28 DE ABRIL DE 1994. VALLE DE TRÁPAGA (VIZCAYA). GUARDIA CIVIL BENIGNO VILLALOBOS BLANCO.
Benigno Villalobos Blanco.
A las ocho de la mañana del 28 de abril de 1994, el Guardia Civil BENIGNO VILLALOBOS BLANCO, vestido de paisano, se dirigía en busca de su vehículo, aparcado frente su casa, sitiada en la localidad vizcaína de valle de Trápaga, para incorporase a su trabajo en Aparcavisa, Centro de Control de Transportes Internacionales, donde realizaba labores de vigilancia, cuando un terrorista miembro de ETA, que resultaría ser Ángel Irazabalbeitia se le acercó por la espalda y le disparó tres tiros en la cabeza que le causaron la muerte instantánea.
En el lugar del atentado se recogieron tres casquillos de nueve milímetros parabellum. Los terroristas huyeron en un turismo Fiat Tipo, con matrícula falsa de Santander, que abandonaron en el barrio de Repélega de Portugalete, cerca de una gasolinera.
La capilla ardiente por el guardia civil asesinado quedó instalada en la tarde del jueves en el Gobierno Civil de Vizcaya y el funeral tuvo lugar al día siguiente, viernes 29 de abril, a las doce de mediodía, en la Iglesia de los Padres Agustinos de la capital vizcaína. El entonces número dos del Ministerio del interior, el prevaricador Baltasar Garzón, acompañado por el director general de la Guardia Civil, llegaron a la iglesia cuando ya había comenzado el oficio religioso, lo que provocó numerosos gritos de “menos teatro y más justicia”: “ya está bien” “Les importa tan poco que no llegan ni a la hora” por parte de personas situadas en el exterior del templo.
Durante la homilía, el capellán de la Guardia Civil Javier Mendizábal hizo hincapié en que estos actos terroristas no generaban venganza sino “un dolor sereno, ya que no se puede responder al odio con odio sino con firmeza y justicia, porque Dios siempre ha dicho que la venganza aumenta el mal y no lo cura”
Tras el funeral, los asistentes entonaron el Himno de la Guardia Civil y el féretro, envuelto en la bandera nacional, fue despedido entre aplausos y gritos a favor de la Guardia Civil y en contra de ETA y Javier Arzalluz. El féretro fue trasladado en coche a Cerezal del Condado, en León donde recibió cristiana sepultura.
El asesino del Guardia Civil Benigno Villalobos, Ángel Irazabalbeitia, falleció en Lujua (Vizcaya), en noviembre de 1994, en un enfrentamiento con la Ertzaintza.
En 1997 la Audiencia Nacional condenó a sendas penas de 38 años a Lourdes Churruca Medinabeitia y José Luis Martín Carmona por el asesinato de Benigno Villalobos. En 2000 fue condenado a 28 años, como cómplice, Aitor Bores Gutiérrez, y en 2004, tras ser entregado temporalmente por Francia, fue condenado Jorge Martínez Aedo a 32 años por el mismo delito de asesinato.
En marzo de 2015, la etarra Lourdes Churruca Madinabeitia abandonaba la prisión provincial de Huelva, donde permanecía encarcelada desde finales de la década de los 90, en cumplimiento a una orden de la Audiencia Nacional. Condenada a más de 200 años de cárcel por el asesinato de tres personas, y tras permanecer 25 años en prisión, era excarcelada en aplicación de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 2013, que anulaba la llamada doctrina Parot. Gracias a esa derogación el terrorista José Luis Martín Carmona, también salió en libertad.
En 2017, Aitor Bores Gutiérrez, condenado a 73 años de cárcel por cinco delitos de terrorismo por la colocación de dos artefactos explosivos en un residencia militar de Araca (Vitoria) en 1997, entre otros delitos, se acogía a la “vía Nanclares” y obtenía la libertad.
En 2021, Jorge Martínez Aedo, que cumple una condena de 30 años por asesinato, atentados y robo con violencia desde 2002, fue trasladado a una cárcel de Vascongadas. En 2024 cumplirá las tres cuartas partes de la condena.
Benigno Villalobos Blanco, de 39 años, era natural de Lemóniz (Vizcaya). Casado y con tres hijos, era hijo y hermano de guardias civiles. Desde su ingreso en la Benemérita en 1975, siempre prestó servicio en Vizcaya. Estaba destinado en el Centro de Control de Transportes Internacionales de Baracaldo.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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