25 DE ENERO DE 1978. BARCELONA. JOAQUÍN VILOA SAURET ANTIGUO ALCALDE DE BARCELONA Y SU ESPOSA MONTSERRAT TARRAGONA CORBELLA.
Joaquín Viola Sauret.
En la mañana del día 25 de enero de 1978, el que fuera Alcalde de Barcelona, JOAQUÍN VIOLA SAURET, era asesinado en su domicilio de Barcelona, junto su esposa, MONTSERRAT TARRAGONA CORBELLA.
Montserrat Tarragona Corbella.
Los autores del atentado, tres hombres y una mujer, se dirigieron sobre las 8,30 de la mañana al domicilio del antiguo alcalde de la ciudad Condal, situado en el barcelonés paseo de Gracia, llamaron a la puerta y tras abrirle la esposa de Joaquín Viola, Montserrat Tarragona, penetraron enmascarados en el domicilio. Empuñando pistolas y metralletas y tras inmovilizar a la esposa de Joaquín Voila, hicieron lo mismo con sus hijos Enrique y Joaquín, la novia de éste y la criada, Rosa Pérez, que recibió un golpe en la cabeza luego de oponer resistencia.
Los cinco fueron conducidos a una de las habitaciones y maniatados por dos de los individuos, mientras los otros dos se dirigían al dormitorio de Joaquín Viola, que todavía se encontraba en pijama. Sin pérdida de tiempo, y bajo la amenaza de las armas, lo sacaron de allí y lo trasladaron a otra habitación. Luego le colocaron, mediante correajes y cinta adhesiva, una sofisticada bomba en el pecho, que haría explosión en el momento en que trataran de separarla del cuerpo. La operación duró unos quince minutos.
En la habitación donde se llevó a cabo el atentado se encontró un papel con las instrucciones a la víctima para evitar la explosión. El matrimonio Viola habla pasado unos días en Lérida, donde tenía una finca, y había regresado el día anterior a Barcelona. El señor Viola vivía completamente alejado de la política.
Poco después condujeron a la esposa a la misma habitación. Los asaltantes hicieron entrega al matrimonio de un folio donde se detallaba la manera en que debían ponerse en contacto con ellos y se advertía sobre las consecuencias de la manipulación del artefacto que habían colocado a Joaquín.
Por las primeras investigaciones policiales, según informó el jefe Superior de Policía señor Calleja, hubo una dualidad de hipótesis. O la bomba explosionó antes de lo previsto, por un fallo en el dispositivo de seguridad, algo que se apoyaba en que uno de los asesinos abandonó la casa herido. O la esposa de Joaquín Viola intento manipular el artefacto, puesto que el cadáver de Montserrat presentaba su cara completamente destrozada. La explosión secciono la cabeza de Joaquín Viola del torso.
Una vez conocido el asesinato del matrimonio Viola-Tarragona, se personaron en el domicilio familiar las primeras autoridades, entre ellas el presidente de la Generalidad, José Tarradellas; el capitán general de Cataluña, teniente general Coloma Gallegos; alcalde de Barcelona, señor Socias Humbert; el gobernador civil de Barcelona, señor Belloch, así como el jefe superior de Policía y otros altos cargos de su Departamento.
Al día siguiente, numerosísimo público se congregó en la iglesia de los Ángeles, en donde se celebraron los funerales por las almas de Joaquín Viola Sauret, y de su esposa, Montserrat Tarragona Corbella, oficiados por el Párroco de la iglesia. El público llenaría por completo el interior del templo, quedándose en el exterior varios centenares de personas que no pudieron penetrar en el mismo, y que ocupaban la confluencia de las calles Balmes y Valencia. Asimismo, en el exterior del recinto, numerosos efectivos de las fuerzas de la Policía Armada y de las compañías antidisturbios vigilaban los alrededores del templo y calles colindantes. El acceso de la escalinata estaba escoltado por efectivos de la guardia urbana con uniforme de gala, que acudieron a rendir honores al antiguo alcalde de la Ciudad Condal.
Asistieron al acto el ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, el capitán general de la IV Región Militar, teniente general Coloma Gallegos; José Tarradellas, presidente de la Generalitat; el gobernador civil, el alcalde de la ciudad y una nutrida representación de personalidades políticas, entre las que figuraban los anteriores alcaldes de Barcelona señores Massó y Porcioles; los antiguos ministros señores Laureano López Rodó y Garicano Goñi y otras autoridades civiles y militares.
Entre el público, situado a la derecha del templo, se exhibían la bandera de España y la de la Falange Española y de las JONS.
Tanto a la entrada como a la salida del templo, varios grupos de personas intentaron agredir al ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa.
A la entrada, el señor Martín Villa lo hizo acompañado por personal de su Departamento y protegido por la Policía, que evitó que varias personas llegaran a agredirle. En el interior de la iglesia, cuando el cura párroco dijo a los asistentes al funeral que ostentaba la representación del cardenal Jubany se oyeron gritos e insultos en contra el cardenal barcelonés. En un determinado momento de la Misa funeral, la Policía invitó a Alberto Royuela, dirigente de la Hermandad Nacional de la Guardia de Franco, a que abandonara el templo.
Durante la celebración del funeral, una gran cantidad del público que se encontraba fuera del templo cantó varias veces el “Cara al Sol», con el brazo en alto, al tiempo que se corearon gritos contra el gobierno, así como vivas al Ejército, Guardia Civil y Policía. Eran más cinco mil personas y entre ellas figuraba un nutrido grupo de falangistas.
A la salida de los féretros del templo se produjeron momentos de gran tensión, en los que arreciaron los gritos de las personas concentradas en la calle.
Cuando Martín Villa salió del templo, de nuevo varias personas intentaron llegar a él con el propósito de agredirle, siendo mucho más intensos en esos momentos los insultos contra su persona. En este incidente con empujones diversos y manotazos, perdió momentáneamente la gorra el capitán general de Cataluña y el alcalde Socias, sus gafas.
El presidente de la Generalidad, que también salía en aquellos momentos, fue recibido por parte de las personas más cercanas a la escalinata del templo con gritos contra su persona y en favor de la unidad nacional.
El coche del ministro del Interior salió de las inmediaciones del templo a gran velocidad protegido por numerosos efectivos de la Policía Armada, realizando la Policía a caballo una carga para dispersar al público que se había apostado a ambos lados de la calle.
Una vez finalizado el incidente, gran parte del público prorrumpió en aplausos hacia la persona del capitán general de Cataluña, teniente general Coloma Gallegos.
Al término del funeral, un numeroso grupo de falangistas, militantes de Fuerza Nueva y de Unión Nacional se manifestó por varias calles de Barcelona.
Los féretros que contenían los restos de Joaquín Viola y de su esposa llegaron al cementerio de Montjuich alrededor de la una de la tarde. Junto a ellos llegaron también los cinco hijos del matrimonio, su cuñado Eduardo Tarragona y otros familiares.
Estaba presente en el acto del sepelio el capitán general de Cataluña, teniente general Coloma Gallegos, acompañado de su esposa.
Ofició un pequeño responso el capellán que hacía 30 años había unido en matrimonio, a las víctimas del atentado, quien pronunció unas breves palabras glosando la amistad que le unía con el matrimonio Viola-Tarragona. Tras esas palabras, los dos féretros recibieron cristiana sepultura.
El asesinato del matrimonio Viola y del industrial José María Bultó, en mayo de 1977, serían reivindicado por EPOCA, “Exèrcit Popular Català” un grupo terrorista que intentó a emular la lucha armada de ETA en Cataluña, realizando, primero atracos y atentados contra monumentos y finalizando con asesinatos.
En julio de 1977 fueron detenidos los asesinos de José María Bultó, Álvaro Valls, Montserrat Tarragó, Carles Sastre y José Luís Pérez, quienes se beneficiarían de la ley de amnistía de diciembre de 1977.
El 2 de marzo de 1979 la policía detuvo a uno de los fundadores del grupo terrorista, Jaume Martínez Vendrell, junto con Lluís Montserrat, y en octubre de 1980, caían en manos de las fuerzas policiales Xavier Barberà, Joan Casas, Concepción Duran, Ferran Jabardo, Rosa Naval, Abel Rebollo, Ramón Subirats, Dolors Tubau i Maria Tubau, Joan Mateu y Martínez y M. Teresa Sol y Cifuentes. Los beneficiarios de la amnistía, Carles Sastre y Montserrat Tarragó, junto a varios militantes del Partit Socialista d'Alliberament Nacional-Provisional (PSAN-P), Solidaritat d’Obrers de Catalunya (SOC) y juventudes de ERC, formarían Terra Lliure, que el 21 de mayo de 1981, secuestraría a Federico Jiménez Losantos, entonces profesor del instituto Puig Castellar de Santa Coloma de Gramanet y a otra profesora del centro, disparándole a Jiménez Losantos en una pierna.
En 1987 Terra Lliure realizaría un atentado con bomba, que desató una gran indignación, contra el Juzgado de Borjas Blancas (Lérida) que provocó la muerte a una vecina del edificio colindante mientras dormía en su casa, Emilia Aldomà, de 62 años de edad. De igual forma, entre 1980 y 1992 llevó a cabo numerosos atentados, la inmensa mayoría en Cataluña, pero algunos en Valencia. Su objetivo principal fueron entidades públicas españolas, desde servicios forestales o de trabajo, a instalaciones de la Guardia Civil y de la Armada, y edificios judiciales. Hasta su disolución, tras numerosos arrestos de sus miembros por parte de la Policía Nacional y Guardia Civil, cometió más de ciento cincuenta atentados. Su lucha terrorista tuvo un balance de cinco muertos, de cuales cuatro fueron propios, tres manipulando bombas caseras.
Por el asesinato de Joaquín Viola y Montserrat Tarragona y tras los hijos de ambos sí identificaran como coautor del crimen a Carlos Sastre Benlliure, en 1987 fue condenado a 48 años de prisión por el doble asesinato. Sin embargo aquel juicio se vio salpicado de varias irregularidades, que hizo que la Comisión de Derechos Humanos de Estrasburgo emitiese un dictamen, en contra de la sentencia, dejando en entredicho la supuesta culpabilidad de Sastre.
A día de hoy se desconoce quiénes fueron los asesinos del matrimonio Viola-Tarragona.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió a Joaquín Viola y Montserrat Tarragona, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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