17 DE DICIEMBRE DE 1974. MONDRAGÓN (GUIPÚZCOA) SUBTENIENTE DE LA GUARDIA CIVIL LUIS SANTOS HERNÁNDEZ. GUARDIA CIVIL ARGIMIRO GARCÍA ESTÉVEZ
Subteniente de la Guardia Civil Luis Santos Hernández.
El martes 17 de diciembre de 1974 la banda terrorista ETA asesinaba en Mondragón (Guipúzcoa) al subteniente de la Guardia Civil LUIS SANTOS HERNÁNDEZ y al Guardia Civil ARGIMIRO GARCÍA ESTÉVEZ.
Guardia Civil Argimiro García Estévez
Los dos guardias civiles pertenecían a la 551ª Comandancia, destinados en el puesto de Mondragón del que Luis Santos era su comandante., Tres realizar un servicio de patrulla por las calles de la localidad guipuzcoana, los dos miembros del Benemérito instituto se detuvieron a tomar un vino en un bar. Al abandonar el bar, en torno a las 20:30 horas, volvieron a subirse al vehículo oficial, dirigiendo su marcha por la calle del Ferial. Luis Santos, iba de uniforme, mientras que el agente García Estévez vestía de paisano. Hacia las 20:45 horas, un vehículo se colocó a su altura y desde él unos individuos, sin mediar palabra, abrieron fuego indiscriminado de ametralladora con el vehículo oficial. El vehículo utilizado por los terroristas, un SEAT, había sido robado a las 19:30 horas a punta de pistola y sería abandonado a unos cuatrocientos metros del lugar del ametrallamiento después de que los terroristas colisionaran contra otro turismo.
Argimiro García falleció prácticamente en el acto, mientras que Luis Santos fue trasladado primero al centro hospitalario de Mondragón, donde se le practicaron unas curas de urgencia, y de ahí al Hospital de Cruces de Baracaldo, falleciendo a las once y media de la noche.
A las doce del mediodía del día siguiente al asesinato, se celebró el funeral de “corpore insepulto” por las almas del Subteniente Luis Santos y del Guardia Argimiro García. Sus féretros, envueltos con banderas Nacionales, fueron trasladados desde la capilla ardiente, instalada en el cuartel de la Guardia Civil de Mondragón, hasta la iglesia parroquial de San Juan Bautista, a hombros de compañeros de las víctimas. El cortejo fúnebre iba presidido por el capitán general de la sexta región; el general jefe de la quinta zona de la Guardia Civil; autoridades provinciales y otras representaciones. Al dolor de los familiares se unieron numerosas personas que llenaron el templo donde tuvo lugar el oficio religioso.
Antes de penetrar en el interior de la iglesia, les fueron impuestas a los dos guardias civiles a título póstumo, las medallas al Mérito Militar y al Mérito Policial, con distintivo rojo.
Al iniciarse el acto religioso, que fue oficiado por el capellán castrense del cuartel de La Salve, el sacerdote pidió que se rezase por “aquellos dos hombres muertos en acto de servicio por proteger a la sociedad española del terrorismo”. Luego, en la homilía, el oficiante manifestaría que “la fe y la esperanza cristiana deben ayudar a sobreponeros, ante aquel hecho en que dos guardias civiles servidores del orden, han sido vil y cobardemente asesinados, con fría alevosía”. “No somos revanchistas como cristianos, pero sí debemos pedir justicia y estos dos crímenes no pueden quedar impunes ni ante Dios ni ante los hombres”.
Concluido el acto religioso, a la salida del templo, en medio de un intenso ambiente de dolor e indignación, fueron entonados el «Cara al Sol» y el himno de la Guardia Civil. Así mismo fueron lanzados gritos patrióticos, coreados por los presentes.
Posteriormente, ¡os féretros fueron llevados nuevamente al cuartel de la Guardia Civil de Mondragón. El cadáver del subteniente Luis Santos Hernández fue trasladado a su pueblo natal de la provincia de Salamanca, y el del guardia primero Argimiro García fue cristianmenet sepultado en el cementerio de San Sebastián.
Luis Santos Hernández, subteniente de la Guardia Civil de 52 años, era natural de Alamedilla (Salamanca). Estaba casado y tenía un hijo de 25 años y una hija de 24. Había ingresado en la Guardia Civil en 1944 y llevaba destinado en Mondragón siete años, igual que García Estévez.
Argimiro García Estévez, guardia civil de 50 años había nacido en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca). Estaba casado y tenía siete hijos, tres varones y cuatro mujeres, con edades comprendidas entre los 26 y los 14 años. Hacía veinticinco años que pertenecía a la Guardia Civil y llevaba siete destinado en Mondragón.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
A día de hoy los asesinatos de Luis Santos y Argimiro García continúan impunes.
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