ocasionándole dos heridas mortales en la cabeza y en el pecho. Fue trasladado al Hospital Civil de Bilbao, donde falleció instantes después.
Seguidamente se inició un denso tiroteo que duró una media hora y en el que ambos terroristas resultaron heridos y el matrimonio Garay muerto. Los dos etarras, pese a estar heridos, lograron huir. Dos horas más tarde efectivos de la Guardia Civil lo localizarían en el monte de Ajangiz, entablándose un nuevo tiroteo, que terminó con la vida del etarra que resultó ser Jesús María Marquiegui Ayastui, alias “Motriko”. El segundo etarra también tuvo otro enfrentamiento a tiros con la Guardia Civil, pero logró escapar de los perseguidores y ocultarse en Guernica.
Tras un detenido registro la Guardia Civil encontró gran cantidad documentación sobre miembros de la Guardia Civil y sus movimientos en la zona, entre ellos el seguimiento que los terroristas había hecho del Guardia Civil Andrés Segovia Peralta, asesinado el día 6 de mayo de ese mismo año. También se encontraron diversas armas.
Varios centenares de personas acudieron en la mañana del día siguiente al cuartel de La Salve para rendir su último homenaje al teniente de la Guardia Civil Domingo Sánchez Muñoz. Junto a la madre, esposa e hijos del oficial muerto cumpliendo heroicamente con su deber, en defensa de la paz de España, presidió el oficio-general el general subdirector de la Guardia Civil. Salvador Bujanda, a quien acompañaban el general subinspector de la Policía Armada, Joaquín Aguilar Carmona; general jefe de la VI Zona de la Guardia Civil; gobernadores civil y militar de Vizcaya, presidente de la Diputación, alcaldesa de Bilbao Pilar Careaga y otras autoridades y representaciones, tanto civiles como militares.
Ofició el funeral el capellán castrense de la Guardia Civil y Policía Armada padre Jesús Araguás, quien, al ofrecimiento del santo sacrificio, dijo que Domingo Sánchez Muñoz «ha caído gloriosa y heroicamente en el cumplimiento de su de-ver”.
Finalizada la misa y el responso fue cantado el himno de la Guardia Civil, tras el cual tomó la palabra el general subdirector del Benemérito Instituto, que manifestó, en primer lugar, su pésame a la viuda y familiares del oficial muerto. “Sabed” —dijo— “que el Cuerpo y vosotros, los familiares, seguiremos siendo una misma cosa.” “A vosotros, entrañables compañeros, os tengo que decir que nuestra misión está perfectamente señalada: la defensa de España pensando en Dios, la defensa de esta paz de España. La muerte de Domingo Sánchez nos estimulará a todos en nuestro deber. Sabed que es el cumplimiento de nuestro deber lo que hace que nuestras conciencias estén tranquilas consigo mismas. Seguiremos, pues, dejando bien puesto el honor de nuestras armas como corresponde a nuestro Cuerpo.”
Terminó diciendo el general subdirector de la Guardia Civil que “con fe en Dios y en España, como en aquel 18 de Julio, tenemos también ahora confianza en la victoria”. A todos ¡Dios nos guarde!” Finalizada su alocución, a hombros de compañeros de la misma graduación, el féretro con los restos mortales de! teniente Domingo Sánchez Muñoz, envuelto en la bandera nacional, fue trasladado a un furgón funerario que los trasladaría a Barcelona, donde seria enterrado.
El féretro, llegó al parque de la ciudadela de Barcelona, ciudad en donde Domingo Sánchez habla vivido durante varios años y en la que vivían varios familiares.
Una vez que el féretro fue depositado en la capilla castrense del parque de la Ciudadela, el capitán general de Cataluña, Teniente General Salvador Bañuls, impuso la bandera nacional sobre el mismo y la cruz de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco de segunda clase. Por su parte, el gobernador civil depositó la medalla de oro del Mérito Policial con distintivo rojo.
Cerca de dos millares de personas abarrotaron la capilla del parque de la Ciudadela y sus alrededores. Entre las mismas podía apreciarse un nutrido grupo de miembros de la Guardia Civil, Policía Armada, Ejército y Policía gubernativa. El director general de la Guardia Civil, teniente general Vega Rodríguez, y el capitán general de la IV Región Multar, acompañados de las primeras autoridades barcelonesas, presidieron el duelo oficial.
“Un nombre bueno está aquí por haber cometido un delito: mantener la paz, el orden y la convivencia de cada día. Podía no estar aquí, va que no llevó consigo todas las fuerzas que debiera haber llevado, por miedo a que el servicio se desbaratara»”, afirmó, entre otras cosas, el general Vega desde las escalinatas del templo, y a continuación leyó un telegrama de condolencia del presidente del Gobierno.
Momentos después que el director general de la Guardia Civil finalizase sus palabras, grupos de jóvenes comenzaron a lanzar gritos de “¡Muerte a ETA.!” y “¡A por los asesinos!”
Estos mismos jóvenes entonaron el «Cara al Sol» y el himno de la Guardia Civil, que fueron acompañados por una ingente cantidad de personas.
Del cortejo fúnebre surgiría una manifestación de unas 500 personas que enarbolaron pancartas donde se podía leer: “Militares, salvad a España del comunismo”, “Aliados del comunismo: diarios y librerías burguesas”, “La E. T. A. no indulta. Indultar al enemigo de España es crimen de alta traición”, “Ni amnistía ni perdón, Rojos al paredón”,
Los manifestantes, después de congregarse sucesivamente ante el Gobierno Civil, Capitanía General, Gobierno Militar, Ayuntamiento, Diputación y palacio arzobispal, fueron invitados a dispersarse por las dotaciones de cuatro coches del 091 en la plaza de la Catedral.
Domingo Sánchez Muñoz, de 48 años, era natural de Sobradillo (Salamanca). Estaba casado con Raquel Salicio y tenía cuatro hijos de 21, 18, 17 y 16 años. Su primer destino en la Guardia Civil fue en Barcelona (1946) donde conoció a su esposa, y donde fue enterrado, pues ahí tenía el domicilio familiar. Fue ascendido en 1974 a oficial y destinado a Bilbao. Desde siete meses antes de su asesinato estaba adscrito al Servicio de Información de la Comandancia de Vizcaya.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Teniente de la Guardia Civil Domingo Sánchez Muñoz, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
A día de hoy, el asesinato del Teniente Domingo Sánchez, continúa sin resolverse.
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