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HOY 19 DE JULIO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

19 DE JULIO DE 1989. MADRID. CORONEL DE INTENDENCIA DEL  EJÉRCITO DE TIERRA JOSÉ MARÍA MARTÍN-POSADILLO MUÑIZ. COMANDANTE DE INTENDENCIA DEL  EJÉRCITO DE TIERRA IGNACIO BARANGUA ARBUÉS.

Coronel de Intendencia del Ejecuto de Tierra José María Martín-Posadillo Muñiz.


Sobre las once y cuarto de la mañana del 19 de julio de 1989, el Coronel de Intendencia del Ejecuto de Tierra JOSÉ MARÍA MARTÍN-POSADILLO MUÑIZ y el Comandante del mismo cuerpo  IGNACIO BARANGUA ARBUÉS, eran asesinados por un comando de la organización terrorista ETA, en la avenida Ciudad de Barcelona de Madrid, muy cerca del gobierno Militar .

Comandante de Intendencia del Ejecuto de Tierra Ignacio Barangua Arbués.


En el momento de la agresión, los militares se encontraban dentro del vehículo, un «Opel Corsa» rojo del Ejército de Tierra. El comando terrorista había seguido al vehículo oficial donde viajaban los dos mandos militares. En el momento en que, en la avenida de Barcelona, el vehículo se detuvo  delante de las oficinas que RENFE tenia en en la misma avenida con el fin de comprar unos billetes de tren. No se habían apeado del automóvil cuando recibieron una descarga indiscriminada de disparos, efectuados  desde la parte trasera y una de las ventanas laterales, provocando la muerte en el acto del coronel y el comandante, y dejando gravemente herido al soldado conductor Fernando Vilches Herranz, que fue alcanzado por tres disparos. Sería trasladado en estado muy grave al Gregorio Marañón.  En el lugar del atentado la Policia nacional  encontraría cinco casquillos del calibre 9 milímetros parabellum y veintiséis del calibre 7,62.


El comando terrorista que atentó contra los militares estaba formado al menos por tres personas, que huyeron en un «Peugeot 505», de color gris metalizado, que posteriormente al atentado sería encontrado por la Policía Nacional aparcado en doble fila a la altura del número 27 de la avenida Menéndez y Pelayo, esquina con la calle de Ibiza. Había sido robado el 28 de mayo en Guipúzcoa.


La capilla ardiente de los dos mandos militares se instaló en el Cuartel General del Ejército.


Al funeral de cuerpo presente, celebrado a las 10 de la mañana del día siguiente, en el patio del cuartel general del ejército, asistieron los ministros de Defensa, Narcís Serra, y de Interior, José Luis Corcuera; el alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún; el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, teniente general Gonzalo Puigcerver, y otras autoridades civiles y militares.


Los féretros con los restos mortales del coronel José María Martín-Posadillo Muñiz y el comandante Ignacio Julio Baragua Arbues,  fueron trasladados a hombros de sus compañeros desde la capilla ardiente —instalada en el salón de Embajadores del Palacio sede del Cuartel General hasta el Patio de Armas. Allí fueron recibidos, a los sones de una marcha fúnebre, por una compañía de honores, con escuadra, banda y música, de la Agrupación de Tropas del Cuartel General. Ante los ataúdes cubiertos por la bandera nacional, el vicario episcopal del Ejército de Tierra, coronel Miguel Santiago Prieto, y los tenientes coroneles capellanes Antonio Castaño Bartolomé e Ildefonso Días de Blanco, oficiaron una misa. En la homilía, el vicario episcopal dijo que «no es la metralla la que mata los cuerpos», sino que «son los corazones de unos hombres de bajos instintos los que realmente apuntan y dan en el blanco y dejan a las familias espiritualmente maltrechas y a la sociedad en trance de angustia». El oficiante tuvo una mención muy emocionada para el joven soldado Femando Vilches, "maltrecho porque también falla el amor entre los hermanos".


La ceremonia religiosa concluyó con la entonación del Himno de Intendencia,  el toque de oración y el Himno Nacional, para instantes después escucharse en el Patio de Armas la descarga de fusilería con que la que la compañía de la Agrupación de Tropas rindió honores a los dos mandos militares asesinados.


El ministro de Defensa, Narcís Serra, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Miguel Iñiguez del Moral, plegaron entonces las banderas nacionales que cubrían los féretros para entregárselas a los familiares de las víctimas. Los restos mortales fueron despedidos del cuartel general a los sones de una marcha fúnebre, para emprender viaje por carretera a Zaragoza y Valladolid, donde serían cristianamente sepultados.


Cerca de 500 personas —entre ellas unos 300 militares de uniforme— asistieron en Zaragoza al entierro del coronel José María Martín Posadillo, en un acto presidido por el dolor, las lágrimas de los familiares y un estremecedor silencio. El teniente general Carrasco Lanzos, capitán general de la Región Militar de los Pirineos Occidentales, subrayó, poco antes del sepelio, que “lo que los militares queremos es que nuestro pueblo viva en paz. Estamos a su servicio”.


El cadáver del coronel, que llegó al cementerio de Torrero  de Zaragoza poco después de las tres de la tarde, fue trasladado a hombros, envuelto en la bandera nacional, por un grupo de oficiales hasta el lugar donde se le dio cristiana sepultura, en medio de escenas de dolor de los familiares.


Por su parte el cadáver del  comandante Ignacio Julio Baragua Arbués, fue enterrado en Valladolid, donde numerosos familiares, amigos y compañeros de la víctima esperaron a la entrada del cementerio municipal la llegada del cadáver del comandante asesinado. Las escenas de dolor se sucedieron a la llegada de los restos mortales a Valladolid, protagonizadas por la esposa y los familiares, uno de los cuales, visiblemente emocionado, pidió a los medios de comunicación que se respetara la intimidad del acto.


Varios oficiales del Ejército trasladaron a hombros el féretro con los restos del comandante, envuelto en la Bandera Nacional,  desde la entrada del cementerio hasta el lugar donde recibieron sepultura, a más de un kilómetro de distancia del punto de llegada del cortejo fúnebre.


Al entierro asistieron el capitán general de la Región Militar Noroeste, Teniente general Francisco Martínez Pariente; el presidente de la Junta de Castilla y León, José María Aznar; el delegado del Gobierno en Castilla y León, Domingo Ferreiro, el alcalde de Valladolid Tomás Rodríguez Bolaños y   y otras autoridades civiles y militares.


En 1993 la Audiencia Nacional condenó a al etarra Henri Parot  a dos penas de 28 años de prisión mayor a como autor material del atentado, y otros 19 años de prisión menor por el delito de asesinato frustrado contra el soldado conductor Fernando Vilches Herranz. La sentencia dejaba probado “que la dirección de ETA había encargado a Henri Parot y Jacques Esnal que cometieran atentados contra militares en Madrid, para lo que ambos se desplazaron desde Francia. Cuando vieron salir el vehículo oficial del Cuartel General del Ejército, lo siguieron, atentando contra él minutos después. Parot disparó cinco balas con una pistola Sig-Sauer contra el coche ocupado por los militares, mientras que Jacques Esnal lo ametralló con un Kalashnikov. Este último fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal de lo Criminal de París junto a Jean Parot, hermano de Henri, por la comisión de más de veinte asesinatos en España”.


En 2001, la Audiencia Nacional,  condenó a  Francisco Múgica Garmendia, alias “Pakito” como autor por cooperación necesaria del atentado, a dos penas de 28 años de prisión mayor, y a 19 de prisión menor por el asesinato frustrado del soldado Fernando Vilches.


Parot ingresó en prisión el 7 de abril de 1990 y cumple una condena acumulada de 41 años por asesinatos, homicidios, atentados, organización terrorista, colaboración con banda armada, estragos, lesiones, falsificación y tenencia de explosivos y armas. Cumplió las 3/4 partes de la condena en mayo de 2018.


El 11 de  diciembre de 2020 Francisco Múgica Garmendia, alias 'Pakito', salía en libertad de la cárcel aragonesa de Zuera, después de que la Audiencia Nacional aceptara su recurso con la liquidación de su condena y adelantara su puesta en libertad en unos meses, tras cumplir  28 años en prisión.


El coronel del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra José María Martín-Posadillo, había nacido en Toledo. Tenía  de 56 años de edad. Estaba casado con María Isabel Franco y era padre de tres hijos. Estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra.


El comandante del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra de Ignacio Barangua Arbués, de 36 años de edad, era natural de Zaragoza. Estaba casado y tenía una hija de 12 años. Estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

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