24 DE DICIEMBRE DE 1986. OYARZUN (GUIPÚZCOA) GUARDIA CIVIL JOSÉ ANTONIO PEÑA MEDINA.
Guardia Civil José Antonio Peña Medina.
Pasaban diez minutos de las ocho y media de la noche del miércoles 24 de diciembre de 1986, cuando una bomba colocada por miembros de la banda terrorista ETA en un hipermercado de la cadena Pryca del centro comercial Mamut de Oyarzun (Guipúzcoa) hacia explosión matando en el acto al Guardia Civil JOSÉ ANTONIO PEÑA MEDINA.
Sendas llamadas anónimas recibidas en el centro comercial y a la Asociación de Ayuda en Carretera Detente y Ayuda (DYA) de Guipúzcoa avisaron de que las 20,30 horas haría explosión un artefacto en el hipermercado Pryca. Un equipo de especialistas en desactivación de explosivos de la Guardia Civil de Oyarzun se desplazó hasta el centro comercial desalojando el mismo e intentando, en la zona de consigna, encontrar la bomba entre bolsos y paquetes de los clientes allí depositados.
Cuando el Guardia Civil José Antonio Peña tenía en sus manos una bolsa de deportes que iba a inspeccionar la bomba estalló matando en el acto al guardia civil cuyo cuerpo quedó totalmente destrozado. El gobernador civil de Guipúzcoa, Julen Elgorriaga, que se personó inmediatamente en el lugar de los hechos, manifestó que la bomba contenía tres kilos de goma 2 y metralla.
En el mismo atentado resultaron con lesiones leves dos empleados del hipermercado, que pudieron trasladarse a sus domicilios por sus propios medios tras una primera cura.
El edificio y mercancías que se exponían en el hipermercado sufrieron daños cuantiosos y, tras el atentado, solo quedó un amasijo de maderas, cristales, rejillas de ventilación, cascos de botellas, ropa de niño, juguetes y adornos navideños en la zona de la entrada y consigna para bolsos de clientes, que era donde estaba colocada la bomba. PRYCA había sufrido anteriormente otro atentado con explosivos, y se encontraba en una lista de empresas con intereses franceses señalada por las gestoras pro amnistía a los consumidores vascos para que no comprasen en ellas, dentro de su campaña en favor de los refugiados etarras en el país vecino.
ETA militar se responsabilizaba del asesinato del guardia civil José Antonio Peña Medina en un comunicado enviado a diferentes medios de comunicación vascos. Asimismo, la banda terrorista reivindicaba otros atentados contra empresas de capital francés.
En el funeral celebrado el día de Navidad en el salón del trono del Gobierno Civil de Guipúzcoa, estuvo presente el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, los gobernadores civiles de Guipúzcoa y Vizcaya, el capitán general de la región militar de los Pirineos Occidentales, entre otras autoridades civiles y militares, asi como numerosos compañeros de la Guardia Civil y Policía Nacional.
El ataúd que contenía los restos de José Peña estaba cubierto con la bandera Nacional y llevaba el tricornio encima, custodiado por agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional y rodeado de numerosas coronas de flores.
Tras el oficio, el féretro del guardia fue sacado a la explanada del Gobierno Civil, donde una compañía de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR) de la Guardia Civil y la banda de música del cuerpo en Logroño rindieron honores al Guardia Civil asesinado interpretando “La Muerte no es el final y el toque de Oración, asi como el himno del Benemérito instituto.
Los restos mortales de José Peña Medina fueron conducidos al aeropuerto guipuzcoano de Fuenterrabía, desde donde salieron por vía aérea hacia Jaén; la capilla ardiente quedó instalada en la Comandancia de la Guardia Civil, hasta el momento en que fue cristianamente enterrado en el cementerio jienense.
Durante el funeral como posteriormente, a la salida del mismo, grupos de personas dieron vivas a España a la Guardia Civil y gritaron consignas de “muerte a ETA”, “asesinos” “ETA al paredón”.
José Peña Medina, de 26 años, casado y con dos hijos de corta edad, era natural de Castillo de Locudín, en la provincia de Jaén, e ingresó en la Guardia Civil en 1981. A los dos niños se les ocultó la muerte de su padre, haciéndoles creer que estaba de viaje con Papá Noel.
En abril de 1996, la Audiencia Nacional condenaba a Francisco Ramón Uribe Navarro a penas que sumaban 91 años y cuatro meses de cárcel por el atentado en el que perdió la vida el guardia civil José Antonio Peña Medina, tras probar en sentencia firme que “A últimas horas de la tarde del día 24 de diciembre de 1986, el etarra Francisco Ramón Uribe, acompañado de un segundo miembro de la banda no identificado, robó un coche en la localidad de Lasarte tras amenazar a la propietaria del vehículo con una pistola. Los terroristas llevaron a la mujer al campo de fútbol de Zubieta y, una vez allí, la dejaron en libertad tras advertirle que no denunciara los hechos. Poco después se dirigieron al hipermercado del grupo francés Pryca en Oyarzun donde colocaron un artefacto explosivo”.
En noviembre de 2013 Uribe Navarro salió en libertad tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que derogó de facto la aplicación de la denominada doctrina Parot.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió a José Antonio Peña Medina la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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