29 DE JULIO DE 1979. MADRID. AEROPUERTO DE BARAJAS. ESTACIONES DE TREN DE ATOCHA Y CHAMARTÍN. JOSÉ MANUEL AMAYA PÉREZ, DOROTHY FERTIG, GUARDIA CIVIL JUAN LUNA AZOL GUADALUPE REDONDO VIAN, JESÚS EMILIO PÉREZ PALMA.
Atentados de ETA en el aeropuerto de Barajas y estaciones de Tren de Atocha y Chamartín en Madrid.
El 29 de julio de 1979 en Madrid la rama político-militar de la banda terrorista, separatista, marxista y antiespañola ETA, por medio de una cadena de atentados indiscriminados con bomba, que afectaron al aeropuerto de Barajas y las estaciones de tren de Atocha y Chamartín, asesinaba a cinco personas dejando también más de cien heridos, de los cuales dos también fallecerían posteriormente.
José Manuel Amaya Pérez.
Pasaba un minuto de la una de la tarde, cuando la primera bomba, cargada con seis kilos de amonita, colocada cerca de la pared interior de la consigna contigua a los servicios de equipajes de llegadas nacionales del aeropuerto de Barajas de Madrid, hacia explosión, causando la muerte en el acto de JOSÉ MANUEL AMAYA PÉREZ, delegado de un equipo de submarinismo de Tenerife cuando se disponía a coger un avión de vuelta a la isla tras participar en un campeonato dela especialidad en Oviedo.
Juan Luna Alzol.
A las 13:11 horas de la tarde, diez minutos más tarde de la primera deflagración, la estación de Chamartín temblaba de sangre y dolor al explotar otra bomba, con unos seis kilos de amonita, colocada en las taquillas automáticas, causando la muerte en el acto de la estudiante danesa DOROTHY FERTIG, que fue decapitada por la onda expansiva. La explosión provocó medio centenar de heridos, entre ellos una joven alemana compañera de Dorothy Fertig. Uno de ellos, el atleta JOSÉ MANUEL JUAN BOIX, fallecería el 18 de agosto. La bomba causaría grandes daños materiales, y el servicio ferroviario tuvo que ser interrumpido durante horas.
Dorothy Ferting.
No contenta con sembrar de terror y caos el aeropuerto de Barajas y la estación de Chamartín, la banda asesina hacía explotar una tercera bomba, colocada en una cabina de consigna de equipajes, detrás de la caseta de información a los viajeros de la oficina de facturación de coches-cama de la estación de Atocha. La explosión provocó la muerte en el acto del guardia civil JUAN LUNA AZOL; del ama de casa GUADALUPE REDONDO VIAN, y la del joven JESÚS EMILIO PÉREZ PALMA, que falleció pocas horas después en la residencia sanitaria Primero de Octubre. Esta tercera explosión provocó más de cuarenta heridos, alguno en estado grave o muy grave, que fueron trasladados al Hospital Primero de Octubre.
Guadalupe Redondo Vían.
Fueron tres atentados criminales, bien coordinados, con la intención de lograr el mayor número de víctimas posibles.
Ante su brutal atentado, los etarras intentaron responsabilizar a las autoridades alegando que habían avisado de la colocación de las bombas.
Jesús Emilio Pérez Palma.
Era otra mentira de ETA, pues avisaron a la agencia de noticias Euskadi Press con una grabación en que la voz de un hombre decía: “ETA, organización armada para la revolución vasca, en su segunda fase de la operación, hoy, 29 de julio de 1979, entre las doce y las catorce horas harán explosión tres bombas en Madrid: en Barajas, Chamartín y Atocha", cincuenta minutos antes de las explosiones. La Policía recibió el aviso pasadas la una menos veinte de la tarde, lo que hizo imposible el desalojo del aeropuerto y las estaciones de tren.
Las enormes criticas condenatorias y el enorme descrédito de la banda asesina por malvada y canallesca hicieron incluso a Ramón Rubial, presidente del PSOE hasta su muerte en 1999, declarar lo siguiente: "Sólo hay una manera de liquidar a ETA: lo que hizo Francia con la OAS", aunque luego matizaría: "esto no lo puede decir ningún demócrata".
Ante aquellos crueles, injustificados e injustificables atentados, la banda terrorista decidió hacer un alto en su carrera de terror y muerte, anunciando el día 2 de agosto una alto el fuego y alertando de la colocación de varias bombas en Sitges, Salou y Alicante que todavía no habían explotado.
En el atentado perpetrado en el aeropuerto de Barajas fallecería José Manuel Amaya Pérez, había nacido en Melilla y residía desde los nueve años en Santa Cruz de Tenerife, al ser destinado a la isla su padre oficial del ejército. Tenía 32 años, estaba casado y era padre dos hijos. Venía de participar con un club isleño en el Campeonato Subacuático celebrado en el embalse de San Andrés, en Veriña, Asturias,
En la estación de Atocha fallecieron; el Guardia civil retirado Juan Luna Azol, de 53 años de edad y natural de Jaén. Jesús Emilio Pérez Palma; Guadalupe Redondo Vian, ama de casa de 59 años: Su esposo el Policía Nacional retirado, Dionisio Rey Amez, falleció cuatro días después. La hija de ambos Carmen Rey Redondo, fue ingresada en la ciudad sanitaria de La Paz en estado grave con traumatismo craneoencefálico, aunque consiguió salvar la vida.
En la estación de Chamartín caería muerta la joven de nacionalidad danesa, Dorothy Fertig, que fallecería en el acto, mientras esperaba su enlace ferroviario junto a una compañera de nacionalidad alemana, que resultaría herida por la explosión.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
A día de hoy los hechos no han sido juzgados.
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