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HOY 28 DE ABRIL: ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

28 DE ABRIL DE 1980.  RENTERÍA (GUIPÚZCOA) SARGENTO DE LA GUARDIA CIVIL RUFINO MUÑOZ ALCALDE.

Sargento de la Guardia Civil Rufino Muñoz Alcalde.


El Sargento de la Guardia Civil RUFINO MUÑOZ ALCALDE  y un miembro liberado de ETA-militar han resultaban muertos a primeras horas de la tarde del día 28 de abril de 1980,  en el interior de un autobús del servicio interurbano que cubría la línea San Sebastián-Fuenterrabía.


Hacia las dos de la tarde salió de la localidad guipuzcoana de Fuenterrabia un autobús  propiedad de la empresa Autobuses Interurbanos, que realiza la línea de San Sebastián con la mencionada localidad. Este vehículo pasó por Irún hacia las dos y diez. En esta parada al subieron de forma separada el sargento de la Guardia Civil Rufino Muñoz Alcalde y el policía nacional Hipólito Rodríguez Ramos, a quien acompañaba su esposa. El primero de ellos se sentó en el! centro del autobús parte derecha mientras que el matrimonio lo hacía tras el conductor en la parte izquierda. Además de los mencionados, el vehículo estaba ocupado por algo más de una docena de personas.


Al llegar a la parada de Gainchurizueta, distante a unos 12 kilómetros de Fuenterrabía subieron al autobús tres jóvenes. Instantes después y cuando el transporte público circulaba en dirección a San Sebastián, concretamente en el cruce de Arkale, carretera Nacional I Madrid-Irún, uno de los jóvenes se aproximó hasta el sitio donde se encontraba el guardia civil y a bocajarro, con pistola, le efectuó un único disparo.


El sargento, que vestía de paisano, cayó mortalmente herido entre los dos asientos. El proyectil, con trayectoria de entrada y salida en el cráneo, afectó a una de las ventanillas del autobús.


Cuando el comando se disponía a abandonar el autobús, el policía nacional Hipólito Rodríguez Ramos, se abalanzó sobre uno de los terroristas forcejeando con la pistola que este llevaba. De resultas del forcejeo, el arma se disparó y una bala atravesó el corazón del etarra que cayó muerto de forma fulminante. Se trataba de Francisco Javier Aranceta Eguizábal, natural de Elgueta (Guipúzcoa) y residente en Bayona (Francia)


Seguidamente y cuando el policía nacional intentaba huir, los otros miembros del comando efectuaron varios disparos contra él, que le alcanzaron en el tórax, cabeza y muñeca, cayendo sobre el etarra muerto. Los compañeros del etarra muerto intentaron sacarle del autobús, pero el hecho de que el cuerpo estuviera bajo el del policía y que las puertas hidráulicas impidieran hacerlo con facilidad les hizo abandonar su idea bajando del vehículo, tras llevarse la pistola de su compañero,  subiendo a un Seat 124, de color rojo, matrícula de San Sebastián, que les esperaba a la orilla de la carretera para llevar a cabo la huida.


Segundos más tarde y en un vehículo particular, el policía nacional Hipólito Rodríguez era trasladado a la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián, en donde fue intervenido quirúrgicamente.


Mientras tanto, el conductor del autobús y un testigo trasladaban los cadáveres del guardia civil y el miembro de ETA hasta el puesto de la Cruz Roja, existente en el Alto de Capuchinos, en Rentería. En este puesto solamente pudieron testificar el fallecimiento de las dos personas, por lo que se dio aviso al Juez de guardia de la mencionada localidad, quien ordenó el levantamiento de los cuerpos.


El cadáver del Sargento Rufino Muñoz Alcalde, con servicio en el Gobierno Militar, fue trasladado al Hospital Militar de San Sebastián, en donde  fue instalada la capilla ardiente.


A las once de la mañana del día siguiente, en el Hospital Militar de San Sebastián, se celebró el funeral de cuerpo presente por el guardia civil Rufino Muñoz Alcalde.


Además de hermanos y cuñados de la víctima, asistieron al funeral e! recientemente nombrado director general de la Guardia Civil, teniente general Aramburu Topete, que llegó expresamente a la capital guipuzcoana para asistir a este acto; el jefe del Estado  Mayor del Cuerpo, general Rodríguez-Toquero; el delegado especial para el País Vasco, general Sáenz de Santamaría; el general de la zona de Logroño de la Guardia Civil ; los gobernadores militar y civil, así como otras personalidades de la provincia.


Ofició la misa el capellán del hospital, quien en la homilía manifestó: «No podemos hacer del proyecto político un absoluto al que se subordina la Justicia, la verdad, y con ello se ponga en peligro la vida humana.» Señaló la necesidad de la paz y manifestó que en estos momentos «sería fácil dejarse llevar por la ira o la desesperanza, pero por duro que sea, no debemos abandonar el camino de la paz».


Terminada la misa y rezado un responso, al féretro, cubierto con la bandera Nacional, fue alzado a hombros por compañeros del fallecido, que le bajaron hasta el patio del hospital. Allí, el teniente general Aramburu le impuso la Medalla de Plata de la Guardia Civil a titulo póstumo. Tras la imposición,  los asistentes entonaron el himno de la Guardia Civil, y dieron vivas a España, al Rey y al Cuerpo. Instantes después, el coche fúnebre abandonaba el recinto hospitalario para partir en dirección a Fresno del Rio (Burgos), pueblo natal del guardia asesinado, y en donde tuvo lugar su entierro.


Rufino Muñoz había nacido en Fresno de Río Tirón (Burgos) hacía 40 años. Estaba casado y tenía tres hijos. Domiciliado en Rentería, prestaba sus servicios en el Gobierno Militar de San Sebastián.  Estaba destinado en la capital donostiarra desde 1965.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.


A día de hoy el asesinato del sargento Muñoz continúa impune.

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