16 DE MAYO DE 1980. GOIZUETA (NAVARRA). CABO DE LA GUARDIA CIVIL FRANCISCO RAMÓN RUIZ FERNÁNDEZ Y GUARDIA CIVIL FRANCISCO PUIG MESTRE.
Guardia Civil Francisco Puig Maestre y Cabo de la Guardia Civil Francisco Ruiz Fernández.
En la noche del 16 de mayo de 1980, cuatro etarras ametrallaban al Cabo de la Guardia Civil FRANCISCO RAMÓN RUIZ FERNÁNDEZ y al Guardia Civil FRANCISCO PUIG MESTRE, cuando se encontraban ambos en el Bar Huici de la localidad navarra de Goizueta. Los etarras entraron primero en el Bar Zabaleta y, al comprobar que los agentes no estaban ahí, entraron en el Huici.
Cabo de la Guardia Civil Francisco Ruiz Fernández.
Habían acudido a cenar al bar Huici, también conocido como bar Juana, separado sesenta metros del cuartel de la Benemérita. Francisco Puig, que era soltero, solía comer y cenar en el establecimiento; el cabo Ruiz lo acompañaba desde hacía unos días, pues su esposa, Rosario Escalante, se había trasladado a Málaga con la hija de tres años del matrimonio para dar a luz cerca de su familia.
Guardia Civil Francisco Puig Maestre.
Los agentes se encontraban en el comedor del establecimiento, por el que se accedía por una puerta a la izquierda de la barra.
A bordo de una furgoneta DKW, cinco etarras llegaron hasta el bar Huici, penetrando en él. Traían información de que en esos instantes, en el bar se encontraban dos guardias civiles, gracias a la información cobarde y delatora facilitada por un vecino de Goizueta.
Uno de los etarras, se colocó en la puerta principal y otros dos se encaminaron hacia la puerta trasera, para vigilar el cuartel de la Guardia Civil. Los dos restantes entraron en el bar, atravesaron un pasillo y llegaron al comedor por la puerta que comunicaba con la cocina. Se colocaron a escasos centímetros de los dos Guardias Civiles y, sin mediar palabra, abrieron fuego de forma indiscriminada contra ellos.
El cabo Francisco Ruiz, sentado de espaldas a los pistoleros, recibió un tiro en la parte posterior de la cabeza que salió por el pómulo izquierdo, otro en el hombro, dos más con salida por el abdomen, además de varios disparos en el brazo y en la mano izquierda. En la autopsia, el forense cuantificó 17 heridas por arma de fuego en el cuerpo del agente. Francisco Puig vio a sus asesinos de frente. Los dos disparos que impactaron contra él —uno en el hombro y otro en el cuello con salida por la espalda— hicieron que cayera al suelo y quedara casi oculto debajo de la mesa. Murió unos instantes después, sin que una médico presente en el local, Coro Oreja, pudiera hacer nada para salvar su vida.
Los cadáveres de Francisco Ruiz y Francisco Puig permanecieron en el comedor del bar Huici unas cuatro horas. La escena era dantesca: cuatro balas se habían incrustado en la pared, una la había atravesado hasta impactar con una vitrina al otro lado, y dos más habían perforado la mesa. Hasta allí acudieron el párroco, Vicente Hernandorena, y el juez de paz, Benito Ollo, además de mandos de la Guardia Civil. Hacia la 1.15 de la madrugada el juez instructor ordenó el levantamiento de los cuerpos y su traslado a Pamplona. La Guardia Civil encontró en el lugar del asesinato trece casquillos de balas del calibre nueve milímetros Parabellum.
Los cadáveres del cabo Ruiz y del Guardia Civil Puig, fueron trasladados al depósito de cadáveres del Hospital de Navarra, donde no había ni capilla ardiente, ni velatorio. En la mañana del sábado día 17, doce horas más tarde, fueron trasladados a la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona, donde compañeros del Cuerpo y de la Policía Nacional los condujeron a hombros hasta la capilla del acuartelamiento.
A los funerales asistieron el director general de la Guardia Civil, teniente general José Aramburu Topete; jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Rodríguez Toquero; General jefe de la Quinta Zona de la Guardia Civil, gobernador militar de Navarra en funciones; gobernador civil, Eduardo Ameijide, el presidente del Parlamento foral, Víctor Manuel Arbeloa, y los diputados forales de UCD Jaime Ignacio del Burgo, Ángel Lasunción y Pedro Sánchez de Muniáin.
Los féretros, cubiertos con la bandera Nacional, llegaron a la Comandancia siendo acogidos por los varios cientos de personas asistentes con gritos de apoyo a la Guardia Civil, a la Policía Nacional, vivas a España y frases de «ETA culpable, Gobierno responsable” “ETA al paredón” “ETA asesina” y “Menos amnistía y más justicia”, “Menos amnistía, más Policía”.
Terminada la ceremonia, a la salida del funeral se volvieron a reproducir de forma constante los gritos, que solamente se acallaron con la interpretación del himno de la Guardia Civil.
Los féretros fueron trasladados al aeropuerto de Pamplona, para, desde allí, en un avión «Caribou» del Ejército de Aire, ser trasladados al aeropuerto de Manises, en Valencia, y de Jaén.
Posteriormente, se produjeron algunos incidentes con jóvenes que se concentraron en las inmediaciones de la Comandancia y lanzaron gritos contra «ETA» y contra algunos de los asistentes al acto religioso. Estos jóvenes interrumpieron en varias el tráfico, y abuchearon al diputado Lasunción, al presidente del parlamento foral Arbeloa y a las autoridades locales. Todos ellos sufrieron empujones, golpes, teniendo que salir protegidos por un cordón policial.
Los familiares del cabo Ruiz y del Guardia Puig viajaron con los féretros en el interior de los dos aparatos. El ataúd de Francisco Puig llegó al aeropuerto de Castellón y fue trasladado desde la Comandancia de la Guardia Civil hasta la iglesia de la Santísima Trinidad, donde en un templo completamente abarrotado de público, tuvo lugar el funeral “corpore insepulto” por el alma de Francisco. Una vez finalizado, entre los vivas a España y a la Guardia Civil del público presente, guardias civiles y policías nacionales rompieron el protocolo establecido y, en lugar de introducir el féretro en un furgón fúnebre, lo cargaron a hombros, envuelto en la bandera nacional, hasta el cementerio de la ciudad, recorriendo varias calles, arropados por un numeroso gentío.
En el aeropuerto de Málaga, las primeras autoridades esperaron la llegada del féretro el cabo Francisco Ruiz. Trasladado al cuartel de la Guardia Civil, donde fue velado, el domingo 19 de mayo, recibió cristiana sepultura en el cementerio de San Miguel de la capital malagueña.
El lune 19 de mayo un grupo de pamploneses convoco a la ciudadanía a una misa funeral por las lamas de Francisco Ruiz y Francisco Puig, celebrada en la parroquia de Cristo Rey. Una vez concluida la ceremonia religiosa, alrededor de 500 jóvenes iniciaron una manifestación encabezada por una bandera de España con un crespón negro, que recorrió diversas calles de Pamplona hasta el cuartel de la Guardia Civil, situado en la avenida de Galicia, donde agentes de la Policía Nacional instaron a los manifestantes a disolverse.
El miércoles 21 de mayo, el Gobierno Civil hizo pública la detención de dos miembros del comando Adarra de ETA Militar, al que consideraba responsable del doble asesinato de Goizueta: José María Aramburu Lete, de 26 años y natural de Hernani, y Juan Miguel Apecechea Arocena, de 26 años, vecino de Goizueta y hermano del alcalde, Jesús María Apecechea. Según la Guardia Civil, el comando había planeado perpetrar otro atentado de las mismas características que el de Goizueta en la localidad de Leiza.
En 1981 la Audiencia Nacional condenó a José María Aramburu Lete y Juan Miguel Apecechea Arocena a sendas penas de 25 años de reclusión mayor en concepto de cooperación para la realización del atentado. Posteriormente, en 1985, fue condenado como autor material Francisco Javier Lujambio Galdeano a dos penas de 27 años de reclusión mayor.
En abril de 1999, tras cumplir 19 años de cárcel de una condena de 50, salía en libertad Juan Miguel Apecechea Arocena.
En 2013, al ser derogada la llamada “doctrina Parot” por el tribunal de derechos humanos europeo, Francisco Javier Lujambio Galdeano, salió en libertad de la prisión de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real,
El cabo Francisco Ramón Ruiz Fernández, de 26 años, era de Arjona (Jaén). Estaba casado y tenía dos hijos, una niña pequeña y un niño que acababa de nacer. Su mujer, Rosario Escalante, se había desplazado a Málaga poco antes del atentado para dar a luz. El bebé nació quince días antes del asesinato. Francisco era el comandante del puesto de la Guardia Civil de la localidad de Goizueta, y había estado destinado en Valencia antes de ascender.
Francisco Puig Mestre era natural de Mas de la Mariana, en el término de Ares del Maestre (Castellón). Tenía 31 años y estaba soltero. Llevaba más de un año destinado en Goizueta, pero pensaba regresar a su ciudad natal en el mes de junio. Su asesinato lo impidió.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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