20 DE MAYO DE 1986. ARRIGORRIAGA (VIZCAYA) POLICÍA NACIONAL MANUEL FUENTES PEDREIRA.
Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira.
El Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira era asesinado a las cinco de la tarde del día 20 de mayo de 1986 por una individua que le disparó en la nuca con una pistola, cuando estaba sentado en la grada del frontón de la localidad vizcaína de Arrigorriaga. El servidor del orden asesinado se encontraba jugando a la pelota en un frontón público, inaugurado unos días antes del atentado, situado en la calle Santa Isabel, del barrio de La Peña, en el límite entre los términos municipales de Bilbao y Arrigorriaga. En un determinado momento en que Manuel, vestido con un chándal, se sentó a descansar en una de las gradas a esperar turno para volver a entrar en juego, una joven, a la que acompaña un hombre, se aproximó por detrás al Policía y sin mediar palabra le disparó en la cabeza un tiro, con entrada por la nuca y salida frontal. La víctima se desplomó sobre el escalón superior de las gradas del frontó
La agresora escapó a pie en compañía de un hombre joven hasta un Renault 5 de color rojo, en el que les esperaban un hombre al volante y otra mujer. El vehículo tomó una carretera de la red provincial en dirección a la localidad de Arrigorriaga. Antes de perpetrar el atentado el comando había bloqueado la entrada de la calle de Santa Isabel, de un solo sentido de circulación, con dos vehículos que habían sido robados a punta de pistola, un taxi Volkswagen Passat, matrícula BI-8505-AG, y un Renault 9, y que la policía encontró posteriormente abandonados y donde los investigadores encontraron huellas del miembro de ETA Julián Achurra Egurola.
Momentos después, la Cruz Roja de Bilbao recibió una llamada de la Policía Nacional y una ambulancia de esa institución se dirigió al lugar de los hechos.
Vecinos del Policía Nacional asesinado, que vivía en el portal número 47 de la calle de Santa Isabel, justo enfrente del recinto deportivo. acudieron al frontón atraídos por la curiosidad al oír el disparo y cubrieron con una manta el cadáver de Manuel Fuentes, que permaneció allí hasta que el juez ordenó a las 18.30 horas su traslado al Hospital Civil de Basurto para la práctica de la autopsia. En el suelo del frontón se recogió un casquillo de bala, de calibre nueve milímetros, marca SF, fabricado en 1979.
A la una de la tarde del día siguiente se celebró en Bilbao el funeral por el alma del Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira. A la ceremonia religiosa que tuvo lugar en la iglesia del Buen Pastor de la capital vizcaína, asistieron numerosas autoridades civiles y militares, entre las que se encontraban Julián Sancristóbal, director de la Seguridad del Estado; delegado del Gobierno en el País Vasco; director general de la Policía, Rafael del Río; general inspector de la Policía Nacional, Félix Alcalá Galiano; Gobernador Militar de Vizcaya; General jefe de la Quinta Zona de la Guardia Civil, general Vallejo, y otras autoridades y representaciones de las fuerzas de la Seguridad del Estado y Ejercito.
Ocuparon lugar preferente la madre y demás familiares del agente asesinado. En el exterior del templo aguardaba numeroso público, en su mayoría mujeres y niños, vecinos del barrio bilbaíno de La Peña, que aplaudieron la llegada del féretro, que iba cubierto con la Bandera Nacional. El cura párroco que oficio el funeral por el eterno descanso de Manuel Fuentes, se dirigió a los compañeros del Policía Nacional asesinado para decirles: "La reacción instintiva más inmediata es la de la revancha, pero esta agresividad nos conduciría al mismo envilecimiento que el de los asesinos".
Los aplausos se repitieron a la salida del cortejo fúnebre, mientras se interpretaba el Himno Nacional y el toque de oración, dándose vivas a España y las fuerzas de Seguridad.
Finalizado el acto religioso, el féretro con los restos mortales de Manuel Fuentes fue conducido al aeropuerto de Sondica, de donde salió hacia Santiago de Compostela para ser enterrado en su pueblo natal de La Golada, en la provincia de Pontevedra a donde acudieron las primeras autoridades de Galicia y todo el pueblo pontevedrés.
Por otro lado, la Asociación por la Paz, recientemente creada por familiares de víctimas de la violencia terrorista, convocó para las ocho de la tarde del mismo día del funeral una concentración silenciosa en la plaza donostiarra de Guipúzcoa en la que manifestaron su protesta por el asesinato.
La delegación del Gobierno en Galicia hizo pública una nota en la que afirmaba que, “una vez más la democracia y la ciudadanía española se ven atacadas cobarde e insensiblemente en un empeño de desestabilización, secuestro de la libertad”.
La organización terrorista ETA reivindicó en un comunicado la autoría del asesinato del miembro de la Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira.
Manuel Fuentes pertenecía a la Agrupación de Conductores de la Policía Nacional. Había estado destinado en Bilbao hacía varios años y después tuvo destinos en Villagarcía de Arosa, San Sebastián y nuevamente en Bilbao. Estaba soltero y residía en el barrio de La Peña, donde fue asesinado. En el momento de su asesinato convivía con su novia, Dolores Quintanilla.
En febrero de 2007 el Ayuntamiento de Arrigorriaga organizó un homenaje a las víctimas del terrorismo relacionadas con esa localidad. La moción fue aprobada por PNV, EA e IU, con la oposición de PSE-PSOE y PP, e incluía también un reconocimiento al etarra José Miguel Beñarán Ordeñana, alias Argala, uno de los autores del asesinato del presidente del Gobierno, Almirante Luis Carrero Blanco acaecido en Madrid el día 20 de diciembre de 1973 y asesinado posteriormente en Francia en 1978 por el Batallón Vasco Español. Los familiares del asesino etarra se negaron a recibir el homenaje. Un hermano de Argala, Pablo Beñarán, escribió una carta en el diario proetarra Gara en la que tachaba el acto que pretendía hacer el Ayuntamiento de "marketing político, hueco y para la foto". Finalmente, el Ayuntamiento rectificó y excluyó a Argala del homenaje, que se hizo sólo a las dos víctimas de la localidad: el taxista Fermón Monasterio Pérez, asesinado por ETA el 9 de abril de 1969, y el agente Manuel Fuentes. En su memoria se colocó una placa en el frontón donde fue asesinado. Los familiares de Manuel Fuentes se negaron a asistir al acto.
El día 20 de mayo de ese mismo año de 2007, en su parroquia natal de Brántega, tuvo lugar un acto de homenaje al Policía Nacional Manuel Fuentes que contó con la colaboración de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Galicia y el Ayuntamiento agolense. El homenaje a Manuel Nemesio Fuentes, incluyó una ofrenda floral en su tumba y la colocación un monolito en su recuerdo.
A día de hoy el asesinato del Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira es uno de los cientos de crímenes de la organización terrorista que continúa sin resolverse y sin ser detenidos los culpables.
En referencia a que el asesinato de Manuel Fuentes continua sin esclarecerse, en mayo de 2018, la Secretaria General del Partido Popular Vasco Amaya Fernández remitió una carta a la antigua miembro del Comando Vizcaya de ETA, Carmen Guisasola, que permaneció 24 años en prisión y fue una de las beneficiadas de la vía Nanclares, proyecto de reinserción de aquellos presos etarras que abogasen por el final de la violencia, renunciasen públicamente a ETA y aceptasen la política penitenciaria y pidiesen perdón a las víctimas, algo que en numerosas ocasiones no se produjo.
Por su gran interés en lo que concierne al asesinato del Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira, se reproduce íntegramente la misiva enviada por Amaya Fernández, que dice así:” 23 de mayo de 2018. A la atención de Carmen Guisasola. Te escribo estas líneas cuando sólo han pasado tres días del aniversario del asesinato en Bilbao de Manuel Fuentes Pedreira, un agente de policía al que ETA disparó el 20 de mayo de 1986. Su nombre es importante porque es el de una de tantas víctimas cuyos asesinatos siguen sin estar resueltos. Es uno de tantos hombres, mujeres y niños con familias que siguen esperando poner cara a la persona que les arrebató a su ser querido. Sus ansias de verdad no han sido resueltas con los años. Tampoco con el anuncio de disolución de ETA.
Por eso te escribo, porque creo que puedes y debes ayudar en la construcción de un escenario digno tras décadas de disparos y bombas. Sé muy bien que hoy te posicionas en contra del terrorismo y que incluso has llegado a pedir a ETA y a su mundo que reconozcan la injusticia del asesinato selectivo de seres humanos. Creo que es bueno que lo hagas; pero también, como demócrata que soy, me veo en la obligación de aprovechar el altavoz de la política para exigir a quienes un día fueron miembros de ETA y hoy se arrepienten de ello que las palabras vayan acompañadas de hechos. Dicho de otro modo: que el arrepentimiento, importante, no sea una mera pose y vaya acompañado de la colaboración con las autoridades en el esclarecimiento de asesinatos no resueltos. El arrepentimiento favorece a quien se arrepiente. La colaboración con las autoridades y con la Justicia resarce a las víctimas y a la sociedad. Precisamente por ello he empezado esta carta con el nombre de Manuel Fuentes Pedreira.
Manuel fue al frontón de Arrigorriaga a jugar un partido en abril de 1986. En un momento dado se cansó y se sentó en las gradas. Fue entonces cuando un hombre y una mujer se le acercaron por detrás y le dispararon en la nuca. Un testigo dijo que fue ella la que disparó. Huyeron en un taxi robado en el que los investigadores policiales encontraron las huellas del etarra Julián Achurra Egurola.
El sumario de Manuel refleja que colaboradores de ETA te ubicaron alojada en un piso de la calle San Francisco de Bilbao junto con Julián Achurra Egurola desde el 3 de mayo de 1986 –Manuel fue asesinado el 20 de mayo– hasta noviembre de ese año. La persona que te alojó en el piso dijo además en sede judicial que os oyó reconocer el asesinato. Nunca has hablado al respecto. Carmen, ¿quién mató a Manuel?
En junio de 2002 la Audiencia Nacional te condenó por el asesinato del policía municipal Juan Rodríguez Rosales, en Lekeitio. En esa sentencia quedó probado que en 1984 estabas integrada en un comando que asesinaba en Vizcaya junto con el terrorista José Félix Zabarte, entre otros. En tres de los siete asesinatos de ETA perpetrados en Vizcaya en 1984 y que aún están sin resolver participó, de una u otra forma, una mujer. Tras la detención de tu compañero en ETA José Félix Zabarte, este aseguró además que el comando Vizcaya estaba integrado en marzo de 1984 por dos grupos y que uno de ellos lo integraba él mismo, Ángel Aldana y tú, Carmen. Dijo que habías participado en al menos dos de los siete asesinatos aún sin resolver que fueron perpetrados en la Vizcaya de 1984.
Carmen, a José Verdú Ortiz le asesinaron un hombre y una mujer a las puertas de su casa de Galdakano el 18 de abril de 1984. ¿Quién le mató? A Antonio Velasco Benito le asesinaron dos hombres y una mujer en Bilbao el 21 de abril de 1984 desde un Renault 14 blanco. Usaron armas automáticas y una pistola. La pistola era la misma con la que ETA mató al Policía Nacional José Verdú Ortiz. El crimen sigue sin estar resuelto.
Carmen, ¿sabes quién asesinó a Antonio Velasco Benito? En abril de 1989 un hombre y una mujer miembros de ETA robaron un Renault 11 en La Avanzada y obligaron a su propietario a conducirlo hasta Erandio. Allí ataron al dueño del vehículo y condujeron hasta Las Arenas. Aparcaron y siguieron a pie hasta las faldas del Puente Colgante, donde esperaba para pasar a Portugalete el guardia civil José Calvo de la Hoz. Sacaron dos pistolas y los disparos destrozaron el cuello del agente. No murió en el acto. Lo hizo al llegar al Hospital de Cruces. Días después del asesinato los autores del atentado remitieron por correo al dueño del coche robado su DNI. Lo enviaron en un sobre en el que, a mano, escribieron el nombre del destinatario y la dirección del domicilio, emplazado en Bilbao. La letra era la tuya, Carmen.
Los peritos e investigadores probaron que tú escribiste la dirección y nombre del destinatario en aquel sobre. Unos pocos meses después te detuvieron en Francia y llevabas contigo las dos pistolas que se usaron para asesinar a José Calvo de la Hoz. El juicio fue en 2002, cuando ya te habías distanciado de ETA. No obstante, te negaste a responder a las preguntas de la Justicia. En la sentencia quedó probado que “sin ningún género de dudas” tuviste acceso a la información sobre el asesinato del guardia civil. Te condenaron por encubrimiento.
¿Carmen, quién mató a José? Han pasado muchos años desde que anunciaste tu arrepentimiento, desde que dejaste la disciplina de ETA. Pero en todos estos años las familias de las personas a las que ETA asesinó mientras tú estabas en la banda siguen esperando no sólo Justicia, sino la verdad de lo que sucedió. El arrepentimiento es un paso importante, pero de poco sirve si este va acompañado de un silencio cómplice con crímenes terroristas. De la misma manera que la disolución de ETA no disuelve su responsabilidad, la petición de perdón por el terrorismo causado no exime a nadie de su responsabilidad con las víctimas del terrorismo. Tu integración en la vía Nanclares se produjo antes de que en este país nos percatásemos de que cientos de asesinatos de ETA siguen sin estar resueltos, antes de que los demócratas advirtiésemos lo importante que es exigir la colaboración con las autoridades a terroristas que aseguran estar arrepentidos de lo que hicieron. Hace unos años dijiste que sientes no poder reparar lo irreparable y hoy defiendes que hay que cerrar heridas. Creo que estás a tiempo de sentar un precedente y de que el arrepentimiento que proclamas deje de ir de la mano de un silencio que sigue obstruyendo la vida de cientos de víctimas del terrorismo. Te pido que des el paso y pidas a otros que lo hagan. Amaya Fernández Secretaria general del PP vasco”. La carta hasta el momento no ha tenido contestación.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió al Policía Nacional Manuel Fuentes Pedreira la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
20 DE MAYO DE 1996. CÓRDOBA.SARGENTO DEL EJÉRCITO DE TIERRA MIGUEL ÁNGEL AYLLÓN DÍAZ-GONZÁLEZ,
Sargento del Ejército de Tierra Miguel Ángel Ayllón Díaz-González.
El lunes 20 de mayo de 1996 es asesinado en Córdoba el sargento del Ejército MIGUEL ÁNGEL AYLLÓN DÍAZ-GONZÁLEZ, al estallar una bomba instalada en un contenedor de basura. Eran las 7:40 horas. El joven militar saltó por los aires y quedó en la acera con el rostro desfigurado, tal y como relataron testigos presenciales. Era la cuarta víctima mortal de las cinco que asesinó la banda terrorista ETA en el año 1996: Fernando Múgica Herzog, Francisco Tomás y Valiente, Ramón Doral Trabadelo y el empresario Isidro Usabiaga Esnaola, asesinado el 26 de julio de 1996.
El objetivo de la banda terrorista era atentar contra un grupo de militares que esperaba ser recogido por un minibús militar en la avenida Carlos III. Cada mañana utilizaban el minibús para trasladarse a la Comandancia Militar de Cerro Muriano, a unos 15 kilómetros de Córdoba. Sólo la precipitación de los terroristas impidió una masacre similar a la realizada en 1995 en la barriada madrileña de Vallecas, ya que la bomba, accionada por control remoto, estalló unos segundos antes de que el vehículo militar se acercara a la parada, y justo cuando se encontraba oculto por un turismo. Fuentes policiales confirmaron que los terroristas habían planeado cuidadosamente el atentado.
Pese a que el minibús militar variaba frecuentemente su recorrido, la esquina donde se colocó la bomba era el único punto por donde pasaba obligatoriamente, además de ser un cuello de botella en su itinerario. Un pequeño retraso del autobús hizo que el objetivo se encontrase a unos treinta metros del artefacto en el momento en que explotó. ETA, además, había preparado otros dos coches bomba que no estallaron cuando los terroristas habían previsto y que fueron desactivados por la Policía horas después.
La banda asesina había querido provocar una masacre utilizando una cantidad de explosivos similar a la que en mayo de 1991 destruyó el cuartel de la Guardia Civil de Vic matando a diez personas. Según declaraciones del recién nombrado ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, "parece que los dos coches que fueron desactivados eran el auténtico núcleo del atentado, y no la carga que se encontraba en un contenedor de basura".
Además de matar a Miguel Ángel, la explosión hirió a otras cuatro personas: el matrimonio formado por Manuel Espino Madueño, de 53 años, que resultó con lesiones graves, y Antonia Lara Andreu, de 52, que circulaba en un vehículo por el lugar de los hechos; y otros dos militares: el capitán Antonio Duque Lozano y el alférez Antonio Granados Bermejo.
Los autores del atentado fueron miembros del grupo Andalucía de ETA, formado por Mikel Azurmendi, Maite Pedrosa, Asier Ormazábal Lizeaga y Francisco Javier Gallaga Ruiz, todos ellos condenados a elevadas penas de prisión en diferentes juicios.
En 1999 se condenó a Mikel Azurmendi y Maite Pedrosa a sendas penas de 27 años de reclusión mayor por el asesinato del sargento, y a veinticuatro penas de 13 años de reclusión menor por cada uno de los delitos de asesinato frustrado.
En septiembre de 2004 la Audiencia Nacional condenó al etarra Asier Ormazábal a 351 años de prisión como autor del atentado. Según el relato de hechos probados de la sentencia, con anterioridad al 20 de mayo los etarras, miembros del grupo Andalucía de ETA, recibieron indicaciones del dirigente etarra José Javier Arizcuren Ruiz, alias Kantauri, para que comprobaran el itinerario y horarios de un autobús militar que viajaba desde Córdoba hasta la base militar de Cerro Murriano. El 17 de mayo Pedrosa, Azurmendi y Ormazábal confeccionaron tres artefactos explosivos de unos 200 kilos de amosal que colocaron en dos ollas metálicas, y otro aparte de 6 kilos de amosal. Las dos ollas las colocaron en dos coches, que previamente robaron y que aparcaron a la altura del número 11 de la avenida Carlos III de Córdoba, por donde pasaba el autocar para terminar de recoger a los pasajeros en su ruta diaria. El tercer artefacto fue colocado en un contenedor de basura en la misma avenida. Ormazábal fue el encargado de accionar el mando a distancia en el momento en el que el autobús pasaba por delante de los dos vehículos estacionados. Sin embargo, sólo hizo explosión la bomba del contenedor. En el juicio, el etarra Ormazábal se negó a contestar a las preguntas del fiscal y las acusaciones y fue expulsado de la sala después de dar dos manotazos al cristal de la cámara blindada desde la que seguía la vista.
Finalmente, en 2006 fue condenado el etarra Francisco Javier Gallaga Ruiz a 342 años de cárcel. La Audiencia Nacional consideró probada su integración en el grupo Andalucía de ETA y su participación directa en el atentado, al ser la persona que facilitó el material utilizado en la comisión del mismo, transportándolo desde Madrid a Córdoba.
Miguel Ángel Ayllón Díaz-González, sargento de ingenieros del Ejército de Tierra de 27 años, era natural de Granada y estaba soltero, aunque tenía novia, Silvia Oliva, con la que había comprado un piso. Ingresó voluntario en el Ejército con dieciséis años. Destinado en la Brigada de Infantería Mecanizada número X, adscrita al Euroejército, durante algún tiempo había prestado sus servicios en Bosnia dentro de las misiones humanitarias que realizó el Ejército español en la ex Yugoslavia.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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