HOY 21 DE JUNIO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!
- calinfernandezbara
- 20 jun 2024
- 6 Min. de lectura
21 DE JUNIO DE 1993. MADRID: TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DE TIERRA JAVIER BARÓ DÍAZ DE FIGUEROA; TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DE TIERRA FIDEL DÁVILA GARIJO; TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DEL AIRE JOSÉ ALBERTO CARRETERO SOGEL; TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DEL AIRE JUAN ROMERO ÁLVAREZ;CAPITÁN DE FRAGATA DE LA ARMADA DOMINGO OLIVO ESPARZA; SARGENTO PRIMERO DE LA ARMADA JOSÉ MANUEL CALVO ALONSO; FUNCIONARIO CIVIL CONDUCTOR DEL MINISTERIO DE DEFENSA PEDRO ROBLES LÓPEZ.

Teniente Coronel del Ejército de Tierra Javier Baró y Díaz de Figueroa.
A las ocho y cuarto de la mañana del 21 de junio de 1993, ETA sembraba de nuevo el terror en el centro de Madrid al activar un coche con unos 40 kilos de explosivo al paso de una furgoneta militar, clase Mercedes de color blanco, en la confluencia de las calles de López de Hoyos y de Joaquín Costa. y posteriormente explosionar en una calle cercana otro vehículo preparado como «cebo» para atentar contra las fuerzas de la Policía Nacional. .

Teniente Coronel del Ejército de Tierra Fidel Dávila Garijo.
La primera acción costó la vida a siete personas y heridas a otras 25. Los fallecidos, miembros del Estado Mayor de los tres ejércitos, que viajaban en el vehículo militar, eran los tenientes coroneles del Ejército de Tierra FIDEL DÁVILA GARIJO Y JAVIER BARÓ Y DÍAZ DE FIGUEROA; los tenientes coroneles del Ejercito del Aire JUAN ROMERO ALVAREZ Y JOSÉ ALBERTO CARRETERO SOGEL; el capitán de Fragata DOMINGO OLIVO ESPARZA; el sargento de la Armada JUAN MANUEL CALVO ALONSO y el conductor, el civil PEDRO ROBLES LÓPEZ. La furgoneta, que provenía de Alcalá de Henares se dirigía al Estado Mayor de la Defensa (EMAD), sito en la calle Vitrubio.

Teniente Coronel del Ejército del Aire Juan Romero Álvarez.
El atentado, «meticulosamente preparado», según fuentes policiales, fue muy similar al perpetrado en febrero de 1992 contra otra furgoneta militar, en el que murieron cinco personas. Como entonces, el coche-bomba fue aparcado en la acera de una calle muy estrecha, justo debajo de un paso elevado, y fue accionado a distancia cuando el vehículo militar pasaba a su lado.

Teniente Coronel del Ejército del Aire José Alberto Carretero Sogel.
La explosión alcanzó de lleno a la furgoneta militar y causó la muerte instantánea de sus siete ocupantes, cuyos cuerpos quedaron totalmente destrozados, lo que dificultó enormemente las tareas de identificación de los cadáveres.

Capitán de Fragata de la Armada Domingo Olivo Esparza.
La deflagración causó numerosos destrozos en las fachadas de viviendas y locales colindantes, e incluso afectó a la estructura del paso elevado. Tres edificios quedaron inhabilitados y sus noventa familias tuvieron que ser desalojadas. La potente explosión hirió a cuarenta personas, entre ellas tres niños, las hermanas Juana y María Gabriela Cañizo Canto, de 8 y 15 años, y Luis Gabarda Pery, de 7, rescatado del lugar del atentado en una situación crítica por el policía Emilio Almendros Gomis, que lo trasladó urgentemente al Hospital Gregorio Marañón.

Sargento de la Armada José Manuel Calvo Alonso.
Una hora después del atentado, hacia las nueve y diez de la mañana, se registró una nueva explosión, aunque de menor intensidad, en las cercanías del lugar de la primera, ante el número 85 de la calle de Serrano, cerca de la embajada de los Estados Unidos. En esta ocasión, la deflagración fue motivada por un artefacto que, según todos los indicios, los terroristas habían dejado como cebo en un Ford Fiesta de color rojo con matrícula falsa, que habían utilizado en su huida del lugar del primer atentado, con intención de atentar con artificieros de la Policía Nacional. La explosión de la bomba hirió a otras tres personas, dos de ellas de gravedad: Miguel Alvero Suárez, de 26 años, y Carmen Redondo Prado, de 28.

Conductor civil Pedro Robles López.
Al día siguiente, tuvieron lugar, en el patio de Armas del Cuartel General del Ejército de Tierra los actos fúnebres en recuerdo y oración por el eterno descanso de las almas de los siete asesinados, presididos por el vicepresidente del Gobierno en funciones, Narcís Serra, con la asistencia de familiares de los asesinados y de un numeroso público que siguió la ceremonia con gran emoción.
Durante la misa, oficiada por el vicario general castrense, José Manuel Estepa, quien condenó en su homilía “el demente odio de Caín, de quienes están sumidos en el fango de degradación más extrema e inhumana”, en referencia a los autores del atentado. Al concluir el funeral se celebró el acto de homenaje a los caídos, durante el cual la unidad de música del Cuartel General del Ejército interpretó el toque de oración y La muerte no es el final. En el patio de Armas de cuartel general formaron frente a los siete féretros, cubiertos todos ellos con banderas Nacionales, la escuadra de Gastadores, la banda de música y la bandera del Cuartel General del Ejército, así como tres secciones representativas de cada uno de los tres ejércitos.
El vicepresidente del Gobierno, acompañado del ministro de Defensa, Julián García Vargas, y del jefe del Estado Mayor de la Defensa, teniente general José Rodrigo, prendió en las banderas Nacionales que cubrían los féretros las cruces al mérito militar con distintivo blanco, concedidas a los siete asesinados, que posteriormente entregó a los familiares. Terminada la ceremonia, los compañeros de los fallecidos portaron a hombros los féretros y al compás de la marcha fúnebre abandonaron el patio en dirección a varios furgones fúnebres que les trasladarían a diferentes cementerios.
Más de mil personas asistieron en el cementerio municipal de Alcalá de Henares al entierro de los tenientes coroneles Fidel Dávila y Javier Baró, del Ejército de Tierra; Juan Romero, del Ejército del Aire, y del sargento de la Armada Juan Manuel Calvo, todos ellos residentes en esa localidad y que serían cristianamente sepultados en el panteón de la Brigada Paracaidista del cementerio alcalaíno.
Unas doscientas personas, en su mayoría militares, asistieron al entierro del teniente coronel del Ejército del Aire José Alberto Carretero Sogel celebrado en el cementerio de Getafe. El féretro fue enterrado mientras la viuda, emocionada, permanecía abrazada a la bandera de España que antes había cubierto el ataúd de su esposo.
El cuerpo del capitán de fragata de la Armada Domingo Olivo fue cristianamente sepultado en Balsapintada (Murcia); y el del conductor civil Pedro Robles, en el camposanto de La Almudena madrileña, en presencia de su esposa y tres hijos.
En 1996 la Audiencia Nacional condenó a José Gabriel Zabala Erasun y a Gonzalo Rodríguez Cordero a sendas penas de 930 años de reclusión por este atentado. El fallo consideró probado que ambos terroristas robaron un Opel Corsa en San Sebastián en marzo de 1992 y lo escondieron en una lonja de esa localidad. En junio de 1993, siguiendo instrucciones de la dirección de ETA para que cargaran el coche con un artefacto explosivo, cambiaron las placas originales por otras falsas y lo trasladaron a Madrid, donde lo entregaron a otros terroristas. Cumplida su misión, los dos volvieron a Vascongadas.
El teniente coronel del Ejército de Tierra Javier Baró Díaz de Figueroa, había nacido en Madrid hacía 46 años, Estaba casado y tenía un hijo y una hija y vivía en Alcalá de Henares. Estaba destinado en la División de Operaciones del Estado Mayor.
El teniente coronel del Ejército de Tierra Fidel Dávila Garijo, tenía 46 años, estaba casado con Magdalena Casas y era padre de dos hijos. Estaba destinado en la División de Operaciones del Estado Mayor Conjunto, y había regresado, fechas atrás, de una misión de paz de Naciones Unidas en El Salvador. El abuelo de Fidel, el Teniente General Fidel Dávila Arrondo, combatió en las guerras de Cuba y de Marruecos y participó, como General en Jefe del Ejército del Norte, en la Guerra de liberación española (1936-1939) Fue Ministro del Ejército en los primeros Gobiernos del Generalísimo Franco.
El teniente coronel del Ejército del Aire, José Alberto Carretero Sogel natural de Getafe, tenía 43 años. Estaba casado y era padre de dos hijas. Había cumplido unos días antes de su asesinato, veinticinco años de servicio activo, por lo cual había recibido la Gran Cruz de San Hermenegildo.
El teniente coronel del Ejército del Aire Juan Romero Álvarez, de 52 años, era natural de Cádiz. Casado y con cuatro hijos. En el momento de su asesinato estaba destinado en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional como profesor.
El capitán de fragata de la Armada Domingo Olivo Esparza, de 45 años de edad, había nacido en la pedanía murciana de Balsapintada, del municipio de Fuente Álamo. Estaba casado y tenía cuatro hijos. Diplomado en Guerra Naval y experto en telecomunicaciones, en la base naval Cartagena había desempeñado diferentes labores en la base militar y en la Escuela de Submarinos. En el instante de su asesinato, estaba destinado en el Estado Mayor Conjunto del Ministerio de Defensa.
El sargento primero de la Armada José Manuel Calvo Alonso, tenía 39 años. Natural de Asturias, vivía en Alcalá de Henares (Madrid). Casado y padre de tres hijos.
Pedro Robles López, era natural de Santander, tenía 57 años de edad. Estaba casado y era padre de tres hijos. Era funcionario civil de Defensa como conductor.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, a los seis militares asesinados se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Al funcionario civil Pedro Robles se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
Los autores del atentado siguen a día de hoy sin estar juzgados e impunes.
Comments