19 DE MARZO DE 1992: SAN QUIRCE DEL VALLÉS (BARCELONA) ANTONIO JOSÉ MARTOS MARTÍNEZ.
Antonio Martos Martínez.
En torno a las 6:30 horas del 19 de marzo de 1992, el mismo día en que la banda asesina había hecho estallar una bomba en la población barcelonesa de LLisa de Munt, un miembro de la organización marxista y antiespañola, llamaría al Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) alertando de forma detallada la ubicación de otro coche-bomba en la autopista A-18 que comunicaba Sabadell con Tarrasa, advirtiendo que el artefacto estallaría entre las 8.45 y las 9 de la mañana. La voz anónima, de hombre, se despidió con un “Gora ETA” y un “Visca Monteagudo” en recuerdo de un miembro del comando Barcelona de ETA, muerto en un enfrentamiento con la Guardia Civil en el mes de mayo de ese mismo año en Llisa de Munt.
A las 7.55 horas las Fuerzas de Seguridad encontraban el vehículo en un túnel situado bajo la autopista Barcelona-Tarrasa, en el polígono industrial de San Quirce del Vallés, a unos 20 kilómetros de la capital catalana. El coche-bomba, un Ford Fiesta de color blanco sustraído el pasado día 11 en Tarrasa, había sido cargado con dos artefactos, uno de ellos de los de «péndulo», que se activaba ante cualquier movimiento del vehículo, y otro de mayor potencia, preparado para estallar cuando los artificieros se acercaran al coche
El paso subterráneo donde los terroristas dejaron el coche era muy utilizado como atajo por algunas personas para ir a pie desde Sabadell al polígono industrial Casablanca, en San Quirce. Eso fue lo que hizo, esa mañana, ANTONIO JOSÉ MARTOS MARTÍNEZ de camino a su trabajo en la empresa Cobega, concesionaria en Cataluña de la firma Coca-Cola.
Cuando Antonio José pasó junto al vehículo, el coche-bomba explotó, provocando su muerte en el acto. Eran las 7:55 horas, 50 minutos antes de la hora en la que, según los autores de la llamada de aviso al Real Automóvil club, estaba previsto que estallase. La víctima quedó destrozada y sólo la documentación que llevaba consigo permitió su identificación.
Los autores de este atentado eran los mismos miembros de la banda que habían hecho estallar el mismo día otro vehículo-bomba en Llisa de Munt, que ocasionaría la muerte del cabo artificiero de la Guardia Civil Enrique Martínez, es decir Fernando Díaz Torres y José Luis Urrusolo Sistiaga.
Urrusolo seria condenado por la audiencia Nacional en el año 2000, a 37 años y 4 meses de prisión por su intervención en la colocación del coche bomba. Un año antes habia sido condenado Fernando Díaz Torres a la misma pena.
En 2012 Fernando Díez Torre quedaba en libertad tras permanecer veinte años en prisión cumpliendo condena por seis asesinatos. La sección segunda de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional le había aplicado la "doctrina Parot" en septiembre de 2011, que reseñaba que los beneficios penitenciarios debían descontarse de cada una de las penas a las que fue condenado y no del límite máximo de cumplimiento fijado en 30 años, fijándose como fecha para su excarcelación el año 2022, pero el recluso presentó recurso ante el Tribunal Supremo que fallaría a su favor, aplicado los beneficios de redención sobre el cumplimiento máximo de 30 años.
Tras acogerse a la Vía Nanclares, José Luis Urrusolo Sistiaga, el “hombre de las mil caras” salió de prisión el 28 de febrero de 2016, habiendo cumplido 19 años de cárcel de los 900 a los que fue condenado por 16 asesinatos y tras haber redimido pena por estudios y trabajo y después de que el Tribunal Supremo tuviese en cuenta los seis años cumplidos en Francia, donde fue detenido en 1997, para descontarlos de su condena, que tenía el límite máximo en el cumplimiento efectivo de 30 años.
Antonio José Martos Martínez era albañil y tenía 27 años. Natural de Linares (Jaén). Tenía una niña de cuatro años de su relación con su pareja Núria Camí Pérez, con la que vivía en Sabadell. Militante de Comisiones Obreras y el Partido Comunista de Cataluña (PCC). Tanto la familia de Antonio, miembros también del partido Comunista como su pareja rechazaron que se hiciese cualquier oficio religioso y aceptaron el ofrecimiento del consistorio de Sabadell de realizar un homenaje civil frente al Ayuntamiento de la ciudad.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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