25 DE MAYO DE 1979. MADRID, TENIENTE GENERAL LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA, JEFE SUPERIOR DE PERSONAL DEL EJÉRCITO, CORONELES AGUSTÍN LASO CORRAL Y JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ, CONDUCTOR CIVIL LUIS GÓMEZ BORRERO.
Teniente General Luis Gómez Hortigüea, Conductor civil Luis Gómez Borrero, Coronel Jesús Ábalos Jiménez, Coronel Agustín Laso Corral.
Teniente General Luis Gómez Hortigüela.
A las nueve y cuarto de la mañana del 25 de mayo de 1979, en la confluencia de las calles madrileñas de Corazón de María y Clara del Rey, los miembros de la banda terrorista. marxista y antiespañola ETA, vestidos con monos azules de trabajo, asesinaban al Teniente General LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA, jefe superior de Personal del Ejército, a sus colaboradores los coroneles AGUSTÍN LASO CORRAL y JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ, y al conductor civil LUIS GÓMEZ BORRERO.
Coronel Jesús Ábalos Giménez.
El vehículo donde viajaba el Teniente General junto a los dos coroneles, no llevaba escolta y realizaba el mismo recorrido todos los días en dirección al cuartel General del Ejército.
Coronel Agustín Laso Corral.
Tras salir de sus domicilios, situados en un bloque de viviendas militares de la calle Luis Salazar a las nueve de la mañana, el teniente General Gómez Hortigüela y los córenles Laso y Aválos, se subieron al coche oficial, un SEAT 124, donde les esperaba el conductor Luis Borrego, que inició la marcha en dirección calle Corazón de María. En la confluencia de esta calle con Clara del Rey, el vehículo oficial se detuvo en un semáforo, algo que aprovecharían dos terroristas vestidos con monos azules y cascos blancos de obra, para acercarse al coche oficial y disparar de forma indiscriminada varias ráfagas de ametralladora por un lateral y la parte posterior de coche oficial.
Luis Gómez Borrego. Conductor Civil.
Tras el tiroteo los asesinos etarras lanzaron una granada de mano que explotó dentro del vehículo militar. El teniente general y los dos coroneles murieron en el acto, Luis Borrego, el conductor, resultó gravísimamente herido por varios impactos de bala en la cabeza con pérdida de masa encefálica. Fue recogido por el portero de una casa próxima y trasladado a la Residencia de La Paz, donde fallecería al ingresar. El vehiculo oficial quedó completamente destrozado.
Los autores huyeron a pie en dirección López de Hoyos. Allí se subirían a un Seat 124 blanco, matrícula de Valladolid, en dirección a la M-30, Hasta la calle Corazón de María se acercaron el vicepresidente del Gobierno, general Gutiérrez Mellado, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general José Gabeiras. Más tarde acudió el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún.
La Jefatura Superior de Policía de Madrid facilitó la siguiente nota sobre el atentado: «A las nueve catorce horas de hoy, en la callé Corazón de María, de Madrid, tuvo lugar un criminal atentado en el que perdieron la vida el teniente general Luis Gómez Hortigüela, los coroneles Agustín Laso Corral y Jesús Avalos Jiménez y el conductor civil, Lorenzo Gómez Borrero.
Las cuatro víctimas del delito viajaban en un coche oficial del Ejército de Tierra cuando al llegar frente al número 46 de la referida calle fueron ametrallados por dos individuos que vestían monos azules. Los terroristas, antes de darse a la fuga, arrojaron contra el vehículo un artefacto explosivo.
El teniente general y los dos coroneles fallecieron en el acto a causa de numerosos impactos de bala y de la explosión. El conductor fue trasladado en ún coche particular a la residencia «La Paz», pero murió una hora después.
Los autores del atentado huyeron en un «Seat 124», matrícula de Valladolid, localizado más tarde en la calle Ángel Cavero. Según se ha podido comprobar, había sido alquilado el pasado día 83 en Burgos por una persona que utilizó un carnet de identidad extraviado por su titular en Bilbao.
Se han recogido 58 casquillos del 9 «Parabellum», marca «FN», Todas estas circunstancias hacen sospechar fundadamente que los asesinos pertenecen a la organización terrorista «ETA».
Nada más conocerse el hecho, fueron movilizadas todas las fuerzas policiales y Guardia Civil y se establecieron controles en puntos estratégicos de la capital.
En uno de estos controles, instalado en el pueblo de Fuencarral, se detectó un «Ford Fiesta», ocupado por cuatro individuos que no atendieron las indicaciones para que se detuvieran. Se inició una persecución por distintas calles a cargo de un «Z». Ya en la calle Anastasia López, tres de los ocupantes se apearon y huyeron a pie, mientras el cuarto huía en el mismo vehículo.
Una patrulla de la Policía Nacional que había salido al paso de los fugitivos disparó contra aquéllos, tras darles repetidas voces de alto. Resultó alcanzado José Carlos Camacho Serrano, de SO años, que falleció minutos después de su ingreso en la residencia «La Paz».
Se detuvo a Pedro López Melcón, de la misma edad que el anterior, que no había sufrido lesión alguna. El tercero logró huir, al parecer herido. José Carlos Camacho tenía antecedentes por hurto, robo, amenazas de muerte y lesiones, agresión y lesiones y sospechoso de estar implicado en atracos. Pedro López los tiene por tráfico y consumo de drogas y reclamado, por el Juzgado de peligrosidad y rehabilitación social de Madrid.
El «Ford Fiesta» era alquilado y por el momento se desconoce su paradero, así como el conductor”.
Personal del juzgado militar se acercó al lugar del atentado para levantar los cadáveres, decidiendo el juez, ante el estado de los cuerpos, no moverlos del coche, utilizando entonces un furgón de la Guardia Civil de gran tamaño, destinado al transporte de caballos, en el que fue introducido el vehículo oficial cubierto con una manta.
Era la primera vez que ETA utilizaba granadas de mano en un atentado. La autoría del asesinato sería reivindicada, unas horas después de cometerse el atentado, por la propia banda asesina, con una llamada anónima al diario El País, en la que leyó el siguiente mensaje: "Lo repetiré una sola vez. ETA militar reivindica el atentado de esta mañana".
La celebración de la misa “corpore in sepulto”, celebrada al día siguiente en el patio de armas del Cuartel General del Ejército, oficiada por el vicario general castrense, monseñor Benavent, estuvo rodeada de un impresionante silencio de los asistentes. Fue presidida por e! Vicepresidente' primero del gobierno, teniente general Gutiérrez Mellado a quien acompañaron el Ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, y el del Interior, Antonio Ibáñez Freiré, así como los familiares de las víctimas, los jefes de los Estados Mayores de los tres Ejércitos, los ex Ministros del ejercito Tenientes Generales Álvarez-Arenas Pacheco, Castañón de Mena y Coloma' Gallegos, el jefe de la casa de Su Majestad el Rey, marqués de Mondéjar, y generales, jefes, oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.
El vicario castrense se refirió en su homilía, a las trágicas circunstancias motivadas por el vil asesinato. Añadió que rogaba al Señor concediera vida eterna para quienes han caído.” víctimas del odio, del fanatismo y de la injusticia”. Una vez finalizada la celebración de la misa, a cuyo término fueron coreados por los presentes los gritos de “Viva España” y «”Viva el Ejército”, se entonó el Himno de Infantería. De seguido y tras interpretarse el Himno Nacional, a los acordes de la marcha de infantes los cuatro féretros fueron sacados a hombros del patio de armas del Cuartel General del Ejército.
Et féretro del teniente general Gómez Hortigüela fue introducido en un armón, mientras que los féretros restantes lo fueron en coches mortuorios.
Alrededor de las once de la mañana, la comitiva fúnebre se dirigió desde la puerta principal del Cuartel General a la plaza de la Cibeles, con dirección a la plaza de la Independencia, donde despediría el duelo. Mil seiscientos soldados cubrían carrera.
Varios miles de personas que llenaron por completo con su presencia el recorrido de la comitiva fúnebre, portando muchos de ellos banderas nacionales y símbolos falangistas, prorrumpieron, al paso de la comitiva, en gritos de “ETA asesina”, “Ejército al poder”, “Abajo los traidores», “Gobierno dimisión” y entonaron en repetidas ocasiones el «Cara al Sol», e intentaron romper el impresionante cordón policial montado á! efecto desde primeras horas de la mañana. Increparon e insultaron con dureza al Vicepresidente del Gobierno Teniente General Gutiérrez Mellado y al ministro de Defensa Rodríguez Sahagún
Una vez despedido el duelo, se inició de forma espontánea una manifestación por la calle de Alcalá, presidida por dos pancartas alusivas al terrorismo. La primera de ellas pertenecía a mujeres de militares; la otra era una pancarta de grandes proporciones, que decía: “Falange Española de la JONS contra el terrorismo.”
Durante toda la manifestación se corearon los gritos de “ETA asesina”, “Franco, Franco, Franco” y “Ejército, al poder” “Gobierno dimisión”.
Aj llegar a! número 111 de la calle de Alcalá la manifestación fue cortada por un retén de la Policía Militar, pero la barrera fue rota por un grupo de manifestantes, que hicieron posteriormente lo mismo con otra barrera situada en la calle de Jorge Juan.
El resto del recorrido de la manifestación hasta el cementerio de la Almudena se realizó sin apenas incidentes, a excepción de algunos botes de humo que la Policía Nacional lanzó en las inmediaciones de la plaza de Bami, cerca del cementerio.
Alrededor de las doce de la mañana llegó al cementerio de la Almudena la comitiva fúnebre que trasladaba los restos mortales del teniente general Luis Gómez Hortigüela, y que estaba integrada por unos 50 coches oficiales y algunos particulares.
Ya en el interior del recinto, frente a la fosa se colocó la familia del general asesinado, mientras bajaba él féretro del coche mortuorio. A continuación se retiró la bandera Nacional que lo cubría, momento en el que se escucharon salvas de ordenanza, disparadas por el Grupo de Artillería de Campaña Autopropulsada número 11 de la División Acorazada.
Seguidamente, se procedió a dar tierra a los restos mortales del general Gómez Hortigüela, mientras era rezado un responso por un capellán militar. La gran cantidad de militares presentes, junto a la familia del Teniente general asesinado, entonaron el Himno de Infantería, que fue secundado también por los pocos civiles que habían logrado acceder al recinto.
En el exterior del cementerio la Policía tuvo que cargar vanas veces contra los manifestantes, que pretendían penetrar dentro del cementerio. Tres personas, una de ellas llevando una bandera Nacional, fueron detenidas y conducidas a la Dirección General de Seguridad.
Una vez finalizado el entierro del Teniente general Gómez Hortigüela tuvo lugar manifestación ante el Gobierno Civil de Madrid. Los manifestantes, que no llevaban banderas: ni pancartas, ni ningún otro signo político, dieron gritos de “España. España”, “Viva la Policía”, e Insultos contra el presidente del Gobierno.
La manifestación, tras la llegada de la Policía al Gobierno Civil, se dirigió hacia Capitanía General, donde la Policía tuvo que efectuar algunas cargas contra los manifestantes para disolverlos.
Por su parte, los coronelas. Avalos y Laso recibieron cristiana sepultura en el cementerio de Alcalá de Henares.
Los féretros fueron trasladados en un furgón desde el patio de armas del Cuartel General del Ejército basta Alcalá de Henares, a donde llegaron hacia las doce y cuarto del mediodía. Fueron recibidos por el genera! Jefe de la Brigada Paracaidista; General subinspector de la Legión, gobernador militar da la plaza, Alcalde de Alcalá y corporación municipal, así como gran número de jefes y oficiales, tanto de la Brigada Paracaidista como de otras unidades. Un numeroso grupo de civiles, en su mayoría luciendo insignias con la bandera nacional, gritaron “ETÁ asesina”.
El acto religioso fue oficiado por el obispo de Alcalá, monseñor Estepa. Fuerzas de la Brigada Paracaidista formaron a lo largo del cementerio, hasta la tumba en la que fueron enterrados los dos coroneles. Los féretros cubiertos con la bandera nacional fueron llevados a hombros por jefes y oficiales paracaidistas. Las familias de los dos coroneles protagonizaron escenas de dolor.
Tras rezarse un responso, se leyó la oración del soldado de la Brigada Paracaidista, y un coronel de la Brigada Paracaidista, dirigiéndose a viva voz a las- fuerzas congregadas, relató las consignas de la Brigada, que fueron repetidas por la tropa.
En lo que respecta al conductor del vehículo, Lorenzo Gómez Borrero, sus restos mortales fueron trasladados al cementerio de Alcobendas, donde recibió cristiana sepultura.
En 1991 fue condenado por la Audiencia Nacional Henri Parot, uno de los cuatro franceses autores del atentado, a 120 años de reclusión, treinta por cada una de las víctimas. En agosto de 2022, el sanguinario Parot fue trasladado del Centro Penitenciario de León a un centro penitenciario en Vascongadas.
Ingresó en prisión el 7 de abril de 1990 y cumple una condena acumulada de 41 años por asesinatos, homicidios, atentados, organización terrorista, colaboración con banda armada, estragos, lesiones, falsificación y tenencia de explosivos y armas. Recibió 26 sentencias condenatorias con las que sumó casi 4800 años de prisión, siéndole imputados 82 asesinatos.
Cumplió las 3/4 partes de la condena en mayo de 2018..
Luis Gómez Hortigüela nació en Burgos en 1910, por lo que contaba 69. Estaba casado con Ángela Arnillo y tenía cinco hijos. Ingresó en la Academia de Infantería en 1925 y fue herido durante la Guerra Civil. Por ello recibió la Medalla Militar Individual y la Laureada de San Fernando, concedida a su unidad de manera colectiva. En el momento de su asesinato estaba al frente de la Jefatura Superior de Personal del Ejército.
Luis Gómez Hortigüela era el cargo militar más alto asesinado por ETA hasta aquel momento. El atentado se produjo apenas cuatro meses después de que la banda terrorista hubiese asesinado al gobernador militar de Madrid, el general Constantino Ortín Gil, el 3 de enero de ese año. En el balcón de su casa su familia colgó, poco después del atentado, dos banderas de España con crespones negros. Una de las hijas de Luis, Pilar, iba a casarse al día siguiente, también con un militar.
Agustín Laso Corral, ayudante del Teniente General Gómez Hortigüela, nació en Mata de Almunia (Salamanca) en 1919, por lo que tenía 60 años cuando fue asesinado. Ingresó en el Ejército en julio de 1937 y participó en la Guerra Civil. Diplomado en paracaidismo, escalada y esquí, ascendió a coronel en diciembre de 1978 y pasó a la escala B en marzo de 1979. Estaba casado y tenía cinco hijos.
Jesús Ábalos Giménez tenía 61 años. Era natural de Zaragoza, estaba casado y tenía cinco hijos. Ingresó voluntario en el Ejército en octubre de 1936, alcanzando el grado de alférez provisional durante la Guerra Civil. Tras terminar la guerra, siguió su carrera militar. Fue ayudante de campo de los generales González Vidaurreta y Coloma Gallegos. En el momento de su asesinato había pasado a la situación B y era el secretario del teniente general Gómez Hortigüela.
Luis Gómez Borrero era natural de Burgos. Tenía 37 años y era empleado civil del Ministerio de Defensa, en el que trabajaba como conductor. Fue el único de los cuatro que no murió en el acto, sino que falleció poco después de ser ingresado en el hospital.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Teniente General Gómez Hortigüela, Coroneles Laso Corral y Ábalos Giménez y al conductor Gómez Borrero asesinados por la banda terrorista vasca, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior concedía también, a los tres militares, el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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