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HOY 16 DE SEPTIEMBRE:

16 DE SEPTIEMBRE DE 1991. MUCHAMIEL. ALICANTE. POLICÍAS MUNICIPALES, JOSÉ LUIS JIMÉNEZ VARGAS Y VÍCTOR MANUEL PUERTAS VIERA.  CONDUCTOR DE LA GRÚA MUNICIPAL, FRANCISCO CEBRIÁN CABEZAS.

Policía Municipal de Muchamiel Víctor Manuel Puertas Viera. Conductor de la grúa Municipal Francisco Cebrián Cabezas.

El 16 de septiembre de 1991, la banda terrorista Eta, perpetraba un atentado con coche bomba en la localidad alicantina de Muchamiel. De resultas de la potente explosión fallecerían dos policías municipales, JOSÉ LUIS JIMÉNEZ VARGAS y VÍCTOR MANUEL PUERTAS VIERA y el conductor de la grúa municipal, FRANCISCO CEBRIÁN CABEZAS.

Policía Municipal de Muchamiel Víctor Manuel Puertas Viera.


En la inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil de Muchamiel y frente a un colegio público “El Salvador” en el que estudiaban unos 400 niños, la organización asesina, marxista y antiespañola coloco un coche–bomba con la intención de cometer una masacre en la casa cuartel de la Benemérita Institución, donde vivían seis guardias civiles, tres de los cuales estaban casados con sus familias y sus hijos, cinco de los cuales eran niños pequeños. 

Policía Municipal de Muchamiel José Luis Jiménez Vargas.


El director de una sucursal bancaria, donde se empotraría el coche-bomba, a su llegada  a la oficina, sobre las ocho y cuarto de la mañana,  vio un turismo, Ford Fiesta, matrícula MU-5132-M, que había chocado contra su entidad, dando aviso a  un agente de la Policía Municipal, que regulaba en esos momentos  el tráfico para facilitar a los alumnos su entrada al colegio. El municipal avisó al comandante encargado de la casa Cuartel y creyendo que se trataba de un simple accidente, avisaron a una grúa para retirarlo.


Francisco Cebrián Cabezas.

A las 9.45 horas, el coche fue subido a una grúa contratada por el ayuntamiento para ser llevado a un depósito municipal, situado a unos doscientos metros del lugar, en la rambla de Carlos Soler. En ese momento, el coche estalló causando la muerte en el acto a los policías locales José Luis Jiménez Vargas y Víctor Puertas Viera, y al propietario de la grúa, Francisco Cebrián Cabeza. El coche-bomba, que contenía unos 50 kilos de explosivo, provocó numerosos destrozos en los vehículos y edificios situados en un radio de cien metros, así como heridas de diversa consideración a una treintena de personas, entre ellas un bebé de un mes.


Para cometer el atentado, los asesinos de la banda trasladaron a la localidad alicantina un coche robado meses atrás en Vascongadas Lo llenaron con su carga criminal de odio, sinrazón, maldad de una potente bomba, y lo lanzaron hacia la fachada de la Casa Cuartel con el contacto puesto, una marcha metida y una barra que conectaba el acelerador y el volante. Ese artilugio era uno de los sistemas que utilizaba ETA para dirigir un vehículo con explosivos hacia su objetivo. Sin embargo, el vehículo se desvió de su trayectoria y fue chocar contra la fachada de una entidad bancaria situada frente al acuartelamiento. Allí quedaría parado con daños en la parte delantera. Nadie, a pesar de no aparecer ningún conductor, ni el director de la oficina bancaria, ni la Guardia Civil, ni los policías municipales sospecharon en ningún instante que el vehículo pudiese contener una bomba, creyendo que se trataba de un accidente de tráfico.


Por la tarde se instaló la capilla ardiente en la Iglesia arciprestal de El Salvador en Muchamiel. Unas seiscientas personas acudieron al funeral por los tres fallecidos, que fue oficiado por el obispo de Orihuela-Alicante, Francisco Álvarez Martínez. Al día siguiente se celebró en el mismo lugar un segundo acto religioso, concelebrado por doce sacerdotes, al que asistieron entre otras autoridades el ministro del Interior, José Luis Corcuera, el presidente de la Generalidad de Valencia, Joan Lerma, y el director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Más de diez mil personas asistieron a la misa en un ambiente de consternación y rabia contra la barbarie de la banda terrorista.


En enero de 2007 el Ayuntamiento de Muchamiel aprobó por unanimidad dar a tres calles de esa localidad alicantina los nombres de los asesinados en este atentado.


En 1995 la Audiencia Nacional condenó a Gonzalo Rodríguez Cordero y José Gabriel Zabala Erasun a sendas penas de 136 años de prisión como autores de los delitos de utilización ilegítima de vehículos de motor, sustitución de placas de matrícula, tenencia de explosivos y como cooperadores necesarios de un delito de atentado, tres de asesinato, cuatro de lesiones y uno de terrorismo. El tribunal consideró hechos probados que los dos etarras robaron en junio de 1991 en Zarauz (Guipúzcoa) un Ford Fiesta y que, tras cargarlo de explosivos en una lonja preparada al efecto en Oyarzun, le cambiaron la matrícula por otra falsa y lo entregaron a los miembros del grupo Levante de ETA.


En 2013, una vez liquidada la llamada sentencia “Parot” por el Tribunal europeo de Derechos Humanos, con la aquiescencia del gobierno español presidido por Mariano Rajoy, el sanguinario Rodríguez Cordero, condenado a penas que superaban los 2.900 años de cárcel por 20 asesinatos, el de los dos policías municipales de Muchamiel y el propietario de la grúa municipal de esa localidad alicantina,  seis civiles y once militares, tras pasar  20 años en prisión salía libre de la cárcel de Herrera de la Macha, Baratos le salieron aquellos asesinatos, a un año por cada uno de ellos, Sin comentarios 


El otro etarra José Gabriel Zabala Erasun, también condenado a casi 2.900 años de prisión por haber cooperado en varios atentados con coche bomba en los que murieron una veintena de personas, salió en la  tarde 27 de noviembre. 2013 de la prisión de Villabona (Asturias)


En 1999, la Audiencia Nacional condenó al etarra Fernando Díez Torres a 38 años de cárcel. Este etarra sería quien facilitaría a los miembros de la banda la infraestructura necesaria para cometer diversos atentados en las provincias de Zaragoza, Barcelona, Tarragona, Valencia, Alicante y Murcia entre finales de 1991 y marzo de 1992.


En 2012, Fernando Díez Torre quedaba en libertad tras permanecer veinte años en prisión cumpliendo condena por seis asesinatos. La sección segunda de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional le había aplicado la "doctrina Parot" en septiembre de 2011, que reseñaba que los beneficios penitenciarios debían descontarse de cada una de las penas a las que fue condenado y no del límite máximo de cumplimiento fijado en 30 años, fijándose como fecha para su excarcelación el año 2022, pero el recluso presentó recurso ante el Tribunal Supremo que fallaría a su favor, aplicado los beneficios de redención sobre el cumplimiento máximo de 30 años.


En el año 2002 fueron condenados por la Audiencia Nacional José Luis Urrusulo Sistiaga e Idoia López Riaño que, como integrantes del grupo Ekaitz de ETA, cometieron diversos atentados terroristas durante el mismo período de tiempo que Díez Torres y en las mismas provincias. La sentencia les impuso sendas penas de 38 años de prisión por los delitos genéricos de pertenencia a banda armada, tenencia ilícita de explosivos y armas, y por falsedad documental.


El histórico miembro de la banda terrorista ETA y del "Comando Madrid", José Luis Urrusolo Sistiaga, salió  en libertad definitivamente el 28  de febrero de 2016 abandonado la prisión alavesa de Zaballa,  tras cumplir 19 años de cárcel de los casi 500 a los que fue condenado por un total de 16 asesinatos y dos secuestros. Urrusolo se acogió a la Vía Nanclares para etarras arrepentidos.


Por su parte Idoia López Riaño “La Tigresa” una de las terroristas más sanguinarias de la banda terrorista ETA, condenada a 2.111 años por el asesinato de 23 personas entre 1984 y 1986. Entre las masacres en las que participó destaca el asesinato con coche bomba de 12 guardias civiles en la plaza de la República Dominicana de Madrid. Fue expulsada de ETA en 2011 tras acogerse a la Vía Nanclares y firmar un documento en el que pedía perdón a sus víctimas, salió definitivamente en libertad,  abandonado la cárcel alavesa de Zaballa en junio de 2017. 


Francisco Cebrián Cabezas, conductor de la grúa municipal, tenía 40 años. Natural de Cedrillas (Teruel) ingresó en la Guardia Civil, siendo destinado al cuartel de San Juan (Alicante), según publicó el diario Información (17/09/1991). Allí conoció a una vecina de Muchamiel, con la que se casó y tuvo cuatro hijos, que en el momento de su asesinato tenían entre 17 y 8 años. Posteriormente se licenció de la Benemérita y montó una fábrica de hilatura junto a otro socio. Cuando fue asesinado, Francisco era propietario de la grúa que tenía arrendado el servicio de recogida de vehículos en Muchamiel. Fue enterrado en el cementerio del pueblo.


José Luis Jiménez Vargas, policía municipal de 28 años, no estaba casado pero tenía novia. Entre sus funciones como agente municipal estaba regular el tráfico en las inmediaciones del colegio público de educación primaria El Salvador situado a escasos metros de la casa cuartel de la Guardia Civil. Los restos mortales de José Luis fueron enterrados en el cementerio de Muchamiel, donde residía.


Víctor Manuel Puertas Viera, policía municipal de 21 años, ocupaba una plaza como interino desde dos años antes de ser asesinado. Era vecino de Alicante, donde fueron enterrados sus restos mortales. Pese a su juventud, había sido voluntario de la Cruz Roja y, tras cumplir el Servicio Militar, colaboró con la organización en el área de salvamento marítimo y socorrismo. Dos de sus hermanos pertenecían también a la Policía Municipal (La Verdad, 18/09/1991).


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.

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