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HOY 2 DE SEPTIEMBRE:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

2 DE SEPTIEMBRE DE 1980. BARCELONA. GENERAL DE BRIGADA DE INTENDENCIA DEL EJERCITO ENRIQUE BRIZ ARMENGOL.

 General de Brigada del cuerpo de Intendencia del Ejercito de Tierra, Enrique Briz Armengol.


A las 8,30 de la mañana del martes 2 de septiembre de 1980, un comando de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo), compuesto por tres hombres, asesinaba a tiros en el barrio de Las Corts de Barcelona al general de Brigada del cuerpo de Intendencia del Ejercito de Tierra, ENRIQUE BRIZ ARMENGOL, de 64 años y hería gravemente a su escolta, el soldado MARCOS VIDAL PINAR, de 19 años, quien moriría como consecuencia de las heridas y al soldado conductor Luis Arnau Daví, que logró salvar la vida.


El atentado tuvo lugar en la confluencia de la calle de Sabino Arana -antes Roberto Bassas- con la Gran Vía de Carlos III, en cuya parte inferior transcurría el cinturón de Ronda, una vía de circulación rápida que rodeaba parcialmente el casco urbano barcelonés.


A las 8.30 de la mañana, el coche oficial, del General Enrique Briz, un Seat 124, de color negro, se dirigía por la parte superior de la Gran Vía de Carlos III hacia el despacho del general, que desempeñaba la jefatura del Cuerpo de Intendencia en la IV Región Militar (Cataluña).


A la altura del inmueble 81-85 de Carlos III, dos jóvenes dispararon contra el vehículo. Por lo menos, uno portaba una metralleta. El coche, según el gabinete de Prensa de la policía, recibió más de veinte impactos de bala», procedentes de dos armas diferentes, ambas del calibre 9 Parabellum.


En un intento de evitar el atentado, o como consecuencia del mismo, el coche rozó una farola.

De forma inmediata, los tres terroristas huyeron en un taxi, que había sido robado, a punta de pistola, muy poco antes, en el barrio de San Andrés. Se daba el caso que en el mismo momento del atentado el taxista estaba denunciando el robo en la comisaría de aquel barrio.


El general falleció en el acto. Al soldado de escolta, Marcos Vidal, también se le dio en un primer momento por muerto. Este último presentaba cinco heridas de bala, en el brazo, pulmón y, con carácter gravísimo, una herida en la frente, con pérdida de masa encefálica, prácticamente mortal de necesidad. Ingresó además con paro cardíaco respiratorio, que pudo ser superado. Marcos no pudo superar la gravedad de las heridas y fallecería posteriormente cuatro días después.


El soldado conductor Luis Arnáu Daví recibió una herida en el brazo y otra muy leve, en la pierna.


Al día siguiente, en el palacio de Capitanía General de Barcelona, se celebró el funeral por el alma de general asesinado. El féretro del General Briz, que fue llevado a hombros por generales del Cuerpo de Intendencia y de las restantes Armas y Cuerpos, desde la capilla ardiente hasta el patio central de Capitanía, donde se ofició el funeral, estaba cubierto por la bandera nacional y ostentaba los atributos del generalato. Ante el altar, en un lugar destacado, se encontraba el ministro de Defensa Agustín Rodríguez Sahagún y, detrás, el capitán general de la IV Región, el presidente de la Generalidad, el jefe de la III Región Aérea, el intendente general, el ex – presidente de la Generalidad, Josep Tarradellas, y otras autoridades civiles y militares y la viuda del general, doña Trinidad Caro, los cinco hijos del matrimonio, hijas políticas, y otros miembros de la familia.


En el curso de la homilía, el oficiante dijo que “necesitamos que Dios nos ayude urgentemente, que Dios nos eche una mano y que ilumine el corazón de tantos hombres honrados y de buena voluntad, para que no se limiten a lamentar verbalmente las acciones terroristas, y para que emprendan una acción responsable, y para que se pregunten de una vez si hacen todo cuanto pueden en el cumplimiento del sacrosanto deber de defender a España y la vida de los españoles”.


Una vez concluida la ceremonia religiosa, el general Fontenla, jefe del Estado Mayor de la IV Región Militar, dio lectura a la orden por la que se concedía al general Briz Armengol la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, a título póstumo, y cuyas insignias fueron impuestas al féretro por el ministro de Defensa.


Al sacar el féretro hacia el exterior, y aún en el patio de Capitanía, un grupo de personas vestidas de paisano dieron vivas a España y al Ejército, así como gritos de "Franco, Franco". Un hijo del general asesinado pidió silencio. Al  salir el féretro a la avenida de Colon un nutrido grupo de personas  entonaron el “Cara al Sol”, brazo en alto y dieron gritos de «Gobierno dimisión», «Ejército al poder”, «Cobardes», «Arriba España», «Viva el Ejército», «Viva la Guardia Civil», «Democracia asesina” “La ETA Y GRAPO al paredón”.


Al abandonar el lugar el vehículo donde iba el presidente de la Generalidad Jordi Pujol, un grupo de personas le arrojaron un huevo, y le insultaron repetidas veces.


Mediante una carta anónima, enviada al diario El País dos días después del atentado, el 4 de septiembre de 1980, un comunicado escrito a máquina, bajo el epígrafe de Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (Grapo), se atribuía para este grupo terrorista la autoría del mismo. El comunicado indicaba que los Grapo, «tras una necesaria etapa de fortalecimiento y preparación, había reemprendido la realización de acciones armadas».


Uno de los asesinos del General Biz y su escolta el soldado Marcos Vidal, el coruñés Roberto Liñeira Olveira, moriría en junio de 1981, en un enfrentamiento con fuerzas de la Guardia Civil a las afueras de La Farga de Bebie, en Las Lloses,  Ripoll (Gerona), junto a otros tres terroristas del GRAPO, María Dolores Castro Saa, Albino Gabriel López y Antonio Cabezas Bella. 


Esa tarde la Guardia Civil que prestaba servicio en el apeadero del ferrocarril de La Farga del Bebié, trató de identificar a dos jóvenes, hombre y mujer, que le infundieron sospechas, trasladándolos  a la casa-cuartel del puesto, situado en las inmediaciones del apeadero.


En el interior del puesto, cuando se iba a proceder a su registro, ambos sospechosos hicieron uso de  armas que tenían ocultas: uno, en una pierna, y la joven bajo la gorra visera que cubría su cabeza, una pistola Llama, del calibre 7,65, y una pistola Star, del 9 largo, hiriendo al guardia civil Juan Martínez Pérez. Ante los disparos, la Guardia Civil repelió la agresión abriendo fuego con sus armas y resultando muertos en el acto ambos jóvenes. Los dos individuos, que portaban documentación falsa a nombre de María Teresa Albacete Pérez y Manuel García Fernández, eran los miembros del GRAPO Albino Gabriel López, nacido en Castrocalderas, provincia de Orense, residente en La Coruña, de veintitrés años de edad, y María Dolores Castro Saa, de Cargamala, Mondariz, Pontevedra, de veinticuatro años.


Como consecuencia de la continuación de las operaciones que miembros del Benemérito Cuerpo realizaban en la zona, sobre las diecinueve treinta horas, en el lugar conocido por la Riera de Fogonella, situado a un kilómetro aproximadamente del pueblo de La Farga del Bebie, fue localizada una tienda de campaña, en cuyas inmediaciones se encontraban dos individuos que, al observar la presencia de la Guardia Civil, abrieron fuego con una pistola Star del 9 largo y un revólver Smith Wenson, calibre 32.


Al ser repelida la agresión por parte de la Guardia Civil, resultaron muertos los agresores, identificados como Roberto Liñeira Oliveira, nacido en La Coruña, el 19 de enero de 1959, y Antonio Cabezas Bella, nacido en Barcelona, de veintinueve años, presuntos miembros del GRAPO.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al General Briz Armengol la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedió también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

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