HOY 16 DE JUNIO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!
- calinfernandezbara
- 15 jun 2024
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16 DE JUNIO DE 1983. BILBAO. EDUARDO VADILLO VADILLO.

Eduardo Vadillo Vadillo.
El 16 de junio de 1983, EDUARDO VADILLO VADILLO, que había resultado herido muy grave en un atentado preparado por la banda terrorista ETA, contra un convoy de la Guardia civil en el puerto de Trabacua (Vizcaya), el día 14 de junio, fallecía poco antes de las diez de la mañana, en el hospital civil de Basurto, donde se encontraba internado.
El Teniente coronel del Instituto Armado, con mando en la 541 Comandancia, había salido a primera hora de la mañana de ese 14 de junio, de la capital vizcaína con el propósito de realizar unas rutinarias inspecciones a los distintos cuarteles de su demarcación. El oficial, en un Seat 1430 de color negro, sin distintivos oficiales, conducido por un Guardia Civil, realizó, sin escolta, varias visitas a los puestos del Duranguesado y Marquina. Concluidas las inspecciones el teniente coronel inició el viaje de regresó a Bilbao
A las once y diez de la mañana el vehículo de la Guardia Civil, circulaba por la angosta carretera, del alto de Trabacua, en dirección a Bérriz. Tras ellos circulaba un turismo Talbot 150, con techo negro de vinilo, conducido por Eduardo Vadillo Vadillo, que regresaba a la capital vizcaína después de hacer unas gestiones de trabajo. Aprovechó la indicación de paso dada por el vehículo de la Benemérita. Momentos después, concretamente en el kilómetro 38,300 de la carretera BI-150 (Bérriz-Marquina) la onda expansiva de una sorda explosión desplazaba 23 metros al turismo. El coche, sin ningún control, después de haber realizado un semicírculo en la calzada, quedó empotrado con su parte delantera en el desmonte. Un potente artefacto de cuatro kilos de explosivo y 10 de metralla, enterrado junto a un pino existente al pie de la carretera accionado mediante cables con ocho pilas de un total de 19 voltios desde unos 25 metros monte arriba, estaba preparado para ser accionado al paso del coche del teniente coronel.
El propio Teniente Coronel Llul y el conductor, momentos después de producirse la explosión, salieron del vehículo para auxiliar a la víctima. El conductor del vehículo oficial, el Guardia Civil José González Rodríguez, disparó varios tiros contra los terroristas que huyeron de lugar monte arriba. Sin embargo en el lugar desde donde accionaron el dispositivo ce la bomba trampa dejaron varias pistas, que conducirían a la detención del etarra Larrinaga Celaya, pocos días después.
Eduardo Vadillo, que viajaba solo en el coche, quedó sentado en su asiento con la cabeza reclinada hacia atrás y presentaba pérdida de masa encefálica. El propio teniente coronel por medio del radio teléfono de su vehículo dio aviso de lo ocurrido. El vehículo de Eduardo Vadillo, presentaba toda "la carrocería del flanco derecho perforada por la metralla, las ruedas reventadas y parte del techo hundido.
Minutos más tarde se personaban, en el lugar del atentado, efectivos de la Guardia Civil y miembros de la Ertzaina, así como una ambulancia de la Cruz Roja, que trasladó al herido al Hospital Civil de Basurto, donde fue atendido, Presentaba heridas, según el parte médico “por metralla, orificio de entrada en parietal derecho, que provoca fractura con estallido de bóveda craneal y pérdida ósea, por entrada de una tuerca que aparece alojada debajo del parietal contralateral y produce salida de masa encefálica y signos de afectación neurológica muy importantes. Fractura abierta de húmero derecho. Herida incisa a nivel del tercio medio del esternón, no penetrante".
El explosivo estaba preparado para atentar contra el teniente coronel de la 541 Comandancia de la Guardia Civil, José Lull Catalá y por un error de cálculo alcanzaría al vehículo de que conducía Eduardo Vadillo. La organización terrorista ETA Militar se haría responsable a través de una llamada telefónica, del atentado que costó la vida a Eduardo Vadillo. Según la voz de la organización en su llamada, el atentado iba dirigido contra el vehículo del teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Bilbao, calificando igualmente el suceso de “error circunstancial”.
Era la cuarta vez que los etarras atentaban contra la vida del Teniente Coronel Lull Catalá. Yo la habían intentado, sin éxito, en tres anteriores ocasiones, en enero, junio y octubre de 1982.
En 1984 la Audiencia Nacional condenaría a una pena de 9 años de prisión mayor al etarra José Ramón Larrinaga Celaya por un delito de atentado contra un miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y a 29 años de reclusión mayor por el asesinato de Eduardo Vadillo. En 2002 por ese mismo atentado que costó la muerte a Eduardo Vadillo, la Audiencia Nacional condenaría a 23 años de cárcel a la etarra Carmen Guisasola Solozábal
La sentencia dejaría probado que “Carmen Guisasola era integrante del grupo Gorrochategui de ETA junto con José Ramón Larrinaga y José Francisco Rementería Barruetabeña, alias Patxi Rementería, fallecido en 2000 cuando explotó un artefacto preparado para cometer un atentado que transportaba en un vehículo. Los tres eran naturales de Marquina y residían en esa localidad vizcaína. Planearon causar la muerte del teniente coronel de la Guardia Civil José Luis Lull Catalá, de quien sabían que solía viajar de Bilbao a Marquina cada cierto tiempo en un vehículo de color negro. Tras seguir a su objetivo durante un tiempo planearon colocar una carga explosiva en un talud de la carretera local B-140, para hacerlo explotar al paso del vehículo del teniente coronel. Para ello, prepararon un artefacto compuesto por 4 kilos de explosivo Goma 2 y 8 kilos de tornillería. En febrero de 1983 los tres terroristas se desplazaron hasta el lugar señalado y excavaron un agujero en el talud para introducir la bomba, encargándose Guisasola de extender un cable que uniría el artefacto con el dispositivo de activación. Durante varios meses se dirigieron al lugar para esperar el paso del automóvil oficial, lo que no ocurrió al seguir el teniente coronel un recorrido distinto al previsto por los terroristas”.
El 14 de junio los tres terroristas se enteraron de que su víctima iba a pasar nuevamente por la carretera, por lo que se reunieron en el lugar donde estaba oculto el explosivo. Larrinaga retrocedió unos kilómetros atrás y esperó a que apareciera el automóvil de la Guardia Civil, para entonces ponerse delante y avisar con dos bocinazos de claxon. El adelanto del coche oficial por el vehículo conducido por
En noviembre de 2014, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ordenaba la puesta en libertad de la etarra Carmen Guisasola Solozabal, que participó en el asesinato de cuatro personas durante su pertenencia a la banda entre 1982 y 1989. A través de providencia, los magistrados Guillermo Ruiz de Polanco, Antonio Díaz y María de los Ángeles Barreiro decretaron la salida de prisión de la interna -que llevaba 24 años en la cárcel– en cumplimiento de la derogación de la doctrina Parot establecida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en octubre de 2013 y de la reducción de condena tras reconocérsele el periodo que había pasado encarcelada en Francia
Eduardo Vadillo Vadillo era natural de Villalba de Losa (Burgos), aunque estaba domiciliado en Bilbao. Tenía 58 años, estaba casado y era padre de dos hijas. Trabajaba como jefe de ventas de la delegación de la empresa Land Rover Santana en Bilbao. El 14 de junio, día del atentado, se dirigía por la carretera de Durango a formalizar un contrato con un cliente.
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