20 DE OCTUBRE DE 1983. RENTERÍA (GUIPÚZCOA). CÁNDIDO CUÑA GONZÁLEZ.
Cándido Cuña González.
El 20 de octubre de 1983, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Rentería al panadero CÁNDIDO CUÑA GONZÁLEZ.
El suceso se produjo, cuando Cándido Cuña se encontraba en el interior del bar “Las Tres Cepas”, ubicado en la calle Zubiaurre, próximo a su domicilio, jugando en una máquina tragaperras situada junto a la puerta del establecimiento.
En ese momento, se le acercaron dos individuos jóvenes que dispararon en tres ocasiones contra él a bocajarro. Los disparos le alcanzaron en la cabeza y le ocasionaron la muerte prácticamente en el acto.
Cuando se produjo el atentado se encontraban en el bar, además de la víctima, otro cliente, el hijo del propietario del establecimiento y su madre.
Según señaló el hijo del propietario, Cándido Cuña le había solicitado cambios para jugar a la máquina. “En el momento” —dijo “en que me dirigía a por el cambio, en la otra parte del bar, oí tres disparos. Me volví y le vi tumbado en el suelo».
En el lugar de los hechos, la Guardia civil encontraría dos casquillos del calibre 9 milímetros parabellum marca SF y una bala marca Geco. Dos de sus hijos, fueron de los primeros en llegar al lugar del crimen.
Tras ser tiroteado, Cándido fue trasladado gravemente herido al Hospital de la Cruz Roja, acompañado por dos de sus hijos, que se habían acercado al lugar del atentado. En el hospital los médicos sólo pudieron certificar su muerte.
Cándido fue señalado y asesinado por vender pan a miembros de las Fuerzas de Seguridad durante una huelga general, Cuña González ya había tenido problemas unos años antes con los cómplices proetarras, sufriendo un atentado el 21 de abril de 1979, al ser fue tiroteado cuando salía de su domicilio a las seis de la mañana y alcanzado por ocho proyectiles. Quedó gravemente herido y permaneció varios meses en el hospital, aunque consiguió salvar la vida. Tras este primer intento de asesinato, en círculos políticos de Rentería se comentó que Cándido colaboraba con la Policía. Por este atentado la Audiencia Nacional condenó en 1981 a José María Zubiaurre Portugal a 17 años de prisión. A pesar de aquel intento de asesinato, Cándido Cuña no tomó ningún tipo de precaución. Nunca se escondió y paseaba tranquilamente por las calles y bares de Rentería donde era muy conocido y apreciado.
El funeral por el alma de Cándido Cuña, concelebrado por cuatro sacerdotes, tuvo lugar en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Rentería y fue presidido por el delegado del Gobierno, Ramón Jáuregui, asistiendo también diversas autoridades, políticos, algunos concejales de Rentería del PNV y del PSE-PSOE y una gran cantidad de vecinos, que llenaron el interior y las inmediaciones del templo. Finalizado el funeral, los restos mortales de Cándido fueron cristianamente enterrados en el cementerio de Rentería.
Ese mismo día ETA militar reivindicó el asesinato de Cándido Cuña, acusándolo de ser confidente de la policía y de haber testificado en un juicio contra un terrorista de la banda.
Cándido Cuña González, llevaba residiendo en Guipúzcoa desde hacía veinte años. Era muy conocido en la localidad pues antes de ejercer el oficio de panadero, tras crear una cooperativa en la cercana localidad de Pasajes, había sido el cartero de Rentería. Natural de Vigo, tenía 46 años de edad. Estaba casado y era padre de tres hijos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
A día de hoy el asesinato de Cándido Cuña continua impune.
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