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HOY 25 DE OCTUBRE:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

25 DE OCTUBRE DE 1986. SAN SEBASTIÁN. GENERAL DE BRIGADA RAFAEL GARRIDO GIL, GOBERNADOR MILITAR DE GUIPÚZCOA, SU ESPOSA, DANIELA VELASCO DOMÍNGUEZ DE VIDAURRETA, Y DANIEL GARRIDO VELASCO.

General de Brigada de infantería, Gobernador Militar de San Sebastián Rafael Garrido Gil. Su esposa Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta, y su hijo Daniel Garrido Velasco.


A las 10:30 horas del 25 de octubre de 1986, la banda terrorista ETA asesinaba en San Sebastián al general de Brigada RAFAEL GARRIDO GIL, gobernador militar de Guipúzcoa, a su esposa, DANIELA VELASCO DOMÍNGUEZ DE VIDAURRETA, y al menor de sus seis hijos, DANIEL GARRIDO VELASCO.

General de Brigada de infantería, Gobernador Militar de San Sebastián Rafael Garrido Gil.


El atentado  se produjo en el centro de San Sebastián. El gobernador y su familia circulaban en el coche oficial, con un soldado conductor. Al pararse el vehículo en un semáforo en rojo, dos terroristas que viajaban en una moto, se acercaron al vehículo oficial, que se encontraba detenido en un semáforo y colocaron en el techo del mismo un artefacto explosivo, compuesto por dos kilos de explosivo y metralla. El explosivo estaba dentro de una cazuela y esta, a su vez, dentro de una bolsa de plástico que llevaba un imán para que se quedase adherido al techo.

Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta.


A los pocos segundos, y mientras los terroristas huían del lugar de los hechos, la bomba estalló matando en el acto a Rafael, que falleció en el acto con la cabeza decapitada y el cuerpo irreconocible. Su mujer Daniela no pudo ser excarcelada del vehículo convertido en un amasijo de hierros, siendo sus restos mortales tapados con una manta e izados dentro del coche por una grúa que los trasladó a las dependencias militares donde el juez ordenaría, tras arduos trabajos, el levantamiento del cadáver.  Su hijo Daniel fue trasladado rápidamente a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, falleciendo a los pocos minutos de ser ingresado. Entre las primeras personas que acudieron al lugar del atentado se hallaba el hijo mayor del matrimonio, Fernando Garrido, montañero profesional, que recientemente había batido el récord de estancia en solitario en alta montaña tras permanecer sesenta y seis días en la cima de Aconcagua en la cordillera de los Andes.

Daniel Garrido Velasco.


En un radio de unos cuarenta metros quedaron esparcidos los cristales de viviendas y establecimientos próximos al suceso que fueron rotos por la onda expansiva. El soldado conductor, Norberto Jesús Febrer Lozano, sufrió quemaduras graves y fue también trasladado a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu. Resultaron heridos numerosos transeúntes, entre ellos María José Teixera Gonçalves, que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente durante cinco horas. A pesar de todos los esfuerzos por salvar su vida fallecería el 11 de noviembre.

 

El general Rafael Garrido viajaba sin la escolta pues  "quería disfrutar de cierta libertad de movimiento", según informaron fuentes militares. El vehículo oficial, un Peugeot 505 estaba blindado, salvo en el techo.

 

Esa misma tarde, la banda asesina asumió el atentado en un comunicado enviado a diversos medios de comunicación vascos. Los asesinos lamentaban la muerte de la mujer y el hijo del general y la existencia de heridos civiles, pero señalaban que seguirían sus acciones mientras no se produjese una negociación política basada en la Alternativa KAS. La moto utilizada para cometer el atentado, una Kawasaki matriculada en Barcelona, fue localizada por la noche en un aparcamiento de San Sebastián.

 

El general Garrido era el segundo gobernador Militar de San Sebastián asesinado por ETA. En 1979 lo había sido el general   Lorenzo González Valles.

 

La capilla ardiente del general Garrido, su esposa e hijo,  quedó instalada en el Gobierno Militar de San Sebastián, a menos de quinientos metros del lugar donde se produjo el atentado. Los féretros que contenían los restos de los tres fallecidos se cubrieron con la bandera nacional y junto a ellos se depositaron más de cuarenta coronas de flores. El ministro de Defensa, Narcís Serra, visitó al atardecer la capilla ardiente. Serra llegó a la capital guipuzcoana a primera hora de la tarde acompañado por el Jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Sáenz de Tejada.

 

Los funerales por las víctimas se oficiaron al día siguiente, 26 de octubre, a las once de la mañana en la Basílica de Santa María de San Sebastián. Bajo una intensa lluvia, rodeados, de fuertes medidas de seguridad y en medio de un impresionante silencio, los compañeros de armas del general asesinado sacaron a hombros los tres féretros, que fueron conducidos lentamente y cubiertos por la bandera Nacional desde la sede del Gobierno Militar hasta los coches fúnebres donde se trasladaron a la iglesia de Santa María.

 

La ceremonia fue presidida por el ministro de Defensa, Narciso Serra; el lendakari

del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza; el Jefe del Estado Mayor del Ejército, José Sáenz de Tejada; delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui; capitán general de la quinta región militar, Teniente General Baldomero Hernández Carreras, que tuvo a su mando al general Garrido, los gobernadores militares- de Zaragoza y Huesca, los generales jefe de la Escuela de Alta Montaña y Brigada de Alta Montaña de Jaca, el delegado del Gobierno en Aragón, consejero de la Presidencia del Gobierno autónomo, y los alcaldes: de Zaragoza y Jaca, entre otras autoridades civiles y militares.

 

“Aquí está la inocencia sacrificada” —dijo él párroco José Elgorresta, que concelebró con 20 sacerdotes—, “me tiembla la voz y el corazón ante los cuerpos destrozados y acribillados de un hombre de ley, su mujer y su hijo, de un hombre inocente, leal honrado y creyente»”

 

Finalizado el funeral, el capitán general de Zaragoza, entregó las banderas Nacionales que cubrieron los féretros al hijo del General, Fernando Garrido. Tras entonarse el himno de Infantería, las tropas que rindieron honores desfilaron antes los tres féretros.

 

El general Garrido, su esposa y su hijo fueron enterrados por la tarde de ese mismo día en el cementerio de Jaca (Huesca) por deseo expreso de sus familiares, al ser un lugar al que la familia Garrido-Velasco estaba muy unida.

 

El atentado contra la familia Garrido-Velasco fue cometido por miembros del grupo Goyerri-Costa de ETA  formado por los terroristas José Antonio López Ruiz, alias “Kubati”, y José Miguel Latasa Guetaria, alias “Fermín”.

 

En 1991 la Audiencia Nacional condenó a Kubati y Fermín a sendas penas de 30 años de reclusión como responsables de un delito de atentado que propicio asesinato; a 29 años de reclusión mayor por tres delitos de asesinato, y a 19 años de reclusión menor por un delito de asesinato en grado de frustración. Doce años después, en 2003, la Audiencia Nacional condenaba a Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, como autor de cuatro delitos de asesinato a la pena de 30 años de reclusión mayor por cada uno de ellos, y a 24 años de reclusión menor por un delito de asesinato frustrado, tras ser inculpado por el propio Latasa Guetaria, desvinculado de la banda en 1994 y que declaró  que Santi Potros había ordenado y financiado el atentado contra el gobernador militar de Guipúzcoa. "Latasa reconoció que él era el conductor de  la moto, y que  Rafael Echeebeste -fallecido en agosto de 1987 carbonizado mientras preparaba un coche-bomba para cometer un atentado contra las Fuerzas de Seguridad-, que iba de paquete, colocó la bomba sobre el coche del militar". Otras versiones inculparon  a”Kubati”.


En noviembre de 2013 Kubati abandonaba la cárcel de Puerto I, camino a la libertad, en medio de las protestas, insultos y zarandeos de un grupo de familiares de víctimas de la banda terrorista ETA. 'Kubati', condenado a penas que sumaban 1.210 años de cárcel, cumplió solamente 26 años de prisión por su participación en trece asesinatos consumados y 16 frustrados, se beneficiaria de la derogación de la 'doctrina Parot' , por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). No solo no se arrepintió de sus 13 asesinatos ni de sus otros 16 atentados frustrados, sino que se mostró siempre como un militante activo de ETA y siguió defendiendo el uso de la violencia para presionar al Gobierno.


En mismo año, José Miguel Latasa Getaria salió en libertad en el mes de  diciembre tras haber sido condenado a 477 años de prisión por varios asesinatos.


 En junio de 2022 el Tribunal Supremo anulaba por falta de motivación la sentencia de la Audiencia Nacional, de 14 de octubre de 2020, que absolvió a los etarras José Miguel Latasa Guetaria, alias 'Fermín', y a José Antonio López Ruiz, alias 'Kubati', de un atentado que costó la vida a dos guardias civiles perpetrado el 26 de julio de 1986 en Arechavaleta (Guipúzcoa).


Santiago Arróspide “Santi Potros”, abandonaría la prisión de Topas (Salamanca) el 5 de agosto de 2018, tras pasar 31 años en prisión, 13 de ellos en Francia y 18 en España.


Rafael Garrido Gil tenía 59 años. Era natural de Zaragoza y llevaba un año ejerciendo el cargo de gobernador militar de Guipúzcoa. Diplomado de Estado Mayor, tropas de montaña y carros de combate, estuvo destinado anteriormente en la Escuela Militar y de Operaciones Especiales en Jaca y en la Agregaduría Militar de la Embajada española en Bonn. Estaba casado con Daniela Velasco, también asesinada en el mismo atentado y era padre de seis hijos, uno de  los cuales, Daniel, el menor, también sería asesinado en el atentado.  Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta, ama de casa de 57 años, era natural de Sangüesa (Navarra). Daniel Garrido Velasco tenía 18 años y estudiaba Magisterio en San Sebastián.

 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se  concedió al general de Brigada Rafael Garrido la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

 

A Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta y a Daniel Garrido Velasco, de acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se  les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.

 

 

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