25 DE OCTUBRE DE 1978. BILBAO. POLICÍA ARMADO JOSÉ BENITO DÍAZ GARCÍA.
Policía Armado José Benito Díaz García.
A las 5:30 horas del 25 de octubre de 1978 fallecía en el Hospital Civil de Bilbao el policía nacional JOSÉ BENITO DÍAZ GARCÍA que había resultado herido de gravedad doce días antes, el 13 de octubre, en un atentado de la banda terrorista ETA en el que fallecieron sus compañeros Elías García González y Ramón Muiño Fernández. Varios miembros de la banda asesina les tendieron una emboscada cuando se dirigían al Sanatorio de Santa Marina a dar el relevo a otra dotación policial que custodiaba en el centro sanitario a un recluso de la prisión de Basauri. Inmediatamente José Díaz García fue trasladado al Hospital Civil de Bilbao, donde ingresó a las dos y media. Allí fue intervenido quirúrgicamente por espacio de cinco horas, para pasar posteriormente al pabellón de reanimación. Aunque no se facilitó parte médico de su estado, se informó que éste era de "extrema gravedad".
Después de producirse su fallecimiento, el cadáver de José Benito fue trasladado al cuartel de la Policía Armada de Basauri, en cuyo patio central se ofició una misa a las diez de la mañana con estricta asistencia de autoridades, familiares y compañeros. Posteriormente, en un avión Hércules del Ejército, que aterrizó en el aeropuerto de Sondica a las once y cuarto, los restos mortales del Policía Armada asesinado, emprendieron vuelo con destino al aeropuerto de los Rodeos de Tenerife.
Por la noche de ese mismo día, 25 de octubre, unas mil quinientas personas se manifestaron en Bilbao ante el Gobierno Civil de Vizcaya, al finalizar un funeral organizado por amigos de los policías asesinados, proclamando eslóganes contra ETA y el Gobierno. Los manifestantes consiguieron romper un cordón formado por policías que rodeaban el edificio del Gobierno Civil, mientras daban vivas a España y gritos de "Suárez, canalla, has destrozado España" y "ETA asesina", entre otros. A continuación cortaron el tráfico en la plaza de Moyúa, sin que la Policía interviniese en ningún momento.
Los restos mortales de José Benito Díaz llegaron al aeropuerto de Tenerife, para ser posteriormente trasladados por carretera al cementerio de la localidad de Arafo donde fueron inhumados, y a cuyo entierro asistieron centenares de vecinos. Tenerife estaba conmocionada, pues apenas tres semanas antes, el 2 de octubre, había sido asesinado en Lizarza (Guipuzcoa) al guardia forestal Ramiro Quintero Ávila, natural de otro bellísimo pueblo de la isla tinerfeña, Tacoronte y padre de un policía Armado destinado en Barcelona.
José Benito Díaz García, de 27 años, era natural de Porís de Abona, aunque pasó la mayor parte de su vida en Arico, también en el sur de Tenerife. Cuando fue asesinado, José Benito Díaz García estaba recién casado con María Candelaria González, de 22 años, y el matrimonio tenía una niña de corta edad. Hacía sólo quince días que José Díaz había salido de la academia de Policía y el 13 de octubre hacía su primer servicio. Su mujer y su niña pensaban reunirse pronto con él en Basauri. La avenida marítima de Porís de Abona lleva su nombre tras un acuerdo del Ayuntamiento de Arico de marzo de 2005
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
25 DE OCTUBRE DE 1978. DURANGO (VIZCAYA) A EPIFANIO BENITO VIDAL VÁZQUEZ
Epifanio Benito Vidal Vázquez.
A las 13:15 horas del 25 de octubre de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Durango (Vizcaya) al trabajador de profesión chapista, EPIFANIO BENITO VIDAL VÁZQUEZ.
Epifanio y cuatro compañeros salieron del garaje Avenida donde trabajaban en dirección a sus respectivos domicilios tras haber finalizado la jornada laboral de la mañana. En una zona descampada cerca del garaje un sujeto, que se encontraba en compañía de otros dos, cerca de un vehículo parado con el capó levantado, se acercó a Epifanio. Los compañeros al creer que se trataba de algún conocido de Epifanio continuaron su camino. En ese instante el individuo comenzó a disparar contra Epifanio alcanzándole con tres disparos en la cabeza que le produjeron la muerte instantánea. Tras balear a Epifanio Vidak, los terroristas huyeron en el mismo coche que simularon revisar.
En su comunicado de reivindicación del asesinato, ETA l acusó a Epifanio de tener relaciones con los cuerpos policiales y de ser "confidente de las fuerzas represivas".
Epifanio Vidal Vázquez era natural de Villardondiego (Zamora), aunque residía en Durango, donde también residían sus padres y una hermana. Tenía 27 años y estaba casado con Rosa María Vadillo Uranga, de 23 años y tenía un hijo, Iván, que no había cumplido un año. Epifanio estaba afiliado a la Unión General de Trabajadores (UGT).
Su funeral tuvo lugar en la Iglesia de San Fausto en Durango con la presencia de familiares, el alcalde de la localidad, el presidente de la Diputación Foral y unos trescientos vecinos. Fue enterrado en el cementerio de Durango.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
25 DE OCTUBRE DE 1986. SAN SEBASTIÁN. GENERAL DE BRIGADA RAFAEL GARRIDO GIL, GOBERNADOR MILITAR DE GUIPÚZCOA, SU ESPOSA, DANIELA VELASCO DOMÍNGUEZ DE VIDAURRETA, Y DANIEL GARRIDO VELASCO.
General de Brigada del Ejército de Tierra Rafael Garrido Gil.
A las 10:30 horas del 25 de octubre de 1986, la banda terrorista ETA asesinaba en San Sebastián al general de Brigada RAFAEL GARRIDO GIL, gobernador militar de Guipúzcoa, a su esposa, DANIELA VELASCO DOMÍNGUEZ DE VIDAURRETA, y al menor de sus seis hijos, DANIEL GARRIDO VELASCO.
Daniela Isabel Domínguez de Vidaurreta.
El atentado se produjo en el centro de San Sebastián. El gobernador y su familia circulaban en el coche oficial, con un soldado conductor. Al pararse el vehículo en un semáforo en rojo, dos terroristas que viajaban en una moto, se acercaron al vehículo oficial, que se encontraba detenido en un semáforo y colocaron en el techo del mismo,un artefacto explosivo, compuesto por dos kilos de explosivo y metralla.
Daniel Garrido Domínguez.
El explosivo estaba dentro de una cazuela y esta, a su vez, dentro de una bolsa de plástico que llevaba un imán para que se quedase adherido al techo. A los pocos segundos, y mientras los terroristas huían del lugar de los hechos, la bomba estalló matando en el acto a Rafael, que falleció en el acto con la cabeza decapitada y el cuerpo irreconocible. Su mujer Daniela no pudo ser excarcelada del vehículo convertido en un amasijo de hierros, siendo sus restos mortales tapados con una manta e izados dentro del coche por una grúa que los trasladó a las dependencias militares donde el juez ordenaría, tras arduos trabajos, el levantamiento del cadáver. Su hijo Daniel fue trasladado rápidamente a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, falleciendo a los pocos minutos de ser ingresado. Entre las primeras personas que acudieron al lugar del atentado se hallaba el hijo mayor del matrimonio, Fernando Garrido, montañero profesional que recientemente había batido el récord de estancia en solitario en alta montaña tras permanecer sesenta y seis días en la cima de Aconcagua en la cordillera de los Andes.
En un radio de unos cuarenta metros quedaron esparcidos los cristales de viviendas y establecimientos próximos al suceso que fueron rotos por la onda expansiva. El soldado conductor, Norberto Jesús Febrer Lozano, sufrió quemaduras graves y fue también trasladado a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu. Resultaron heridos numerosos transeúntes, entre ellos María José Teixera Gonçalves, que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente durante cinco horas. A pesar de todos los esfuerzos por salvar su vida fallecería el 11 de noviembre.
El general Rafael Garrido viajaba sin la escolta pues "quería disfrutar de cierta libertad de movimiento", según informaron fuentes militares. El vehículo oficial, un Peugeot 505 estaba blindado, salvo en el techo.
Esa misma tarde, la banda asesina asumió el atentado en un comunicado enviado a diversos medios de comunicación vascos. Los asesinos lamentaban la muerte de la mujer y el hijo del general y la existencia de heridos civiles, pero señalaban que seguirían sus acciones mientras no se produjese una negociación política basada en la Alternativa KAS. La moto utilizada para cometer el atentado, una Kawasaki matriculada en Barcelona, fue localizada por la noche en un aparcamiento de San Sebastián.
El general Garrido era el segundo gobernador Militar de San Sebastián asesinado por ETA. En 1979 lo había sido el general de División Lorenzo González Valles.
La capilla ardiente del general Garrido, su esposa e hijo, quedó instalada en el Gobierno Militar de San Sebastián, a menos de quinientos metros del lugar donde se produjo el atentado. Los féretros que contenían los restos de los tres fallecidos se cubrieron con la bandera nacional y junto a ellos se depositaron más de cuarenta coronas de flores. El ministro de Defensa, Narcís Serra, visitó al atardecer la capilla ardiente. Serra llegó a la capital guipuzcoana a primera hora de la tarde acompañado por el Jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Sáenz de Tejada.
Los funerales por las víctimas se oficiaron al día siguiente, 26 de octubre, a las once de la mañana en la Basílica de Santa María de San Sebastián. Bajo una intensa lluvia, rodeados, de fuertes medidas de seguridad y en medio de un impresionante silencio, los compañeros de armas del general asesinado sacaron a hombros los tres féretros, que fueron conducidos lentamente y cubiertos por la bandera Nacional desde la sede del Gobierno Militar hasta los coches fúnebres donde se trasladaron a la iglesia de Santa María.
La ceremonia fue presidida por el ministro de Defensa, Narciso Serra; el lendakari
del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza; el Jefe del Estado Mayor del Ejército, José Sáenz de Tejada; delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui; capitán general de la quinta región militar, Baldomero Hernández Carreras, que tuvo a su mando al general Garrido, los gobernadores militares- de Zaragoza y Huesca, los generales jefe de la Escuela de Alta Montaña y Brigada de Alta Montaña de Jaca, el delegado del Gobierno en Aragón, consejero de la Presidencia del Gobierno autónomo, y los alcaldes: de Zaragoza y Jaca, entre otras autoridades civiles y militares.
“Aquí está la inocencia sacrificada” —dijo él párroco José Elgorresta, que concelebró con 20 sacerdotes—, “me tiembla la voz y el corazón ante los cuerpos destrozados y acribillados de un hombre de ley, su mujer y su hijo, de un hombre inocente, leal honrado y creyente»”
Finalizado el funeral, el capitán general de Zaragoza, entregó las banderas Nacionales que cubrieron los féretros al hijo del General Fernando Garrido. Tras entonarse el himno de Infantería, las tropas que rindieron honores desfilaron antes los tres féretros.
El general Garrido, su esposa y su hijo fueron enterrados por la tarde de ese mismo día en el cementerio de Jaca (Huesca) por deseo expreso de sus familiares, al ser un lugar al que la familia Garrido-Velasco estaba muy unida.
El atentado contra la familia Garrido-Velasco fue cometido por miembros del grupo Goyerri-Costa de ETA formado por los terroristas José Antonio López Ruiz, alias “Kubati”, y José Miguel Latasa Guetaria, alias “Fermín”.
En 1991 la Audiencia Nacional condenó a Kubati y Fermín a sendas penas de 30 años de reclusión como responsables de un delito de atentado que propicio asesinato; a 29 años de reclusión mayor por tres delitos de asesinato, y a 19 años de reclusión menor por un delito de asesinato en grado de frustración. Doce años después, en 2003, la Audiencia Nacional condenaba a Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, como autor de cuatro delitos de asesinato a la pena de 30 años de reclusión mayor por cada uno de ellos, y a 24 años de reclusión menor por un delito de asesinato frustrado, tras ser inculpado por el propio Latasa Guetaria, desvinculado de la banda en 1994 y que declaró que Santi Potros había ordenado y financiado el atentado contra el gobernador militar de Guipúzcoa. "Latasa reconoció que él era el conductor de la moto, y que Rafael Echeebeste -fallecido en agosto de 1987 carbonizado mientras preparaba un coche-bomba para cometer un atentado contra las Fuerzas de Seguridad-, que iba de paquete, colocó la bomba sobre el coche del militar". Otras versiones inculparon a”Kubati”
Rafael Garrido Gil tenía 59 años. Era natural de Zaragoza y llevaba un año ejerciendo el cargo de gobernador militar de Guipúzcoa. Diplomado de Estado Mayor, tropas de montaña y carros de combate, estuvo destinado anteriormente en la Escuela Militar y de Operaciones Especiales en Jaca y en la Agregaduría Militar de la Embajada española en Bonn. Estaba casado con Daniela Velasco, también asesinada en el mismo atentado y era padre de seis hijos, uno de los cuales, Daniel, el menor, también sería asesinado en el atentado. Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta, ama de casa de 57 años, era natural de Sangüesa (Navarra). Daniel Garrido Velasco tenía 18 años y estudiaba Magisterio en San Sebastián.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al general de Brigada Rafael Garrido la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
A Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta y a Daniel Garrido Velasco, de acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo
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