22 DE JULIO DE 1980. VILLAMEDIANA (LA RIOJA), TENIENTE DE LA GUARDIA CIVIL FRANCISCO LÓPEZ BESCOS,
Teniente de la Guardia Civil Francisco López Bescós.
En la mañana de 22 de julio de 198o, varias cargas accionadas por control remoto por un comando de la organización terrorista, separatista, marxista y antiespañola ETA, hacia explosión al paso de un convoy formado por de tres autobuses de la Guardia Civil, en la localidad riojana de Villamediana, De resultas de aquel atentado, caería asesinado el Teniente del instituto Armado FRANCISCO LÓPEZ BESCOS.
A las ocho y media de la mañana, tres autocares de la Guardia Civil, con una dotación de unos 120 hombres, todos ellos procedentes de Andalucía y Cataluña, se dirigían a Villamediana de Iregua para realizar prácticas de tiro en el campo de tiro de la localidad. Ese itinerario venía siendo realizado habitualmente por la Benemérita, atravesando un camino en obras, no abierto aún al público que enlazaba con la autopista del Ebro.
Cuando el convoy se había alejado unos tres kilómetros de la capital riojana, ya cerca de Villamediana en un paraje conocido como de Santa María, muy cerca del llamado Camino Real, el tercero de los autocares, en el que viajaban cuarenta y cinco hombres, fue alcanzado por una potente carga explosiva, quedando totalmente destruido. El estallido fue escuchado desde el puesto de la Guardia Civil de Villamediana, cuya dotación acudió inmediatamente al lugar del atentado.
Allí mismo fue recogido el cuerpo aún con vida del teniente López Bescós, quien había recibido dos impactos de metralla en la cabeza, uno en la parte alta del cuello y otro en la región temporal. El teniente López Bescós, murió un minuto después de ingresar en la Policlínica Clavijo de la capital riojana. Otros treinta y cuatro guardias civiles fueron trasladados inmediatamente a la residencia sanitaria de Logroño. Ante la gravedad del sargento Rafael Ruiz Ruiz, que tenía numerosas heridas en la región maxilo-facial, se dispuso su traslado por helicóptero a Zaragoza, donde fue operado durante siete horas.
También revestían gravedad las lesiones del Guardia Civil Sebastián, Hernández Macías, alcanzado por la metralla en la cabeza y el ojo derecho. Seis compañeros más, quedaron internados en la residencia sanitaria. Eran Joaquín Lago, con heridas en el ojo derecho; Jesús Cabello Sánchez, herido en la cabeza; Antonio Muñoz López, heridas en cabeza y pecho; Antonio Ruiz Peña, herida en un ojo; Juan Molina Lara, herido en la cabeza, y Santiago Moriches, herido en la cabeza y en una mano.
Todo había sido preparado para realizar una auténtica masacre. En el camino que recorrió el convoy se habían colocado hasta nueve cargas explosivas, de las que sólo tres hicieron explosión. A las doce de la mañana los artificieros de la Guardia Civil lograrían desactivar el resto de las cargas. Los terroristas las habían colocado en un talud lateral de la carretera, preparadas para ser accionados a distancia, tapadas con tierra y piedras Eran cuarenta y cinco kilos de goma 2, acompañados de abundante metralla, especialmente tuercas y piezas de hierro, de los que sólo 15 hicieron explosión. Pudo haber sido sin lugar a dudad una de las mayores matanzas ocasionadas por ETA.
A las 11.00 horas de la mañana del día siguiente a su asesinato, en el patio de la Segunda Comandancia de la Guardia Civil de Logroño, tuvo lugar el funeral de cuerpo presente por el alma del teniente Francisco López Bescos. Asistieron el acto la viuda y los hijos del difunto, así como el ministro del Interior, Juan José Rosón; el director general de la Guardia Civil, Teniente general Aramburu Topete; el general de la Quinta Región de la Guardia Civil, Rafael Serrano Vals; el también general de la Guardia Civil Juan Atarés Peña y representaciones de la Policía Nacional, Ejércitos de Tierra y Aire, autoridades provinciales y locales. Finalizado el funeral y tras ser entonado el Himno de la Guardia Civil, el féretro del Teniente López Bescós, envuelto en la bandera nacional, partió en dirección a la base aérea de Agoncillo, que le trasladaría a Barcelona y de ahí por carretera a Sabadell, donde sería cristianamente sepultado.
Cuando el ministro del interior, aquel despreciable Juan José Rosón, abandonaba el patio de acuartelamiento, acompañado de personalidades políticas y militares, se escucharon gritos de: «ETA asesina», «Justicia», “¿Hasta cuándo?”, «Así se muere en el País Vasco y en la Rioja», “Ministro, fuera de aquí” “Que vengas los generales Prieto y Atarés”, así como Vivas a España y la Guardia Civil.
En un ambiente de extremada tensión los gritos contra el Gobierno arreciaron. El ministro fue repetidas veces insultado. Varios Guardia Civiles gritaron “Tres, tres, tres”, en referencia a los meses de permanencia forzosa a cumplir en Vascongadas pues se oponían a los seis meses a un año dictados por el ministerio del Interior. Los Guardia Civiles atacados iban a cumplir un periodo de quince meses destinados en las provincias vascas, algo que hizo que ese mismo día cuatro Guardias Civiles solicitasen la baja en el Cuerpo, siéndoles aceptada.
ETA reivindicaría el atentado en un comunicado, dado a conocer el día siguiente, en el que se señalaba "que la organización, ante la intensa presencia de fuerzas represivas españolas en Euskadi, responderá, si es preciso, con fórmulas de extrema violencia"
En 1983, la Audiencia Nacional condenó a Isidro Echave Urrestrilla como autor del atentado contra el autobús de la Guardia Civil, que costó la vida del Teniente López Bescós, a 25 años de prisión mayor. En 1996 fue también condenado Juan Manuel Soares Gamboa a 206 años por su participación en el mismo atentado.
Condenado por otros asesinatos a más de doscientos años de cárcel, en 1994, tras pasar entre rejas, 14 años, Isidro Echave fue puesto en libertad, tras enviar a la dirección de ETA una carta en la que se desmarcaba de la línea terrorista de la banda, criticándola con dureza.
Juan Manuel Soares Gamboa, considerado como uno de los mayores arrepentidos de la banda terrorista ETA y condenado a más de 1.500 años de prisión, ingresó en prisión el 21 de julio de 1995. En 2003 obtuvo el tercer grado y posteriormente la libertad.
El teniente Francisco López Bescós llevaba sólo cinco días en Logroño como monitor de prácticas del grupo, pues su destino desde 1975, era la Academia del Servicio Fiscal en Sabadell. Tenía cuarenta y nueve años, había nacido en el pueblo oscense de Berbegal. Estaba casado y era padre de cinco hijos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Teniente López Bescós la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Opmerkingen