25 DE NOVIEMBRE DE 1985. PASAJES (GUIPÚZCOA) GUARDIA CIVIL ISIDORO DÍEZ RATÓN.
Guardia Civil Isidoro Díez Ratón.
A las once y cinco de la noche de ese mismo 25 de noviembre de 1985, la banda terrorista ETA volvía a asesinar, esta vez en Pasajes (Guipúzcoa) al guardia civil ISIDORO DÍEZ RATÓN, que fue ametrallado en el barrio de San Pedro de la localidad, cerca del muelle.
Aún estaba caliente la sangre vertida por el cabo primero de la Armada Melchor García y el marinero Ibarzábal Duque, cuando la banda asesina, marxista y antiespañola atentaba contra una pareja de la Guardia Civil. Isidoro Díez Ratón y su compañero Juan Corrales Pozas, que tras entrar de servicio de noche en la vigilancia del puerto, salían de un bar del puerto donde habían acudido a comprar unos bocadillos. En ese instante fueron ametrallados por un comando formado por cinco miembros de ETA que les estaban esperando en la calle. Mientras que Juan Corrales intentó repeler el ataque y consiguió esquivar los disparos refugiándose en el bar, Isidoro Díez recibió un impacto de bala y murió media hora después en el Hospital Nuestra Señora de Aránzazu, adonde había sido trasladado por una ambulancia de la asociación de ayuda en carretera Detente y Ayuda (DYA).
Los terroristas emprendieron la huida en un vehículo que había sido robado por la mañana en un garaje de San Sebastián, llevándose por la fuerza al propietario y a una segunda persona que le acompañaba. Ambos fueron encadenados a un árbol y abandonados en el monte de Ulía, donde fueron encontrados horas más tarde.
La capilla ardiente del Guardia Civil Isidoro Diez se instaló en el cuartel de la Guardia Civil de San Sebastián.
Los funerales por el Guardia Civil Diez Ratón y los dos marinos, el cabo primero de la Armada Melchor García y el marinero Ibarzábal Duque, fueron oficiados al día siguiente de los dos atentados en la basílica de Santa María del Coro, en la parte vieja donostiarra, por decisión de los familiares de las víctimas.
Con la presencia del ministro de Defensa, Narcís Serra, así como diversas autoridades civiles y militares, los funerales por los dos marineros de la Armada española y el guardia civil asesinados en la capital donostiarra. Una vez concluida la emotiva ceremonia, los féretros partieron hacia los lugares de origen de las víctimas, donde recibirán sepultura. Las exequias por las tres víctimas comenzaron pasada la una de la tarde en la basílica de la Virgen del Coro, que desde horas antes se encontraba repleta de público.
La ceremonia fue concelebrada por nueve sacerdotes, uno de los cuales, el párroco, no pudo dejar de llorar porque una de las víctimas, José María Ibarzábal, de 20 años, solía trabajar en la parroquia donde se celebró el funeral. En la homilía, José María Gorría, el oficiante, hizo referencia a la carta que había escrito durante la noche a las tres víctimas y en la que el comentario final fue: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen·.
Los cadáveres del guardia civil y de los dos marineros fueron trasladados a hombros de sus compañeros de cuerpo desde los furgones fúnebres hasta el templo, en medio de un impresionante silencio y acompañados por la unidad de música del Regimiento de Infantería Sicilia. Los tres féretros, con las iniciales de las víctimas, iban cubiertos por sendas banderas de España, que fueron retiradas al entrar en el templo; sobre ellos descansaban el tricornio del guardia civil, la gorra de plato del cabo de la Armada y el lepanto del marinero.
Soldados de la Marina y guardias civiles transportaban 21 coronas de flores que diversas instituciones, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado dedicaron a las víctimas. El cortejo estaba formado por los familiares de las víctimas, situadas detrás de cada féretro, el ministro de Defensa, Narciso Serra, al que acompañaban el delegado del Gobierno, Ramón Jáuregui; el general inspector de la Guardia Civil, Sáenz de Santamaría; el capitán general del Departamento marítimo del Cantábrico Almirante Álvarez Arenas y el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Guillermo Salas. En el tempo aguardaban el consejero de Interior del Gobierno vasco, Luis María de Retolaza; el alcalde de la ciudad, mandos del Ejército, Armada, Guardia Civil, Policía Nacional y otras autoridades locales y provinciales.
A la salida del funeral, los féretros fueron muy ovacionados por el numeroso público concentrado, que profirió gritos contra Eta y vivas a España Una compañía del regimiento de Infantería Sicilia, de guarnición en San Sebastián, rindió honores de ordenanza, interpretando la marcha “La Muerte no es el Final y los himnos de la Armada, Guardia Civil y Nacional.
En 1989 la Audiencia Nacional condenó como autor del asesinato el miembro de Eta Pedro María Fernández Arguilea, alias “Kepa Manejos”, a las penas de 29 años por asesinato del primero y a otra de 19 por intento de asesinato del segundo. En junio de 1995, la Juez de Vigilancia Penitenciaria Ruth Alonso le concedió el tercer grado tras haber cumplido tan solo ocho años de una condena de 70.
Otro de los etarras participantes en el asesinato de Isidoro fue Ignacio Orotegui Ochandorena, que sería condenado a penas que sumaban 253 años de cárcel por distintos atentados. Iba a salir de prisión en el año 2007, pero por aplicación de la doctrina Parot se retrasó la misma hasta 2013, en que al ser derogada esa doctrina Parot, Orotegui salió en libertad.
Según investigaciones de la Guardia Civil los otros tres integrantes de comando asesino fueron Luis Zabaleta Mendía, Alejandro Auzmendi Lizarbe y Miren Bakartxo Arzelus, que nunca tres jamás fueron condenados al morir 1986 en un enfrentamiento con la Guardia Civil cuando en la autopista Bilbao-Behovia ametrallaban a un camión francés.
Isidoro Díez Ratón, de 39 años, estaba destinado en el Servicio Fiscal de Aduanas de la Guardia Civil. Era natural de Zamora, estaba casado y tenía cuatro hijos, con los que vivía en Irún. Llevaba nueve años destinado en Guipúzcoa.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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