20 DE AGOSTO DE 2000. SALLENT DE GÁLLEGO (HUESCA) GUARDIAS CIVILES IRENE FERNÁNDEZ PERERA Y JOSÉ ÁNGEL DE JESÚS ENCINAS.
Guardia Civil Irene Fernández Perera.
A las seis de la mañana del domingo 20 de agosto de 2000, la banda terrorista ETA asesinaba en la localidad de Sallent de Gállego (Huesca) a los guardias civiles IRENE FERNÁNDEZ PERERA y JOSÉ ÁNGEL DE JESÚS ENCINAS, mediante una bomba-lapa, provista de un temporizador, un dispositivo anti movimiento y tres kilos de dinamita, colocada en el coche oficial. La Guardia Civil Irene Fernández Perera, murió en el acto pues su cuerpo fue despedido por la onda expansiva a más de diez metros del centro de la explosión. Su compañero José Ángel de Jesús, aún con vida, falleció cuando era trasladado en ambulancia hasta el Hospital Provincial San Jorge de Huesca.
Guardia Civil José Ángel de Jesús Encinas.
Irene y José Ángel iban a iniciar su trabajo diario, que se iniciaba con una ronda de vigilancia a las seis de la mañana. Tenían el vehículo oficial del Benemérito instituto, un todoterrerno Nissan Patrol, aparcado en la plaza del Valle de Tena, como lo hacían habitualmente, al no disponer la casa-cuartel de un gran aparcamiento. Se dirigieron al vehiculo y al intentarlo poner en marcha la bomba hizo explosión partiendo el vehículo oficial en dos y convirtiéndolo en un amasijo de hierros.
La capilla ardiente con los restos mortales de los dos guardias civiles se instaló en el Salón del Trono de la Subdelegación del Gobierno en Huesca. Durante las primeras horas de la tarde fueron llegando a la capital oscense los familiares de las dos víctimas, que precisaron ser asistidos por psicólogos de la Cruz Roja. El ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, tras visitar la capilla ardiente, se refirió a "la gran proeza de ETA, de lo que debe estar muy orgullosa, matar a dos españoles de 22 y 32 años, a dos jóvenes guardias civiles".
Al día siguiente se celebró en la catedral de Huesca un solemne funeral, tras el cual los féretros fueron trasladados a las localidades natales de los dos guardias civiles asesinados. EL presidente del Gobierno, José María Aznar, muy emocionado, presidió el funeral, junto al presidente autonómico, el ministro del Interior, José Luis Rodríguez Zapatero, entre otras autoridades civiles y militares. Uno a uno, Aznar dio el pésame a los familiares de los dos guardias civiles asesinados e impuso en los féretros la Cruz de Oro de la Guardia Civil.
Al ser detenido en Ordicia en febrero de 2001, el etarra Guridi Lasa declararía en la comisaria de la Ertzaintza, que “Francisco Javier García Gaztelu "Txapote" nos proporcionó la información sobre la localización de un vehículo oficial de la Guardia Civil en Sallent de Gállego. Nos trasladamos a la localidad y después de comprobar los datos, me encargué de preparar el artefacto y procedí a colocar la bomba-lapa en los bajos del Nissan-Patrol,
En 2004 la Audiencia Nacional condenó a José Ignacio Guridi Lasa, a 75 años de prisión por el asesinato de los dos guardias civiles.
En abril de 2011 la Audiencia Nacional juzgó a los sanguinarios etarras Javier García Gaztelu, que interrumpiría aquel juicio gritando "mano dura hasta la independencia", Aitor Aguirrebarrena Beldarrain, alias “Peio”, y Asier Arzalluz Goñi, como autores materiales junto con Guridi Lasa ya juzgado en 2004 del asesinato de los Guardias Civiles Fernández Perera y De Frutos Encinas.
En su escrito la Fiscalía consideraba probado que Txapote informó a José Ignacio Guridi Lasa, “de la existencia de un Nissan Patrol de la Guardia Civil en Sallent de Gállego al que se podía colocar una bomba-lapa en los bajos porque permanecía fuera del cuartel por falta de espacio”. Los etarras se trasladaron en agosto de 2000 hasta el cuartel en un vehículo propiedad de la entonces novia de Aguirrebarrena y, una vez contrastada la información de Txapote, regresaron a Guipúzcoa. Después de que Txapote facilitara en Francia los explosivos a Aguirrebarrena, Guridi Lasa confeccionó la bomba-lapa en una cuadra de cabras que su familia tiene en Cizurquil (Guipúzcoa). El 19 de agosto, Guridi Lasa, Aguirrebarrena y Arzalluz viajaron hasta Sallent de Gállego y a las 23:00 horas, Guridi Lasa colocó la bomba-lapa, tras lo cual regresaron a Guipúzcoa”. Un mes después la Audiencia Nacional les condenaría por el asesinato de los dos jóvenes Guardias Civiles a 75 años de prisión.
Aitor Aguirrebarrena Beldarrain y Asier Arzalluz Goñi, fueron detenidos en junio de 2002 en la comuna francesa de Aubusson
En agosto de 2022 Aguirrebarrena Beldarrain y García Gaztelu fueron trasladados, uno desde del Centro Penitenciario de Asturias y el otro desde la cárcel madrileña de Estremera a centros penitenciarios en Vascongadas.
En noviembre de 2022 la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior autorizó el acercamiento desde la prisión leonesa de Mansilla a una cárcel de Vascongadas del etarra Guridi Lasa.
En febrero de 2023, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón acordó la reapertura de la investigación sobre el atentado de ETA perpetrado en el año 2000 en Sallent de Gállego (Huesca) que le costó la vida a los guardias civiles Irene Fernández y José Ángel de Jesús, a raíz de una querella que enmarcaría este asesinato en una política de genocidio en grado de tentativa, una vía que puede permitir declarar imprescriptibles 327 de los 379 crímenes de ETA sin resolver.
Irene Fernández Perera, de 32 años, era natural de Las Agüeras (Asturias), en el concejo de Quirós. Acababa de regresar de sus vacaciones en Asturias cuando fue asesinada. Fue la primera guardia civil femenina asesinada por ETA. Irene Fernández, era técnica de laboratorio, estaba soltera y era hija única. Ingresó en la Guardia Civil en 1995, y llevaba tres años destinada en Sallent de Gállego, donde era muy apreciada por los vecinos. El 22 de agosto más de un millar de personas acompañaban a la familia en la iglesia de Santa Eulalia de Cabueñes, en Gijón, donde se ofició el funeral por la guardia civil Irene Fernández Perera, al que asistió el ministro de Economía. Al término del funeral, los restos mortales de la joven fueron incinerados y sus cenizas depositadas en el cementerio del municipio de Quirós.
En octubre de 2000 se inauguró en Gijón una calle con el nombre de la agente asesinada.
José Ángel de Jesús Encinas, de 22 años, era natural de Talavera de la Reina (Toledo), donde más de cinco mil personas asistieron a su despedida. Tras los oficios religiosos, el cuerpo sin vida del joven guardia civil fue conducido al cementerio municipal para recibir cristiana sepultura en la intimidad por expreso deseo de la familia. José Ángel, hijo de guardia civil, ingresó en el Instituto Armado con 17 años. Llevaba tres meses en Sallent de Gállego y quería ingresar en el Servicio de Montaña de la Guardia Civil. Anteriormente estuvo dos años destinado en Hinojosa de San Vicente (Toledo), localidad que le nombró hijo adoptivo pocas semanas después de su asesinato. José Ángel antes de ingresar en la Guardia Civil había sido guardameta del equipo de fútbol Unión Deportiva Talavera. Desde 2005 el complejo deportivo de Talavera de La Reina lleva el nombre de José Ángel de Jesús Encinas.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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