29 DE JULIO DE 1980. MADRID. SOLDADO DE LA POLICÍA MILITAR Y ESCOLTA FLORENTINO GARCÍA SILLER.
Soldado de la Policía Militar Florentino García Siller.
El 29 de julio de 1980, un comando terrorista del GRAPO asesinaba en Madrid a un soldado de la Policía Militar FLORENTINO GARCIA SILLER, de veinte años de edad y hería de gravedad a un conductor del Cuartel General del Ejército, Benito Nieto Pintado, en un atentado en el que pretendieron asesinar al general subinspector de Sanidad del Ejercite Arturo Criado Amunategui, al que hirieron en la mano derecha y en una axila. Inmediatamente después de conocerse la noticia se desplegó por todo Madrid un amplio sistema de control en las entradas y salidas de las carreteras y en algunas calles.
El atentado se produjo a las nueve y cinco de la mañana, frente al número 23 de la calle de Álvarez da Mendizábal esquina a la calle Luisa Fernanda. El general subinspector de Sanidad del Ejército, Arturo Criado Amunategui, viajaba en su coche oficial, Seat-124, matrícula ET-566D4, con el soldado de escolta Florentino García Siller y el conductor civil Benito Nieto Pintado, con dirección a la plaza de España.
Al llegar al cruce con la calle de Luisa Fernanda el vehículo se detuvo para respetar un «ceda el paso». Fue en ese momento cuando tres individuos con el rostro descubierto —según testigos presenciales no tenían más de veinte años, uno de ellos llevaba un anorak oscuro y otro camisa caqui— abrieron fuego desde la parte delantera y al costado derecho del coche. Se escucharon dos ráfagas de metralleta y varios disparos de pistola.
El conductor, y sobre todo el soldado de escolta fueron alcanzados de lleno; el general Criado, que viajaba en la parte posterior, vio a los terroristas con las armas en la mano y aún tuvo tiempo de arrojarse al piso, aunque resultó herido en el pecho y en la mano derecha.
Los tres terroristas abrieron después la puerta derecha del coche y le arrebataron la metralleta al soldado de escolta, que estaba tendido en el asiento, al igual que el conductor, mientras el general continuaba tendido en el piso. Pese a todo, los miembros de! comando no perdieron tiempo en rematarles y huyeron a pie por la calle Luisa Fernanda. En su esquina can Ferraz, delante del semáforo, subieron a un Renault-12, tipo ranchera, de color blanco, en el que les esperaba una cuarta persona al volante. Inmediatamente emprendieron la fuga. El R-12 había sido robado.
El general Criado estaba amenazado, al igual que otros altos mandos militares, desde hacía un año y medio por ETA. Por esa circunstancia, el coche oficial que iba a recogerle para llevarle a su despacho le esperaba en distintos lugares y utilizaba rutas diferentes en su itinerario hasta el Cuartel General del Ejército y en el regreso a su domicilio. Las heridas sufridas por el general no revistieron especial gravedad.
Fue él precisamente quien primero atendió al soldado Garcia Siller y al conductor. En el Hospital Militar se le extrajo un fragmento de bala en la axila derecha y se le atendió una fractura de metacarpiano en la mano derecha.
Al funeral, celebrado al día siguiente, asistieron el padre y la madre de Florentino, familiares, el vicepresidente primero del Gobierno, teniente general Manuel Gutiérrez Mellado; el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Gabeiras Montero; el gobernador civil de Madrid, Mariano Nicolás; representantes del Ayuntamiento, así como el general je fe de la Prim era Región Aérea. También estaba presente el general Criado Amunategui que llevaba el brazo en cabestrillo.
A las 9,25 de la mañana, llegó el féretro al patio de armas del Cuartel General del Ejército, cubierto con la bandera Nacional, y a hombros de ocho compañeros pertenecientes a la Policía Militar. El féretro fue depositado en un pódium, rodeado de coronas de flores, enviadas desde muchos lugares de la guarnición de Madrid, delante de donde se encontraba colocado el altar, colocando encima de él, el casco blanco de la Policía Militar y la Cruz del Mérito Militar concedida a título póstumo por el gobierno de la nación estaba custodiado por una escuadra de Gastadores.
E l funeral fu e oficiado por el Vicario General Castrense, monseñor Benavent Escuin. que en la homilía señaló que hoy casi no podía hablar por lo afectado que estaba por el suceso. “La visión de este soldado muerto no creo que se me olvide nunca. Cuando lo vi, pensé en su madre, en su padre, familiares y compañeros”. En ese momento, la madre de Florentino se emocionó visiblemente y gritó “Mi hijo, mi hijo”.
Monseñor Benavent continuó diciendo: “He pedido a Cristo que nos otorgue a todos fortaleza y esperanza para sobrellevar esta carga. Florentino ha compartido la muerte con Cristo. El vino voluntario para servir a España. E s necesaria la fortaleza de espíritu y la esperanza para cumplir la orden del mando. Con nuestros servicios y sacrificios contribuimos a la llegada de España al reino de Dios”.
Después de la consagración fue interpretado el Himno Nacional, mientras la escuadra de gastadores presentaba armas. En el momento de dar la paz, monseñor Benavent Escuin abrazó a los padres y familiares del soldado asesinado. Abrazó también el vicario general castrense a tres compañeros de Florentino. Al dar la comunión, a la que se acercó a recibir el herido general Criado, fue también abrazado por monseñor Benavent.
Finalizada la Misa, se interpretó el Himno de Infantería, Arma a la que pertenecía el soldado caído en acto de servicio.
Momentos antes de que los compañeros de la Policía Militar sacasen a hombros el féretro del patio de armas para introducirlo a un furgón fúnebre que lo conduciría al cementerio de Carabanchel, la unidad de música interpretó el toque de oración en nuestros Ejércitos. Una vez introducido el féretro en el furgón, la comitiva se dirigió al cementerio donde Florentino García Siller recibiría cristiana sepultura.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió al Soldado Florentino García Siller la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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