19 DE ENERO DE 1993. SAN SEBASTIÁN. JOSÉ ANTONIO SANTAMARÍA VAQUERIZA.
José Antonio Santamaría Vaqueriza.
En la noche del 19 de enero de 1993 un comando de ETA asesinaba en San Sebastián al hostelero y exjugador de la Real Sociedad y Hércules de Alicante, JOSÉ ANTONIO SANTAMARÍA VAQUERIZA.
Sobre las 23,30 horas de la noche un joven se acercó al ex deportista e industrial cuando cenaba en compañía de unos amigos en la Sociedad Gaztelupe para celebrar el inicio de las fiestas de San Sebastián. El autor del atentado disparó un único tiro en la cabeza a su víctima, que cayó muerto al instante mientras el asesino escapaba a pie por las calles, llenas de gente que a esa hora se aprestaban a vivir la tamborrada, el inicio de la fiesta grande de San Sebastián. La Policía recogió en el lugar un casquillo de 9 milímetros «parabellum SBP», munición habitualmente usada por ETA.
Santamaría había aparecido citado en un informe de la Fiscalía de la Audiencia Provincial de San Sebastián conocido como 'Informe Navajas” sobre las tramas del contrabando de tabaco y narcotráfico. Los diarios 16 y el proetarra Egin se encargarían de ponerlo en la diana de la banda asesina, señalándolo como confidente habitual y sobornador de miembros de la Guardia Civil del cuartel de Inchaurrondo en cuestiones de tabaco de contrabando. ETA también le acusaría, sin fundamento, de tener vinculaciones con el contrabando de tabaco y el narcotráfico.
Contra José Antonio Santamaría se abriría en la Audiencia Provincial de San Sebastián un proceso judicial donde el ex jugador de la Real Sociedad negaría todas las acusaciones contra él. Con José Antonio ya muerto por los disparos de los etarras, en abril de 1994, el juez Luis Blázquez criticaría con dureza en su sentencia la escasa prueba acusatoria aportada por el Ministerio Fiscal, impidiendo dar por válidas sus conclusiones y no condenando a Santamaría.
Por el asesinato de José Antonio Santamaría Vaqueriza fue condenado Valentín Lasarte Oliden en 1997 y Juan Antonio Olarra Guridi en 2007. El tercer terrorista, José María Iguerategui Gillisagasti, no pudo ser juzgado pues murió en marzo de 1994 en Vitoria, tras explotarle una bomba que portaba en una mochila.
En marzo de 2015, Valentín Lasarte, responsable de una decena de atentados, entre otros, el de José Antonio Santamaría y los de Gregorio Ordóñez Fernando Múgica, tras acogerse a la Vía Nanclares abandonaba la cárcel de Zaballa, tras cumplir casi 19 años de los 400 a los que fue condenado.
José Antonio Olarra Guridi, fue trasladado, en 2022, de la cárcel de Logroño a una prisión de Vascongadas. En prisión el 26 de julio de 2010, cumple condena acumulada de 30 años por asesinatos, homicidios y delitos de atentado, terrorismo, estragos y tenencia de explosivos y depósito de armas. Cumplirá las 3/4 partes de la condena en enero de 2029.
José Antonio Santamaría había nacido hacía 47 años en la zona del muelle pesquero de San Sebastián, de padres ligados a las faenas de la mar. A los once años se inició en el fútbol y a los 22 fichó como defensa central por la Real Sociedad.
EL “Tigre” apodo que se ganó por el pundonor y la garra que mostraba sobre el terreno de juego, jugando como defensa central, durante las cuatro temporadas que perteneció a la disciplina del primer equipo de la Real Sociedad jugó 48 partidos oficiales y marcó 2 goles. De 1971 a1974 jugaría en el Hércules de Alicante con quien lograría, con Arsenio iglesias en el banquillo, el ascenso a primera división. Su último club sería el Centro de Deportes Sabadell.
Estaba casado con Beatriz Lasa y tenía tres hijos. En el momento del atentado regentaba la cafetería Basque situada en el centro de la capital donostiarra y anteriormente había sido copropietario de la discoteca Ku, que se convirtió en local de moda tanto en San Sebastián como en Ibiza. Su viuda denunció públicamente pocos días después del asesinato el juicio paralelo al que se había sometido a su marido a través del diario proetarra Egin cuyo redactor jefe era el canallesco Pepe Rei, criticó asimismo la actitud de las instancias judiciales que no habían hecho nada para impedirlo. Beatriz diría que su marido José Antonio vivió hasta su asesinato "bajo la angustia de saberse inocente de toda implicación de narcotráfico".
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