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HOY 21 DE ENERO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

21 DE ENERO DE 2000. MADRID. TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DE TIERRA PEDRO ANTONIO BLANCO GARCÍA.

Teniente Coronel del Ejercito Pedro Antonio Blanco García.


El 21 de enero de 2000 la banda terrorista ETA asesinaba en Madrid al teniente coronel del Ejército PEDRO ANTONIO BLANCO GARCÍA.


El Teniente Coronel Blanco salió de su domicilio, situado en el número 29 de la calle Virgen del Puerto de Madrid, poco después de las ocho de la mañana para dirigirse a su puesto de trabajo, en la Dirección de Asuntos Económicos del Cuartel General del Ejército. Como de costumbre, y por motivos de seguridad, rodeó la manzana del edificio para que sus movimientos no fueran previsibles.


A unos cincuenta metros de su vivienda, dos etarras vigilaron sus pasos desde un Renault Clio aparcado en la calle Juan Duque. Cuando el militar esperaba de pie el coche oficial que todos los días le recogía cerca de su casa, en la confluencia de las calles Virgen del Puerto y Pizarra, otro vehículo —también un Renault Clio, aparcado en doble fila— fue explosionado por los terroristas mediante un mando a distancia. Inmediatamente después, los etarras huyeron en el coche que dejaron aparcado en un hueco libre que había en la calle Paradinas, a unos 500 metros del lugar del atentado. A los pocos minutos lo hicieron explotar para evitar dejar huellas. La zona próxima al estadio Vicente Calderón estaba repleta de viviendas militares.


La onda expansiva desplazó doce metros el cuerpo del militar, que falleció en el acto, y provocó heridas de diversa consideración a cinco personas, así como destrozos en los inmuebles cercanos que llegaron a los pisos situados en la séptima planta. La peor parte se la llevó una niña de 13 años, que sufrió leves cortes en la mano cuando estaba en el cuarto de baño de su casa.


En el coche-bomba, que había sido sustraído el pasado 4 de enero en la calle Hortaleza, de Madrid, los terroristas habían colocado una carga explosiva de entre diez y quince kilos. El otro Renault Clio, desde donde activaron el mando a distancia, había sido también robado en Chamartín el 15 de noviembre, dos semanas antes. El vehículo oficial que iba recoger al Teniente Coronel Blanco tenía que recoger, unos minutos después, al General Palacios, su jefe directo, con quien compartía coche para acudir a diario hasta el cuartel General del Ejército.


Expertos de la Policía Nacional consideraron que la banda abortó el atentado contra el coche del general pues la bomba que estalló de quince kilos de explosivos no hubiera podido traspasar el blindaje del automóvil oficial. De esa forma decidió hacerla explotar al ver al Teniente coronel esperar en la calle.


El hijo varón del militar quien trasladó la trágica noticia del atentado a la esposa de la víctima con una lacónica frase. «Mamá, es papá», dijo el joven a su madre tras haber confirmado la identidad del jefe militar.


Los restos mortales del teniente coronel Pedro Antonio Blanco, recibieron al día siguiente cristiana sepultura tras el funeral celebrado en el Cuartel General de Ejército, acto al que asistió el presidente del Gobierno, la cúpula militar al completo y representantes de diversas instituciones del Estado.


El patio de armas del Cuartel General de Ejército fue escenario del funeral por Pedro Antonio Blanco. Una compañía del Regimiento Inmemorial del Rey número 1, con banda y música rindió honores cuando los restos mortales del teniente coronel, envuelto en la bandera Nacional, fueron trasladados a hombros por sus compañeros. Tras ellos entró, portando la gorra del fallecido, el general jefe de la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército, General Palacios.


Durante el funeral, concelebrado por monseñor Estepa y el auxiliar de Madrid, Fidel Herráez, el arzobispo castrense subrayó la necesidad que en este momento «no demos pasos atrás» y pidió unidad y serenidad.


Tras calificar a los terroristas como “individuos o grupos movidos por una ideología y reivindicaciones confusas”, Monseñor Estepa se dirigió, sin nombrarlo al obispo saliente de San Sebastián, José María Setién, para preguntar “si se percibe que el respeto a la vida y a la dignidad de la persona se está degradando hasta el extremo de que no pocos, entre los cuales están también algunas personalidades espirituales, acostumbran a medir milimétricamente sus expresiones por si pudieran excederse medio punto en la calificación moral condenatoria de estos actos y autores, que deben ser calificados simplemente como lo que son: crímenes y criminales. Las víctimas son también simplemente eso: víctimas siempre inocentes; y no miembros de una de dos presuntas partes en conflicto, tal como se nos asegura en lo que es una trampa para la formación de la opinión pública”, advirtió.


Tras la Misa y antes que el féretro fuera sacado a hombros hacia el furgón fúnebre, José María Aznar impuso en el mismo la Cruz al Mérito Militar. Tras entonarse el Himno de Intendencia, la condecoración y la bandera fue entregada por el presidente del Gobierno al hijo pequeño del militar asesinado.


Tras el pésame de las autoridades a los familiares, el cortejo fúnebre viajó hasta el Cementerio de La Paz, donde fueron enterrados los restos de Pedro Antonio Blanco. Allí, en la intimidad familiar, fue oficiado un responso y una sección de honores del Regimiento Inmemorial efectuó una carga de fusilería, momento en que María Concepción, viuda de teniente coronel, no pudo soportar más la tensión y rompió a llorar amargamente.


El 20 de junio de 2007, el etarra Iván Apaolaza Sancho era detenido en Quebec (Canadá) por su implicación en el asesinato del teniente coronel Blanco. En octubre de 2008 fue entregado a la Policía española por estar reclamado por la Audiencia Nacional desde 2002.


En 2014, juzgado en la Audiencia Nacional Iván Apaolaza Sancho junto a los también miembros de la banda Gorka Palacios Alday, Ana Belén Egües Gurruchaga, y Juan Luis Rubenach Roig, fueron condenados a entre 129 y 120 años de cárcel 123,por pertenencia a organización terrorista, atentado, depósito de armas y municiones y por el asesinato del teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco.


En febrero de 2022 Ana Belén Egües Gurruchaga, fue acercada desde la prisión de Asturias a un centro penitenciario en Vascongadas. También en 2022 Juan Luis Rubenach fue acercado a una prisión vasca desde el penal del Dueso de Santona.


Pedro Antonio Blanco García tenía 47 años y era natural de Madrid. El teniente coronel Blanco García ocupaba su actual destino desde hacía cuatro años. Sus allegados lo describieron como un hombre y un militar excepcional, muy trabajador y lleno de vitalidad. Pedro Antonio Blanco García estaba diplomado en Estado Mayor y en Informática Militar. Pertenecía a la 30 promoción de la Academia General Militar y recibió su despacho de teniente en 1975. Fue ascendido a coronel el 28 de junio de 1996. Su antigüedad en la Dirección de Asuntos Económicos era del 1 de agosto de ese año.


Entre los destinos que había ocupado con anterioridad figuraban el Grupo de Intendencia de la División Acorazada Brunete número 1; el Batallón de Helicópteros de Maniobra 4; el Servicio de Helicópteros de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra; la Secretaría General de Asuntos Económicos de la Subsecretaría del Ministerio de Defensa; la Jefatura de Intendencia Económica Administrativa de la Región Militar Sur, en Sevilla; la Escuela de Estado Mayor y, finalmente, la Dirección de Asuntos Económicos del Cuartel General del Ejército.


Dejaba viuda a Conchita Martín y huérfanos a dos hijos: una joven de 16 años y un niño de 8. Desde el asesinato de su esposo, Conchita Martín se ha distinguido por su firmeza y tesón en la defensa de la justicia que demandan las víctimas del terrorismo.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.


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