17 DE ABRIL DE 1982. PAMPLONA. POLICÍA NACIONAL VICENTE GARCERA LÓPEZ.
Policía Nacional Vicente Garcera López.
En la madrugada de día 18 de abril de 1982, en Pamplona, un comando etarra disparaba con un lanzagranadas contra una tanqueta de la Policía Nacional a la altura del barrio de la Magdalena, cerca de la plaza de Toros, a resultas de lo cual el vehículo perdió el control y fue a estrellarse contra unos bloques de piedra. Su conductor resultó muerto y otros seis policías heridos.
El policía muerto que conducía la tanqueta era VICENTE LUIS GARCERA LÓPEZ, que falleció poco después de ingresar en el Hospital de Navarra, a causa de las heridas producidas por la metralla de una granada de carga hueca.
La tanqueta, atacada en Pamplona regresaba de hacer el relevo del servicio existente en la subestación de Fuerzas Eléctricas de Navarra, sito en el barrio de la Magdalena, cuando recibió el impacto de un artefacto lanzado con un lanzagranadas desde unos cincuenta metros de distancia del vehículo policial por un comando compuesto, al parecer, por cinco personas que esperaban apostadas.
La granada atravesó la chapa blindada y explosionó dentro de la misma tanqueta causando la muerte al Policía Nacional Vicente Luis Garcera e hiriendo de pronóstico muy grave a un compañero suyo, Teodomiro Díaz Flores, al que hubo que amputarle la pierna izquierda. Tenía veinticuatro años de edad, estaba soltero y era natural de Santa Olalla de Cala (Huelva). También recibieron numerosas heridas los otros compañeros que formaban la dotación de la tanqueta. Los otros siete agentes que sufrieron heridas de diferente consideración eran: Antonio Valero Sala, Higinio Urbano Espinosa, Juan García de la Lastra, Francisco Núñez Rodríguez, Gregorio Martín San Memento, Emilio Lebrero Rodríguez y Miguel Rueda Malo. Todos ellos fueron trasladados a la residencia Virgen del Camino, donde recibieron el alta el mismo día tras ser curados de sus heridas.
Los autores del atentado que estaban escondidos tras unos árboles, recibieron también nutrido fuego por parte de los agentes heridos, que lograron salir de la tanqueta y tirarse al suelo, entablándose un gran tiroteo que logró que el comando terrorista huyese de forma precipitada hacia el barrio de la Chantrea, dejando abandonados en su escapada los dos vehículos que previamente habían sido robados a punta de pistola y diverso armamento consistente en un lanzagranadas; dos fusiles de asalto «Cetme»; cinco granadas anticarro; dos metralletas francesas, modelo 1949, con numeración borrada; varios cargadores de pistola y una granada de mano marca ETA.
Nada más producirse el atentado contra la tanqueta, numerosas dotaciones policiales, hicieron acto de presencia en el lugar de los hechos así como ambulancias de Cruz Roja que se encargaron de trasladar a los heridos a los centros hospitalarios. En el interior de la tanqueta todavía se podían observar varias bolsas de restos de comida así como dos botellines de cerveza, todos los asientos destrozados y abundantes huellas de sangre. El interior del vehículo estaba completamente destrozado.
Efectivos del equipo TEDAX, procedieron a explosionar dos de las granadas anticarro abandonadas en su huida por los terroristas.
Desde el mismo momento en que se produjo el atentado, la carretera que unía el barrio de La Chantrea con el centro de la ciudad permaneció fuertemente controlada por efectivos de la Policía Nacional que impidieron todo tipo de circulación rodada. Un camión grúa procedió a retirar la tanqueta y se la llevó a los cuarteles de la Policía Nacional
Por su parte, el Mando Único para la lucha antiterrorista hizo pública una nota en la que manifestaba que el denominado comando Nafarroa, integrado por miembros de ETA-Militar, era el presunto autor del atentado. Tras tenerse conocimiento del atentado, el general inspector de la Policía Nacional, Félix Alcalá Galiano, que se encontraba en Oviedo, en visita oficial, emprendió viaje a Pamplona. El general manifestó su consternación por el nuevo atentado y señaló también la satisfacción por la reacción de los Policías Nacionales haciendo frente al comando y paralizando la acción, así como por lograr que los terroristas perdieran todas sus útiles de ataque y armas con las que habían iniciado el atentado.
Pasadas las cinco de la tarde, tuvo lugar en el acuartelamiento de la Policía Nacional de Beloso Alto, en Pamplona, el funeral por Vicente Luis Garcera, bajo la presidencia del ministro del Interior, Juan José Rosón, a quien acompañaban el director general de la Policía Nacional, Félix Alcalá Galiano, entre otras personalidades. A su llegada al recinto policial, el señor Rosón fue increpado por un nutrido grupo de mujeres que le gritaron repetidas veces “Fuera, fuera” "cobarde” “traidor”y dieron vivas a España, a la policía y al general Franco.
Los restos mortales del Policía Nacional Vicente Luís recibieron, a prisa y corriendo, -pues molestaban-, cristiana sepultura en el cementerio de Valencia, a primeras horas de la noche del mismo día de su asesinato adonde habían llegado por vía aérea desde Pamplona.
Vicente Luis Garcera López tenía 28 años y era natural de Valencia. Se encontraba destinado en Pamplona desde 1980. Estaba casado y tenía una hija.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
El vil atentado contra Vicente Garcera, continua impune
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