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ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES! HOY 2 DE OCTUBRE:


2 DE OCTUBRE DE 1978. LIZARZA (GUIPÚZCOA) RAMIRO QUINTERO ÁVILA. GUARDA FORESTAL

Ramiro Quintero Ávila. Guarda Forestal.


A última hora de la noche del lunes 2 de octubre de 1978 la banda terrorista ETA asesinaba en Lizarza (Guipúzcoa) al guarda forestal de ICONA RAMIRO QUINTERO ÁVILA.


Los autores del atentado, dos jóvenes, que, durante una o dos horas esperaron en la plaza del pueblo, dentro de un SEAT 127 de color blanco, pues conocían, tras haberlo sometido a vigilancia, los movimientos habituales de victima que frecuentaba el Bar Leku Alai de la localidad, situado justo debajo de su domicilio, en la llamada Casa de Zubiaurre. Cuando los etarras vieron salir del bar al guardia forestal, en compañía de unos amigos,entre ellos José Antonio Olano Ormaechea, entonces alcalde de Lizarza, se dirigieron en el coche hacia él. Cuando estaban a escasos metros de distancia uno de los ocupantes del SEAT 127, bajó del vehículo y efectuó varios disparos contra él, con una metralleta.


El suceso ocurrió en el puente de Larraenea sobre el río Araxes, cerca del centro de Lizarza y próximo al domicilio del guarda forestal. Su mujer y dos de sus hijas, dos niñas, fueron de las primeras que acudieron a prestarle auxilio, dada la cercanía del domicilio familiar. El guarda forestal tenía un disparo que le interesaba una parte del corazón, con orificio de entrada y salida.


El turismo con que se perpetró el asesinato había sido robado poco antes del atentado, a punta de pistola en Villafranca de Ordicia, localidad situada a unos ocho kilómetros del lugar del suceso.


Tras el asesinato de Ramiro Fuerzas de la Guardia Civil de Guipúzcoa, pusieron en marcha una operación “jaula “en diferentes carreteras de la provincia. En uno de los controles establecido en Astigarraga, los agentes observaron, hacia las 2:30 horas, cómo de un vehículo que se acercaba a la señalización de control salían dos individuos que se dieron a la fuga monte a través. La Guardia Civil llegó a hacer uso de sus armas de fuego pero sin conseguir alcanzar a ninguno de los fugitivos.


Al día siguiente, 3 de octubre, a las once de la mañana, se celebraron en Lizarza los funerales por el guarda asesinado. El viernes 6 de octubre llegaba a Los Rodeos su cadáver en un vuelo regular de Iberia procedente de Madrid-Barajas. La misa funeral se celebró a las 15:30 horas de ese día en la Iglesia de La Concepción, de La Laguna, y el entierro tuvo lugar en el cementerio de San Juan. Su féretro fue escoltado por guardas forestales y guardias civiles, y a los actos acudieron muchas personas. Entre las personalidades que asistieron estuvo Luis Mardones, por aquel entonces gobernador civil.


En 1981 la Audiencia Nacional condenó a José Manuel Arzallus Eguiguren, alias Casero, como autor del atentado a 23 años de prisión mayor.


Este terrorista se benefició en 1977 de la generosa Ley de Amnistía, lo que no evitó que volviera a asesinar. Pocos meses después, en abril de 1978, se hizo cargo del grupo Uzturre de ETA, participando ese año en el asesinato de Ramiro Quintero y del guardia civil Heliodoro Arriaga el 27 de noviembre. En junio de 1979 huyó a Francia y de ahí pasó a Bélgica. Detenido en ese país, fue extraditado a España en mayo de 1980. Arzallus Eguiguren fue, además, uno de los 150 etarras que se benefició de las primeras medidas de reagrupamiento de presos en cárceles del País Vasco promovidas por Jaime Mayor Oreja un mes después de tomar posesión en el Ministerio del Interior en 1996, cuando José Antonio Ortega Lara permanecía secuestrado por la banda asesina.


Otro de los terroristas participantes en el asesinato de Ramiro Quintero fue Martín Sansebastián Aguirre, que huyó a Venezuela. En marzo de 2006 el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela negó su extradición a España. A día de hoy, Martín Sansebastián sigue sin rendir cuentas con la justicia española. En el sumario por el asesinato de Ramiro Quintero realizado por el Juzgado Central de Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional, se puede leer: "... el día dos de octubre de 1.978, después de haber realizado vigilancias, que inicia en julio de dicho año Martin Sansebastian Aguirre, y después los restantes miembros del comando denominado Üzturre, deciden llevar a cabo la ejecución de Ramiro Quintero Avila, Guarda Forestal de la piscifactoria de Lizarza y para ello reunidos Pedro Goñi Lizarza, Jose Manuel Arzallus Eguiguren, Martín Sansebastian Aguirre y Miguel Lopetegui Larrarte, integrantes del comando armado, se dirigen a Villafranca de Ordicia, donde Goñi y Sansebastián roban un vehículo, dejando a su propietario en el monte de Larraiz atado y sustrayéndole el D.N.I. trasladándose seguidamente a Lizarza, Arzallus, Goñi y Sansebastián y al ver el guarda le disparan y le causan la muerte".


Miguel Lopetegui Larrarte, detenido en marzo 1981 fue condenado a penas que sumaban 220 años por diversos delitos, entre ellos cinco asesinatos, se suicidó en la cárcel de Herrera de la Mancha en marzo de 1988 colgándose de la cisterna del servicio de su celda con un trozo de sábana.


Ramiro Quintero, de 57 años de edad, estaba casado y tenía cuatro hijos: una de 19 años y dos mellizas de 13 que vivían con él, además de otro hijo, casado también y con residencia en Barcelona que era Policía Armado. Había nacido en Tacoronte (Tenerife) y llevaba un año de servicio en Tolosa.


Por su parte se cree que Pedro Goñi Lizarza, se encuentra en Yemen.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió a los tres servidores del Orden caídos la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo


2 DE OCTUBRE DE 1980. BILBAO: RAMÓN COTO ABAD.

Ramón Coto Abad.


El jueves 2 de octubre de 1980 fallecía RAMÓN COTO ABAD, jubilado al no poder superar las graves heridas sufridas cuando fue tiroteado por miembros de la banda terrorista ETA en Bilbao tres días antes, el 29 de septiembre.


Ramón Coto Abad, de 71 años de edad, jubilado, viudo, había resultado gravemente herido al sufrir un atentado cuando se encontraba en el interior del estanco y administración de lotería ubicada en el número 8 de la calle de Navarra, de Bilbao. El establecimiento donde se perpetró el atentado era propiedad de José Luis Ramos, hermano del que fuera dirigente de Fuerza Nueva en Vizcaya. Ramos había abandonado Vascongadas, el parecer por consejo policial, después de que le incendiasen el coche y arrojaran un cóctel Molotov» a su comercio en el transcurso de una manifestación de separatistas vascos.


Ramón Coto estaba sentado en una silla detrás del mostrador, hablando con la propietaria y una empleada del establecimiento. Los autores fueron dos jóvenes, vestidos, con anorak, que dispararon contra el jubilado y huyeron a pie en dirección a la estación de la RENFE donde les esperaba un Seat 1430 de color gránate, matrícula de Bilbao, letra B, el cual paró unos instantes en la acera donde estaba situado el estanco. De él se apeó un joven que sería el autor del disparo que acabaría con la vida de Ramón Coto.


Después de producirse el disparo, Ramón Coto intentó salir al exterior del comercio y cayó al suelo, golpeándose con la cabeza contra la acera. Coto fue trasladado en una ambulancia del Hospital Civil de Basurto, donde fue intervenido quirúrgicamente de la gravísima herida que llevaba. En el lugar de los hechos la Policía encontró un casquillo 9 milímetros «Parabellum», marca «SF».


Al pasar a situación de jubilado, dada su precaria situación económica, Ramón Coto desarrollaba algunas actividades para ganar unas pesetas. Así, Ramón, aunque no era empleado, ayudaba al propietario de la Lotería-estanco, realizando recados. También acudía al tren procedente de Barcelona para ofrecer sus servicios a las personas que requerían un taxi. Así mismo, ayudaba al distribuidor del periódico santanderino «Alerta» a realizar el reparto.


El funeral por Ramón Coto tuvo lugar en la Basílica de Nuestra Señora de Begoña de Bilbao.


En 1988 fue condenado por la Audiencia Nacional el arrepentido Sabino Onaindia Sojo a seis años de prisión mayor como cómplice del asesinato de Ramón Coto. Onaindia realizó funciones de vigilancia y apoyo, pero no fue el autor material del asesinato.


En 1992 fue condenado Aitor Zumarraga Casas como autor material del asesinato a 28 años de prisión mayor. El etarra, que se desvinculó de la banda y en 1986 pidió la reinserción social, había sido detenido en abril de 1991 por la Ertzaintza.


En junio de 1997 la Audiencia nacional condenaba al etarra Vicente Antonio Sagredo Rivas a 26 años de prisión, también como autor del atentado. Un mes después de ser sentenciado, fue uno de los etarras que condenó el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Se desvinculó de la banda al día siguiente de asesinar a Ramón Coto Abad, la Audiencia Nacional solicitó al Gobierno su indulto en diciembre de 1997.


ETA reivindicaría el asesinato de Ramón Coto acusándole de ser "guerrillero de Cristo Rey". Sin embargo en la sentencia de la Audiencia Nacional por la que fue condenado Sagredo Rivas se afirmó que ETA decidió asesinar a Coto Abad "bien porque la organización sospechara que era confidente de la Policía, bien porque entendiera que Ramón por ser muy buen español se mostraba agresivo contra las manifestaciones de los abertzales"


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo


2 DE OCTUBRE DE 1980. RENTERÍA (GUIPÚZCOA) BENITO MORALES FABIÁN. TAXISTA.

Benito Morales Fabián.


El mismo día que fallecía Ramón Coto, 2 de octubre de 1980. la banda terrorista ETA secuestraba y asesinaba en Rentería (Guipúzcoa) al taxista BENITO MORALES FABIÁN. Fue encontrado muerto en el maletero de su taxi después de que en la comisaría de Policía de San Sebastián se recibiese una llamada de alguien que dijo hablar en nombre de ETA avisando de que "el cadáver de un hombre llamado Benito" se encontraba en el taxi aparcado frente a una tienda de deportes de Rentería ubicada en la carretera Nacional I que atraviesa la localidad guipuzcoana. Un aviso similar se recibió en el diario Egin.


Miembros de la Policía se trasladaron al lugar citado y comprobaron la veracidad del aviso: en el maletero del vehículo estaba el cuerpo sin vida de Benito, que presentaba dos impactos de bala en la cabeza. En el interior del coche se encontraron varios casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum. Eso, unido a que no se encontraron restos de tierra en la ropa de la víctima, hizo pensar que Benito fue asesinado dentro del propio taxi. Hacia las nueve de la noche el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver, que fue trasladado al depósito del cementerio de Rentería.


Los restos mortales de Benito Morales fueron sepultados en el cementerio de Hernani. Antes de su entierro los taxistas de la localidad de Rentería, hicieron un paro en señal de duelo por su compañero asesinado,


El 9 de octubre la banda terrorista ETA asumió el asesinato de Benito,.


Benito Morales Fabián, de 40 años, estaba casado y tenía tres hijos. Era natural de Santibáñez el Alto (Cáceres) y trabajaba como taxista en Rentería desde seis años antes de ser asesinado. A su entierro en el cementerio local, que tuvo lugar el 3 de octubre por la tarde, asistieron la madre, la viuda y varios de los hermanos de Benito.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Policía Nacional Vicente Montoya, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo


2 DE OCTUBRE DE 1987. BILBAO. POLICÍA NACIONAL VICENTE MONTOYA SALAZAR.

Policía nacional Vicente Montoya Salazar.


El día 2 de octubre de 1987 fallecía en el Hospital de Cruces de Baracaldo el Policía Nacional VICENTE MONTOYA SALAZAR. El Policía Nacional de 42 años, que se encontraba en estado crítico desde que el pasado 25 de septiembre sufriera un atentado, fallecía a las 12,30 del mediodía en el hospital de Cruces (Baracaldo) donde permanecía internado. El fallecimiento fue conocido cuando las autoridades y miembros de la Policía Nacional se encontraban en una Misa celebrando la festividad del Santo Ángel de la Guarda, Patrón de la Policía. Por este motivo fue suspendido un acto posterior que iba a tener lugar en céntrico un hotel de Bilbao.


Vicente Montoya quedó gravemente herido a consecuencia de la explosión de una bomba lapa colocada bajo su vehículo. El vehículo del agente, un Renault 12, estaba aparcado en las inmediaciones de su domicilio, en el barrio de La Paz de Baracaldo. Hacia las 23:00 horas del 25 de septiembre Vicente Montoya se montó en su coche, para dirigirse al trabajo. La bomba estalló cuando el agente accionó el contacto del coche. La explosión provocó la amputación de las dos piernas del agente, al mismo tiempo que causó heridas a su esposa, que se encontraba también junto al vehículo.


En el hospital de Cruces, a donde fue trasladado tras el atentado, se facilitó el primer parte médico en el que se indicaba que el herido, además de la amputación de las piernas, sufría traumatismo craneoencefálico, contusión pulmonar con limitación respiratoria que precisaba ventilación mecánica, erosiones y quemaduras varias. El herido quedó desde el primer momento en situación crítica, La esposa del agente, cuyo estado fue calificado de grave, evolucionó favorablemente.


El funeral por Vicente Montoya Salazar, se celebró al día siguiente en Bilbao en un ambiente de serenidad y dolor. En el acto religioso estuvieron presentes el director general de la Policía, José María Rodríguez Colorado; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Julen Elgorriaga el vicepresidente del ejecutivo autónomo, Ramón Jáuregui; Gobernadores Civil y Militar de Vizcaya; y otras autoridades. Asistieron también mandos de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Ertzaintza.


El féretro llegó al templo procedente del acuartelamiento de Basauri, donde estuvo instalada la capilla ardiente. Una bandera española cubría el ataúd, que fue recibido a los sones de una marcha fúnebre, interpretada por la banda de música del Cuerpo Nacional de Policía. Acompañaban al féretro los familiares del policía asesinado, así como compañeros del Cuerpo y miembros de la Benemérita, que lo transportaron a hombros.


Durante la homilía, el sacerdote resaltó el carácter amoral de la muerte de Vicente Montoya, y recordó a los dos guardias civiles asesinados hacía un mes en Guernica, a los que calificó de “crueles y viles atentados”. El celebrante señaló que no tenía palabras para definir “la cobardía que se esconde tras un coche camuflado y asesino” e hizo una apelación a los presentes “para no perder la calma. Nos faltan palabras de condena, porque ya son muchas las que se han dicho”. Finalmente recordó el mensaje de condena del terrorismo hecho por el Papa para que “el terrorismo no halle el respaldo de personas que se dicen católicas“, así como el reciente mensaje papal enviado al Orfeón Donostiarra en el que deseo una pronta paz para el País Vasco.


Finalizada la Santa Misa, el féretro fue conducido al exterior del templo, mientras sonaba el Himno Nacional, la Marcha La Muerte no es el Final y el toque de oración en nuestros Ejércitos. Una ingente multitud que había asistido a las honras fúnebres despidió el féretro del Policía Nacional asesinado con grades aplausos y gritos de Viva a España y vivas a la Policía Nacional.


Vicente Montoya Salazar, natural de la localidad alavesa de Nánclares de la Oca, tenía dos hijos de corta edad de su matrimonio con Crescencia García. Estaba adscrito al servicio de escoltas de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao. Con este fallecimiento se elevaban a 38 el número de víctimas mortales provocadas por acciones terroristas de ETA en lo que iba trascurrido de año. De esta cifra, diez eran miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, uno militar y los 27 restantes paisanos.


En diciembre de 2004 el Ayuntamiento de Baracaldo entregó a título póstumo la Medalla de Oro de la Anteiglesia a las catorce víctimas del terrorismo asesinadas en ese municipio o nacidas allí. Al acto no asistieron los concejales del Partido Nacionalista Vasco (PNV) ni los de Eusko Alkartasuna (EA), ausencia que fue lamentada por el alcalde, el socialista Tontxu Rodrígue.


El Ministerio del Interior, cree que uno de los etarras que participó en el asesinato de Vicente Montoya Salazar fue Félix Ignacio Esparza Luri, detenido en Francia el 3 de abril de 2004 en una operación conjunta de la Policía francesa y la Guardia Civil. Fue entregado temporalmente a España en el año 2010 para ser juzgado por una veintena de atentados, delitos de asesinato, pertenencia a banda armada, tenencia ilícita de armas con fines terroristas y falsificación de documentos. En mayo de 2011 la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional lo condenó a 85 años de prisión por asesinar el 4 de mayo de 1983 en Bilbao a dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, el Teniente Julio Segarra, el cabo Pedro Barquero y la mujer de este María Dolores Ledo, que se encontraba en avanzado estado de gestación.


El asesinato de Vicente Montoya Salazar continúa sin resolverse.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Policía Nacional Vicente Montoya, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo

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