HOY 28 DE JULIO:ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!
- calinfernandezbara
- 27 jul 2024
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28 DE JULIO DE 1991. GUECHO (VIZCAYA) GUARDIA CIVIL CARLOS PÉREZ DACOSTA.

Guardia Civil Carlos Pérez Dacosta.
En la tarde del 28 de julio de 1991, la organización terrorista, marxista, separatista y antiespañola ETA, hacia estallar un coche bomba, muy cerca del cuartel de la Guardia Civil de la localidad vizcaína de Las Arenas, al paso de un automóvil privado conducido por el Guardia Civil Francisco Aguilera Granados y en que viajaba también el Guardia Civil CARLOS PÉREZ DACOSTA, que resultaría muerto debido a la brutal explosión.
El coche bomba, cargado con 25 kilos de amonal, fue activado a distancia al paso del vehículo privado del guardia civil Francisco Aguilera Granados, de 21 años, natural de Córdoba, que resultaría gravemente herido, en la mano y en el antebrazo. Carlos Pérez Dacosta viajaba en el lado derecho del vehículo, en el asiento del copiloto por lo que la explosión le alcanzó de pleno causándole la muerte de manera instantánea,
El atentado produjo graves destrozos en el edificio de la Guardia Civil, en viviendas próximas y en los coches aparcados en las inmediaciones. Produjo un gran estruendo que pudo escucharse en toda la zona y causó escenas de pánico. El vehículo de Francisco quedó convertido en un amasijo de hierros. De igual forma resultaron heridas una veintena de personas que se encontraban en las inmediaciones: las Arenas celebraba esos días sus fiestas patronales, por lo que la zona de la explosión registraba a esa hora una elevada afluencia de público. El coche bomba utilizado para la deflagración, había sido robado por dos etarras, a punta de pistola tres horas antes en la localidad vizcaína de Amorebieta. El propietario fue rescatado en el monte San Miguel, donde había sido abandonado atado a un árbol.
Al día siguiente, el ministro del Interior José Luis Corcuera, presidía en Bilbao los funerales por el guardia civil, Carlos Pérez Dacosta, El oficio religioso se celebró a las dos de la tarde sin la presencia de cámaras y medios de comunicación en la iglesia de los Padres Agustinos de Bilbao, a escasos metros del Gobierno Civil de Vizcaya, donde estaba instalada la capilla ardiente, y desde donde fue trasladado el féretro, envuelto en la bandera Nacional, a hombros de miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. Detrás del féretro marchaban los familiares de Carlos Pérez Dacosta e inmediatamente después la comitiva oficial. Una compañía de la Guardia Civil, con banda y música, rindió honores, interpretando una marcha fúnebre.
En la homilía, el capellán castrense, Javier Mendizábal, señaló que la violencia terrorista “se ha convertido en lamentable signo de identidad de nuestra reciente historia. Crímenes como el de Las Arenas sólo sirven para aumentar la rabia de los allegados, para intensificar la sensación de impotencia que en tantas ocasiones se percibe ante las barbaries repetidas y, acaso, para sus epígonos callen o lamenten cínicamente unas muertes que su disciplinada subordinación a los dictados terroristas no les permite condenar”. Para que la muerte de Carlos Pérez Dacosta y de los que le precedieron no sean inútiles no hay más alternativa que conjurarse contra el terror. Sois queridos Guardias Civiles, una porción selecta de una España castigada que tenéis la obligación de dominar la rabia contenida y los impulsos de venganza”.
Finalizado el funeral y tras ser entonado el himno de la Guardia Civil, los restos
del Guardia Civil fueron trasladados a Zamora, su localidad natal, donde recibieron cristiana sepultura.
Carlos Pérez Dacosta, había nacido en Zamora y tenia de 22 años de edad. Estaba soltero y destinado en Vizcaya desde junio de 1990.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
El asesinato del Guardia Civil Carlos Pérez Dacosta, a día de hoy, continúa impune.
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