2 DE SEPTIEMBRE DE 1992. SALAMANCA. CORONEL DEL EJÉRCITO DE TIERRA EN LA RESERVA ANTONIO HEREDERO GIL.
Coronel Caballería del Ejército de Tierra en la reserva Antonio Heredero Gil.
A la tarde del 2 de septiembre de 1992, una bomba lapa colocada por un comando de la banda terrorista ETA, hacia explosión en los bajos del vehículo particular del Coronel Caballería del Ejército de Tierra en la reserva ANTONIO HEREDERO GIL, cuando se proponía a poner en marcha su automóvil, aparcado en un garaje, cerca de su vivienda en Salamanca.
La bomba se activó por el sistema de “péndulo”, al ponerse en marcha el vehículo. El coronel había estado unos minutos antes en la cafetería Vinaroz, muy cercana a su domicilio. Tras tomar un café, se dirigió al garaje donde tenía aparcado su vehículo, en el paseo de la Estación, número 38 de la capital salmantina. El Opel de color gris metalizado, en el momento que salía del garaje, hizo explosión dejando el automóvil completamente destrozado y alcanzado de lleno al coronel Heredero cuyo cadáver quedó irreconocible.
La capilla ardiente quedó instalada por la noche en el cuartel General Arroquia, de Salamanca, donde ondearon a media asta las banderas del ayuntamiento y de la diputación provincial.
Al día siguiente, más de tres mil salmantinos despidieron con indignación, rabia los restos mortales del coronel Heredero Gil. El acto religioso en sufragio de su alma, se desarrolló en la parroquia de María Auxiliadora presidido por la viuda del coronel, Blanca Ortiz de la Tablada, y sus tres hijos, acompañados por Julián García Vargas, ministro de Defensa, y otras autoridades militares y civiles, fue concelebrado por 22 sacerdotes. A última hora, la familia, que había expresado su deseo de realizar una ceremonia íntima, permitió que el fuera abierta al público.
El féretro a hombros jefes y oficiales envuelto en la bandera Nacional, fue recibido por los congregados con fuertes aplausos, al tiempo que dieron gritos de «Viva el Ejército” “Viva a España” Al finalizar la Misa El ministro Gracia Vargas le impuso a título póstumo la Medalla al Mérito Militar de primera clase con distintivo blanco.
Un pelotón de soldados de Caballería despidió el féretro del Coronel Heredero con salvas de fusilería poco antes de que fuese cristianamente sepultado, en el cementerio de la capital salmantina, en una ceremonia de carácter íntimo, a la asistieron la viuda del jefe militar, sus tres hijos y poco más de una decena de personas, la mayoría jefes y oficiales del Ejército.
Antonio Heredero Gil, pertenecía al arma de Caballería y era diplomado de Estado Mayor del Ejército de Tierra. Había nacido hacia 55 años e la localidad zaragozana de Calatayud. Estaba casado y tenía tres hijos. Llevaba más de veinte años residiendo en Salamanca. Heredero Gil había sido ascendido hacía pocos meses, y en el momento de su asesinato se encontraba destinado en el Patronato de Huérfanos del Ejército en el cuartel de Caballería Julián Sánchez “El Charro”. Antonio Heredero Gil fue la primera víctima mortal que ETA provocaba con un atentado en Castilla y León.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedió también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
A día de hoy el asesinato del Coronel Heredero es uno de los más de trescientos asesinatos de la banda terrorista, que siguen sin esclarecerse ni juzgarse.
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