26 DE OCTUBRE DE 1978. HOSPITAL CIVIL DE BILBAO. GUARDIA CIVIL ANDRÉS SILVERIO MARTÍN.
Guardia Civil Andrés Silverio Martín,
El 26 de octubre de 1978 fallecía en el Hospital Civil de Bilbao el guardia civil ANDRÉS SILVERIO MARTÍN, cuatro días después de haber sido tiroteado en Guecho, junto a otros tres miembros de la Benemérita, por varios miembros de la banda terrorista ETA que les tendieron una emboscada cuando volvían a pie, después de prestar servicio de seguridad en el campo de fútbol de Gobelas. Como consecuencia del atentado murieron en el acto el sargento Luciano Mata Corral y el agente Luis Carlos Gancedo Ron, mientras que Andrés Silverio y Carlos Troncoso Currito resultaban heridos.
Los hechos ocurrieron cuando los miembros de la Benemérita regresaban a pie hacia el cuartel de Las Arenas, sito en la calle Amaya, a unos doscientos metros del lugar del suceso, después de cumplir el servicio habitual en el campo de fútbol del Gobela, ubicado en el barrio de Romo. Los autores, cuatro jóvenes armados con metralletas y escopetas automáticas, esperaban a sus víctimas tras una tapia de medio metro de altura que separaba el edificio de la Telefónica allí existente de la calle Máximo Aguirre. Los cuatro funcionarios venían charlando en parejas, y circunstancialmente dos de ellos cambiaron de acera apenas tomar la calle de Máximo Aguirre. En esos momentos, los agresores abrieron fuego contra los dos guardias que caminaban por la acera más próxima. Todavía no habían dejado de oírse las armas, cuando los otros dos miembros del comando abrían fuego contra la otra pareja que circulaba por la acera opuesta. Los cuatro miembros de la Benemérita cayeron inmediatamente abatidos por los disparos realizados por los terroristas.
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El sargento Mata murió en el acto y el agente Gancedo fallecería poco después, mientras era trasladado al Hospital Civil de Basurto. Simultáneamente, y casi sin tener tiempo de reaccionar, fueron ametrallados los otros dos guardias civiles, Andrés Silverio y Carlos Troncoso.
Los autores del atentado, en el momento de iniciar la huida hacia la calle de Ibaiganes, volvieron a hacer uso de sus armas contra los guardias civiles que se encontraban tendidos en el suelo. En la mencionada calle tenían dos vehículos, un «Seat 124» azul y un «850», al frente de los cuales estaban otros dos individuos. Instantes después, ambos coches escaparon, en dirección al barrio de Lamiaco (Lejona). Horas más tarde, fuerzas del orden localizaban abandonado en la carretera de Luchana a Alsua, el «Seat 124». En el barrio bilbaíno de Deusto, fue encontrado, también abandonado el «Seat 850», ambos turismos, habían sido robados, ya que presentaban el clásico puente. En el lugar de los hechos fueron encontrados numerosos casquillos «FM Geco» nueve mm. «Parabellum», así como cartuchos de 18 mm. marca «Trust», e «Ibarrer».
Los cuatro guardias civiles pertenecían a guarnición del cuartel de la Guardia Civil de Las Arenas, situado a poco más de quinientos metros del lugar del ametrallamiento.
Los dos agentes heridos fueron evacuados en vehículos particulares al Hospital Civil de Bilbao. Carlos Troncoso presentaba impactos de bala en el tórax, pierna derecha y codo. Andrés Silverio sangraba abundantemente por un gran orificio en la cabeza, además de tener heridas en el codo, piernas y glúteos. Poco después de ingresar en el hospital, el agente Silverio entró en coma profundo. Fue intervenido quirúrgicamente pero en el parte médico hecho público el día 23 de octubre se señalaba que evolucionaba desfavorablemente "manteniendo un grado de coma con pocas posibilidades de recuperación". Falleció tres días después, el 26 de octubre.
Andrés Silverio Martín tenía 25 años. Era natural de Gaucín (Málaga) y estaba casado. Se formó en la Academia de la Guardia Civil de Úbeda (Jaén), licenciándose en julio y siendo destinado al País Vasco.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Este atentado, quedó impune. A día de hoy no se sabe quiénes fueron los autores del ametrallamiento de los cuatro guardias civiles.
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