22 DE OCTUBRE DE 1978. GUECHO (VIZCAYA) SARGENTO LUCIANO MATA CORRAL. GUARDIA CIVIL LUIS CARLOS GANCEDO RON.
Sargento de la Guardia Civil Luciano Mata Corral.
A las seis y media de la tarde del domingo 22 de octubre de 1978 miembros de la banda terrorista ETA ametrallaban a cuatro Guardias Civiles que volvían andando al cuartel de Las Arenas de Guecho (Vizcaya) después de hacer un servicio de vigilancia, matando en el acto al sargento LUCIANO MATA CORRAL y al guardia LUIS CARLOS GANCEDO RON, e hiriendo gravemente a Andrés Silverio Martín, que fallecería cuatro días después, el 26 de octubre. También resultó herido el cuarto guardia civil, Carlos Troncoso Currito, que consiguió sobrevivir al atentado.
Guardia Civil Luis Carlos Gancedo Ron.
Los hechos ocurrieron cuando los miembros de la Benemérita regresaban a pie hacia el cuartel de Las Arenas, sito en la calle Amaya, a unos doscientos metros del lugar del suceso, después de cumplir el servicio habitual en el campo de fútbol de Gobela, donde disputaba sus encuentros el Arenas club de Guecho, ubicado en el barrio de Romo. Los autores, cuatro jóvenes armados con metralletas y escopetas automáticas, esperaban a sus víctimas tras una tapia de medio metro de altura que separaba el edificio de la Telefónica allí existente de la calle Máximo Aguirre. Los cuatro miembros del instituto armado, venían charlando en parejas, y circunstancialmente dos de ellos cambiaron de acera apenas tomar la calle de Máximo Aguirre. En esos momentos, los agresores abrieron fuego contra los dos guardias que caminaban por la acera más próxima. de seguido, los otros dos miembros del comando abrieron fuego contra la otra pareja que circulaba por la acera opuesta. Los cuatro miembros de la Benemérita cayeron inmediatamente abatidos por los disparos realizados por los terroristas.
El sargento Mata murió en el acto y el Guardia Gancedo fallecería poco después, mientras era trasladado al Hospital Civil de Basurto. Simultáneamente, y casi sin tener tiempo de reaccionar, fueron ametrallados los otros dos guardias civiles, Andrés Silverio y Carlos Troncoso.
Los autores del atentado, en el momento de iniciar la huida hacia la calle de Ibaiganes, volvieron a hacer uso de sus armas contra los guardias civiles que se encontraban tendidos en el suelo. En la mencionada calle tenían dos vehículos, un «Seat 124» azul y un «850», al frente de los cuales estaban otros dos individuos. Instantes después, ambos coches escaparon, en dirección al barrio de Lamiaco (Lejona). Horas más tarde, fuerzas del orden localizaban abandonado en la carretera de Luchana a Alsua, el «Seat 124». En el barrio bilbaíno de Deusto, fue encontrado, también abandonado el «Seat 850», ambos turismos, habían sido robados, ya que presentaban el clásico puente. En el lugar de los hechos fueron encontrados numerosos casquillos «FM Geco» nueve mm. «Parabellum», así como cartuchos de 18 mm., marca «Trust», e «Ibarrer».
El cuerpo del sargento Luciano Mata permaneció tendido sobre un jardín durante casi una hora hasta que el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver y su posterior traslado al depósito judicial del Hospital de Basurto.
Los cuatro guardias civiles pertenecían a guarnición del cuartel de la Guardia Civil de Las Arenas, situado a poco más de quinientos metros del lugar del ametrallamiento. La capilla ardiente se instaló hacia las diez y media de la noche del mismo domingo en la sede de la Comandancia de la Guardia Civil de La Salve en Bilbao y los funerales por sus almas se celebraron al día siguiente, 23 de octubre, a las diez de la mañana en la más estricta intimidad, asistiendo sólo las primeras autoridades y miembros de las Fuerzas de Seguridad. Al término del acto religioso, los féretros de los dos guardias civiles fueron introducidos en sendos coches fúnebres que los condujeron por carretera a sus lugares de origen para ser enterrados.
Luciano Mata Corral, sargento de la Guardia Civil de 55 años, era natural de Puebla de Valdivia (Palencia). Estaba casado y tenía dos hijos. Le faltaban cuatro días para jubilarse al cumplir la edad reglamentaria.
Luis Carlos Gancedo Ron, de 28 años, estaba casado y tenía dos hijos. Era natural de Buyando, en el concejo de Tineo (Asturias).
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Este atentado, quedó impune. A día de hoy no se sabe quiénes fueron los autores del ametrallamiento de los cuatro guardias civiles.
22 DE OCTUBRE DE 1982. GUECHO (VIZCAYA), DOMINGO JAVIER GARCÍA GONZÁLEZ.
Domingo Javier García González.
El 22 de octubre de 1982, en Guecho (Vizcaya), la banda terrorista ETA asesinaba a DOMINGO JAVIER GARCÍA GONZÁLEZ, propietario del Bar Nicolás en la localidad vizcaína. Domingo estaba en el bar de su propiedad, en la calle Andrés Cortina, donde en esos momentos se encontraban apenas media docena de clientes. Poco antes de las 19:00 horas, dos miembros de la banda terrorista ETA entraron en el local a cara descubierta y con las pistolas en la mano. Tras ordenar a los clientes que se estuviesen quietos, se dirigieron a Domingo, que se encontraba detrás de la barra del bar, y uno de ellos efectuó dos disparos directamente a la cabeza de la víctima y luego la remató en el suelo a bocajarro. En el lugar de los hechos se recogieron dos casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF.
En marzo de 2010 se detuvo en Francia a José Lorenzo Ayestaran Legorburu, alias Fanecas, un etarra que se benefició de la amnistía de 1977, con veinte atentados y diez asesinatos a sus espaldas, entre ellos el de Domingo García González. Tras beneficiarse de la amnistía se mantuvo activo en la banda durante los años ochenta. Posteriormente fue deportado a Venezuela, y Hugo Chávez estuvo a punto de concederle la nacionalidad venezolana, pese a que España había pedido su extradición en 1996.
Juzgado en España, en 2022, instituciones penitenciarias le trasladó del Centro Penitenciario de Soria a un centro penitenciario en Vascongadas, Ingresó en prisión el 17 de febrero de 2015 y cumple una condena acumulada de 30 años por asesinatos y atentados
Domingo Javier García González era natural del barrio de Deusto, en Bilbao, aunque vivía en Guecho. Tenía 30 años, estaba casado y era padre de tres niños de corta edad: un niño de apenas año y medio y dos niñas, la mayor de 5 años. Según su esposa, Domingo no había sido amenazado en ninguna ocasión y no militaba en ningún partido político.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
El asesinato de Domingo García continúa sin ser esclarecido.
22 DE OCTUBRE DE 2000. VITORIA. MÁXIMO CASADO CARRERA.JEFE DE SERVICIOS DE LA PRISIÓN DE NANCLARES DE OCA (ÁLAVA),
Máximo Casado Carrera.
El 22 de octubre de 2000, la banda terrorista ETA asesinaba en Vitoria, mediante una bomba-lapa colocada bajo su vehículo, al jefe de Servicios de la prisión de Nanclares de Oca (Álava), MÁXIMO CASADO CARRERA.
A las 7:45 horas Máximo salió de su domicilio para dirigirse a su puesto de trabajo en la cárcel alavesa, en el que hacía el turno de mañana. Se dirigió al garaje situado en el número 86 de la calle Beato Tomás de Zumárraga, a escasos metros de su casa, un edificio de protección oficial. Allí tenía aparcado su vehículo, un Citröen Xsara. Nada más poner en marcha el coche se produjo la explosión de una bomba colocada bajo el mismo, junto a la rueda delantera izquierda, y cargada con al menos dos kilos de explosivo de gran potencia que le provocó la muerte de forma instantánea.
La deflagración despertó a los vecinos. Su viuda, Conchi, también la oyó y bajó a la calle para ver lo que había ocurrido. Sin embargo, varios agentes de la Ertzaintza la interceptaron en el portal. Allí le comunicaron la trágica noticia e impidieron que pudiera ver el cuerpo de su marido destrozado de cintura para abajo, tras lo cual sufrió un desmayo.
Afiliado a Comisiones Obreras y simpatizante de IU, había sufrido varios sabotajes en el buzón de su portal, pintadas en su contra en paredes de su barrio, así como amenazas, sobre todo durante el secuestro del también funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara al promover concentraciones en favor de su liberación. Ante aquellas amenazas Máximo Casado se había planteado la posibilidad de irse de Vascongadas. Cuatro días después del asesinato, su viuda, Concepción Jaular, remitió una carta abierta, publicada en varios diarios, donde anunciaba su decisión firme de abandonar inmediatamente la región con sus hijos.
El comando etarra que asesinó a Máximo Casado, recibió la información de su domicilio, su vehículo, la ubicación de su plaza de garaje e, incluso, la llave de acceso al aparcamiento, por parte de los cómplices, viles y cobardes chivatos de la banda Juan Carlos Subijana Izquierdo y Zigor Bravo Saez de Urabain,
Subijana Izquierdo, alias Txampi o Kepa, pasó a la clandestinidad en 2003 tras cumplir condena en España por colaboración con organización terrorista, y fue detenido en Francia en 2004. Trasladado a España en febrero de 2009, en marzo de 2010 la Audiencia Nacional lo condenó junto a Zigor Bravo, detenido en vitoria en 2006, a un total de 56 años de prisión, veintiocho a cada uno, como cómplices y chivatos en el asesinato del funcionario de prisiones Máximo Casado. Según la sentencia de la Audiencia Nacional: “Zigor Bravo que era vecino de Máximo Casado, suministro la información de los horarios del funcionario de prisiones, además de la llave de su garaje para que los terroristas pudieran colocar la bomba-lapa en los bajos de su vehículo”. Una de las principales pruebas esgrimidas por el tribunal fue la declaración que Subijana efectuó ante la Guardia Civil en la que admitió que Bravo le había proporcionado toda información sobre los movimientos y vida de Casado que luego él trasladó a otros miembros de ETA, los que colocaron la bomba lapa, que a día de hoy no han sido juzgados. Posteriormente, el etarra alegó que dichas declaraciones las había realizado bajo tortura, táctica habitual en los miembros de la banda.
Máximo Casado Carrera, nacido en noviembre de 1958 en la localidad leonesa de Santa Elena de Jamuz, a pocos kilómetros de La Bañeza, pero antes de alcanzar la treintena ya vivía en el País Vasco. En 1985, fue destinado a la cárcel de Nanclares de Oca, donde pasó por todos los puestos, desde funcionario de la escala básica a encargado de departamento, hasta alcanzar su último puesto de jefe de servicio, cuarto en el escalafón del centro.
Estaba casado y tenía dos hijos, Zulaika, de diez años, y Marino, de 18 —fruto de una relación anterior de su esposa Conchi Jaular—, joven que conoció la tragedia en Cartagena, donde cumplía en ese momento el servicio militar.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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