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HOY 24 DE MARZO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

24 DE MARZO DE 1973. SAN JUAN DE LUZ (FRANCIA) JOSÉ HUMBERTO FOUZ ESCOBEDO, JORGE JUAN GARCÍA CARNEIRO Y  FERNANDO QUIROGA VEIRA.


Fernando Quiroga Veira, Jorge Juan García Carneiro y José Humberto Fouz Escobedo.


El sábado 24 de octubre de 1973 los coruñeses JOSÉ HUMBERTO FOUZ ESCOBEDO,  JORGE JUAN GARCÍA CARNEIRO Y  FERNANDO QUIROGA VEIRA,  se desplazaron en un coche modelo Austin con matrícula de La Coruña, desde Irún -donde residía la hermana de Humberto, la también coruñesa Isabel-, hasta San Juan de Luz para ver la  película “El último tango en París”, cuya proyección estaba prohibida en España.


Un comando etarra formado por Tomás Pérez Revilla, alias “Tomás y Hueso”; Prudencio Sodupe, alias “Pruden”; Sabino Achalandabaso Barandica; Manuel Murua Alberdi, “el Casero”; Ceferino Arévalo “el Ruso” y Jesús de la Fuente Iruretagoyena, “Basacarte”, los confundió con agentes de la Policía española y se enfrentaron a los jóvenes gallegos en el bar La Tupiña muy frecuentado en aquellos años por terroristas y separatistas abertzales. La bronca, que había amainado en el bar, se recrudeció y tuvo su continuidad en el aparcamiento.


Allí los etarras Pérez Revilla, Pagoaga Gallástegui, que se incorporó al grupo y un tercero sin identificar, redujeron a los tres jóvenes y los secuestraron, llevándoselos, en el propio coche de las víctimas, según se conoció hace unos años, a una granja deshabitada propiedad del que había sido consejero del gobierno vasco en la guerra civil española, Telesforo  Monzón, uno de los principales culpables por inacción de los asesinatos de más de 250 presos nacionales en las cárceles de Bilbao y en los buques prisión  “Cabo Quilates” y  “Altuna Mendi”. En aquel lugar se ensañaron atrozmente con los jóvenes gallegos y les asesinaron de un tiro en la nuca.


La sanguinaria organización jamás reivindicó dicho crimen, pero con el paso de los años y por reproches y  acusaciones de miembros de la propia banda, entre ellos el arrepentido, Juan Manuel Soares Gamboa, se supo que en efecto aquellos tres jóvenes habían sido torturados y asesinados por los pistoleros vascos. El etarra José Manuel Pagoaga Gallástegui alias “Peixoto”, -según todos los indicios policiales, el principal cerebro de los crímenes-, llegó a reconocerle al infiltrado en la organización, Mikel Lejarza “El Lobo”, que de los tres muchachos coruñeses  uno había muerto a consecuencia de un botellazo y a los otros dos les habían sacado los ojos con destornilladores entre espantosos chillidos por parte de los torturados.


Una carta remitida por el “Ruso” a su novia, Paca Aguirre, en donde le confirmaba que había participado en una pelea en la Tupiña “con tres policías gallegos”, demostraría que la riña en efecto había tenido lugar, pero poco tuvo que ver con la posterior y terrible acción del aparcamiento y la decisión de asesinarlos por parte de Revilla y Pagoaga.


En principio los cuerpos de los tres jóvenes fueron enterrados en la playa de Hendaya, para con posterioridad moverlos y ocultarlos en un lugar desconocido entre San Juan de Luz y Ascain.


El asesinato de los tres muchachos  fue una acción vergonzosa y a todas luces vituperable, puesto que la organización terrorista nunca aceptó la gran equivocación de confundir a tres trabajadores con miembros de la policía española. Uno de los sanguinarios autores, Tomás Pérez Revilla, fue asesinado por los GAL el 15 de junio de 1984, por medio de una bomba trampa colocada en una moto que estaba aparcada  en la calle Carnot de Biarritz. José Manuel Pagoaga Gallástegui “Peixoto” sufrió también un atentado por parte del Batallón Vasco Español en 1979 y vive casi ciego y cojo en el sur de Francia.


José Humberto Fouz Escobero tenía 28 años. Había viajado mucho antes de recalar en Irún y encontrar un empleo en una empresa de transportes.


Fernando Quiroga Veiga tenía 25 años y había sido el segundo de los tres amigos en desplazarse al País Vasco. Trabajaba como agente de aduanas en Irún. 


Jorge Juan García Carneiro tenía 23 años. Acababa de llegar de Galicia y era el único de los tres amigos que todavía no había encontrado trabajo.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se   concedió a José Humberto Fouz Escobedo,  Jorge Juan García Carneiro y a Fernando Quiroga Veiga, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.


A día de hoy, sus cadáveres siguen sin aparecer.

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