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HOY 20 DE MAYO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

20 DE MAYO DE 1996. CÓRDOBA. SARGENTO DEL EJÉRCITO DE INGENIEROS DEL TIERRA MIGUEL ÁNGEL AYLLÓN DÍAZ-GONZÁLEZ.


 Sargento de Ingenieros del Ejército de Tierra Miguel Ángel Ayllón Díaz-González.


Pasaban 10 minutos de las siete y media de la mañana  del día 20 de mayo de 1996, cuando la banda terrorista ETA, hacia estallar una bomba, colocada en un contenedor de basuras, en la avenida de Carlos III de Córdoba. De resultas de la potente deflagración fallecía el  sargento de Ingenieros del Ejército de Tierra, MIGUEL ÁNGEL AYLLÓN DÍAZ-GONZÁLEZ, que en ese instante esperaba junto con otros compañeros la llegada de un microbús oficial, que les iba a trasladar a la base militar de Cerro Murian, en las cercanías de la capital cordobesa, sede de la Brigada Mecanizada donde el sargento Ayllón estaba destinado.


La bomba, accionada por control remoto, estalló unos segundos antes de que el vehículo militar se acercara a la parada, justo cuando se encontraba oculto por un turismo, que sirvió de pantalla, lo que evitaría una autentica masacre. La onda expansiva hizo saltara al sargento por los aires, cayendo posteriormente al suelo donde quedó tendido ya sin vida.


Miguel Ayllón no tenía por costumbre coger el autobús para desplazarse al cuartel, ya que generalmente se dirigía al mismo en el coche de un compañero, que ese día del atentado no pudo trasladarlo porque se encontraba en Madrid por motivos de estudios. Ayllón vivía en Córdoba con su novia, una joven malagueña que trabajaba en un restaurante de la ciudad de la Mezquita.


Al acto religioso y a un posterior homenaje castrense, celebrado al día siguiente  en el tanatorio municipal de Córdoba en un ambiente de gran emoción y rabia contenida, asistieron  Francisco Álvarez Cascos, Vicepresidente del Gobierno, el ministro de Defensa, Eduardo Serra; el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; el delegado del Gobierno, José Torres; y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Teniente General José Faura.


El obispo de Córdoba, Javier Martínez, afirmó durante el oficio religioso, en referencia al asesinato del sargento Ayllón, que “difícilmente se puede imaginar un mayor desprecio de la vida humana”. Añadió que el terrorismo “puede y debe superarse”, pero señaló que para ello es necesario “el esfuerzo y la cooperación responsable de todos”.


Terminada la ceremonia, Álvarez-Cascos entregó al padre del suboficial asesinado la bandera Nacional que cubría el féretro de su hijo. A Miguel Ángel Ayllón le fue concedida la medalla al Mérito Militar con distintivo amarillo.


Posteriormente, la comitiva fúnebre se desplazó al acuartelamiento de Cerro Muriano, situado a unos dieciocho kilómetros de Córdoba, la sede de la Brigada Mecanizada de Infantería X, donde se rindió un homenaje militar al sargento Ayllón, con formación militar y a los que dieron la vida por España, el toque de oración y la interpretación del Himno de Ingenieros. El sargento fue uno de los cascos azules españoles que, en el año 1994, intervinieron en el conflicto de Bosnia-Herzegovina.


Después del homenaje que le rindieron sus compañeros, el cuerpo sin vida del sargento de Ingenieros partió en su último viaje camino de Málaga, donde fue incinerado en el cementerio de San Gabriel en la capital malagueña. La incineración se llevó acabo en la más estricta intimidad por expreso deseo de su familia. Tan sólo las personas más allegadas asistieron a su sepelio.


En 1999  por aquel asesinato, la Audiencia Nacional, condenó a los etarras Mikel Azurmendi Peñagaritano y Maite Pedrosa Barrenechea a sendas penas de 27 años de reclusión mayor por el asesinato del sargento Ayllón, y a veinticuatro penas de 13 años de reclusión menor por cada uno de los delitos de asesinato frustrado.


En septiembre de 2004, la Audiencia Nacional condenó al etarra Asier Ormazábal a 351 años de prisión como autor del atentado. Según se podía leer en la sentencia se daban como  hechos probados, “que con anterioridad al 20 de mayo los etarras, miembros del grupo Andalucía de ETA, recibieron indicaciones del dirigente etarra José Javier Arizcuren Ruiz, alias Kantauri, para que comprobaran el itinerario y horarios de un autobús militar que viajaba desde Córdoba hasta la base militar de Cerro Murriano. El 17 de mayo Pedrosa, Azurmendi y Ormazábal confeccionaron tres artefactos explosivos de unos 200 kilos de amosal que colocaron en dos ollas metálicas, y otro aparte de 6 kilos de amosal. Las dos ollas las colocaron en dos coches, que previamente robaron y que aparcaron a la altura del número 11 de la avenida Carlos III de Córdoba, por donde pasaba el autocar para terminar de recoger a los pasajeros en su ruta diaria. El tercer artefacto fue colocado en un contenedor de basura en la misma avenida. Ormazábal fue el encargado de accionar el mando a distancia en el momento en el que el autobús pasaba por delante de los dos vehículos estacionados. Sin embargo, sólo hizo explosión la bomba del contenedor. En el juicio, el etarra Ormazábal se negó a contestar a las preguntas del fiscal y las acusaciones y fue expulsado de la sala después de dar dos manotazos al cristal de la cámara blindada desde la que seguía la vista.


En 2006 fue condenado también  el etarra Francisco Javier Gallaga Ruiz a 342 años de cárcel. La Audiencia Nacional consideró probada su participación directa en el atentado, al ser la persona que facilitó el material utilizado en la comisión del mismo, transportándolo desde Madrid a Córdoba.


El 30 de noviembre de 2020, Asier Ormazabal salía en libertad de la cárcel de Teruel, después de haber cumplido 16 años de cárcel, de una condena de 352 años.


En 2022, instituciones penitenciarias trasladaba a cárceles de Vascongadas a los etarras Maite Pedrosa  y Francisco Javier Gallaga Ruiz, donde en la actualidad cumplen condena. Gallaga Ruiz cumplirá las 3/4 partes de la condena en junio de 2027. Maite Pedros cumplió las 3/4 partes de la pena en 2018.


En 2023, un recurso de la Fiscalía de la Audiencia Nacional suspendía el tercer grado aprobado por el Gobierno Vasco a Mikel Azurmendi Peñagaricano.


Miguel Ángel Ayllón Díaz-González, tenía 27 años, era natural de Granada y estaba soltero, aunque tenía novia, Silvia Oliva, con la que había comprado un piso. Ingresó voluntario en el Ejército con dieciséis años. Estaba destinado en la Brigada de Infantería Mecanizada número X.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

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